Un Fin de Semana con mis Hermanas [02].

Erección.

Capítulo 02.

Erección.

Estar en el living de mi casa mirando porno con mis dos hermanas no es lo más raro que me pasó en la vida; sin embargo no puedo negar que se trata de una situación de lo más peculiar, especialmente si tomo en cuenta que tengo la verga fuera del pantalón y que ellas se fijan más en mí que en la chica que está haciendo un pete en la pantalla del televisor.

一¿Y qué hacemos? 一Le preguntó Flor a Lucy.

一No sé… vos sos la que tuvo novio por un año. Debés tener más experiencia que yo parando pijas. ¿Qué hacías para pararle la verga a tu novio?

一Em… se la chupaba… y ni loca se la chupo a mi hermano.

一¿Solo eso?

一Bueno, a veces se le paraba al verme desnuda 一dijo Flor, con media sonrisa en los labios. Parecía estar muy orgullosa de poder provocar una erección solo con su cuerpo.

Mis hermanas son muy parecidas entre ellas, de hecho muchos de mis amigos creen que son mellizas, a pesar de que se tengan unos años de diferencia. Ambas tienen pelo castaño lacio y largo, Lucy suele tenerlo atado en cola de caballo, como ahora mismo, en cambio Flor prefiere usarlo suelto. Me puedo creer que cualquiera de ellas sea capaz de generar una erección al estar desnudas, sus cuerpos no son voluptuosos, son delgadas y no tienen mucho busto, pero sí poseen curvas sutiles y colas de infarto. Eso lo sé muy bien porque más de una vez tuve “malos pensamientos” al ver a Flor o a Lucy en bikini, especialmente si usan bikinis pequeños que se les meten mucho entre las nalgas. Aclaro que esos pensamientos fueron involuntarios, no ando mirándole el orto a mis hermanas.

Otra gran ventaja que tienen es que son muy lindas de cara… y ahí también se nota el parecido. Tienen la misma nariz pequeña y recta, la misma boca sensual y simpática, pómulos bien definidos. Pero es en los ojos donde aparecen las diferencias más notorias. Lucía tiene ojos grandes y expresivos, como los de un personaje de anime japonés. En cambio Florencia tiene los ojos rasgados… casi como si fuera japonesa. Curioso.

一Quizás sirva de algo si ponemos algún video que le guste 一sugirió Lucy.

一¿Algo como qué?

一No sé… como un chico cogiendo a una chica.

一Bueno, buscalo.

一No, buscalo vos. Se ve que se te da bien esto de usar páginas porno.

一¿Qué estás insinuando con eso?

一Nada… es solo que cuando buscaste vos lo hiciste más rápido que yo.

一Sí, como si ya conocieras esta página 一dejé caer. Flor me miró con odio.

一Nada que ver. El diseño de la página es muy parecido al de YouTube.

一Yo no lo veo tan parecido 一dijo Lucy一. Pero bueno, eso no importa. Buscá algo más interesante.

一No puedo creer que esté haciendo esto frente a mis hermanos 一dijo Flor, mientras buscaba términos como penetración, concha y…

一¿Verga grande? 一Preguntó Lucía.

一Bueno, si él realmente la tiene así de grande… quizás le interese más ver a un tipo que la tenga como él. Ya sabés cómo son los hombres, buscan porno para imaginarse que ellos son los que están cogiendo con la actriz.

一¿Y por qué motivo buscás porno vos? 一Le pregunté.

一Yo no miro estas cosas.

Sin embargo volvió a mostrar pericia, pasó entre las miniaturas de los videos a gran velocidad y no tardó más de un segundo en elegir uno. Le dio al botón de “reproducir” y colocó la imagen en pantalla completa.

Pudimos ver a una rubia preciosa, con un culo hermoso todo cubierto de aceite. El video estaba grabado desde el punto de vista del tipo, que tenía una verga de tamaño considerable. Ella se le sentó encima, dándole la espalda, y comenzó a menear las caderas como una bailarina. La pija se deslizaba rápidamente dentro de su concha.

一Pobrecita… lo que le debe doler eso 一dijo Flor.

一No parece que le duela. Al contrario, parece que le gusta. Debe ser lindo que te cojan con una verga así de grande.

一¡Ay, Lucy!

一¿Qué? ¿Me vas a decir que no lo pensaste? Algún día le voy a preguntar a Carolina qué se siente.

