Un Fin de Semana con mis Hermanas [03].
Eyaculación.
Capítulo 03.
Eyaculación.
Mis hermanas se propusieron pararme la verga y lo lograron con un método que jamás imaginé. Ahora quieren ver cuánta leche soy capaz de expulsar. Mi estrategia es muy simple: dejar que ellas hagan todo. Esta pasividad me dio buenos resultados y me demostró que ellas están dispuestas a llegar muy lejos. Quiero ver qué ideas se les ocurren ahora.
一No se me ocurre nada 一dijo Lucy.
一¿Qué tal si probamos con algo de porno? 一Sugirió Flor一. Pero no cualquier cosa, sino algo que le guste mucho a Benja… algo me dice que la idea de hacer un trío con dos mujeres le entusiasma mucho.
一Muy cierto 一dijo Lucy, sonriendo con picardía y dulzura a la vez. De mis hermanas, la más pequeña es quien más me sorprende.
Rápidamente buscaron algún video porno que mostrara a un tipo teniendo sexo con dos chicas muy lindas. Podría haberle dicho a mis hermanas que esto no tenía mucho efecto en mí, el porno solo me funciona cuando no tengo otro tipo de estimulación cerca. Si mi novia Carolina me espera desnuda, con las piernas abiertas, no me voy a fijar en un video porno, la voy a mirar a ella. Ahora Caro no está, pero mis hermanas sí, y una de ellas está en tanga y hace poco mostró su concha. Mi mente dice: “Quiero más de eso”.
Miré la pantalla con poco interés y Flor notó esto.
一Mierda, parece que no va a funcionar 一dijo.
一¿Qué pasa, Benja? ¿Sos de madera? 一Preguntó Lucy一. ¿Cómo no funciona esto? Mirá lo que son esas dos pendejas… y cómo chupan pija. Son preciosas, hasta yo me las quiero coger. Mirá… mirá la conchita que tiene esa 一una de las chicas abrió sus piernas ofreciendo su vagina a su amante.
一Es un video 一dije一. Está bueno, pero no lo siento como algo real.
一Ah ¿vos querés algo real? 一La cara de Lucía se volvió la de una payasita alocada y lujuriosa, por un momento creí que estaba por hacer una locura, cuando agregó一. Dale, Flor. Mostrale algo real.
一¿Yo? ¿Por qué yo? Mostrale vos, a mí ya me vio la concha… y eso ni siquiera estaba en los planes.
一Bien que no te quejaste cuando te pasé la lengua. ¿Querés que siga? 一Le guiñó un ojo a su hermana mayor.
一No, ya me pareció bastante sarpado. Si querés hacer algo, hacelo vos.
一No, esta vez te toca a vos, Flor. Porque yo te chupé la concha, lo único que vos tuviste que hacer fue quedarte sentada con las piernas abiertas, eso no requiere mucho esfuerzo.
一En eso Lucy tiene toda la razón del mundo 一aseguré一. La que se animó a hacerlo fue ella. Vos solo lo permitiste.
Florencia se quedó en silencio durante unos segundos, sus ojos achinados se volvieron dos rendijas muy finas.
一Está bien, pero no me pidas más que esto 一dijo, señalando a su hermana menor一. Si con esto Benja no acaba, después es tu turno de probar algo.
No sé por qué mis hermanas tienen tanta curiosidad por verme eyacular, Lucy parece estar divirtiéndose, en cambio Flor da señales de que esto no le agrada mucho. Pero quizás la curiosidad es más fuerte que su sentido común.
一¿Qué vas a hacer? 一Preguntó Lucy一. ¿Lo vas a pajear?
一No. Voy a ser algo mucho mejor.
一¿Se la vas a chupar?
一¡No, pelotuda! ¿Cómo se la voy a chupar? Es mi hermano.
一Y… dijiste que te encantan los petes… y yo te chupé la concha a vos… que sos mi hermana.
一Lo hiciste porque sos una tarada sin filtro. Yo no te lo pedí. No le voy a chupar la verga a Benja. No pienso llegar tan lejos.
一Entonces ¿qué vas a hacer?
一Algo que me funcionaba mucho con mi novio…
No pude ver si Flor sonreía o no, porque justo en ese momento me dio la espalda, pude ver su colita respingada muy cerca de mi verga. Ella se agachó un poco y permitió que sus nalgas se posaran sobre mi miembro. Comenzó a moverse lentamente de atrás hacia adelante, permitiendo que su cola acariciara todo mi tronco, aunque sin ejercer mucha presión. No lo voy a negar, esto me gustó mucho, especialmente porque mi hermana tiene un culo precioso. Quizás algunos sientan remordimientos al mirar con ganas el culo de alguna de sus hermanas, pero yo aprendí a disfrutarlos. Flor y Lucy tienen linda cola y si las veo en bikini se me calienta la pija. Y seguramente me voy a acordar de este momento la próxima vez que me quiera hacer una paja.
