Un Fin de Semana con mis Hermanas [01].
Por fin solos.
Capítulo 01.
Por fin solos.
Miré las hojas secas acumuladas en el patio y me di cuenta de que había cometido un gran error. Le prometí a mi mamá limpiar todo a cambio de una buena suma de dinero… una suma que ahora no me parece tan buena, teniendo en cuenta que el patio parece estar alfombrado por hojas de otoño.
No puedo rehusarme a limpiar el patio, estoy ahorrando para comprar una moto y no son baratas. Con la miseria que gano limpiando copas no me alcanza para nada. Mis amigos suelen preguntarme por qué tengo ese trabajo, teniendo en cuenta que mi familia está más que bien, económicamente hablando. De hecho, tranquilamente nos podríamos dar el lujo de contratar un jardinero que se haga cargo del patio. Sin embargo mis padres son de la política de que uno debe aprender a ganarse todo en la vida. Si quiero un plato de comida, no me lo van a negar… pero si mi intención es comprarme una moto… tengo que trabajar.
Quizás, si juego bien mis cartas, pueda renegociar el precio por mis labores de jardinería.
Resignado, agarré el rastrillo y comencé a armar una pila de hojas secas. Tres pilas de hojas más tarde, escuché que alguien hablaba a mis espaldas.
一Benja, mamá dice que la comida ya está lista 一era Lucía, mi hermana menor.
一Decile a la patrona que es muy amable de brindarle un plato de comida a un humilde jardinero. 一Lucy empezó a reírse, ella siempre se ríe con todas las boludeces que digo. Por eso nos llevamos tan bien.
一Quizás hasta es lo suficientemente generosa como para permitirte comer postre.
一Seguro me lo va a cobrar.
一Es lo más probable. Estuve calculando cuánto nos van a cobrar por el aire que respiramos… y te advierto que no va a ser barato.
A mis hermanas también las hacen trabajar cada vez que quieren comprar algo bonito, y a Lucy le molesta incluso más que a mí. La única que parece estar de acuerdo con estas prácticas es nuestra hermana mayor, Florencia.
Flor tiene un carácter de mierda. Pero ojo, esto no evita que nos llevemos bien. De hecho me gusta que tenga ese carácter, muchas veces me hace reír con sus arrebatos de ira. Es muy gracioso verla dar golpes a la mesa, cuando se enoja por alguna boludez. Los problemas empiezan cuando se enoja conmigo… o con Lucy. ¿Quién se puede enojar con Lucy, si es un ser adorable? Nadie en el universo… excepto Florencia. Ella es capaz de enojarse hasta con la más inofensiva de las criaturas del mundo.
La cena estuvo muy bien, y la patrona me preguntó cuánto tardaría en limpiar las hojas del patio. Lo vi como una excelente oportunidad para renegociar el contrato; pero justo en ese momento llegó mi papá, con el celular en la oreja.
一Sí, sí… te prometo que no te voy a fallar. Voy a estar ahí hoy mismo 一dijo, justo antes de cortar la llamada.
一Antonio, ya sabés muy bien lo que opino sobre usar el celular en la mesa 一se quejó mi madre.
一Ya lo sé, amor; pero justo estaba terminando de hablar.
一¿Y se puede saber quién te necesita con tanta urgencia?
En el aire había una tensión tan grande que ni yo ni mis hermanas dimos un bocado a la comida. Lucy incluso se quedó con la boca abierta y con el tenedor a mitad de camino, sus expresivos ojos saltaban de papá a mamá, como si estuviera mirando un partido de tenis; estaba muy graciosa.
一Era Cacho 一respondió Antonio一. Está con los muchachos, en el club de golf 一si hay algo que mi papá ama más que el dinero, es el golf一. Van a organizar un pequeño torneo, y quieren que yo participe.
一¿Hoy mismo?
一Sí… como tenemos fin de semana largo… quieren aprovechar.
Este fin de semana duraría cuatro días: viernes, sábado, domingo y lunes, porque hay un feriado nacional al que se le sumó un día más, para fomentar el turismo.
一Pero Antonio, ya te avisé que este fin de semana me junto con las chicas del club.
La misma afición que muestra mi padre por el golf, la tiene mi mamá por los eventos de su Club Social, al cual asisten algunas de las mujeres más adineradas de la ciudad… y ella, por supuesto, no quiere quedar fuera. Siempre nos dice: “Si quieren llegar lejos, las relaciones sociales son tan importantes como el trabajo duro”. Ella ya había hecho su “trabajo duro” financiando pequeñas y medianas empresas… ahora se encargaba de pulir sus relaciones sociales, para poder hacer tratos con grandes empresas.
