Un feliz cumpleaños (1)
Al bajar a la sala solo éramos los 2 y Rafael me agarro de la mano en ese camino, ya abajo decidimos seguir con los que nos interrumpieron, la salsa sensual. Me sentía muy atraída por Rafael y en eso volví a sentir a su amigo rozando mis piernas y sus manos apretaban casa vez más mi cintura, en eso
Hola, mi nombre es Camila, tengo 25 años y estoy casada hace 05 años con Alejandro (28 años) y vivimos solos en nuestra propia casa. La historia que contare es real y ocurrió hace 02 años sin proponérmelo.
Resulta que un día antes de mi cumpleaños llego Rafael, el mejor amigo de mi esposo a pasar un fin de semana en nuestra ciudad. Ambos fuimos a recibirlo al terminal, y vaya, Rafael estaba buenísimo, era alto y cuidaba de su cuerpo, un poco más y me quedo boquiabierta, parecía un modelo. Se saludaron con un gran abrazo y a mí un poco más y me carga, me sentí confundida cuando hizo eso ya que a pesar de ser muy amigo de Alejandro no era tan amigo mío, por temas de distancias más que nada. Nos fuimos a nuestra casa y mi esposo compro unos vinos para que celebráramos la llegada de Rafael. Después del almuerzo Rafael dijo que se iría a buscar hotel, Alejandro le dijo que sería una ofensa si es que no se quedaba en nuestra casa e insistió a que se quedara y al final Rafael acepto. Yo fui quien subió a acomodar las cosas de Rafael en su cuarto, en eso sentí pasos que se detenían en la puerta, sin embargo yo estaba estirada alistando la cama, pero al voltear no vi a nadie y esos no eran los pasos de Alejandro. Al bajar solo estaba mi esposo alistando las copas y minutos después bajo Rafael del segundo piso, mis sospechas eran ciertas.
Estuvimos bebiendo por horas y cada vez conocía más a Rafael y me caía mejor, mejor dicho: me gustaba más. En todas las horas que estuvimos bebiendo, Rafael aprovechaba cuando mi esposo iba al baño y me tuteaba como si me conociera de años y yo me reía de las cosas que me decía ya que tenía bastante sentido del humor; creo que se daba cuenta que él me gustaba. Ya de noche ambos se animaron para ir a beber fuera y Rafael era, quien descaradamente, me insistía mas para que yo vaya con ellos, sin embargo prefería que vayan solos porque no se veían muchos años. Ya antes de dormir me la pase pensando mucho en Rafael, en lo mucho que me había gustado, me puse como una quinceañera, bañándome pensando en él. Ya muy de noche cuando estaba dormida siento que abren la puerta y Alejandro me abraza y dice: Feliz Cumpleaños mi amor, Rafael quiere saludarte. Salgo del cuarto - con mi pantalón que es suelto, sin embargo se me deja ver mi culito redondito y mi blusa pegada - y Rafael me abraza y me dice: Feliz Cumpleaños Camila, no pensaba ser la primera visita que te salude en tu cumpleaños y no me soltaba - Pensar que si Alejandro no hubiera estado ahí no sé qué hubiese pasado-. Con Alejandro fuimos llevando a Rafael a su cuarto. Al acostarnos Alejandro me contaba que Rafael quería llegar para saludarme, algo que me emociono mucho, sin embargo Alejandro no lo veía con otros ojos ya que lo estimaba como hermano. Basta decir que Alejandro se quedó dormido casi al instante de lo tomado que estaba, sin embargo yo me la pase pensando – calentándome – en Rafael.
Ya por la mañana salí con Alejandro de compras por mi cumpleaños y me compre ropa pensando en Rafael, en lo que más le gustaría ya que por la noche se haría una fiesta por mi onomástico. - Vale decir que Rafael salió donde otros amigos que tenía en mi ciudad- . Estaba todo el día como un adolescente esperando a cuando él me viera con el vestido que compre. Rafael llego a eso de las 5 pm y dijo que no había bebido nada ya que se estaba guardando para la fiesta, me sentí especial.
