Un encuentro inesperado.
Tardé en contestar, no por no querer hacerlo, sino porque no tenía aire en mis pulmones..no me había recuperado del orgasmo anterior cuando comencé a sentir un roce que iba y venía en mi clítoris que me erizaba cada poro de mi piel, era mi tanga, aun puesto y empapado. En un momento dado volví a ver la imagen en el cristal, el movimiento de mi . Amante?, el balanceo de mis piernas a cada lado de su espalda con los tacones negros , el contraste del azul de mi vestido con la blanca pared, el muy cerdo ni siquiera se había bajado los pantalones para penetrarme, aspiré todo el aire que puede y claudiqué
Un encuentro inesperado------------------------------------------------
Por fin acaba una semana horrible de trabajo, una inspección sorpresa y dos broncas con mi jefe. Quedé con dos amigas para tomar algo esa noche, mi novio Jorge también iría, aunque algo más tarde, hoy no saldría de trabajar antes de las doce.
Tras ir a comprar al súper y de descansar un rato viendo la tele comienzo con mi ritual de los viernes noche: baño relajante donde aprovecho para depilarme bien, selección de mi ropa, hoy vestido azul añil entallado de cintura hacia arriba y con algo de vuelo en la parte de abajo, con la espalda al descubierto y escote en V, tacones a juego, tanga y sujetador de encaje negro y unos pantys igualmente negros. Unos ligeros toques de maquillaje y casi una hora de auto-peluquería y ya estaba lista.
Me miro al espejo del salón antes de salir, estoy radiante, no hay señas en mi cara de la desastrosa semana laboral y el vestido me sienta fenomenal, siempre he tenido algunos kilos de más; pero una mujer coqueta, con sutileza, le sabe sacar partido a sus curvas.
Tuve una relación de casi ocho años con mi anterior pareja pero lo habíamos dejado hacía casi dos años. Ahora llevaba cerca de tres meses saliendo con Jorge, nos veíamos a menudo pero seguíamos viviendo cada uno en su casa, no me imagino volver a tener una relación demasiado formal en esta etapa de mi vida.
Recogí a mi amiga Bea en su casa y fuimos directamente a la zona de bares de copas donde habíamos quedado con Andrea, otra muy buena amiga.
El tiempo pasaba volando, no nos veíamos desde hacía casi dos semanas y nos pusimos al día de nuestros últimos acontecimientos cotidianos, cosas tribales, del trabajo, de la familia, recordando anécdotas pasadas etc.
Al mirar el móvil veo un mensaje de Jorge:
--Cariño al final no iré, me voy a casa estoy cansadísimo, lo siento, nos vemos mañana para desayunar?--
YO: -- Ok, no te preocupes—
JORGE: --Avísame cuando llegues a tu casa para saber que llegaste bien, besos-
Yo no paraba de ir al baño cada media hora, siempre le pasa lo mismo a mi vejiga con la cerveza.
En uno de mis viajes al WC choqué con un hombre que estaba de espaldas a mi, casi le tiro la copa, que vergüenza.
--Uy..perdón--- le dije sin apenas mirarlo la cara.
Mi intención era seguir caminando pero una mano me agarró fuertemente por la muñeca.
--Espera….yo te conozco…tu eres de mi calle…siempre estabas por la tarde en el parque con las hermanas de Rubén, no?..cuanto tiempo…-
Le miré y lo conocí inmediatamente, era Leo, hacía cerca de diez años que no lo veía, era el tío más fanfarrón, imbécil e inmaduro del barrio. El era el eterno repetidor del instituto, siempre el líder de los grupitos del barrio. Imagínense un hombre de 25 años rodeado de niños de 16, patético.
Físicamente no había cambiado mucho, siempre había sido ancho de espalda, con unas facciones algo brutas, pelo corto, tez morena, ni guapo ni feo, ahora había subido algo de peso y ya se notaban algunas canas en su pelo y barba… debería de rondar ya los 45 años.
-- Ahh sí bueno…-- yo no sabía que decir, no esperaba verlo.
--Sí, tu cara me suena….-- intenté decir algo coherente pero me cortó antes de que pudiese acabar la frase.
--Mi cara te suena??? Jajajaj….pero si babeabas con tus amigas por mí durante años…jajaja….tu eras la gordita que me dejaste una carta de amor en mi buzón una vez jjajajaja--- se reía en tono jocoso.
El muy idiota no ha cambiado ni una pizca en estos años, ya me fastidió la noche.
--Bueno de eso hace mucho… me alegro verte..adiós- - le dije lo más educadamente posible, con intención de volver junto a mis amigas, pero seguía sujetándome por la muñeca.