一¿Y cuál es el problema? 一Preguntó mi papá一. Si yo nunca voy a tus eventos del Club, y eso nunca te molestó.
一Antes le molestaba mucho 一dijo Lucía, y de inmediato se tapó la boca. Sabía que había metido la pata.
一Es cierto, ya no me molesta que faltes a las reuniones del Club 一dijo mi mamá, con aires de superación一. Ya lo tengo asumido. Pero ¿qué vamos a hacer con los chicos?
一¿Cómo qué van hacer con nosotros? 一Preguntó Flor, parecía molesta一. No somos nenes de pecho. Ya nos podemos cuidar solos.
一Florencia tiene razón 一dijo mi papá一. Se pueden quedar solos unos días. Ya están grandes.
一Pero, Antonio… son cuatro días…
一¡Ay, mamá! 一Exclamó Florencia一. No nos trates como si fuéramos bebés. Lucy ya cumplió dieciocho, y es la más chica, y sabe cocinar. Benjamín seguramente hará su vida con su novia, ya me los puedo imaginar, garchando todo el fin de semana.
一Esa es buena idea 一dije, con una sonrisa libidinosa.
一Ay, qué asco 一exclamó Lucy一. Espero que si hacen eso, se queden en la casa de Carolina.
一Lo dudo mucho 一sentenció mi mamá.
一¡Eh! ¿Por qué? 一Dije.
一Porque no quiero que te pases todo el fin de semana molestando en la casa de tu novia.
一Entonces le puedo decir que venga.
一Deberías pensar un poco en tus hermanas.
一Mamá, en serio, ya estamos grandecitas 一dijo Flor一. No hace falta que nos expliquen lo que Benja hace con Carolina en su cuarto.
一Seee… además eso ya nos quedó bien clarito, por los ruidos que hacen 一dijo mi papá, riéndose, mientras masticaba un pedazo de pan.
Flor y yo nos reímos por el comentario de Antonio; Lucy y mi mamá, que pusieron cara de asco.
一A mí me gusta la idea de pasar un fin de semana sola 一dijo Florencia一. No me molesta que se quede Lucy, y si Benja se va, mejor.
一¿Ya estás echando a tu hermano? 一Preguntó mi mamá; sin embargo hoy parecía que ella no iba a conseguir aliados.
一No me está echando, lo más probable es que yo me vaya solito. Más tarde la voy a llamar a Caro, a ver si tiene ganas de hacer algo este finde. Algo que no requiera gastar mucho…
一Qué miserable que sos 一dijo Flor.
一No soy miserable, soy pobre, que es distinto.
一Para ser pobre, vivís en una casa muy grande 一el comentario de Lucy fue astuto. Mis padres se hicieron los boludos, pero fue como si les dijera: “Nos sobra el dinero, pero nunca nos dan nada”一. Como sea, a mí tampoco me molesta que nos dejen solos un fin de semana, sé que me la voy a pasar cocinando, para que estos dos inútiles no se mueran de inanición; pero me gusta cocinar. Aunque sí estaría bueno que nos tiren unos pesitos para subsistir, no quiero pasarme los siguientes cuatro días comiendo polenta.
一¿No tienen nada ahorrado?
一¿En serio, mamá? ¿En serio? 一Lucy parecía muy molesta, algo sumamente raro en ella.
一Lo que mamá quiere decir es que tenemos que aprender a valernos por nosotros mismos.
一No la defiendas, Flor 一intervine一. Estoy de acuerdo con que nos dejen solos un fin de semana, pero ninguno de nosotros tiene un trabajo fijo. A estos dos les sobra la guita, no se van a morir por dejarnos algo para el fin de semana.
一Bueno, bueno 一dijo mi papá一. No empecemos otra vez con eso. Les vamos a dejar plata, para que coman bien 一mi mamá apretó los labios, se notaba que la idea de dejarnos dinero no le gustaba nada; pero se aguantó el comentario一. Solo espero que la casa no termine incendiada, o algo así. Si el torneo de golf sale bien, yo voy a volver el martes a la mañana.
一Y yo voy a estar acá el lunes a la noche 一aseguró.
一Está bien, Greta, podés ir tranquila 一dijo Lucy.
一No me digas Greta.
一Te llamás Greta.
一Pero no me gusta. Soy tu madre, ¿tanto te cuesta decirme mamá? ¿O Lali?