一Ay, nena… así vas a estar hasta mañana 一dijo Lucy一. Tenés que ponerle un poco más de ganas.
一Totalmente de acuerdo 一dije.
Agarré a Flor de la cintura y la obligué a sentarse sobre mi regazo, por su puesto que mi verga erecta quedó aprisionada entre sus piernas.
一Ahora sí, movete 一le dije, al oído.
Creí que ella se iba a enojar, estaba en todo su derecho de mandarme a la mierda, sin embargo se conformó con emitir un quejido y luego empezó a moverse.
Esto sí que era una mejora. Ahora podía sentir la tibieza de su sexo contra el mío, su concha, a pesar de estar metida en la tanga, comenzó a deslizarse por toda mi verga. Podía sentir como mi miembro intentaba levantarse, pero por el peso del cuerpo de Flor no podía hacerlo. Eso me producía un poco de dolor, y muchísimo placer.
No sé si a Flor le empezó a gustar esto, quiero creer que sí, porque sus movimientos de cadera se volvieron más intensos y sensuales.
一¡Eso! ¡Así me gusta! 一Exclamó Lucy.
一Si voy a hacer esto, al menos decime que está funcionando 一dijo Flor.
一La verdad es que sí, es bastante eficaz. No sabía que te movieras así, hermanita.
一Bueno, tuve tiempo para practicar con mi novio… aunque con él era distinto, él no tenía la verga así de grande.
一¿Y te gusta más con una verga grande? 一Le preguntó Lucy.
一No dije eso, solo digo que es… diferente.
Mientras hablaba podía sentir sus labios vaginales a través de la tela de la tanga. Que esa fuera la concha de una de mis hermanas hacía que todo fuera aún más interesante, y morboso. Imagino que no será igual con todos los hombres, pero yo sí me hice algunas pajas pensando en los culos de mis hermanas, en especial el de Flor, porque siempre me costó ver el lado sexual de Lucía… aunque ya no pienso igual, esta pendeja está demostrando que tiene mucho carácter y que le gusta el morbo.
一¿Y si lo hacemos un poquito más interesante? 一Sugirió Lucy.
一Ojo con lo que vas a hacer, pendeja 一respondió Flor一, que ya te sarpaste bastante.
一Solo voy a mover un poquito la tanga, no es para tanto…
Antes de que Florencia tuviera tiempo a reaccionar, mi hermana menor estiró la mano y movió hacia un costado la parte inferior de la tela. La diferencia fue instantánea, pude sentir la concha mojada y caliente de Flor deslizándose sobre mi pija. Me vuelvo loco cuando mi novia hace eso… y que lo hiciera una de mis hermanas me pareció super morboso. Instintivamente subí las manos y me aferré a sus tetas, ella no tenía puesto un corpiño y en la tela de la blusa sus pezones erectos ya se marcaban. Ninguna de mis hermanas es muy tetona, tienen más bien pechos pequeños, pero ahora sé que son super tiernos al tacto.
Flor siguió moviendo su cadera y me dio la impresión de que su concha presionaba aún con más fuerza sobre mi pene. ¿Ella lo estaba disfrutando tanto como yo? Quizás, porque más allá de que seamos hermanos, la fricción tiene un efecto favorable. Además Lucy le había chupado la concha apenas unos minutos antes, si con todo esto Flor no está caliente, entonces es de piedra.
一Movete más rápido 一le pidió Lucy, al mismo tiempo que la tomaba por la cintura.
Ahora mi hermana menor estaba ayudando a la otra a mover las caderas de atrás hacia adelante y lo estaba haciendo tan rápido que el glande tenía la oportunidad de pasar entre esos húmedos labios y amenazar con meterse en el agujerito. Incluso pude notar que el agujero de la concha de Flor se abría apenas ante la presión de la punta de mi verga.
一No, no… pará un poquito 一le pidió Flor a Lucy一. Se me va a meter la verga… tené cuidado.
Yo estaba sumamente tenso, no quería mover ni un solo músculo. Florencia tenía mucha razón en algo: había un alto riesgo de que la verga terminara entrando en el agujero de su concha, los movimientos a los que la estaba sometiendo Lucy eran demasiado pronunciados. Podía sentir cómo mi glande buscaba hincarse en ese orificio, y si no lo hacía era porque mi verga no llegaba a ponerse en posición vertical, siempre se mantenía horizontal, con la concha de Flor ejerciendo presión desde arriba. Admito que fue una sensación maravillosa, aun mejor que hacerlo con mi propia novia.