一No sé… quizás ella no lo sabe 一comentó Flor一. Porque todavía no vi que Benjamín la tenga así. Parece que la tiene mucho más chica.

一Si estás intentando provocarme para que me enoje, no lo vas a conseguir. Sé muy bien cómo es mi verga, y no tengo nada que envidiarle al tipo del video.

一Buen intento, hermana 一dijo Lucy, mirando fijamente mi verga一. Pero parece que vamos a tener que usar otro método. El video porno no está funcionando.

En realidad sí que estaba funcionando, solo que mi verga aún no se estaba poniendo dura. Ver cómo esa mujer montaba una pija y que mis hermanas estuvieran mirando lo mismo me estaba calentando mucho. Pero quería ver qué eran capaces de hacer, así que les dije:

一Solamente con porno no se me va a parar la verga. Con Carolina miramos porno, pero a mí lo que me para la verga son las cosas que ella hace…

一¿Y hace algo que no tenga que ver con chuparla? 一Preguntó Lucy, ella parecía tener un interés genuino.

一Bueno, a veces le alcanza con mostrarme el culo en tanga. Me encanta cómo le quedan esas tangas tan chiquitas que usa… y ella tiene tremendo orto.

一Acá la más culona es Flor 一aseguró Lucy… y tiene razón, si bien las dos tienen culos respingados y muy llamativos, Florencia es más caderona y eso hace que su retaguardia se luzca más一. ¿Te animás a mostrarle una de tus tangas? Tenés un montón que son re lindas.

一Ni en pedo, nena. ¿Cómo le voy a mostrar el orto a mi hermano?

一Ay, no seas tan exagerada, Flor. ¿Cuántas veces anduviste en bikini delante de Benja? Esto es más o menos lo mismo… además, le estás viendo la pija. Yo también soy tu hermana y me mostraste muchas de las tangas que tenés, y algunas son bastante zarpaditas.

一Pero es distinto, vos sos mujer. No me mirás con los ojos de un hombre.

一¿Y vos que sabés? ¿Acaso no me preguntaste si soy lesbiana? ¿Y qué pasaría si lo fuera? ¿Te arrepentirías de haberme mostrado tu culo en tanga?

一Em… no…

一¿Por qué no? Porque capaz que sí soy lesbiana y me calentó ver tu culo en tanga… o me calentó verte la concha.

一¿De verdad te calentaste al mirarme el culo?

一No lo estoy admitiendo, solo pregunto qué opinarías vos si así fuera.

一Mmmm… no sé… es raro. Nunca antes lo había pensado.

一O quizás la lesbiana es Florencia 一dije一, y a ella le calentó que otra mujer la viera en tanga.

Lucy soltó una fuerte risotada, Flor me dio un golpe en la rodilla.

一¡Tarado! 一Se quejó mi hermana mayor一. No le mostré el culo por eso. Se lo mostré porque… porque me sentía mal y necesitaba que alguien me levante la autoestima. Lucy es muy buena para eso.

一Simplemente fui honesta. Tenés un culo precioso, todas tus tangas te quedan bien. Así que, nena, no nos hagas esperar. Acá toda la tribuna te quiere ver entangada… y a ver si con eso se le despierta la verga a este pelotudo.

一Me da mucha vergüenza, especialmente si es para que a Benja se le pare la verga… pero al mismo tiempo quiero comprobar si de verdad la tiene tan grande.

一Bien, ¿te vas a poner una tanga linda?

一No es necesario… siempre uso tangas lindas.

一Ah, pero qué putita 一dijo Lucy, usando las manos para ahogar su risa.

一¿Qué? Me gusta vestirme bien.

Ella comenzó a bajarse el pantalón lentamente, con un sutil meneo de caderas, como si estuviera haciéndole un

striptease

a su novio. Vi aparecer esas firmes nalgas junto con un detalle muy llamativo formado con tela de encaje blanco, debajo de esa cinta de encaje la tanga se hacía mucho más angosta y se perdía entre las nalgas de Flor. Cuando el pantalón bajó por completo y ella hizo el ademán de levantar los pies para quitárselo completamente, pude ver cómo la tela le marcaba la vulba. Eso sí que surtió efecto en mi verga.

一¡Apa, nena! ¡Qué lindo orto! 一Exclamó Lucy, esta vez la que se rió fue Florencia… sí, ella también es capaz de reírse, solo que no es lo habitual; sin embargo cuando algo le causa mucha gracia es capaz de llorar de la risa一. ¿Y qué pensás, Benja? ¿Te gusta este culito?