Nunca entendí de dónde mi mamá sacó su apodo, sospecho que se inventó algo sencillo, fácil de recordar, para evitar que la gente la llamara por su nombre. Mi abuela la bautizó así por una tal Greta Garbo, que no sé quién es; y a mi mamá le pareció una pésima idea. Odió ese nombre toda su vida.
Las discusiones familiares por boludeces siguieron durante media hora más. Luego retomé mis tareas de jardinería, solo para no aguantar a mi mamá diciéndome: “No quiero que pases todo el fin de semana holgazaneando”.
Cuando Antonio y Greta abandonaron la casa, dejé el rastrillo tirado y me fui a mi pieza. Mi primera acción, para celebrar el fin de semana largo sin mis padres, fue llamar a Carolina, mi novia.
一Hola, amor 一me saludó con simpatía一. ¿Cómo andás?
一Bien, muy pero muy bien.
一¿Y a qué se debe eso?
一A que mis viejos se fueron de casa, y no vuelven en todo el fin de semana. ¿Sabés lo que significa eso?
一Ay, amor… me encantaría ir para allá. La pasaríamos genial, pero no puedo.
一¿Qué? ¿Por qué no?
一Porque este fin de semana vienen a casa unos tíos de San Juan, llevo años sin verlos… y ya sabés cómo es mi mamá con los asuntos familiares. Si me muevo de acá, me corta las tetas.
一La puta madre…
一Sí, eso mismo pensé yo.
No podía reprocharle nada a Carolina. Conozco a mi suegra, una vez estuvo tres semanas sin dirigirme la palabra porque falté a un almuerzo de domingo que ella había preparado especialmente para mí. Creo que todavía no me perdonó por eso. Además tampoco le hace mucha gracia que yo me coja a su hija. La vez que nos escuchó dándole a la matraca, casi tira abajo la puerta del cuarto de Carolina. No me dejó pisar su casa por un mes. Con esa mujer no se jode.
Me despedí de mi novia, corté la llamada y me puse a mirar televisión. Había un partido de la Bundesliga en el que jugaban dos equipos que ni siquiera sé pronunciar. Me entretuve con eso un rato, pero como no hubo goles, comencé a aburrirme. De pronto escuché la voz grave de Florencia gritando:
一¿Qué hacés, pendeja?
El grito provenía del cuarto pegado al mío, el de mis padres. Salí de la pieza y me encontré a Flor en el pasillo.
一¿Qué pasa? 一Le pregunté.
一¿Vos no te habías ido con tu novia?
一No, Carolina tiene que quedarse en su casa, porque la visitaron unos parientes. Parece que en todo el fin de semana no va a poder salir…
一¡Salí de ahí! ¡Dejá eso! 一Volvió a gritar Florencia, ignorando completamente lo que yo había dicho.
Le gritaba a alguien que estaba dentro del cuarto de mis padres. Me asomé y vi a Lucía arrodillada frente a uno de los cajones del ropero, revolviendo todo su contenido.
一¿Qué estás buscando? 一Le pregunté.
一La libreta de mamá.
一¿Para qué querés eso? 一Preguntó Florencia.
一Qué te importa…
一Mamá siempre se lleva su libreta 一le dije.
一No, lo que mamá se lleva es la agenda. Pero tiene otra libreta, que no la saca nunca de acá. Ahí anota los datos del banco y otras cosas similares.
一¿Estás intentando robarle plata del banco a mamá? 一Pregunté, sonriendo一. Si querés te ayudo, pero si ella se entera, la que va presa sos vos.
一Tarado 一se quejó Flor.
一No quiero robarle plata… aunque eso le dolería un montón. Estoy buscando la clave de seguridad de internet.
Me quedé anonadado al escuchar eso. ¿De verdad ella quería hacer lo que yo estaba pensando? Además de ser tan tacaña, mi madre tiene otra peculiaridad: nos trata como bebés. Por eso tenemos “control parental” en internet. Mi mamá no quiere que miremos porno, aunque los tres ya tengamos más de dieciocho años… o a pesar de que yo me la pase cogiendo con mi novia. El porno está prohibido.
一Ah, sos una pajera 一dijo Florencia.
一Como si vos no te hicieras la paja, nena.
Me impactó mucho la respuesta de Lucía, siempre creí que ella era un ser asexual. Jamás imaginé que ella tuviera un mínimo interés por mirar porno… o por hacerse la paja. Quizás lo hubiera sospechado de Florencia; pero de Lucía no.
一Yo no me hago la paja 一aseguró Flor.
Eso también me sorprendió. O sea, sé que está mintiendo, lo que me sorprende es que niegue la masturbación. ¿Por qué lo negaría?
