Un fin de semana de señorita con 3 chicos para mi

Fui a pasar un fin de semana a casa de un amigo y lo pasé genial, vestida de nena y con 3 chicos para chupársela y que me follaran como a la putita que soy. Me sentí muy femenina con tanto macho queriendo metérmela por mi culito respingón.

Como sabéis, desde pequeñita me encantaba ponerme ropitas de mis hermanas o cualquier prenda femenina que estuviera a mi alcance. La historia de hoy ocurrió cuando tenía 15 añitos (hoy tengo 21), y fue superexcitante y maravillosa.

En aquella época, sólo me vestía de nena a escondidas, aunque creo que mi hermanas sospechaban ya algo, por mis ademanes femeninos y mi interés por todo lo de las chicas.

El caso es que fui a pasar un fin de semana (era primavera, que la sangre altera) a casa de un amigo y allí nos íbamos a reunir la pandilla a jugar, reírnos y divertirnos lo máximo, como es natural a esa tierna edad. Mi amigo, Fernando, tenía 2 hermanas algo mayores, pero no estaban, ni tampoco sus padres. Nos reunimos Fernando,  2 chicos que no conocía, Alberto y Carlos y yo, que me llamo Carolina (bueno, eso ahora, entonces tenía un nombre de chico).

Por la mañana estuvimos en la piscina, la casa estaba en una urbanización y era enorme. Ya entonces, aunque no me hormonaba todavía, tenia rasgos muy delicados y femeninos, con un cuerpecito pequeñito, las piernas largas sin vello y llevaba el pelo por los hombros. A mi siempre me había gustado Fernando, y aunque él no lo sabía, estaba enamorada de él, porque me defendía en el colegio de las burlas de los demás chicos. En la piscina, los otros 2 chicos me miraban con mucho interés, supongo que por verme tan delicado.

El caso es que después de comer, nos pusimos a jugar a la ruleta, pero sin dinero. El que ganaba, le decía a los que perdían que tenían que hacer algo divertido, distinto e interesante, como subirse a un árbol, hacer el pino, o cualquier chorrada que se ocurriera. Después de varias jugadas, yo era el que más veces había perdido y ya había hecho muchas tonterías de esas. La siguiente jugada también perdí, y Alberto dijo:

"Pues ahora quiero que te vistas de nena"

"¿Cómo? exclamé

"Si, eso es lo que me divierte que hagas ahora"

A Fernando y Carlos les gustó mucho la idea e insistieron que si Alberto lo quería, tendría que hacerlo.

"Pero yo soy un chico y eso no me parece bien" respondí, aunque por supuesto estaba encantada con la idea, aunque me daba algo de vergüenza.

"No creo que te veas mal con una faldita", dijo Carlos mientras se reían.

Finalmente accedí, y dije.

"Vale, está bien, pero sólo un rato, y además, ¿que ropa me pongo?"

"No te preocupes, en las habitaciones de mis hermanas encontrarás de todo" dijo Fernando

Pensé para mí que sería ideal disponer de un vestuario femenino dónde elegir, y ya estaba algo excitada por la idea de verme como una nena, así que rápidamente subí a las habitaciones de sus hermanas.

"Bueno, me voy a vestir, pero por favor, no os riáis cuando baje" les dije.

"De acuerdo, pero no tardes"

Sus hermanas tenían un vestidor entre sus habitaciones, y era enorme: tenía varios armarios con vestidos, faldas, blusas, lencería, zapatos y muchas cosas de chicas, además de todo tipo de maquillaje. Pensé que era una oportunidad única, así que decidí tomarme tiempo para elegir y arreglarme lo mejor posible. Estaba segura de que ellos esperaban que me pusiera una falda, me pintara los labios y poco mas, pero yo decidí sorprenderles, porque además quería estar lo mas guapa posible para Fernando.

Elegí una faldita azul con mucho vuelo, por encima de las rodillas, una blusa de flores, una medias también azules y unos zapatitos de medio tacón muy elegantes. Me gustaba ir vestida muy clásica, de niña bien, un poco pija. Por supuesto debajo llevaba unas braguitas y un sujetador blanco, de encaje y con lacitos. Ya llevaba media hora arreglándome y me llamaron para que bajara, pero les dije que no había acabado, que me faltaba un poco.

Tenía que maquillarme y arreglarme el pelo. Me había maquillado varias veces, siempre a escondidas, y esta vez tenía que ser especial, ya que me iban a ver los chicos. Me puse un poco de polvos en la cara, sombra azul claro en los párpados, una rayita en los ojos, rimmel, algo de color en los pómulos y los labios de rosa. Todo muy discreto, en tonos pastel. Me arreglé la melena dándole volumen, me puse un lacito, además de los complementos: pendientes, sortijas y demás. Me miré al espejo y aluciné: nunca me había visto tan guapa y femenina, estaba deseando que me vieran.

"¿Pero vas a bajar ya?" gritaron los chicos

"Ya voy, ya voy, un minuto" respondí, me gustaba hacerlos esperar, como deben hacer las chicas cuando se arreglan.

Bajé lentamente las escaleras que daban al salón donde estaban ellos, contorneándome un poco  y nunca olvidaré la cara que pusieron cuando me vieron.

"Guuuau, estas increíble", exclamó Alberto

"Que linda te ves"

"No me lo puedo creer"

Paseé delante de ellos moviendo el culito y les dije:

"¿No querían que me vistiera de chica? Pues las cosas se hacen bien o no se hacen, así que decidí vestirme lo mejor posible"

"¿Y como te llamas, encanto?" dijo Carlos

"Carolina, y espero que me traéis como a una dama" respondí ya metida en mi papel.

"Estas perfecta, pasas por una nena"

"Es que ahora soy una señorita"

Se rieron los tres y me senté junto a ellos, cruzando las piernas y dejando ver un poco los muslos.

"Bueno, estaréis contentos ¿Y ahora que hacemos"

Lo que hicimos después os lo contaré en la próxima entrega, pero ya os adelanto que fue maravilloso. (Continuará)

Besitos

Marta