Lucía le dio un cachetazo a una de las nalgas, haciéndola vibrar.

一¡Ay, che! 一La exclamación de Flor no pareció una queja, al contrario, la situación parecía divertirle一. ¿Por qué me pegaste?

一Porque a los hombres les gusta ver dos chicas poniéndose… juguetonas 一le guiñó un ojo a su hermana一. Si Benja nos hubiera visto mientras vos me mostrabas tus tangas, se le hubiera puesto la pija bien dura al toque.

一¿Por qué? ¿Qué pasó? 一Pregunté, con mucho interés.

一Mmm… me parece que captamos su atención 一dijo Flor, siguiéndole el juego a su hermana menor一. ¿Le contamos?

一Si a vos no te molesta…

一Me da un poquito de vergüenza, porque puede malinterpretarlo…

一Si lo malinterpreta, entonces mejor. Se le va  a poner dura más rápido.

一Ay, Lucy…

一No seas miedosa, Flor. ¿Qué es lo peor que puede pensar? Benja será un pajero, pero no es boludo…

一Gracias 一le dije一. No me interesa sacar conclusiones, solamente quiero que me cuenten.

一Contale vos, Lucy… yo no me animo.

一Está bien 一la más pequeña de mis hermanas me miró con una sonrisa libidinosa y se arrodilló junto a la más grande一. Flor me mostró cómo le quedaban varias de sus tangas, por cierto, una más linda que la otra… especialmente con el orto que tiene esta pendeja. 一Flor soltó una risita que era una mezcla de orgullo y picardía一. Y a la muy putita…

一¡Che! 一se quejó la aludida.

一Y a la muy putita 一Lucy siguió hablando ignorando completamente a su hermana一, se le ocurrió poner a prueba un detalle de las tangas que a mí nunca se me pasó por la cabeza: ¿Cuál de todas es mejor para el sexo?

一¿Y cómo hacés para determinar eso? 一Pregunté, como si estuviera formando parte de un certamen de tangas.

一Por varios factores 一dijo Flor, que al parecer ya estaba entrando más en confianza一. ¿Cuál se ve más linda? ¿Cuál insinúa más?

一Pero el factor que yo debía poner a prueba 一continuó Lucy一, era el tacto. ¿Cuál se sentía mejor al tacto?

一¿Pero al tacto de ella, o de quien toca la tanga? 一Pregunté, la verga ya se me estaba despertando y esto no pasó desapercibido para Lucy, que tenía mi miembro a pocos centímetros de su cara.

一Las dos cosas 一dijo Flor一. Si tengo puesta una tanga… ¿cuál me va a permitir sentir mejor las caricias?

一En realidad no dijo “caricias” 一la corrigió Lucy一. Quería saber cuál se sentiría mejor si le pasaban una verga.

一¡Apa! 一Exclamé一. Así que la muy putita se estaba preparando para la guerra.

Las dos se rieron, esto me estaba gustando cada vez más.

一Algo así 一dijo Lucy一. Pero bueno, como yo no tengo verga, no la pude ayudar con ese temita. Sin embargo… la pude ayudar de otra manera.

Estaba por preguntar “¿De qué manera?” cuando ellas me respondieron sin palabras. Flor se inclinó un poquito hacia adelante, mostrando más la zona de su vulva. Lucy entendió que esta era su oportunidad y acarició esos apretados labios vaginales. Lo hizo muy lentamente, con mucha sensualidad.

Casi se me cae la mandíbula al piso. No solo estaba viendo a una de mis hermanas acariciando la concha de la otra, sino que además esto ya había pasado antes… y quizás más de una vez.

一¿Esto lo hicieron muchas veces? 一Pregunté一. ¿Con todas las tangas?

一Con todas, no 一respondió Lucía一. Pero sí con varias. ¿Por qué lo preguntás, hermanito? ¿Te calienta que yo le haya acariciado la concha a Flor?

La muy desgraciada de inocente no tiene nada, sabe cómo jugar sus cartas.

一No, solo pregunto por curiosidad.

一¿Le creés, Flor?

一No, ni un poquito 一las dos se rieron. Ni siquiera yo mismo me lo creí; pero bueno, debía intentarlo一. Mostrale como pusiste a pruebas las tangas.