一Voy a estar todo el fin de semana sin ver a mi novia 一aseguré一. No me vendría mal tener acceso al porno, aunque sea por unos días. Te ayudo a buscar. Todo sea por la paja.
一Ay, qué asco me dan los dos.
Lucy y yo nos reímos del comentario de Flor mientras poníamos todo nuestro empeño en revolver cajones. Encontramos alhajas, ropa interior, fotos viejas y un montón de boludeces varias, pero no había señales de una libreta.
一¡Ay, sí! 一Exclamó Lucy, dando saltitos de alegría.
一¿La encontraste? 一Pregunté.
一No… pero encontré un chocolate. Siempre supe que mamá y papá esconden golosinas en sus cajones.
一Hey, yo también quiero 一dijo Flor, entrando al cuarto. Abrió el cajón de la cómoda en la que estaba el televisor y comenzó a revolver.
一¿Ahora sí te ponés a revisar? 一Dijo Lucy一. A mí esto me huele a excusa… creo que ella también quiere mirar porno…
一Nada que ver. Solamente quiero chocolates… y alfajores. No soy una pajera, como vos.
一Hey, más respeto 一se quejó Lucy一. Yo no soy una pajera, pero… ¿Me vas a decir que nunca te hiciste una paja?
一No te voy a contestar.
一¿Ves? Eso quiere decir que sí te hacés la paja.
一No, tarada. Quiere decir: “No te metas en mi vida, porque no te importa”.
一Che, dejen de pelear…
一Es culpa de esta boluda 一dijo Lucy.
一La que me está molestando sos vos 一se quejó Flor.
一Encontré la libreta 一dije, para que se calmaran. Las dos se detuvieron en seco y giraron para mirar la pequeña libreta que estaba en mi mano.
一¿De dónde la sacaste? 一Preguntó mi hermana menor.
一Estaba abajo de la cama, en una cajita.
一Ah… nunca se me hubiera ocurrido buscar abajo de la cama 一aseguró Lucy.
一A él sí se le ocurrió, seguramente debe guardar revistas porno abajo de la cama.
一Ay, Flor. Estamos en el siglo XXI. ¿Quién compra revistas porno hoy en día?
一Los pajeros que no tienen acceso a internet, Lucy… como Benja.
一Si sabés de esas revistas 一le dije一, es porque más de una vez te habrás puesto a leerlas.
一¡Nada que ver!
Lucy se rió de ella.
一No sabía que había revistas porno en la casa. ¿Cómo hiciste para que mamá no las encontrara?
一Mamá sabe que las revistas están ahí, pero una vez llegamos a un acuerdo.
一¿Qué clase de acuerdo? 一Quiso saber Flor.
一No te importa. Vení, Lucy, vamos a ver si está la clave del puto control parental.
一¡Genial! 一Exclamó ella, con una simpática y angelical sonrisa.
一Son dos pajeros 一dijo Flor, cuando estábamos saliendo de la pieza.
一¡Y a mucha honra! 一Le respondió Lucy.
A mí toda esta situación de mi hermana menor defendiendo la paja a capa y espada me estaba poniendo incómodo. Mi cabeza empezó a llenarse de imágenes de ella masturbándose… y me costaba mucho asociar a Lucy con ese contexto. Era como si mi cerebro me estuviera diciendo: Hay algo en esta imagen que no encaja.
Nos sentamos en un amplio sofá blanco que está frente a un televisor LCD de 50 pulgadas que a su vez está conectado a una computadora bastante decente que usamos, más que nada, para controlar Netflix y otras plataformas de streaming. Estuve de acuerdo con mi papá cuando dijo que esto es mucho más rápido y ágil que tener un Smart TV. Cuando se trata de gastar en cosas para que “la casa se vea linda”, mis padres no tienen problemas para desprenderse de algunos billetes. Pero si les llego a decir: “¿Me dan plata para tomar un helado?”, me responden: “Andá a trabajar”.
La libreta estaba llena de datos bancarios y contraseñas, quizás no era la forma más segura de almacenar esto; pero se ve que mi mamá nunca imaginó que sus propios hijos entrarían a revisarle la pieza. No nos interesaban los datos bancarios, fuimos directamente a lo relacionado con internet. Ahí estaba la contraseña de WiFi, el número de cliente y algunos datos más; pero ni noticias del control parental.
一¿Se van a poner a mirarlo acá? 一Preguntó Florencia.