Ya de noche me metí al cuarto para alistarme, Alejandro bajo a recibir a los invitados y yo me esmere más de lo debido en mi presentación para con los invitados (y más aun con Rafael), me coloque un hilo dental color negro, el cual hacía notar aún más grande mis trasero, el vestido era corto y apegado y resaltaba mis senos. Me hice esperar un poco para con los invitados. Al bajar a la sala estaban todos mis invitados esperándome, no olvidando la mirada de Rafael cuando me vio (creo que se excito) y todos me saludaron. La fiesta estaba muy buena, todos bailaban y Rafael me sacaba a bailar 3 canciones de 5 que ponían y en todas me sacaba una sonrisa, eso me encantaba de él y en todas me decía que envidiaba a Alejandro, que le preguntaría que tenía que hacer para tener una chica así. Las horas pasaban y Rafael traía más trago (como si fuese mi pareja) denotando que no quería que acabase la fiesta y cada vez quedaban menos invitados. Cuando quedaban tan solo un par de invitados hubo algo que me pareció extraño, Alejandro estaba muy mal, siendo eso poco común en él. Yo estaba bien picada y mis miradas con Rafael ya no disimulaban mucho. Al irse los invitados que faltaban, nos quedamos solo los 3, contando a Alejandro que más tenía los ojos cerrados que otra cosa. Nos pusimos a bailar una salsa sensual con Rafael y en eso sentí su pene rozando mi pierna y en vez de alejarme preferí hacerme la desentendida, ambos nos reíamos de todo cuando de pronto sentí una mano en mi hombro, era Alejandro, quien estaba muy borracho y nos abrazó fuerte, casi pegando mis labios con los de Rafael (claro que casual) y le dijo a Rafael que estaba muy contento que este en su casa y me dijo a mí que tenía que atenderlo muy bien, y Rafael y yo solo sonreímos. Decidimos llevarlo a su habitación y en ese proceso de cargarlo Rafael aprovechaba para tocar mis hombros y eso me gustaba. Lo acostamos en su cuarto y Rafael me dijo que teníamos que seguirla, que la noche estaba bonita y yo le respondí: ni había pensado en terminar la noche aun y nos reimos.
Al bajar a la sala solo éramos los 2 y Rafael me agarro de la mano en ese camino, ya abajo decidimos seguir con los que nos interrumpieron, la salsa sensual. Me sentía muy atraída por Rafael y en eso volví a sentir a su amigo rozando mis piernas y sus manos apretaban casa vez más mi cintura, en eso el me pregunta: te has dado cuenta? – de qué? – de que me gustas desde que te vi y ese vestido que te has puesto no hace más que encantarme y nos besamos, primero un beso de labios, sin embargo a los pocos segundos se volvió un beso de guerra de lenguas -vaya que eso me hacía sentir en el cielo- y sentí claramente como sus manos empezaron a bajar sobre mi culo y me levantaba el vestido y manoseaba mis nalgas de una manera muy rica. Detrás de mí había un espejo grande, en la cual a él le excitaba ver mi hilo y que este culo ya era de él. Yo empecé a agarrarle su pinga y la sentía tan tiesa que quería conocerla lo más pronto posible. Le desabroche el pantalón y le saque a su amigo, era grande, grueso y venoso, lo empecé a chupar como loca y le lamia las bolas, mirando su cara de excitación, le pasaba la lengua por todo el pene y le mordía suavemente el glande, él se echó en el sofá para estar más cómodo y se quitó el pantalón, me quito el vestido y me saco el sostén. Me dijo que quería probar mi chucha también y le hice un 69, la excitación era demasiada, me lo lamia tan rico, en eso me puso en 4 y me lo metía con fuerza, yo hasta gemía y a veces hasta gritaba, sin embargo la música era la cómplice ya que no se dejaba escuchar nada de nosotros. Mientras me lo metía yo agarraba sus bolas y las sentía tan tiesa, yo me movía como loca sintiendo esa pieza dentro de mí. Luego hizo que me sentara sobre él y yo hice lo mío: moví mi pelvis sin sacar su pene y veía su cara de gozo, sujetándome el culo con fuerza y chupándome la teta como loco, mordiendo los pezones, lo que parecía una guerra por ver quien excitaba más al otro.
En esos momentos me dijo que desde que me vio se propuso cacharme y yo me desconocía, y lo retaba: así que querías cacharme? Aquí me tienes, cáchame lo que quieras, hazme de todo y saque su pinga y se la empecé a chupar como poseída, en eso Rafael me tiro al suelo e hicimos la del perrito, yo apretaba con fuerza la alfombra y sentí como corría su leche dentro mío y sobre mi entrepierna, al mirarlo me di cuenta que ambos parecíamos que habíamos salido de un sauna, estábamos empapados en sudor, el sudor más rico. Nos vestimos y no cruzamos palabra, casi al entrar al cuarto siento que Rafael sujeta mis brazos y me besa apasionadamente y nos despedimos. Al entrar al cuarto Alejandro estaba profundamente dormido y me di un duchazo de agua caliente, pensando en mi feliz cumpleaños gracias a Rafael y me puse una bata corta para acostarme (pretexto: mucho calor de noche).