Me alegró saber que Flor ya se estaba quitando la mala onda de encima y estaba disfrutando del momento.

一Bueno, fue más o menos así 一dijo Lucy一. Cuando Flor se ponía una nueva tanga, lo primero que hacía era acariciar acá, sobre los gajos 一pasó lentamente dos dedos, el pulgar y el índice, por encima de los labios vaginales de su hermana. Estuve tentado a agarrarme la verga, pero eso les hubiera dado ventaja一. Después acariciaba en el medio, y ella me decía qué tan bien se sentía. ¿Cómo se siente, Flor? 一Le preguntó mientras uno de sus dedos recorría la raya de la concha desde arriba hacia abajo.

一Mmmm… diría que es un ocho.

一En la escala del uno al diez, el diez serían las tangas con la tela tan finita que prácticamente se siente como si no tuvieras nada. Después seguía la parte más interesante… ¿no Flor?

一Me da un poco de vergüenza admitirlo; pero sí… Lucy puso mucho énfasis en eso, y nos reímos un montón, porque de verdad me hizo sentir cosas raras.

Nunca imaginé que mis hermanas tuvieran tanta confianza entre ellas, ni que hubieran hecho una serie de pruebas tan eróticas como esta. Siempre creí conocer bien a mis hermanas, pero esto me demuestra que fui un iluso. Ellas también tienen sus pequeños secretos. Mi cerebro lucha para comprender la situación. Esto sí, definitivamente, empata con lo más raro que vi en mi casa.

一¿Y en qué consiste esa parte más interesante? 一Pregunté, tragando saliva.

一En que yo bajara con mis deditos hasta acá 一los dedos de Lucy se deslizaron hasta abajo y volvieron a escalar por el otro lado de la vulva de Flor. Supe que habían llegado al clítoris. Ahí dejaron de avanzar y empezaron a moverse formando pequeños círculos一. Definitivamente esta es la parte que más me gusta 一dijo Lucy一. No siempre una tiene la oportunidad de tocar el clítoris de una chica tan linda como Flor.

La aludida solo se rió, creo que ella también entendió que las palabras de Lucy solo buscaban elevar mi temperatura… y lo estaba consiguiendo. Mi verga estaba ganando rigidez y mi hermana menor la miraba fijamente, con una sonrisa picante en los labios. Pero más picante estaba mi glande, que buscaba elevarse, como si quisiera encontrar una posición más favorable para admirar la concha entangada de Florencia.

En la pantalla del televisor la acción había cambiado. Ahora se trataba de un tipo cogiendo a una morocha en cuatro patas. Me pregunté cuándo había cambiado el video, y sé que lo hizo Flor, porque ella es la que está más cerca del teclado. Los gemidos de la morocha me hicieron estremecer, eran más potentes y más pornográficos que los anteriores. Me dio mucho morbo saber que mis hermanas también los estaban escuchando. No es porque esté caliente con mis hermanas, es que esto me parecía frente a cualquier mujer que me resulte mínimamente atractiva… y ellas son atractivas… aunque sean mis hermanas.

一Ahí se siente como un nueve 一dijo Flor.

一¿Y por qué tiene más puntos que en la otra parte? 一Pregunté.

一Porque el clítoris es más sensible, Benja 一me respondió Lucy一. Si en la zona de la vulva es un siete o un ocho, generalmente en el clítoris se siente como un nueve, o incluso un diez. Y esta tanga es bastante finita, se siente el calorcito de la concha. 一Ella seguía mostrando su habilidad en este extraño duelo declarado tácitamente; parecía decidida a hacer todo lo que fuera necesario para que se parara la pija一. Tendrías que habernos visto ese día, Benja. Se te hubiera puesto como un garrote.

一¿Por qué? ¿Qué hicieron?

一¿Le cuento, Flor? 一Preguntó, sin dejar de acariciarle la concha por encima de la tanga.

一Sí, contale… si con eso no se le para, es porque tiene impotencia.

Una vez más la risita de las dos. Se ve que la estaban pasando muy bien.