En ningún momento se me había cruzado por la cabeza mirar porno en el living de mi casa, solo pretendía usar esta computadora para desactivar el control parental de internet y luego me relajaría mirando porno en mi cuarto. Sin embargo Florencia estaba un poquito pesada y esa actitud comenzó a cansarme, solo para molestarla le dije:
一Sí, ¿por qué no? Así miramos todos. Seguro que en este televisor tan grande el porno se ve de maravilla.
Lucía se rió con una jovialidad casi infantil.
一¿Te da miedo ver porno con nosotros? 一Le preguntó a su hermana mayor.
一¿Miedo? No. Me da asco. Además, ¿cómo te vas a poner a mirar porno delante de tu hermano? ¿No te da vergüenza?
一Más vergüenza debería darle negar que se hace la paja, como otra que yo conozco.
Este comentario provocó más risas en Lucy… y más cara de orto en Florencia.
一Pero es la verdad 一se defendió Flor一. Yo no hago esas cosas.
一¿Y por qué no? 一Le preguntó Lucy一. ¿Me vas a decir que nunca te dan ganas de tocarte? Hasta mamá se hace la paja.
一Ay, no digas boludeces, Lucy. ¿Por qué se va a hacer la paja mamá, si está casada?
Lucía y yo nos miramos sin comprender muy bien la pregunta.
一¿Y eso qué tiene que ver? 一Dije一. Yo tengo novia, cogemos mucho… pero igual me hago la paja.
一Porque hacerse la paja es de pendeja, como Lucy.
一Ay, perdón… habló la señora mayor 一dijo la más pequeña, con mucho tono sarcástico一. Nena, no tenés treinta años más que yo.
一Pero yo no ando haciendo esas pendejadas.
一¿Sabés qué? Andate a la mierda, pelotuda. Nosotros vamos a mirar porno en el living, a todo volumen. Si no te gusta, me importa una mierda.
Me impactó escuchar a Lucía tan enojada, ella no suele llegar a estos límites, a menos que tenga muy buenos motivos para hacerlo. Estoy seguro que lo de mirar porno en el living lo dijo como un desafío.
Flor entendió que no podría ganar la discusión, y que de seguirla solamente empeoraría las cosas. Dio media vuelta y empezó a caminar hacia el pasillo.
一¡Hagan lo que quieran! ¡Pajeros! 一Nos gritó, antes de azotar la puerta de su cuarto.
一¡Pajera vos!
一Está bien, Lucy, no te calentés.
一Es que me da bronca que sea tan pelotuda… y mentirosa. Porque estoy segura de que se debe hacer la paja.
一Pienso lo mismo… pero por alguna razón, le da vergüenza admitirlo.
一A mí no me da vergüenza… mis amigas saben que me hago la paja… y yo sé que ellas también se la hacen, porque me lo cuentan.
一¿Silvina también se hace la paja? 一Pregunté, con los ojos abiertos como platos.
Lucía empezó a reírse a carcajadas. Siempre le dije que si algún día mi relación con Carolina se terminaba, a la primera que iría a buscar sería a Silvina, una de las mejores amigas de mi hermana. Una chica preciosa, de grandes ojos verdes, pecosa y pelo castaño… tiene una boquita de petera que me vuelve loco.
一Si supieras lo pajera que es Silvina, te morirías…
一Me daría un infarto en la pija.
Una vez más Lucy se rió. No solemos hablar de estos temas, aunque nunca faltan los comentarios como: “¿Tu novia te dejó seco?” o cuando yo le digo: “¿Le avisaste a tu amiguita que le quiero romper el orto?”. Son solo comentarios que buscan más generar una situación cómica, que morbosa. Sin embargo ahora nos estábamos sincerando más de la cuenta, y eso me estaba gustando… y al parecer a mi hermanita también.
一Te sorprenderías de las cosas que me contó Silvina 一aseguró Lucy.
一¿Ah sí? ¿Y qué te contó?
Vino a mi mente un suceso peculiar que ocurrió hace unos meses, pero era un tema demasiado delicado como para decirlo a la ligera. Lo más probable es que mi hermana no se refiriera al mismo suceso que yo.
一No te voy a contar, tarado. Esas cosas son secretas.
一Está bien… está bien…
Ella tiene razón, es mejor no compartir esos temas con nadie… al menos hasta no estar totalmente seguro de que la otra persona podrá procesar toda la información. Quizás Lucy está pensando en un evento mucho más inocente que el que vino a mi memoria.
一¡La encontré! 一Exclamó Lucy一. ¡Encontré la puta clave! Está casi al final de la libreta. Como hay tantas hojas en blanco creí que no iba a encontrar nada… pero acá está.
