Un fin de año muy especial
Esta historia empieza como cualquier otra de un día normal. Era treinta y uno de diciembre y se acercaba la fiesta de nochevieja, teníamos pensado pasarla tomando algo con los amigos de toda la vida como cada año, pero este iba a ser diferente.
Esta historia empieza como cualquier otra de un día normal. Era treinta y uno de diciembre y se acercaba la fiesta de nochevieja, teníamos pensado pasarla tomando algo con los amigos de toda la vida como cada año, pero este iba a ser diferente.
Nosotros somos una pareja joven, aunque ya llevamos varios años juntos, Yo me llamo Pedro, tengo veintinueve años, un metro setenta y cinco, setenta kilos, de piel morena, pelo corto, con barbita de tres días y un cuerpo trabajado de gimnasio, ella es Ainhoa, veintiocho años, un metro sesenta y tres, cincuenta y tres kilos, de piel clara, pelo largo castaño, con algunas pequitas por la cara, cuerpo trabajado en el gimnasio con unas piernas bien torneadas, culo duro, abdominales un poco marcados y un buen pecho, talla noventa y cinco copa c.
Este año venía un buen amigo nuestro desde Berlín, estaba trabajando allí y volvía a España para visitar a los familiares y pasar la nochevieja con los amigos, como no tenía casa en Madrid le ofrecimos que durmiera en la nuestra, teníamos una habitación libre y realmente era un placer tenerle con nosotros. Nuestro invitado se llamaba Juan, veintinueve años, un metro ochenta, pelo corto, ojos castaños, delgado, no es una persona muy deportista aunque tenía una buena figura, un chico con percha como se suele decir.
Esta noche empezó como cualquier otra, nos preparamos para la cena, yo iba con unos zapatos marrones, vaqueros y una camisa, Ainhoa iba con unas mallas grises y una camiseta larga con algo de escote. Cenamos con la familia, vino, risas, las uvas y un par de copas antes de salir de casa. A eso de la una y media de la madrugada Ainhoa y yo abandonamos la cena familiar para reunirnos con nuestros amigos entre los que estaba Juan. Tomamos unos chupitos y brindamos por el nuevo año. Después de esto ya nos fuimos a un bar a seguir la fiesta y tomar algo. Durante la noche en algunos momentos Ainhoa y yo estuvimos bailando apretados y metiéndonos mano, a ella le encanta, le excita mucho tocarnos en lugares públicos llenos de gente donde nos puede ver cualquier persona.
Después de la fiesta nos fuimos a tomar el chocolate con churros y nos dirigimos a casa Juan, Ainhoa y yo. Aunque deberíamos estar bastante cansados lo cierto es que estábamos bastante animados, con pocas ganas de irnos a dormir, así que decidimos tomar una última copa en el salón antes de acostarnos. Comentamos un poco la noche mientras nos bebíamos nuestra copa, pero la cosa se estaba poniendo aburrida. Así que sin más propuse un juego.
-¿Y si jugamos a verdad o atrevimiento? Podría ser divertido. Si no al final nos vamos a ir a dormir.
Ainhoa comento. – Venga puede ser divertido. Pero nada de mentir, tenéis que decir la verdad y atreveros ¡eh!
Aquello prometía ser bastante divertido, conozco bien a Ainhoa y cuando vi la cara de picardía que estaba poniendo me di cuenta de que iba a calentar el juego en cuanto pudiera, así que empezamos a jugar. Como no podía ser de otra forma empezó Ainhoa y para empezar me pregunto.
-¿Pedro, verdad o atrevimiento?
Me lo pensé por unos segundos pero conteste: -Verdad.
Y para dar un punto de humor y picardía Ainhoa me pregunto.
-¿Es verdad que eres un poco exhibicionista y siempre que puedes te gusta enseñar tu cuerpo?
Mi respuesta inmediata fue: - Mira quien fue a hablar, la que no le gusta nada enseñar y que la miren, pero sí, soy un poquito exhibicionista me gusta que me miren, para algo estoy entrenando en el gimnasio todas las semanas.
Todos nos reímos bastante pero decidí vengarme un poco. Como era mi turno le pregunté a Ainhoa.
-¿Verdad o atrevimiento? Piénsatelo bien eh.
Ainhoa me contesto. –Verdad, a ver qué es lo que se te ocurre preguntarme.
Mi pregunta entre risas fue: - ¿Es verdad que te encanta que te meta mano en lugares públicos?
Ainhoa se puso un poco roja, pero se repuso rápidamente y poniendo cara de picara me contesto: - Ya sabes que me encanta que me toques en sitios llenos de gente. Eso me pone muy caliente.
Yo me empecé a reír y Juan estaba entre reírse y no saber dónde meterse, estaba sorprendido y a la vez disfrutando del espectáculo que estábamos dando. Por supuesto Ainhoa que también estaba disfrutando de la situación le dijo a Juan.