一Bueno, después de que Flor se ponía una de sus lindas tangas, desfilaba un poquito, agachándose así 一Flor se inclinó más para adelante, separando las piernas一. Con el culo en pompa me mostraba lo mucho que se le marcaba la concha… y creeme que con algunas tangas se le marcaba toda, especialmente con las que son de tela transparente. Después ella se acostaba en la cama y abría de piernas 一Flor se sentó a mi lado en el sofá, sus ojos achinados me dedicaron una mirada desafiante y levantó los pies, hasta dejarlos encima del sillón. Sus piernas quedaron muy separadas y su concha mordió la tela de la tanga一. Sip, así se quedaba. Después me decía: “Vení, acariciame la concha, mamita. Quiero que la toques  hasta que se me moje toda” 一Flor soltó una risita picarona. Era obvio que no se había expresado de esa manera; pero a mí no me molestó que Lucy estuviera exagerando su relato, al contrario, me gustó一. Entonces yo me ponía así, muy cerquita de ella… tanto que podía sentir el olorcito a concha 一Lucy acercó tanto su cara a la entrepierna de Flor que por un segundo creí que le iba a pasar la lengua. Su boca quedó prácticamente rozando la tanga一. Entonces yo empezaba a acariciarla diciéndole lo mucho que me gusta su concha… y que si no fuera mi hermana, se la recontra chuparía. Movía los deditos así, arriba de su clítoris, y a ella se le mojaba la tanga 一Noté que a Flor también le estaba afectando todo esto. Tiró la cabeza hacia atrás, cerró sus ojos y suspiró一. Y esto lo hicimos muchas veces, con varias tangas. A mí las que más me gustaron fueron las que me permitieron jugar un poquito con su clítoris…

一¿De verdad hizo eso? 一Le pregunté a mi hermana mayor.

一Sí 一respondió, sin abrir los ojos一. Y lo hizo muy bien. Se ve que tiene experiencia acariciando conchas.

一Será porque se hace mucho la paja 一sugerí.

一O quizás 一continuó Flor一, es porque estuvo practicando con Silvina. A mí no me sorprendería enterarme que le estuvo mandando dedo a su amiguita.

一Quizás sí 一dijo Lucy一. Puede que haya practicado con la concha de Silvina… y ella con la mía 一no sabía si eso era cierto, pero el solo imaginarlo me puso a mil一. Lo que sí les puedo decir, sin mentir, es que Silvina también tiene una concha hermosa… y tiene un olorcito parecido al de Flor.

Eso hizo que mi verga se pusiera más dura. No significaba que Lucy y Silvina hayan tenido sexo; quizás solo tocaron un poquito por curiosidad, como cuando miraron el video lésbico; pero mi imaginación se lanzó a rellenar los espacios vacíos.

一¿Ves? 一Dijo Flor一. A mí me parece que esta le estuvo comiendo la almejita a la amiga.

Yo no sabía qué opinar, sabía que Flor solo estaba siguiéndole el juego a su hermana, para provocarme; sin embargo la idea de Lucy y Silvina en la cama cada vez me parecía más convincente.

一Ay, Flor… ¿me vas a decir que nunca te comiste una rica concha?

Ah… maldita desgraciada. Sé que solo busca provocarme… ¡Pero qué buena es!

一Mm… tal vez… hay que admitir que las conchas tienen un encanto especial… y no hay nadie que chupe mejor una concha que otra mujer. Eso se los puedo asegurar.

一¿Lo decís por experiencia propia? 一Pregunté.

一Quizás… yo también tengo amigas. Puede que alguna de ellas me lo haya contado… o puede que lo hayamos corroborado juntas.

一Sí, todo puede ser 一dijo Lucy, sin dejar de acariciar la concha de su hermana.

Pude notar que la tanga ya se estaba humedeciendo, mi verga ya estaba prácticamente rígida, pero ninguna de las dos se estaba fijando en eso. La mirada de Lucy estaba clavada en la concha y Flor tenía los ojos cerrados.

一Mmm… me estás pajeando, nena 一dijo Florencia, con un suspiro que me hizo estremecer.

一Y no sería la primera vez 一dijo Lucy一. Porque esas pruebas de tanga a veces duraban varios minutos… un largo rato de estar dándole cariñitos a tu botoncito… eso cuenta como una pajita. ¿O no?

一Puede ser…

一La que sí que cuenta es cuando te pusiste esa tanga que no tenía nada en la parte de abajo, solo un agujero… y me dijiste. ¿A ver cómo se siente esta? Te reíste porque pensaste que yo no me iba a animar…

一Aja…

一Pero me animé 一Lucy hizo a un lado la tanga de Flor y mis ojos quedaron como el Dos de Oros. Creí que a Flor le molestaría esto, pero no hizo nada. Quizás estaba demasiado excitada como para llevarle la contra一. Tenías el clítoris un poquito hinchado, de tanto que le dí cariñitos.