一¿Y cuál es?
一
Opresiónfamiliar439
. Todo junto.
一No sabía que mamá tuviera un sentido del humor tan maquiavélico. El 439 encima corresponde a nuestras fechas de nacimiento. Flor nació el 4 de Abril, yo el 3 de Marzo y vos…
一El 9 de Septiembre. Es una forra. Ella misma admite que esto es opresión… para nosotros.
一Bueno, no le des más importancia. Ya encontramos la clave… vamos a activar el porno.
Prendimos la computadora y buscamos las opciones de control parental, en ese momento Florencia se acercó a nosotros otra vez.
一¿No te habías ido? 一Le preguntó Lucy.
一Vine para que dejen de ser tan pelotudos.
一¿Vos nos vas a curar el pelotudismo? 一Le pregunté, en tono burlón.
一No, eso es imposible. Pero sí soy más sensata que ustedes dos. Dejen de hacer pajereadas. Si mamá se entera que le sacaron esa libreta, se va a armar tremendo quilombo. Se va a poner super paranoica, creyendo que un día le van a robar plata del banco.
一Me parece que acá la paranoica es otra 一dijo Lucy, poniendo los ojos en blanco.
一¡No soy paranoica! 一Flor se puso roja de rabia.
Si hay algo que detesta es que se metan con su salud mental, porque es paranoica y ella cree que está un poco loca, y le duele admitirlo.
一Entonces dejanos en paz 一dijo Lucy一. Nosotros vamos a mirar porno.
一¿Y qué van a hacer? ¿Se van a pajear juntos?
一No, claro que no.
一¿Entonces para qué carajo quieren ver porno?
一Qué se yo 一dijo Lucy, encongiéndose de hombros一. Por curiosidad. ¿A vos no te da curiosidad? Pocas veces miré porno… y lo hice en la casa de alguna amiga.
一¿De tu amiga Silvina?
一Benja, no seas pajero… tenés novia 一Me retó Flor.
一¿Y qué tiene? Solo le pregunté por su amiga…
一No somos boludas, Benja. Sabemos muy bien por qué le preguntás por Silvina.
Lucy se rió tapándose la boca.
一A mí no me molesta que pregunte por ella. Al contrario, me da gracia. Creo que Benja haría linda pareja con Silvina; pero con Caro se llevan bien…
一No tan bien.
一Hey ¿por qué decís eso? 一Pregunté, mirando a Flor con mucha bronca.
一Nada 一se hizo la boluda y empezó a formar bucles en su pelo一. Pero vos sabés que yo me llevo muy bien con Caro… y puede que me haya contado alguna que otra cosita.
一Ay, sos una maldita, Flor. No le des bola, Benja. No creo que Carolina le haya dicho nada, solo dice eso porque es una forra.
一Eso pienso yo, porque nunca tuve una queja de Caro. ¿Qué vamos a mirar?
一Em… no sé. No pensé en eso.
一¿Y qué miraste en la casa de tu “amiga”? 一Pregunté, haciendo mucho énfasis en la palabra amiga, porque yo estaba convencido de que pasó en la casa de Silvina.
一Este… mmm… ay… me da vergüenza decirlo.
一No lo digas, solamente buscalo.
一Y no lo digas… solo buscalo… y lo vemos.
一Em… bueno, está bien. Pero miren para otro lado mientras escribo 一giré la cabeza, fijándome en el pasillo一. Vos también Flor, o te das vuelta, o te vas… o te cago a trompadas.
Sabíamos que esa amenaza era más falsa que un billete de tres pesos, porque Lucy nunca peleaba con nadie; pero sí le gustaba amenazar a la gente con que lo haría, si la provocaban. Espero nunca ver el día en que alguien la haga enojar tanto como para llevarla al límite de usar sus puños, porque es flaquita y petisa; pero detrás de su dulzura esconde un carácter muy fuerte. Y ahora que lo pienso, quizás Flor sea su versión invertida: Flor es dura por fuera, pero sospecho que, en el fondo… muy pero muy en el fondo, puede tener un carácter más amable, más dulce.
一Ahora pueden mirar.
Cuando giré la cabeza me quedé muy impactado. Me había preparado mentalmente para ver una escena de penetración, quizás algún pete; pero jamás imaginé que me encontraría con dos mujeres en la cama, y con una chupándole la concha a la otra.
一¡Ay, Lucy! 一Exclamó Flor一. ¿Y qué hacías en la casa de tu amiga buscando porno lésbico?