一No, no... basta. Esto ya es demasiado 一se quejó Florencia.
Ella dio un salto e intentó alejarse de mí. Como su hermana la sostenía por la cadera, perdió el equilibrio y por un segundo la verga logró encajarse en su concha. Fue algo muy breve, pero pude sentir cómo el glande se abrió paso dentro de la concha y salió rápidamente. Me invadió el eco de esa sensación, como cuando alguien te pega un chirlo en un brazo y éste queda ardiendo. Eso mismo sentía en la punta de mi verga.
El segundo intento de Flor por alejarse fue mucho más efectivo. Esta vez lo consiguió y me di cuenta de que ella actuaría cómo si esa pequeña y breve penetración nunca hubiera ocurrido; sin embargo, si yo pude sentirla, ella también… y Lucía seguramente fue capaz de verlo, al fin y al cabo su cara estaba a pocos centímetros de la concha de Flor.
一Dale, Flor. No seas tan amarga 一le dijo Lucy.
一No es por amarga. Es que… somos hermanos, tiene que haber límites. Esto ya se está yendo muy al carajo. No me gusta.
一¿Y qué vas a hacer? 一Le preguntó su hermana menor.
一Nada. Me voy a la pieza… pero quiero que me prometan que no van a seguir con esto.
一¿Por qué no? Si la que se quiere ir sos vos.
一Porque es una locura, Lucy. En serio. Ya te estás sarpando… y Benja también. Si no paran con esto, ya mismo llamo a mamá y le pido que vuelva.
一No va a volver 一le dijo Lucy, desafiante一. Si a ella le encantan las reuniones con su “Club de amigos”.
一Va a volver si le digo que me siento mal, que estoy muy enferma… que me duele todo.
Lucy se quedó muda. Mi mamá no es muy asustadiza… a menos que se trate de sus hijos. Si ella piensa que cualquiera de nosotros corre peligro, es capaz de cruzar el océano Atlántico nadando.
一Flor tiene razón 一dije, para calmar un poco la situación. Además guardé mi verga en el pantalón一. Este es un jueguito muy peligroso. Mejor lo dejamos acá.
一Ufa… 一protestó Lucy.
一Nada de “Ufa”, pendeja 一dijo Flor一. Tenés que aprender que hay límites. No podés hacer lo que se te antoje. Bueno, ¿me prometen que no van a seguir?
一Lo prometo 一dije, con mucho pesar.
一Está bien 一Lucy sonó menos convincente que yo.
一Ok… me voy a mi pieza. Apaguen el televisor, eso de mirar porno ya dejó de ser gracioso.
Apagué el tele y la computadora mientras ella se alejaba.
Lucía se sentó a mi lado y nos quedamos mirando la pantalla negra del televisor durante largos segundos.
一Yo no quiero ir a dormir 一dijo por fin mi hermana menor.
一Yo tampoco.
一¿Y qué podemos hacer?
Se me ocurrieron mil cosas, una más pornográfica que la otra; pero le habíamos prometido a Florencia que ya no seguiríamos con esos jueguitos. Quizás ella tenga razón: entre hermanos deben existir límites.
一No sé. No se me ocurre nada.
Otra vez silencio y la pantalla negra que nos miraba fría e inerte. Me enredé en mi mente intentando encontrar alguna salida a esta incómoda situación. Podía ir a mi cuarto y encerrarme allí… para hacerme una buena paja; sin embargo algo dentro de mí no quería alejarse de Lucy. Como si cierta zona de mi cuerpo (posiblemente mi verga) me estuviera diciendo: quedate con ella, que puede pasar algo muy interesante.
一¿Qué estará haciendo Flor? 一Preguntó Lucía.
一Qué se yo… ¿durmiendo?
一No creo que pueda dormir tan fácil después de lo que pasó. Quizás se está haciendo una paja.
一Ella dijo que no hace esas cosas.
一Y miente. Más de una vez abrí la puerta de su pieza y la sorprendí con los deditos bien metidos en la concha.
Imaginé esa escena y mi verga comenzó a despertarse otra vez.
一¿Entonces por qué lo niega?
一Porque le da vergüenza admitir que se hace la paja. Para ella pajearse es una cosa que hacen las pendejas que nunca tuvieron sexo… y como ella tuvo novio, siente que ya no debe andar tocándose.
一Es una boluda.
一Sí, porque ella solita se condiciona. Nadie le impide hacerse una paja. Te apuesto lo que quieras a que ahora se está colando los dedos.
一No quiero apostar nada, porque yo pienso igual.
Lucía me miró a los ojos y noté una sonrisa maliciosa.
一¿Querés que vayamos a comprobarlo?
一¿Estás loca?