一Sí… me acuerdo. Y la concha muy mojada.

一Como la de Silvi, la primera vez que se la acaricié. Se le mojó al toque. 一¡Uf! Esta pendeja me va a volver loco一. Pero más me gusta ver cómo se moja la de mi hermana.

Siguió con sus caricias, admiré cómo sus dedos jugaban con los labios vaginales de Flor, que sobresalían un poquito.

一Ay, esto sí que se siente como un diez… pero lo que hiciste esa vez se sintió como un once… o un doce.

一¿Qué hizo? 一Pregunté, dejando expuesta toda mi desesperación por saber más. Lucy lo notó y sonrió como una villana.

一Hice esto.

Vi como dos dedos se perdían dentro de la concha de Flor, mi hermana mayor suspiró y la más pequeña comenzó a mover sus dedos de adentro hacia afuera, mostrándome que ya estaban llenos de flujos.

一¡Ay! ¡Qué guacha que sos! 一Exclamó Flor, entre gemidos.

一¿Y no te molestó que te metiera los dedos?

一¿Molestarme? ¿Qué me va a molestar? Le pedí que siga… que no pare…

No sabía si esto había ocurrido de verdad o es que mis hermanas llevaron su jueguito de la exageración demasiado lejos. Sin embargo mi verga estaba palpitando de emoción mientras yo imaginaba cómo pudo ser ese día en el que, supuestamente, Lucy le metió los dedos en la concha a su hermana. Y no debía esforzarme mucho para imaginarlo, ya que estaba viendo una situación prácticamente idéntica.

El porno del televisor pasó a ser simple ruido de fondo, ninguno de los tres le estaba prestando mucha atención, solamente yo miraba de reojo las imágenes en pantalla, pero sin mucho interés.

一Si algo aprendí tocando conchas 一dijo Lucy一, es que de vez en cuando hay que ayudar con la lubricación.

Sacó los dedos de la vagina y se los llevó a la boca. Los lamió con mucha sensualidad, casi como si estuviera lamiendo un pene. Me quedé pasmado, estaba probando los jugos sexuales de su propia hermana.

一Mmmm… es más rica que la de Silvina… aunque esa concha no está nada mal.

Acto seguido volvió a meter los dedos en la concha de Flor. Mi hermana mayor suspiró, ella parecía estar en otro mundo, como si se hubiera olvidado por completo de que era Lucy la que la tocaba y que yo estaba viendo todo.

Lo más preocupante (o cautivante) era que Lucy estaba demasiado cerca de esa concha, como si en cualquier momento fuera a sacar la lengua para lamer el clítoris. Parte de mí esperaba que lo hiciera.

一No sabía que Lucy se podría poner tan cariñosa con vos, Flor.

一Mmm… más cariñosa se debe haber puesto con Silvina. ¿No te parece?

一Sí… yo creo que sí.

一Con Silvina me puse muy pero muy cariñosa 一aseguró Lucy.

Definitivamente esto había tomado tintes pornográficos.

一Mmmm… a ver… mostrame qué tan cariñosa te ponés con Silvina.

一¿Estás segura? Mirá que lo hago…

一No estoy segura… pero si lo hacés, no me enojo.

一Está bien, pero después no quiero que me vengas con planteos.

一Te prometo que no te voy a hacer ningún planteo.

一Bien… entonces te cuento que me puse así de cariñosa con Silvina.

No creí que ella fuera a hacerlo, al fin y al cabo esto era un juego morboso para lograr excitarme… y mi verga ya estaba completamente dura. Ir más lejos era innecesario e indebido; pero jodidamente atractivo… y creo que los tres nos dejamos llevar por esa atracción.

Lucy sacó la lengua y rozó el clítoris una vez. Luego dos. Lo hizo una tercera vez, y a la cuarta pasó la lengua más lento. Después empezó a hacerle cosquillas al clítoris moviendo rápidamente la punta de su lengua. No lo podía creer, mi hermanita menor de verdad le chupó la concha a Silvina. Ella había estado donde yo soñaba estar. Sentí celos de ella, pero al mismo tiempo mucho orgullo. No sé si será lesbiana o no, ella dice que le gusta la verga; sin embargo ya no me quedan dudas de que se comió al menos una concha… bueno, dos. Porque a Flor le está chupando el clítoris. No solo lamiendo, sino que directamente lo tiene metido dentro de la boca y lo está chupando. ¡El clítoris de su hermana! ¡La pija me va a explotar!