-No te rías tanto que ahora es tu turno, qué prefieres ¿verdad o atrevimiento?
Juan, se lo pensó por un segundo y contestó entre risas: -Tal y como está la cosa creo que voy a probar con atrevimiento.
Ainhoa lo miró pensativa y le dijo: - ¿Así? Prefieres un reto a contestar a mis afiladas preguntas, pues entonces lo que tienes que hacer es levantarte ponerte en medio de la sala y hacernos un stripteasse.
Juan me miró y yo entre risas le dije: - El juego es el juego, así que tienes que hacerlo.
Puse un poco de música con el móvil y Juan se puso de pie y empezó a bailar al son de la música mientras se quitaba la ropa. Primero se quitó la camisa dejando su torso al desnudo y se la tiro a Ainhoa, mientras nos reíamos y mirábamos como bailaba Juan se quitó los zapatos y calcetines, mientras bailaba le jaleábamos: ¡tío bueno! ¡ese cuerpo!. Finalmente empezó a quitarse los pantalones poco a poco haciendo gestos graciosos y se quedó solo con unos boxers. La verdad que Juan tenía un buen cuerpo, y esos boxers ajustados dejaban entrever que tenía un buen miembro, no tenía una erección completa pero ya se dejaba entrever que estaba empezando a tenerla. Entonces pare la música y cuando Juan se disponía a coger sus pantalones Ainhoa le paró y le dijo.
-Juan, ¿Qué haces? Aún no has terminado el stripteasse aún llevas puestos los boxers y el stripteasse tiene que ser integral.
Juan se puso rojo y me miro, yo volví a poner la música y le dije.
-El juego es el juego y te ha tocado quedarte totalmente desnudo.
Así que empezó a bailar otra vez y poco a poco se quitó los boxers y se quedó desnudo tapándose el miembro con las dos manos. Así que Ainhoa empezó a cantar divertida.
-¡Sin manos! ¡Sin manos!
Entre el alcohol y que la situación daba para seguir adelante Juan quitó las manos de su miembro y lo dejo al aire, medía unos diecinueve centímetros y era bastante gordo. Ainhoa se quedó mirando el miembro y se le escapó un.
-Pedazo de polla.
Juan y yo nos quedamos mirándola y entonces ella se dio cuenta de lo que había dicho por lo que se escondió un poco detrás de un sofá mientras nosotros nos reíamos.
Juan recogió sus boxers y sus pantalones y se los volvió a poner dejando su torso desnudo al aire. Era el turno de Juan por lo que se dirigió a Ainhoa y le dijo.
-¿Verdad o atrevimiento?
Ainhoa rápidamente contestó. – Verdad.
Así que Juan mirándola a los ojos le preguntó. -¿Te has puesto cachonda con mi stripteasse?
Ainhoa le mantuvo la mirada se mordió el labio y le contestó. – Si, no puedo mentir la verdad me he puesto un poco cachonda. Es que lo has hecho muy bien Juan.
Yo observaba la escena divertida pensando, solo les falta tirarse uno encima del otro.
Ainhoa me miro y me dijo.
-Ahora te toca a ti, ¿Verdad o atrevimiento?
Yo le conteste. – Verdad por supuesto.
A lo que ella me contesto. - ¿Y tú, te has puesto cachondo con el stripteasse de Juan? No me mientas que te conozco.
No pude contestar otra cosa que: - Si no miento tengo que decir que un poco cachondo sí que me ha puesto, ya me conocéis soy un poco viciosillo.
Esto desató las risas de los tres. Realmente lo que me había puesto cachondo era ver como Ainhoa se mordía el labio y se calentaba viendo como Juan se desnudaba, ya me estaba imaginando lo que su cabeza estaba maquinando. Sin dar mucho más tiempo le pregunté a Ainhoa.
-¿Verdad o atrevimiento?
Ainhoa me contesto. –Venga atrevimiento que si no solo contesto preguntas.
A lo que le dije. – Ahora el stripteasse lo tienes que haces tú y además quiero que al final hagas algo que nos impacte un poco.
Ainhoa rápidamente dijo. - ¿Qué os impacte? No lo entiendo muy bien, dame alguna idea.
Sin pensarlo mucho le conteste. – Si no se, haz un baile con la silla o lo que se te ocurra ¡Sorprendenos!
Así que puse un poco de música Ainhoa se levantó, se quitó las botas y los calcetines y Juan y yo nos preparamos para ver el espectáculo.
Ainhoa empezó a bailar muy sexy como solo ella sabe, nos paraba de mirarnos a los ojos mientras bailaba y yo no podía evitar calentarme cada vez más, miré a Juan y vi que tenía su mano encima del vaquero tocándose el miembro, se le veía cada vez más cachondo.