一Un poquito… 一soltó una risita aguda.
一Flor se puede morir de la vergüenza.
一Nah… se va a enojar un poco, pero después de todo lo que pasó, ¿te pensás que se va a preocupar mucho si la vemos haciéndose una paja? ¡Ya sé! Podemos entrar con el celular grabando…
一Eso es muy cruel… y me encanta.
Me puse de pie de un salto, agarré mi celular y activé la cámara en modo grabación.
一Vamos 一dijo Lucy.
Ya estaba decidido, lo haríamos. Ella lideró la marcha.
Por un momento creí que Lucía se arrepentiría, porque tocó el picaporte y retiró la mano inmediatamente. Pero luego juntó coraje y abrió la puerta de golpe. Entramos tan rápido como pudimos y yo apunté la cámara directamente hacia Florencia. Fue sencillo porque su cama está justo delante de la puerta.
La pobre Flor se llevó un susto de novela, dio un salto sobre el colchón y nos miró con los ojos desencajados. Nuestras predicciones fueron acertadas. La muy turra estaba toda desnuda, con las piernas bien abiertas y dos dedos metidos en la concha. Se estaba haciendo una buena paja y al parecer era bastante intensa, porque estaba cubierta por pequeñas gotas de sudor. Sus pezones parecían tallados en piedra y sus pechos, aunque pequeños, parecían más hinchados y firmes que de costumbre. Aunque esto tal vez sea una simple opinión mía, ya que no acostumbro a verla sin corpiño. Eso ocurrió en contadas ocasiones y por error.
一¡¿Pero qué mierda hacen?! 一Nos gritó.
一¡Ajá! ¡Lo sabía! 一Lucía la señaló con un dedo acusador一. Te estabas haciendo una paja.
Me acerqué más a la cama y grabé la zona de su vagina, ella se apresuró a quitar los dedos y ésto me permitió ver lo húmedo y dilatado que tenía el agujero.
一¿Están locos? ¿Cómo van a entrar así? Casi me matan del susto.
Sí, admito que estábamos haciendo una invasión a su privacidad… pero también era parte de un juego. Esto era producto de esa sensación de libertinaje que nos invadió cuando nuestros padres se fueron de la casa, dejándonos solos durante varios días por primera vez. Nunca habíamos tenido la casa sola para nosotros con la certeza de que ellos no volverían.
一Queríamos atraparte infraganti 一le dijo Lucy a nuestra hermana mayor一. Ahora lo tenemos todo grabado 一señaló el celular con su pulgar一. Ya no vas a poder decir que no te hacés la paja.
一Que me haga una de vez en cuando no significa que lo haga todos los días, como vos… pajera.
一¿Y vos qué sabés si yo lo hago todos los días? ¿Acaso te ponés a espiar lo que hago en mi pieza?
一No, pero hablas de la paja como si te la hicieras todos los días.
一Hablo de la paja como algo normal, que hacemos todos… hasta mamá se hace la paja, y lo sé porque la ví haciéndolo.
一¡Ay, qué asco! 一Exclamó Flor.
一No estuvo tan mal 一aseguró Lucy一. Mamá es una linda mujer.
一Eso me dio todavía más asco 一respondió Florencia.
一Callate, nena 一la pequeña estaba desatada一. Si se te mojó toda la concha con la pija de tu hermano. Y no lo podés negar, yo misma lo vi. 一Flor se puso roja y no supo qué decir一. Pero no estoy acá para pelear con vos. Quiero que hagamos las paces… porque ya se me ocurrió una forma muy efectiva para hacer acabar a Benja.
一No quiero que me chupes la concha 一Flor habló con determinación.
一No, nada de eso. Quedate tranquila. Lo único que tenés que hacer es seguir con la paja 一le guiñó un ojo一. Benjamín es un pajero, estoy segura de que si te ve toda desnuda, mandándote dedo, se va a calentar… por más que seas la hermana. Mirá… si hasta se le puso dura otra vez.
Eso era cierto, de mi pantalón sobresalía un gran bulto erecto. Ver a Florencia en esa situación tan erótica me hizo calentar en tiempo récord.
一¿Me estás pidiendo que me haga la paja hasta que él acabe?
一Sí.
一Pero, Lucy… no importa que esté diez horas tocándome, Benja no va a acabar por eso. Si se la pasa todo el día garchando con la novia. Él va a necesitar algún estímulo más directo.
一Y que se haga la paja 一Sugirió Lucy.
一Benja ya dijo que no nos iba a ayudar con nada.
一No lo va a hacer para ayudarnos… lo va a hacer porque no va a aguantar la calentura.
Flor se quedó en silencio, miró mi bulto y luego observó su propio cuerpo, como si estuviese evaluando si ella sería capaz de provocarme tanta calentura. No se lo dije, pero definitivamente tenía todo lo necesario para lograrlo.