--Pero espera no te vayas…ya veo que el tiempo te ha sentado fenomenal… que buenorra que estás jaja.. menudo cuerpazo has echado…todavía estás a tiempo de que te dé un besito - - tiró de mi hacia él intentando bailar conmigo, su aliento apestaba a alcohol y seguía riendo con esa risa escandalosa y estúpida, el muy cretino intentó besarme. Me eché hacia atrás y lo empujé intentando zafarme pero su mano seguía fundida en mi muñeca, me hice un poco de daño. Finalmente tras dedicarle unas cuantas palabras malsonantes me soltó y me fui a toda prisa.
Llegué a la mesa junto a mis amigas y les conté lo ocurrido, Bea no lo conocía pero Andrea sí.
Andrea: --Menudo baboso nunca cambiará… No le hagas ni caso seguro que vino a visitar a los padres, mi hermano me dijo que estaba trabajando fuera de la ciudad desde hace años --
Intenté no darle mucha importancia al asunto, la verdad que todo pasó en unos segundos, aunque para mí duró una eternidad y peor aun me hizo recordar lo mal que lo pasé en mi adolescencia por su culpa.
Leo, vivía dos portales más allá de mi edificio, como dije no era especialmente atractivo, pero por su personalidad y por que era mayor que el resto de los chicos con los que nos relacionábamos muchas de las chicas del barrio, yo incluida, nos derretíamos por él. Es cierto, una vez le dejé una nota, no en su buzón como dijo, sino en el limpiaparabrisas de su automóvil. Más tarde, ese mismo día, me vio en el parque, se acercó y me tiró la carta de mala manera, me gritó que él no salía con gordas y menos con niñas. Yo estaba con varios amigos y amigas del instituto, fue de lo más humillante que había vivido hasta entonces.
Dejando de lado esos breves recuerdos de mi adolescencia, la noche siguió como de costumbre, charlando y riéndome con mis amigas. Sobre las 4:00 de la madrugada decidí dar por terminada la velada, Bea dijo que seguiría un poco más, había visto a dos compañeros de trabajo y seguiría la fiesta con ellos en otro local, Andrea me acompaño hasta mi coche y conduje hasta casa.
Dejé el coche en mi plaza de estacionamiento, en el sótano del edificio y me dirigí hasta el ascensor, pulsé el botón y nada, nuevamente averiado. Joder!! Ahora a subir cuatro pisos de escalera y para colmo con la vejiga apunto de explotar.
Subí el primer tramo y me quedo de piedra. Entando por el portal me encuentro de frente con Marcos.
-Hola guapa, sigues viviendo aquí?- Me pregunta.
No supe que contestar, parecía más sereno y menos borracho que hace unas horas.
- Yo me quedo en el piso de Rubén hasta el lunes, las viejas amistades están para algo- dice.
Pasa a mi lado y se dirige al ascensor.
-No funciona, está averiado-
-No me jodas, ahora a subir hasta el sexto por las putas escaleras!!-
Yo ya había empezado a subir, giro en el primer tramo y noto como el dolor en mi muñeca derecha vuelve repentinamente, violentamente me giran, era Marcos que me agarraba nuevamente.
-Que coño haces idiota!- repliqué.
De pronto me vi empujada contra la pared, inmovilizada por el peso del cuerpo de Marcos contra el mío. Por una milésima de segundo pensé que esto no estaba ocurriendo, que era un mal sueño o que había caído de bruces al tropezar con algún escalón. Intenté zafarme golpeándolo en la espalda con mi mano libre, resultó inútil, me cogió ambas muñecas con una sola mano y me colocó los brazos contra la pared, por encima de mi cabeza. Cada músculo de mi cuerpo se tensó.
-Que haces hijo de puta! Suéltame!! Que coño haces- intentaba revolverme pero su cuerpo me aprisionaba.
- No seas tonta putita…esto era lo que querías…que te den tu merecido-
Su aliento era ardiente, se impregnaba en el lateral de mi cuello, seguía apestando a alcohol y el tono de su voz delataba que no estaba bromeando.
- Que me sueltes ya cerdo!!-
Su mano libre comenzó a apretar mi muslo, a buscar mi entrepierna.
- Umm… que tenemos aquí- me paso la mano por mi entre pierna, primero por encima de la tela, luego hurgó con sus dedos y me hizo un agujero en los pantys, comenzaba a manosear mi sexo por encima de mi ropa interior.
-
- Pero si resulta que la niña gordita se transformó en cisne….pero en una cisne muy puta-
- Déjame ya gilipollas…por favor para..- antes de poder volver a decir nada el muy cerdo rodó mi tanga y me introdujo tres dedos de golpe en mi vagina.