No aguanté más, ya no me importó si esto era favorable para ellas o no. Agarré mi verga y empecé a masturbarme. Lucy miró de reojo, pareció sorprendida, sin embargo eso no la hizo detenerse. Sus dedos siguieron el rápido movimento de entrar y salir de la concha y su boca parecía estar succionando para absorber el alma de Flor. Mi hermana mayor gemía suavemente, no como en las películas porno, que gritan como posesas, sus gemidos eran sutiles, sensuales, femeninos, naturales. Como los de Carolina, cuando estamos en plena cogida.

Estaba escuchando a una de mis hermanas gimiendo de placer mientras la otra le chupaba la concha. Definitivamente esto está en el podio de las situaciones más morbosas de mi vida. Quizás no en el primer puesto… pero sí en el podio.

一Mmm… qué rico que te llenen la cara de leche así 一dijo Florencia.

一¿Eh? 一La miré confundido.

一Así 一repitió, señalando la pantalla.

En el televisor pude ver a una preciosa tetona de ojos verdes recibiendo grandes descargas de semen en toda su cara. La leche parecía que nunca dejaría de saltar y ella la recibía con la lengua afuera.

Bajé la mirada otra vez y me encontré con que Lucía había sacado los dedos, y ahora estaba metiendo su lengua por el agujero. Definitivamente a esta chica le gusta chupar conchas.

一¿Te gusta que te acaben en la cara? 一Le pregunté a Flor.

一Sí, me encanta. Me calienta un montón. Lástima que a mi novio no le salía tanta leche de la pija. Solo dos o tres chorritos de nada. Yo quería que me llenara la cara de leche, como la mina del video. 一Señaló mi verga一. A vos te debe salir mucha leche.

一Bastante 一dije.

一A Carolina le debe encantar. Ella me dijo que le gusta tragarse la leche. ¿Eso es cierto?

一Sí, muy cierto, lo hace cada vez que puede. La primera vez me sorprendió mucho, porque lo hizo sin que yo se lo pidiera; pero ahora directamente le digo: abrí la boca, que te vas a tomar toda la lechita.

一Uf… cómo me gustaría tener un novio que me dijera eso… y que le salgan muchos chorros de leche. ¿Y a vos, Lucy?

一¿Mmmmppfff? 一dijo la pequeña chupaconchas.

一¿Te gusta que te acaben en la cara?

一Quizás… o tal vez nunca lo probé. No sé. No me acuerdo.

Florencia y yo sonreímos. Ella había vuelto al juego de las incertidumbres. A veces no saber excita más que saber.

一¡Ay, mirá! ¡Ya la tiene bien dura! 一Dijo Lucy, como si recién hubiera notado mi erección一. Estaba diciendo la verdad.

一Sí, eso hay que reconocerlo. ¿Cuánto creés que mida?

一Qué se yo. Nunca medí una pija 一aseguró Lucy.

一Pero un aproximado. ¿Más de quince centímetros? ¿Más de veinte?

一Más de quince 一dijo Lucy.

一Yo digo que más de veinte 一aseguré.

一¿Más de veinte? Me parece que ahí sí estás exagerando, hermanito 一dijo Flor, mientras se acomodaba la tanga一. Pero eso lo podemos demostrar. Lucy, encargate de que no se le baje la pija. Ya vengo, voy a buscar algo para medir.

一Esa es una excelente idea 一dijo la más pequeña, con picardía.

Florencia salió corriendo hacia el garaje, donde guardamos las herramientas. Lucía se quedó de rodillas, pero se movió un poco para quedar frente a mí.

一Me dejás sorprendida, hermano. Vi pijas de buen tamaño, pero nunca una como la tuya.

一¿Las viste en videos?

一Quizás 一dijo, haciéndose la boluda一. O quizás chupé algunas vergas bien grandes… puede que hasta me hayan cogido con vergas grandes.

一Sos tremenda. ¿Esto lo decís para que a mí se me ponga dura la pija, o porque te calienta hacerte la putita?

一Un poquito de esto, un poquito de aquello.

一Cuando tengas novio, lo vas a tener todo el día con la pija dura, nena.