Ainhoa que se había percatado de nuestro estado empezó a quitarse las mallas de manera muy sexy sin parar de bailar. Tenía una camiseta larga por lo que pudimos ver un poco el tanga y el principio del culo, pero aún no mucho más. Cogió una silla y abriendo las piernas nos dejó ver su tanga, era rojo de encaje. Ella notaba como estábamos cada vez más cachondos. Yo no podía aguantar mucho más tenía unas ganas terribles de quitarme toda la ropa y empezar a masturbarme mientras miraba su espectáculo, pero aguante aún un poco más.
Ainhoa mientras seguía bailando se quitó la camiseta larga quedándose en ropa interior, lo cierto es que estaba espectacular, tenía un cuerpo muy trabajado y el conjunto de tanga y sujetador rojo de encaje le quedaba como un guante. Se acercó hacía Juan y empezó a bailarle encima, cuando este se disponía a tocarla Ainhoa le golpeó en la mano y le dijo.
-Se mira pero no se toca, solo lo que yo quiera. Así que desabróchame el sujetador.
Juan la obedeció y le quito solo el sujetador. Ainhoa volvió al medio de la sala y siguió bailando quitándose el sujetador con gracia, después de quitárselo se lo colocó a Juan en la cara y se dirigió a mi caminando con mucho estilo. Empezó a bailarme encima y cuando fui a tocar sus maravillosos pechos me paro y me dijo.
-Si nuestro invitado no ha podido tocar, tu tampoco. Ahora quiero que seas tú el que me baje el tanga.
Empecé a bajarle el tanga mientras me miraba a los ojos y dejaba su sexo enfrente de mi cara. Se apartó de mí dejándome con su tanga y volvió a la mitad de la sala para empezar a bailar otra vez. Se sentó en la silla y abrió las piernas dejándonos ver todo su sexo. Y nos comentó.
-Ahora viene la parte impactante.
Así que Ainhoa empezó a recorrer sus pechos con las manos, humedeciendo sus dedos con su boca de manera muy provocativa, y luego jugando con sus pezones. Juan y yo estábamos que no podíamos más, pero Ainhoa siguió con su show, se levantó de la silla se inclinó y empezó a pasar sus dedos por su sexo y por su ano. Después se volvió a sentar en la silla con las piernas abiertas y empezó a masturbarse, a pasar sus dedos por todo su sexo, por el clítoris, recorriendo los labios de su vagina hasta introducirse un par de dedos y luego moviéndolos rápidamente e introduciéndolos hasta el fondo.
Yo no podía más así que me desnude con intención de coger a Ainhoa y tomarla allí mismo. Cuando ella vio mis intenciones me dijo.
-Te he dicho que no se toca si yo no quiero. Ahora lo que quiero es que os desnudéis los dos y empecéis a pajearos. Sé que lo estáis deseando.
Dicho y hecho. Al segundo Juan y yo estábamos desnudos haciéndonos una paja mientras veíamos como Ainhoa se masturbaba mientras nos miraba desde la silla. Sé que esto cada vez ponía más caliente a Ainhoa porque a ella le encanta ver como los tíos se masturban y se ponen cachondos mirándola.
Sin más ella se levantó y fue hasta donde estaba Juan, se puso de rodillas delante suyo, me miró y me dijo.
-Los invitados primero cariño.
Y mientras yo me pajeaba ella cogió y empezó a recorrer la polla de Juan con su lengua mientras le agarraba con una mano los testículos. Juan lo estaba disfrutando enormemente y yo estaba totalmente fuera de mí, no podía parar de masturbarme viendo como mi novia estaba chupando la polla de mi amigo. Ella agarró su pene con una mano y mientras lo masturbaba se metió el principio del pene en la boca, no paraba de chuparlo, lo estaba saboreando como una loca, poco a poco fue bajando y finalmente se introdujo todo el pene de Juan en la boca, este la miraba fuera de sí, estaba disfrutando de la mejor mamada de su vida. Mientras Ainhoa seguía disfrutando del pene de Juan sin parar yo me acerque por detrás y empecé a masturbarla, recorriendo todo su sexo e introduciendo dos dedos hasta el fondo moviendolos sin parar. Ella estaba disfrutando mucho con ello y no paraba de gemir mientras seguía haciéndole la mamada a Juan. Así que le dije a Ainhoa que se pusiera a cuatro patas en el sofá mientras seguía disfrutando del pene de Juan, ella me hizo caso así que dejó todo su sexo expuesto para que yo pudiera penetrarla mientras ella no paraba de subir y bajar la cabeza, quería hacer que Juan se corriera.