- Ahhh!!! Noo!! Joder para, para!! – pero no se detuvo continuó violentándome con sus dedos, con internadas cada vez más profundas y violentas.
- Que zorra eres Martita… no tienes ni un pelo en el coño… ibas de fiesta hoy a follarte a quien tú quisieras, no perra?…. Jodida zorra…¿como estás tan buena crees que puedes elegir hombres como eliges vestidos, eh? tu sabías desde que te vestiste, que esta noche ibas a buscar una buena verga que te follara.. así que no te quejes guarra..- sus palabras se clavaban en lo más hondo de mi, nunca me habían tratado de ese forma, no se porqué, yo seguía con una sensación de desagrado ante su intrusión en mi cuerpo, pero noté que comenzaba a lubricar, él no había parado el frenético movimiento de su mano, y con la otra seguía aprisionándome contra la pared… no podía ser… mi sexo me decía que se aproximaba un orgasmo.
- Joder….ah…ah..no..—intenté ahogar mi gemido, no quería darle el placer de que oyese que me estaba derritiendo en su mano, pero no dio resultado mi respiración agitada al alcanzar el clímax me delató, cerré los ojos un instante, apoyé mi barbilla en su hombro, aspire su olor, su olor a hombre, a mezcla de sudor y colonia barata y disfrute de un corto pero intenso orgasmo.
-- Así..nena…córrete hija de puta!!!—me ordenaba.
En la otra pared, a escasos dos metros, el reflejo del cristal de la caja de un extintor, con una luz tenue, azulada por las luces de emergencia de la escalera, me devolvió una imagen de una espalda ancha, fuerte, protectora pero dominante, de unas piernas y glúteos que se adivinaban tensos y duros en unos ceñidos vaqueros… me excité, no se como describir la sensación, pero nunca habían sacado de mí lo que este cretino había sacado.
Instintivamente, mientras vislumbraba la escena en el cristal y mientras se desvanecían las últimas décimas de mi orgasmo y mi respiración se volvía más lenta y profunda levanté una pierna y rodeé a Marcos. No se porqué lo hice.
- Cabrón, hijo de puta!.-
- Cállate zorra… ahora vas a saber lo que es bueno— Marcos con una mano aguantaba mi pierna en alza y soltándome los brazos, con la otra mano se bajó la cremallera y se sacó su miembro. Yo seguía sin dar crédito a lo que estaba pasando, me sentía totalmente sumisa y rendida a él, seguía en tensión, pero estaba muy excitada. Con un hábil movimiento de cadera me insertó su miembro de golpe, entró con facilidad, estaba empapadísima, sin miramientos me levantó la otra pierna y quedé suspendida. Empotrada contra la pared recibía las embestidas más violentas que había recibido jamás, su polla me colmaba, en unas cuantas estocadas me corrí de nuevo… mis jadeos parecían darle alas. No se detuvo esta vez tras notar mi orgasmo, continuó penetrándome salvajemente.
- ¿ Te gusta que te follen bien?... eh? ….contéstame joder… que me contestes zorra.-
Tardé en contestar, no por no querer hacerlo, sino porque no tenía aire en mis pulmones..no me había recuperado del orgasmo anterior cuando comencé a sentir un roce que iba y venía en mi clítoris que me erizaba cada poro de mi piel, era mi tanga, aun puesto y empapado. En un momento dado volví a ver la imagen en el cristal, el movimiento de mi…. Amante?, el balanceo de mis piernas a cada lado de su espalda con los tacones negros , el contraste del azul de mi vestido con la blanca pared, el muy cerdo ni siquiera se había bajado los pantalones para penetrarme, aspiré todo el aire que puede y claudiqué…
- Sí….Ahhhh..Sí-
- ¿Sí que zorra?.—
- Me gusta joder—
- ¿ El que te gusta?-
- ¿ Que me folles bien….cerdo, hijo de puta ah, ah- Sucumbí y volví a correrme como nunca.
- Ya sabía yo que reconozco una zorra desde lejos- Se detuvo, clavándomela unos segundos lo más hondo que pudo y me bajó. Casi me caigo al suelo de lo floja que tenía las piernas, y acabé apoyada contra su pecho. Me dio la vuelta bruscamente y pegó mi cara contra la pared dejándome con el culo en pompa, jaló del escote de mi vestido dejando al descubierto mis pechos, me los agarró con fuerza. – Joder.. menudas tetas que tienes Martita.. que buena estás - sentía su aliento en mi nuca y una lengua húmeda recorrerme mi espalda. Me pellizcaba los pezones, nunca me había gustado que lo hiciesen, pero esta vez era distinto disfrutaba y me calentaba aun más. Tiró con ambas manos por el agujero de mis pantys y los desgarró totalmente. Luego me levantó el vestido, y comenzó a bajarme el tanga, levante un poco una pierna para facilitarle la operación, pero recibí un azote en mis nalgas.
