Un fin de semana diferente...

Esto paso hace realmente muy poco, nos fuimos a pasar un fin de semana fuera todos los amigos, ese día decidimos irnos de fiesta todos, pero primero las chicas nos fuimos a tomar algo solas. La noche avanzó y cada vez nos tocábamos más, disimuladamente le fui tocando la polla, mientras tapaba....

Esto paso hace realmente muy poco, nos fuimos a pasar un fin de semana fuera todos los amigos, ese día decidimos irnos de fiesta todos, pero primero las chicas nos fuimos a tomar algo solas.

Ya llevábamos bastantes horas bebiendo cuando llegaron ellos, yo, había estado todo el día esperándolo a un amigo porque le tenía ganas porque antes de la salida habíamos estado calentándonos como de costumbre, solo que está vez habíamos llegado a mayores y conseguí que me enseñará su polla por cam. Así, la noche prometía, pero antes tenía que hacer que se olvidará de su novia ya que a mi cabeza la había callado a base de drogas varias y ya no nos acordábamos de mi novio.

Empezamos a jugar al típico “mai mai” y el resto de amigos nos lo pusieron a huevo, haciendo bromitas en plan de quien se quiere tirar a alguien del circulo, o yo me quiero acostar con él, vamos que a todas las preguntas bebimos ambos por lo que el calor iba entrando en nuestros cuerpos. Poco a poco nos íbamos acercando, íbamos tonteando y sin ton si son me toco una teta delante de todos. Sinceramente, no reaccioné mal porque me había gustado pero tampoco lo iba a mostrar delante de todos, no se si fue consciente de lo que provoco en mi, pero a partir de ese momento sabía que la noche acabaría genial.

La noche avanzó y cada vez nos tocábamos más, disimuladamente le fui tocando la polla, mientras tapaba la situación, él me tocaba a mi, me tiraba al suelo, se subía encima de mi, lo buscaba, me cogía, era muy divertido y morboso porque todos nos miraban pero nadie nos veía.

Llegó la madrugada y nos decidíamos a coger el tren, cada vez más rezagados y perdidos nos quedamos solos por lo que los magreos iban en aumento. Y la cosa llegó a más, siempre claro, a modo de juego, los dos teníamos pareja, nos debíamos controlar. Todo bien hasta que me tiró encima de un coche y se tumbo encima mío. Moje mi tanga como nunca antes, me tenía supercachonda y no podía más, así que me tire a su cuello y le mordí por no comerle la boca. Su reacción su un leve gemido que me hizo perder el control, así que dejamos la tontería y empezamos a besarnos, me quería controlar pero ya no podía quería follar y quería que fuera con él y encima de ese coche. Mientras nos comíamos empezó a quitarme la camiseta y yo mientras a desabrocharle el pantalón, empecé a hacerle una paja mientras él me besaba y acariciaba cada parte de mi cuerpo. Estábamos en medio de la nada y encima de un coche desconocido, la tentación pudo más que nosotros, el morbo era intenso y las ganas aun más, me bajó los pantalones, me arrancó el tanga y ahí mismo empezamos a follar como locos. Fue salvaje, intenso y muy muy placentero, no duró mucho porque ambos íbamos con ganas pero la noche no iba a acabar ahí ni mucho menos. Éramos conscientes de que teníamos que volver con el grupo porque sino no encontraríamos el hotel.

Nos vestimos un poco, obviamente yo sin tanga porque lo había roto y fuimos a buscar al resto. Y otra vez más el destino quiso que nos continuáramos calentando así que no lo íbamos a desaprovechar. Entramos al tren y estaba repleto de gente, cuando entramos al vagón estaba lleno e íbamos como sardinas enlatadas, nunca me han gustado los trenes llenos pero esta vez me pareció lo mejor del mundo y no me queje de nada. Estábamos todos dispersos, cerca nuestro solo quedó un amigo que le añadió morbo a la situación. Con cada vaivén del tren notaba su polla en mi coño, la cosa no se hizo esperar. Como es más alto que yo no dejaba de mirar mis tetas así que empecé a poner mis manos en sus bolsillos del pantalón intentándole tocar, él metió sus manos dentro de mi camiseta y me desabrochó el sujetador, le obligué a que me lo abrochará, no cabe decir que me pasé el trayecto sin sujetador, cada vez nos íbamos tocando más y más descarado, ya ni nos importaba la gente, solo nos tocábamos.

En el metro iba acostaba sobre su entrepierna y cuando nadie miraba le rozaba con la boca. Al salir del tren me hice la mareada para que él atendiera y así conseguir un rato de intimidad, por lo que se ofreció como buen amigo a quedarse un rato conmigo en el parque de enfrente para que me despejara.

Una vez que nos dejaron solos, nos sentamos en un banco disimuladamente. Al perderlos de vista cogí y me subí encima suyo, le empecé a morder, besar, lamer, ya nada importaba le seguía teniendo ganas y como no íbamos a poder hacer mucho en la habitación teníamos que aprovechar. Pensabamos hacerlo ahí mismo pero nos dimos cuenta de que ya estaban abiertos los bares y cada vez más negocios así que después de unos magreos guarros, nos marchamos, tendríamos que follar en el hotel con todos delante.

Nada más entrar al ascensor del hotel, nos empezamos a comer, ya no llevaba ropa interior por lo que le fue más fácil tocarme todo lo que quiso y más. Salimos corriendo llegamos a una de las habitaciones, nada más abrir la puerta nos fuimos quitando la ropa dejándola tirada por el suelo hasta llegar a la cama más lejana que estaba tapada con solo una pared y una cortina, la habíamos llamado la “cama de los ligues” y como nadie piyó sabíamos que estaría sola. Le empujé y lo tiré encima de la cama. Ya había reposado suficiente así que este polvo sería más largo. La cama estaba a una cierta altura por lo que estábamos en la posición idónea para comerle la polla, no me lo pensé mucho y me puse a la faena. Empecé a lamérsela como una perra, su líquido preseminal corría por mi boca, me gustaba mucho como sabía. Su polla era grande y firme pero seguro que quedaba mejor dentro de mi coño. Y como si me leyera la mente me agarró del pelo y me subió a su altura, como sabía que me gustaba que me trataran así…

No le hice esperar y me subí encima suyo, le cogí la polla y me la iba a meter poco a poco, ya que aunque estaba mojada me parecía grande, mi lentitud fue arrebatada por sus ganas y me la metió de un golpe, cosa que hizo que me corriera por segunda vez esa noche y gritará de placer. El cogió y me metió un pañuelo en la boca ya que se escuchó como alguien se había despertado, empecé a cabalgar encima suyo, no paraba de votar, cada vez entraba más y más fuerte, parecía que me iba a romper, mordía el pañuelo con ganas porque solo quería gritar y gemir como una poseída, mientras él, sin cortarse, me iba dando azotes en el culo. Y después de una buena media hora nos corrimos, quedamos exhaustos y nos quedamos dormidos. Y eso sólo fue la primera noche…