一Mm… podría funcionar.
Aunque Flor se hubiera enojado con nosotros, es obvio que ella también está recontra excitada y que quiere seguir con este jueguito extraño. Sé que le importa un carajo si me sale mucha leche de la verga o no; lo que ella quiere es lo mismo que busca Lucy y lo mismo que busco yo: alimentar el morbo.
一¿Lo vas a hacer? 一Preguntó Lucy, impaciente.
一Me da mucha vergüenza que mi hermano me vea haciendo eso… pero lo puedo hacer. Con una condición…
一¿Cuál?
一Que vos hagas lo mismo.
La idea de Flor me encantó. Si podía ver a una de ellas masturbándose, ya es una victoria; pero ver a las dos juntas haciéndolo, sería sublime.
一Bien, lo hacemos las dos. Vos andá empezando y yo me sumo…
一¿Benja va a grabar todo?
一Sí 一dije一, así me queda la prueba de que mis hermanas son unas pajeras.
一Yo no lo escondo 一dijo Lucy一, pero me gusta eso de tener evidencia para cuando Flor empiece otra vez con esa absurda mentira de: “Yo no me hago la paja”.
Florencia no respondió. Aceptó que yo no iba a dejar de grabar y que si ella se rehusaba a masturbarse, arruinaría el momento. Al fin y al cabo ella estaba tan caliente como yo… o como Lucy. No lo puedo demostrar, pero lo noto en sus ojos… y en cómo me miró la pija cuando la saqué del pantalón. La miró con ganas, de la misma forma en que lo haría mi novia, Carolina. Como si la deseara. En Lucy noté la misma reacción, aunque ella lo disimuló un poco mejor.
Esta vez yo obtenía una recompensa bastante inmediata: ver a mis hermanas pajeándose. Por lo que decidí empezar yo, para que Florencia se sintiera más segura del método que iba a aplicar. Comencé a acariciarme la verga lentamente. Flor se relajó un poco al ver esto, separó más las piernas y pasó los dedos entre sus labios vaginales. Mientras tanto Lucy comenzó a desnudarse. Es impresionante lo mucho que se parecen, incluso sin la ropa. Hasta los pezones son idénticos, marrones y bien definidos; me recuerdan a los caramelitos de goma, esos que vienen espolvoreados con azúcar. Dan ganas de comérselos.
Incluso las conchas de mis hermanas se parecían, aunque los labios vaginales de Flor sobresalían un poquito más, los de Lucy eran prácticamente invisibles. Solo pude notarlos cuando ella se abrió la concha con los dedos. Me sorprendí al ver que la tenía bastante dilatada. Definitivamente Lucía no es virgen. No sé si habrá cogido con un tipo o si se habrá quitado la virginidad de tanto que le mandó dedo su amiga Silvina. Quizás en otro momento se lo pregunte, no creo que ella tenga problemas en contarme. Esta loca experiencia me ayudó a descubrir que Lucía es bastante abierta a los temas sexuales.
Flor sonrió al ver que su hermana se unía a la paja, me dio la impresión de que eso la tranquilizaba mucho. Ahora ya no era la única expuesta, Lucy también estaba desnuda y jugaba con su clítoris.
Aproveché y grabé la concha de Lucía en primer plano, a ella no pareció molestarle esto, al contrario… separó más las piernas y se tocó el clítoris con un dedo. Luego acerqué el celular a la entrepierna de Flor y ella me mostró cómo se penetraba con dos dedos.
No sé si esta situación rompe los límites de los que habló Florencia minutos antes, probablemente sí; sin embargo los tres estábamos tan excitados que no nos importó. Ellas siguieron pajeándose con ganas y yo hice lo mismo, sin dejar de grabarlas. Si puedo conservar este video, seguramente me voy a hacer un millón de pajas mirándolo. Y Lucy también, porque ya quedó más que claro que le excitan las mujeres… y que le gusta la concha de su hermana. Recordar eso me dio mucho morbo, por lo que dije:
一¿Qué les parece si se ponen un poquito más… juguetonas?
一¿En qué estás pensando? 一Preguntó Lucy.
一Si pensás que me voy a dejar chupar la concha otra vez, estás muy equivocado 一dijo Flor一. Eso queda prohibido, definitivamente. No se negocia.
一No me refería a eso 一en realidad sí me refería a eso一. Solo digo que hagan algo entre ustedes, qué se yo... cualquier cosa que se les ocurra. Eso me ayudaría a acabar más rápido.
一¿Te calientan las lesbianas, hermanito? 一Preguntó Lucy.