- Que haces…. No te lo voy a quitar….a las putitas como tú se les folla con las bragas puestas…así con el tanga por las rodillas- Sentí que se agachaba detrás de mí, acto seguido y sin esperármelo sentí su lengua recorrer mi sexo de arriba abajo, me estremecí. Lo hizo varias veces, yo no podía ya parar de gemir. – joder…ah..mmm. oh, joder-
- ¿Y ahora que?......- no supe contestar..-Que ¿Qué quieres zorra?... sentí una nueva nalgada a la vez que Marcos me agarraba del pelo. Lo cierto es que le dejaría que hiciese lo que quisiera.
- Métemela……- llegué a decir.
- Que? No te oigo maldita calienta pollas…
- Fóllame joder… fóllame cabrón…métemela porfavor-- Noté sus dedos aferrados a mis nalgas y su polla hirviendo entrar en mi, Dios que placer, que manera de… de follarme joder.
- Vaya culazo tienes, que puta eres.. joder que buena estás. Dios-- me decía.
- Más fuerte ¡!- Le pedí. – Fóllame fuerte cabrón… más.. más joder…ahhh Dios… joder síííí..joder .. así… más… no pares..por favor no pares- Estaba en el cielo…o quizás en el infierno… mi cara seguía contra la pared, notaba mi pelo tirante, mis jadeos desmedidos excitaban a Marcos, lo notaba en su ritmo, en como me tiraba más del pelo cada vez que yo le rogaba más. Con una mano contra la pared para apoyarme, use la otra para tantear su cuerpo, tenia un culo y unos muslos duros sin duda. Me acaricié los pechos, seguí bajando hasta mi coño, pufff estaba empapada a más no poder, apoye mi dedo corazón contra mi clítoris y con el resto de mis dedos tocaba la polla que me mataba de placer, notaba su velocidad en cada penetración, parecía palpitar dentro de mi. Estaba a su total merced, pidiendo como una gata en celo que me dice más, más placer, que hiciera conmigo lo que quisiese, jamás me habían tratado así, jamás con mis casi veintena de parejas sexuales había disfrutado tanto… de nuevo me retorcí por un intenso orgasmo.
Marcos salió de dentro de mí y me dio la vuelta, apoyó una mano sobre mi hombro, que hizo que me agachara de cuclillas ante él, ahí estaba yo, de rodillas con mis grandes pechos por fuera, con mis pantys hechos triza y mi tanga por mis rodillas. Tenía su sexo a la altura de mi cara, no era nada del otro mundo, un tamaño aceptable, pero nada fuera de serie, brillaba intensamente y me apuntaba, estaba chorreando de mis fluidos, no pude resistirme, me lo introduje en la boca. Salivé todo lo que pude para quitarle el sabor amargo de mi coño, lo lamí con ansia, pasaba mi lengua por su tronco, luego me lo metía en la boca de nuevo, Marcos gemía y me dedicaba todo tipo de improperios que me excitaban aun más, de un tirón me sacó su miembro y con roncos bufidos se desparramó sobre mis pechos.
- Joder que buen polvo Martita….si hubiese sabido que eras tan puta te hubiese hecho caso antes— Me dijo mientras se daba la vuelta y comenzaba a subir escaleras arriba.
Tardé unos segundos en asimilar lo que había pasado, mi respiración aun era agitada mientras me incorporaba. Me subí las bragas, me quité lo que quedaba de mi mal trecho panty me recompuse el vestido. Con una sensación muy extraña, como cuando no sabes si estás despierta o aun soñando, comencé a subir a mi piso. No se como, llegué por fin a casa, las piernas aun me temblaban, tiré mi bolso en el sofá y me fui directa al baño, me di una ducha de agua tibia, me sentía aturdida, desconcertada, al lavarme y rozar mi pubis sentí que aun lo tenía extremadamente sensible.
Salí del baño con el blusón que uso de pijama puesto, ví que mi móvil al lado del bolso parpadeaba, tenía algún mensaje. Era Jorge, mi novio, - Llegastes bien a casa?-
-Sí, todo bien- le contesté.
Me acosté en mi cama con una sensación extraña, me era imposible conciliar el sueño, cerré los ojos y me vino la imagen del cristal de la caja del extintor, acostada de lado, baje mis manos a mi entre pierna y excitada comencé a masturbarme.