一Eso espero… o quizás prefiero tener novia.

一¿De verdad le chupaste la concha a Silvina?

一Sí. ¿Te da envidia?

一Mucha… pero también me alegra. Si yo no puedo estar con esa piba, me alegra que al menos te la puedas comer vos.

一Y quién sabe, quizás algún día nos la podamos comer entre los dos 一ella guiñó un ojo.

Estaba por preguntarle si lo decía en serio, pero hubiera sido una tontería. Me habría hecho caer en su juego de  los “quizás”.

一¿Y qué tengo que hacer para que no se baje?

一Nada… no creo que se me baje después de lo que vi.

一¿Nos sarpamos mucho?

一Decir que se sarparon mucho es quedarse corto. O sea, le chupaste la concha a tu hermana.

Lucy soltó una risita picarona.

一Ella me lo pidió.

一Y vos le hiciste caso. No sé cuál de las dos es peor.

一Solo estábamos jugando.

一¿Segura? Porque yo las noté muy entusiasmadas.

一Se te está bajando 一dijo Lucy, y era cierto. Mi verga estaba perdiendo rigidez.

Sin que yo le dijera nada, ella solita me agarró el pedazo y comenzó a pajearme lentamente. El contacto con sus dedos me hizo estremecer. Fue aún más intenso que cuando Carolina me masturba… porque ya estoy acostumbrado a los dedos de mi novia; pero a los de mi hermana, no. Es una experiencia totalmente nueva… e inesperada.

Después de unos segundos de esta lenta masturbación, mi verga recuperó toda su rigidez.

一¿Se la vas a chupar a él también? 一Preguntó Flor.

一No, no soy tan petera como vos.

一Ojalá fuera petera, pero la única pija que chupé fue la de mi novio… y no era gran cosa.

一Es decir: te gusta chuparla, pero nunca te diste el gusto de hacerlo con una buena pija 一dijo Lucy.

一Exactamente.

一¿Conseguiste algo para medir? 一Le pregunté.

一Estaba buscando la cinta métrica de papá, esa que es de metal; pero encontré algo mejor. Esta cinta de medir que usaba mamá cuando se la quería dar de costurera.

一Eso le duró como una semana 一dijo Lucy一. Después se dio cuenta de que para meterse en el diseño de moda hace falta tener talento.

一Muy cierto 一Flor se sentó a mi lado一. Sostené bien la verga, que no se mueva, yo la voy a medir.

Lucy agarró mi miembro con firmeza, por suerte, de tanto coger con Carolina, ya aprendí a controlarme, de lo contrario le hubiera llenado la cara de leche. Flor usó la cinta de medir, apoyó el extremo en la base de mi pene, y mantuvo la cinta lo más estirada que pudo.

一¿Siempre te depilás la verga? 一Me preguntó Lucy.

一Antes no lo hacía, pero me dijeron que sin pelitos queda mejor.

一Definitivamente 一dijo Flor一. Mucho mejor. A mí no me gustan nada las vergas peludas. A ver… ¿cuánto mide esto? ¡Apa!

一¿Qué dice? 一Preguntó Lucy, ella no podía ver los numeritos porque estaba del otro lado.

一Veintidós centímetros 一respondió Flor.

一¿Vieron? Más de veinte. No estaba mintiendo. ¿Qué me gané?

一Nada, no estábamos apostando nada 一dijo Flor.

一Pero algo me tienen que dar…

一Te dimos la oportunidad de ver algo que no te vas a olvidar nunca en toda tu vida 一aseguró Florencia… y en eso tiene razón. De la chupada de concha no me voy a olvidar más.

一¿Y ahora qué hacemos? 一Preguntó Lucy.

一Yo me estaba preguntando una cosa… 一dijo Flor一. ¿Será cierto que le sale tanta leche de la pija?

一Esa es una excelente pregunta, hermana 一aseguró Lucy一. ¿Te molestaría mostrarnos, Benja?

一No, para nada. Sin embargo, ya saben cuál es mi postura… si quieren ver leche, ustedes se la van a tener que ingeniar para sacarla. Yo no pienso hacer nada.

一Si fuimos capaces de pararte la pija, podemos sacarte la leche 一dijo Flor, desafiante一. Pensemos, Lucy. Algo se nos tiene que ocurrir.

No sé qué estará pasando por la mente de mis hermanas, pero esta noche de viernes se está poniendo cada vez más interesante.