一Sí, mucho… y no digo que ustedes lo sean…
一Pero igual te calentaría ver que nos pongamos mimosas 一la sonrisa de Lucía me dio a entender que a ella también le agradaba la idea de ponerse juguetona con su hermana.
一Por supuesto.
一Así que sos tan pajero que admitís que te calentás viendo a tus hermanas jugueteando 一dijo Flor.
一Vos te calentaste con esta pija 一le dije, un poco con bronca一. Y bien que te gustó cuando Lucy te chupó la concha. Así que ahora no te hagas la santita.
一Tiene razón, Flor. No te hagas la santita, que tenés la concha toda mojada.
Al decir esto, Lucy estiró el brazo izquierdo y alcanzó la vagina de Flor. Los dedos empezaron moverse sobre el clítoris y nuestra hermana mayor soltó un fuerte gemido… como si la hubieran penetrado.
一Apa 一le dije一. Se nota que te gustó.
一Callate, pelotudo.
一No te enojes, Flor 一dijo Lucy一. No tiene nada de malo calentarse cuando te tocan la concha. Yo también terminaría gimiendo si me hicieran lo mismo.
一No te voy a tocar la concha, si estás insinuando eso.
一No hace falta que hagas nada 一le respondió Lucy一. Pero dejá que yo me divierta un poco.
一Siempre y cuando no me chupes la concha…
一Quedate tranquila, no te la voy a chupar. Si quiero concha, la puedo llamar a Silvina.
一¿Y por qué no la llamás? 一Le pregunté a mi hermana menor, mientras veía cómo le tocaba la concha a Flor.
一¿Querés que la llame?
一Ahora no, porque es tarde. Pero mañana…
一¿Y qué vas a hacer si viene Silvina?
一Em… no sé 一dije, pajeándome rápido. No podía apartar la mirada de la concha de Flor, los dedos de Lucy entraron y comenzaron a moverse al ritmo con el que yo me pajeaba一. Le preguntaría si quiere coger. ¿A ella le gusta la pija o solo come concha?
一Sé que le gusta la pija 一respondió Lucy. Flor se esforzó por ahogar un gemido, pero aún así se le escapó. También se retorció un poco en la cama. Al parecer su hermana menor sabía muy bien cómo tocarla一. Y puede que tengas alguna chance… cuando vea el pedazo de verga que tenés, la va a querer probar.
一¿En serio?
一Sip… aunque no te aseguro nada. Porque, aunque no lo parezca, Silvina es bastante tímida. Le cuesta un poco entrar en confianza.
一Yo la voy a hacer entrar en confianza enseguida 一aseguré一. Vos invitala.
一Dale, mañana la llamo.
La verga me empezó a palpitar, y sí, estar viendo cómo Lucy masturbaba a Flor tuvo mucho que ver con eso; pero este repentino subidón de adrenalina también se debió a que comencé a imaginar lo que podría pasar con Silvina. Sabía que esa putita no tendría muchos problemas en mostrar su lado más sexual. Sé que no es tan tímida como Lucy la pinta.
一¿Y vos? ¿También te vas a poner a jugar con tu amiguita cuando venga? 一Le preguntó Flor a su hermana menor.
一Quizás ¿por qué? ¿querés mirar cómo cogemos? 一Le hundió los dedos tan adentro como pudo.
一Mm… no sé… tal vez. Silvina es una chica muy linda.
一Y alguna vez me preguntó por vos 一dijo Lucy, sin dejar de pajearla.
一¿Y qué quería saber de mí?
一Me preguntó si, por casualidad, a vos te iba eso de ponerte a “jugar” con chicas.
一¿Silvina le tiene ganas a Flor? 一Pregunté.
一Muchas 一respondió Lucy一. Está más caliente con Flor que conmigo. ¿Qué le digo, Flor? ¿Te la cogés o no?
一Lo tomo como un halago; pero no… a mí no me va eso de las chicas.
一No parece… porque bien que te gustó cuando te la chupé… y ahora tenés la concha más mojada que antes.
一Ay, pero eso no significa que me gusten las mujeres. Si me tocan tanto, en algún momento me voy a excitar. Y tanto que hablás de mí… no decís nada de vos. A vos te calienta verme desnuda, nena. No lo niegues.
一No lo niego 一dijo Lucy一. Estás linda, eso tampoco lo voy a negar. Y sé que no querés que te coma la concha, pero… ¿y las tetas?
一Mmmm… no me molestaría si lo hacés con las tetas.
一Uy, hubiéramos empezado por ahí 一dijo Lucy, llena de entusiasmo.