Coloque la punta de mi pene en su vagina y empecé a meterla poco a poco entrando sin parar hasta llegar al fondo. Ella pego un pequeño grito y yo le correspondi con un pequeño azote en su culo, eso le encanta, y empecé a dar embestidas primero despacio y luego más rápido y más fuerte.
Ainhoa empezó a gritar. – ¡Dios! Que pedazo de polla, no dejes de follarme.
Mientras seguía masturbando y chupando el pene de Juan.
Juan ya no podía más, así que le dijo a Ainhoa. – Vas a conseguir que me corra, estoy a punto.
Ella le miró, gimiendo mientras yo la embestía por detrás y le contestó. – Eso es lo que quiero, que te corras, quiero probar el sabor de tu semen.
Así que volvió a meterse el pene de Juan en la boca y no dejaba de chuparlo sin parar, este no aguanto más y descargó todo su semen en la boca de Ainhoa. Esta no paraba de chupar el pene y disfrutar de su semen, tragando hasta la última gota. Ella se sacó el pene de Juan de la boca y me dijo.
-Vamos fóllame fuerte ¡quiero que te corras dentro de mí!
Yo también estaba a punto, así que seguí empujando todo lo rápido y fuerte que podía, mientras ella besaba apasionadamente a Juan. Yo no podía más así que tuve un orgasmo brutal llenando la vagina de Ainhoa con mi semen.
Juan y yo estábamos sentados en el sofá exhaustos. Ainhoa nos miró y nos dijo.
-Esto aún no ha acabado, yo aún quiero más. Y aún quiero sentir la polla de Juan dentro de mí.
Así que Ainhoa se acercó a Juan y empezó a besarle apasionadamente mientras recorría su cuerpo con sus manos, Juan tampoco se quedaba corto y empezó a pasar sus manos por todo el cuerpo de Ainhoa, tocando sus pechos, su abdomen, su culo, su sexo. Poco a poco vi como el pene de Juan volvía a crecer y tener una tremenda erección.
Ainhoa agarrando el pene duro de Juan se subió encima suyo y se lo introdujo hasta dentro y empezó a subir y bajar rápidamente sin parar. Mientras Juan pasaba su lengua por los pechos de Ainhoa y los agarraba y sobaba con las manos.
Juan no paraba de decirle. – Que buena estas, menudas tetas, y como follas.
Mientras ella gemía y decía. – No pares de comerme las tetas. Menudo pollón tienes, me encanta.
Yo viendo esta escena agarre mi pene que estaba duro como una piedra y empecé a masturbarme.
Ainhoa me miro y me dijo. – Trae eso aquí, que lo quiero en la boca.
Así que me levanté y me puse al lado de Ainhoa dejando mi pene al lado de su boca para que pudiera chuparlo mientras subía y bajaba encima de Juan.
Ainhoa no paraba de moverse cada vez de manera más rápida y salvaje. Mientras Juan seguía disfrutando con sus pechos se sacó mi pene de la boca y empezó a gemir cada vez más alto, moviéndose como una loca arriba y abajo.
Ainhoa empezó a gritar. - ¡Me voy a correr! No pares Juan que me corro.
Ainhoa no paraba de moverse, estaba teniendo un orgasmo brutal, no podía parar de gritar.
-Vamos Juan, quiero que te corras dentro de mí.
Y Juan la agarró por el culo, la tumbó en el sofá y empezó a empujar como un loco. Estaba descontrolado. Nunca había visto a nadie empujar con tanta violencia. Ainhoa no paraba de gritar y de agarrar el culo de Juan intentado que se la metiera más al fondo. Yo me puse al lado de la boca de Ainhoa y empecé a masturbarme. Ella me miró y abrió la boca para que pudiera meterle el pene en la boca mientras era follada de manera salvaje por Juan.
Juan empezó a gemir muy fuerte y pude ver como se iba a correr, así que empecé a masturbarme más rápido, aquella situación me ponía a mil y necesitaba correrme enseguida.
Juan empezó a gritar y empujar más lento pero muy fuerte, se estaba corriendo. Ainhoa agarraba a Juan para que se la metiera más al fondo, quería sentirlo muy dentro mientras él se corría dentro de ella.
Cuando el terminó Ainhoa agarro mi pene y empezó a masturbarlo como una loca mientras me miraba a los ojos y me decía.
-Vamos quiero que te corras encima mía.
Estaba fuera de sí y me encanta como me masturba, ella no paraba de masturbarme y cada vez lo hacía más rápido, mirándome con cara de querer estar follándome todo el día.
No aguante mas y me corrí encima de sus pechos, ella estaba encantada así que nos dio dos besos uno a cada uno y se fue a la ducha.
Allí me quedé con Juan los dos tumbados exhaustos esperando nuestro turno para poder ducharnos después de haber disfrutado de la mejor nochevieja de nuestra vida.