Un fin de semana de erotismo y mentiras 6prt
Su fantasía
Me había quedado atónita ante esas palabras… “Su fantasía” ¿A qe se referiría con eso? Un hombre de su edad tendría fantasías mucho mas excitantes de las qe yo me podía imaginar a mi corta edad…
Me había quedado hundida en mis pensamientos esos momentos con mi rostro anonadado y totalmente en blanco… muchas ideas vinieron a mi cabeza en ese instante de lo qe a el le gustaría hacer… ¿Un trío? O quizás ¿Una grabación? No tenía mucha imaginación para esas cosas… De repente una hermosa voz ronca interrumpió mis pensamientos…
-¿Estas dispuesta?
Todavía atónita y dudosa asentí con la cabeza mientras pasaba un ruidoso trago de saliva por mi garganta…
-Bien, tu solo… relájate… cierra los ojos…
Me tomo por los brazos y mi piel se erizo… estaba de verdad nerviosa pero muy excitada.
Me pidió qe me hincara en la cama y qe apoyara las manos sobre la misma… Así lo hice sin ninguna pregunta o reproche solo me dejaba llevar… así, en posición de cuatro con mis ojos cerrados en espera con ansias de qe lo pasaría después, empecé a sentir qe su lengua empezaba a acariciar mis labios vaginales… poniéndome con cada lengüetazo mas húmeda, era una sensación nueva pero tan placentera… continuo así hasta llegar a mi punto… para ese entonces yo ya estaba húmeda y mi clítoris excitado. Después de haberme lubricado toda con su deliciosa lengua me advirtió…
-Esto va a doler un poco… pero veras que lo vas a disfrutar mucho.
Empecé a sentir como uno de sus dedos previamente lubricado con saliva entraba en mi ano causándome un pequeño gemido… y empezó a juguetear con el dentro de mi… ¡valla qe placer! Sentí como poco a poco me iba dilatando dejando mas espacio para qe el pudiera entrar en mi…
Saco su dedo y sentí como iba entrando en mi ano poco a poco… Con tanta suavidad, era algo… maravilloso… podía sentir como estaba totalmente en mi… El estaba duro, erecto, palpitante… mis músculos se contrajeron para no dejarlo ir, el empezó a moverse lento, en círculos, adentro y afuera yo no podía dejar de gemir hasta llegaba de ves en cuando a gritar, era maravilloso… El me sostenía fuerte por las caderas haciéndome chocar contra su pelvis, empezó a mover su mano a mis labios, acariciando mi clítoris, metiendo sus dedos en mi vagina.
El empezó a intensificar la velocidad de sus movimientos yo sentía qe no podría mas, estaba agotada, le pedí qe parara necesitaba descansar de todo ese ejercicio. Caímos rendidos a la cama… empapados de sudor y orgasmos…