Sin darle a Flor ni un segundo para que se arrepintiera, se lanzó de boca contra uno de sus pezones, el que tenía más cerca. Comenzó a juguetear alrededor de él con su lengua y yo me pajeé, imaginando que Lucy hacía esos movimientos de lengua sobre la cabeza de mi verga… porque soñar es gratis, y mi hermana tiene una boquita muy linda. Quizás ya hizo unos buenos petes con esos labios tan delicados. Tiene la boca pequeña, igual que Flor; pero a mí me parecen super sexy las mujeres con boca pequeña comiendo vergas grandes. Aunque no es el caso de mi novia, Carolina tiene labios turgentes… los cuales también me gustan mucho, no lo voy a negar.
一Mmm… qué rica teta 一dijo Lucy. Chupó el pezón con fuerza, emitiendo un húmedo chasquido.
一¿Así se las chupás a tu amiga? 一Preguntó Flor… se nota que a la muy puta le calientan mucho los jueguitos lésbicos entre Lucy y su amiguita.
一Sip. Me gustan mucho las tetas de Silvina… y a ella le encanta que se las chupe. Fue lo primero que nos animamos a hacer… después de unas cuantas chupadas de tetas, empezaron los toqueteos… y eso nos llevó a las chupadas de conchas.
一Mmm… qué putas que son.
一Más que putas, somos calentonas… y como no teníamos a nadie que nos ayudara a bajar la calentura, empezamos a hacerlo entre nosotras.
一Me hubieran avisado, yo las ayudaba 一dije.
一Che, que es tu hermana 一me retó Flor.
一Bueno, al menos hubiera ayudado a su amiga…
一Ah sí, qué vivo. Te quedabas vos garchando con Silvina y yo… a paja y agua. Así no vale. Como dije antes, no me considero lesbiana; pero con mi amiga aprendí mucho.
一¿Y qué más aprendiste? 一Quiso saber Flor.
一Mmmm… aprendí cómo dos mujeres se tienen que frotar las conchas… eso fue lo bueno de mirar tanto porno lésbico.
一¿Ah, si? ¿Y cómo se hace? 一A Flor se la veía muy interesada en el tema.
一¿Querés que te muestre?
一Dale… si te animás…
Creo que Lucy se hubiera animado a cualquier cosa. Ella estaba decidida a disfrutar. Se colocó encima de Flor, haciendo que sus piernas quedaran entrelazadas. Pude ver cómo sus conchas se besaban. Florencia cerró los ojos y volvió a gemir. Lucy se aferró a una de las piernas de su hermana mayor y empezó a mover las caderas frenéticamente.
Esto era una locura, literalmente estaba viendo a mis hermanas cogiendo… al menos así cogen las lesbianas. Al parecer Flor consideró que esto no es tan grave como dejarse chupar la concha; pero yo lo encuentro sumamente excitante.
La vagina de Lucy se deslizó sobre la de su hermana y empecé a sentir una fuerte necesidad de clavar la pija en algún agujero. Por supuesto no lo hice, porque ninguna me dio permiso para hacerlo. Aunque a Flor le cueste creerlo, yo también tengo mis límites. Además me da un poco de miedo que reaccionen mal.
Yo me contuve, pero Lucía no. Ella sacudió su cuerpo como una diva, y debajo Flor hizo lo mismo con su cadera. No se podía mover mucho, y aún así demostró que ella también quería colaborar. Las conchas se frotaban y los clítoris se encontraban ocasionalmente. Las dos se tomaron de las manos, entrelazando sus dedos, y esto les permitió tener un mejor agarre. Lucía se acomodó un poco y logró que su clítoris quedara justo encima del de Flor. Yo apenas podía ver esos botoncitos entre tanto movimiento, pero estaba seguro de que los roces eran más que efectivos. La mayor evidencia me la daban los gemidos de Flor, que se hacían cada vez más potentes.
一Uf… esto es tremendo 一dijo mi hermana mayor, entre jadeos.
一¿Te gusta, nena? 一Le preguntó Lucy.
一Es… interesante. ¿Qué más aprendiste con tu amiguita?
一A comerle la boca…
Esta vez Lucía no esperó el permiso de Flor. Se mandó hacia adelante y hundió su lengua en la boca de su hermana. Flor aceptó este gesto de inmediato, la tomó por la nuca y empezaron a besarse como si fueran novias. Mis hermanas se volvieron locas y por suerte yo estoy acá, para verlo todo… y para grabarlo.
Aprovechando que sus conchas quedaron bien expuestas, acerqué la cámara lo más que pude, para filmar esos roces de labios femeninos… de los labios de abajo. Pero no me olvidé de los de sus bocas. Luego de unos segundos rodeé la cama y me acerqué a ellas por un costado, esta vez apunté la cámara del celular directamente hacia sus caras. Las dos tenían los ojos cerrados y sus lenguas escapaban de sus bocas, buscando a la otra. Las muy putas sí que saben cómo besar. Especialmente Lucy; se nota que ella tiene más experiencia en esto del sexo lésbico. Además la pequeña no dejó de menear su cadera, así que los dos pares de labios se estaban rozando sin parar.