一¡Nada! 一Se atajó enseguida, sus mejillas se pusieron muy rojas一. Solo buscamos por curiosidad.
Lucy es mi hermana, pero imaginarla mirando porno con Silvina hizo que se despierte dentro de mí el bichito del morbo.
一¿Solo por curiosidad? 一Pregunté.
一Sí, se los juro. Lo buscamos porque Silvina dijo: “¿Cómo harán las lesbianas para coger?”
一¡Ajá! ¡Sabía que era Silvina! ¿Y por qué tanta curiosidad? ¿Quería hacerse una paja mirando chicas?
一Ay, tarado, ¿eso es lo único que te importa? 一Preguntó Flor.
一No sé, simplemente salió el tema. Yo no sé mucho de sexo, aunque me hacía una idea de lo que harían dos mujeres en la cama… pero igual el video me dejó impactada. Bueno, no era este mismo video, pero sí uno parecido… con dos chicas chupándose las conchas.
一Y de casualidad ¿no les dio por poner en práctica lo aprendido? 一Pregunté, guiñandole un ojo.
Lucía soltó una risita nerviosa.
一Che, que es tu hermana 一se quejó Flor.
一¿Y a vos no te da curiosidad saber si la chica tuvo su primera vez con su amiga?
一Estás insinuando que tu hermana es tortillera.
一No estoy insinuando nada. Hoy en día la gente está más liberal con respecto al sexo. Muchas mujeres probaron con otras mujeres. Hasta Carolina se comió alguna concha…
一¿De verdad? 一Preguntó Flor一. ¿Ella te lo contó?
一Sip.
一¿Y vos qué pensás sobre eso? 一Quiso saber Lucy一. ¿No te pone celoso?
一No, al contrario. Me gusta saber que mi novia probó concha… quizás algún día la pueda convencer de hacer un trío con alguna de sus amiguitas.
一¡Ja! ¿Y vos pensás que ella va a aceptar? 一Dijo Flor, con los brazos en jarra. Sus ojos se fijaron en la pantalla, donde pudimos ver a la hermosa mujer deleitándose con los labios vaginales de su amiga一. ¿Podés sacar esto, Lucy? Es un asco.
一A mí no me da asco 一aseguré.
一A mí tampoco 一dijo Lucy.
一¿Sos lesbiana, Lucy?
一¿Y vos sos pajera, Flor?
一Hey, te pregunté bien.
一Yo también. Vos contestame si te hacés la paja, y yo te contesto si soy lesbiana.
Florencia se quedó en silencio durante unos segundos, miró la pantalla y dijo:
一¿No hay algo más interesante para ver?
一¿Y qué te interesaría más a vos? 一Le pregunté.
一No sé, algo con más acción, porque esta mina, lamiendo concha con tanta parsimonia, me está durmiendo.
Lucy buscó otro video, en pantalla apareció una pendeja morocha que debía tener la misma edad que ella, se bajó la tanga, abrió las piernas frente a la cámara y mostró su vagina completamente depilada. Casi al instante empezó a acariciarse la concha.
一¿Por qué ponés eso? 一Preguntó Flor.
一Porque sé que te da vergüenza. Mirá, la piba sí se manda dedos en la concha, no la tiene llena de telas de araña como vos.
Efectivamente, la chica del video se estaba colando los dedos con gran entusiasmo, y eso empezó a despertar lo que yo tengo entre las piernas. Comencé a sospechar que quizás no es una buena idea mirar videos porno junto a mis hermanas.
Estaba por poner alguna excusa para ir a mi pieza cuando Florencia dijo:
一Dejame buscar algo a mí.
Eso despertó mi interés y el de Lucía. Ella le cedió el teclado inalámbrico y Flor buscó algo entre todos los videos recomendados de esa página web. No soy tan ignorante respecto al porno, en la casa de Carolina miré varios videos junto a ella. Es una forma genial de despertar el tiburón. Sin embargo me sorprendió que Flor se manejara tan bien por la web. No dudaba a la hora de hacer click y cuando encontró el video que buscaba, lo puso rápidamente en pantalla completa.
Vimos a una chica muy hermosa, de ojos azules y cabello rosado, estaba maquillada haciendo juego con el color de su pelo. Ella parecía estar sentada al borde de una cama. De pronto, de costado, apareció una gran verga erecta, la chica sonrió con picardía a la cámara, agarró la pija y se la llevó a la boca.
一Esto sí me gusta 一dijo Flor.
一¿O sea…? ¿Eh…? 一Lucy parecía confundida一. ¿O sea que podés admitir que te gustan los petes… pero te da vergüenza decir que te hacés la paja? ¿Quién te entiende, hermana?
一No hay nada de malo en hacer un pete 一aseguró Flor.
一No dije que lo hubiera… es que…
一¿Alguna vez hiciste uno? 一Le preguntó Flor.
一Em… no… es decir… no te importa.
一Ah, ¿eso sí te dio vergüenza, pendeja? ¿A quién le comiste la verga? 一Lucy no respondió nada一. Te imaginaba pajera, pero no petera.
一¿Y vos? ¿A quién le andás haciendo petes? 一Preguntó Lucy.
一Ahora a nadie. Pero no te olvides que tuve novio durante un año. No soy virgen… a diferencia de otra.
一Che, dejen de pelear 一intervine一. Si Lucy es virgen o no, es problema de ella… y no tiene que sentirse mal por eso.
一Es cierto 一dijo Lucy一. Es un tema mío. 一Volvió a mirar la pantalla, la chica estaba haciendo un gran esfuerzo por tragar esa pija completa, pero era obvio que no lo iba a conseguir一. Qué grande 一dijo, con las mejillas sonrosadas.
一Es porno, nena 一dijo Flor一. Acá todos los actores tiene la verga grande. Eso es lo malo del porno, te hace creer que tu novio la va a tener así de grande, y después te llevás una desilusión.
一¿Lo decís por experiencia? 一Le preguntó Lucy.
一La verdad es que sí. O sea, la de mi novio no estaba mal… pero al lado de esto… no hay comparación.
一Debe ser difícil encontrar a un tipo que la tenga así 一dijo Lucy.
一¿Difícil? Casi imposible, diría yo…
一Yo la tengo así 一dije.
Las dos giraron sus cabezas al unísono y clavaron su mirada en mí.
一¿Me estás cargando? 一Preguntó Flor.
一Para mí está mintiendo 一sugirió Lucía.
一Es un exagerado…
一Estoy diciendo la verdad. ¿Por qué creés que Carolina está tan contenta conmigo? Ella es hermosa, podría andar con cualquier tipo… pero me eligió a mí.
一Yo pensé que ella te había elegido porque venís de una familia de plata 一dijo Lucía.
一A Caro no le importa la plata 一dijo Flor, como si estuviera hablando de su íntima amiga一. Pero creo que sí le importa mucho la verga.
一¿De verdad creés que Benja la tiene así de grande?
一No sé… pero hay una forma de comprobarlo. Benja, bajate el pantalón.
一Ok…
Di un tirón a mi pantalón y en un segundo liberé mi pene.
一¡Aynnononoayno! 一Gritó Lucy, tapándose los ojos con ambas manos.
一¡Ay, no te lo puedo crer! ¡Sos un tarado! 一Exclamó Flor一. ¡Te lo dije en joda!
一Yo pensé que lo decías en serio.
一¡No, pajero! ¿Cómo te voy a pedir que me muestres la pija?
一A mí no me molesta mostrarla…
De pronto a Lucy le dio uno de sus simpáticos ataques de risa. No hay nada más divertido que escucharla reir. Su cara se puso de un violeta intenso, casi se ahoga.
一¿Y vos de qué te reís, boluda? 一Preguntó Flor.
一De vos me río. ¿Sos estúpida? Ya sabés que Benja no tiene vergüenza de nada. Si fuera por él, andaría todo el día en culo por la casa. Si le pedís que se baje el pantalón, es obvio que lo va hacer. 一Ella formó una rendija entre sus dedos y espió mi pene一. A mí no me parece tan grande.
一A mí tampoco 一dijo Flor一. ¿Ves? Sos un exagerado.
一Hey, está así porque no la tengo dura. Si la tuviera parada sería mucho más grande.
一¿De verdad? ¿Tanto cambia el tamaño?
一No sé, quizás no siempre cambia tanto 一dije一. No ando mirando penes. Pero en este caso, te aseguro que sí.
一Eso lo tenemos que averiguar 一dijo Lucy.
一¿Estás pensando lo mismo que yo? 一Preguntó Florencia, con mucha picardía.
一No sé qué estarás pensando vos… pero yo digo que tenemos que encontrar alguna manera de que a Benja se le ponga dura.
一Estaba pensando en lo mismo.
Las dos me miraron fijamente y pude notar mucha malicia. Esto se está poniendo interesante. Me pregunto qué métodos emplearán mis hermanas para ponerme dura la pija. No pienso ayudarlas en lo más mínimo, si ellas quieren que se me pare, deberán buscar la forma de hacerlo.