Reanudé mi masturbación, e hice mi mayor esfuerzo por sostener el celular firme. Mi paja se hizo cada vez más intensa y casi sin darme cuenta me fui acercando a mis hermanas. Ellas notaron que yo estaba ahí, pero ni se inmutaron. Esto me dio una loca idea.
Seguí arrimándome lentamente, hasta que me vi obligado a poner las rodillas en el colchón. Esto dejó mi verga a escasos centímetros de las caras de mis hermanas. Seguí pajeándome ahí, cerca de ellas, y Lucy dijo:
一Parece que Benja nos quiere mostrar cuánta leche le sale de la pija…
一Mmm… estaría bueno verlo de una puta vez. Al fin y al cabo estamos haciendo todo esto por él… 一respondió Flor.
Este comentario me dio la pauta de que ellas estaban tan entusiasmadas como yo. Me acerqué un poco más y ocurrió el milagro.
Apenas mi verga rozó contra los labios de Lucy, ella giró su lengua en dirección al glande y comenzó a lamerlo. Avancé un poquito más y la lengua de Flor se sumó a la acción. Fue fantástico, ellas se besaban, se lamían… y al mismo tiempo le daban tremendos lengüetazos a la punta de mi verga. Nunca me habían chupado la pija entre dos mujeres… y no sé si esto cuenta técnicamente como un pete… ¡pero qué bien se siente!
Seguí masturbándome aunque unos segundos después me di cuenta que ya no era necesario. Mis hermanas se encargarían del trabajo. Ellas continuaron con sus meneos de caderas, con sus caricias y, especialmente, con sus lamidas. Flor incluso hizo un par de amagues de meterse el glande en la boca. Me dio leves chupones en la punta de la pija y luego Lucy la imitó. La verga me palpitaba con cada vez más fuerza y yo sostuve el celular firme para grabar el gran final de esta morbosa aventura.
Ellas querían leche… yo les daría leche.
一Ahí tiene, putas 一les dije… me salió del alma, ni siquiera lo pensé.
A ellas no pareció molestarles mi comentario. Cuando el primer chorro de leche saltó, las lamidas sobre mi verga se hicieron más rápidas e intensas, como si quisieran probar ese líquido blanco y espeso. La leche siguió saltando y ellas acompañaron este momento dándole chupones a la punta de mi glande, lo que provocó que una buena cantidad de semen terminara dentro de sus bocas.
Ellas entrelazaron las lenguas, como actores porno profesionales, e intercambiaron saliva y semen. Yo seguí acabando, todo mi cuerpo se sacudió, sentí que los huevos me iban a estallar. Siempre que acabo me sale una buena cantidad de leche; pero esta vez salió más de lo habitual, porque llevaba largo rato conteniendo las ganas.
La mejilla izquierda de Lucy quedó cubierta de líneas irregulares blancas, sin embargo la mayor cantidad de semen fue a parar a la cara de Flor, producto la gravedad. Como ella estaba abajo, fue recibiendo todo lo que caía. En su cara se formó un denso charco blanco, que no duró mucho, porque Lucy se encargó de lamerlo. Además la propia Florencia abrió grande la boca, permitiendo que los últimos chorros de leche le cayeran directamente adentro. Las muy putas se estaban tragando mi leche.
Este, sin dudas, fue uno de los orgasmos más potentes y felices de mi vida.
Mi verga comenzó a perder rigidez, sin embargo me quedé allí, grabando toda la secuencia, hasta que mis hermanas tuvieron las caras bien limpias. Bueno, tan limpias como les fue posible usando solo sus lenguas. Del semen no quedó prácticamente ningún rastro. Me calienta un montón cuando mi novia se traga la leche; sin embargo no se compara a ver a mis hermanas haciéndolo.
Cuando ellas por fin se separaron y Lucy volvió a acostarse boca arriba, pude ver cómo reanudaron la masturbación. Yo había acabado, pero ellas no.
Se colaron los dedos durante unos segundos, volvieron a frotar sus clítoris y esta vez las dos gimieron sin tapujos. Fue hermoso verlas tan excitadas.
Las dos llegaron al orgasmo prácticamente al mismo tiempo. Me hubiera gustado ver a Lucy comiéndole la concha a su hermana mayor; pero quizás eso era demasiado pedir para una sola noche.
En ese momento pensé que si esta locura había ocurrido apenas en un día… ¿qué pasará en los siguientes? Al fin y al cabo a este fin de semana largo todavía le quedan tres días.