Un encuentro esperado (1)

-Métetela toda- Le rogué, ella sonrió y se la metió toda a la boca, bajando y subiendo, apretando los labios, la tomo con una mano y empezó a masturbarme mientras me la chupaba, boca y mano coordinadas...

-¿Quieres un poco más?-

Me ofreció Laldia tomando mi plato y llevándolo a la cocina

-Por favor-

Le pedí, hacía mucho que no probaba comida tan buena

-Eres una estupenda cocinera-

Le dije sonriendo, ella se ruborizo avergonzada por el alago

-Es que ella es perfecta-

Dijo Eduardo mirándola, sus ojos tenían tal adoración cuando la observaba y ella le miraba igual, cuando estabas con ellos era inevitable verte envuelto por todo el amor que se tenían el uno al otro, Laldia se el acerco por detrás y lo abrazo dándole un beso en la frente, él le acaricio el brazo que lo tenía envuelto, dios, verlos así te daba deseos de tener algo similar, alguien que te quiera y te cuide, toda mi vida había sido un casanova solitario, burlándome de aquellos tipos que decían haber encontrado el amor verdadero y a las finales sus novias terminaban siendo infieles conmigo, pero al ver a una pareja como esta te hacia replantearte todo lo que pensabas

-Y ¿cómo va la búsqueda de Rage?-

Les pregunte, ambos se pusieron serios y Laldia se sentó tomando la mano de Eduardo, desde hacía un poco más de un mes Rage (el hermano de Laldia y Lalvia) se había embarcado en una búsqueda de una vampiro/hechicera que según decían las historias de su gente (vampiros) podía hacer la conversión de humano a vampiro, Eduardo quería transformarse en uno de ellos, Laldia no le presionaba, estaba dispuesta a estar con el cómo humano, pero el ya había tomado su decisión, quería estar para siempre con ella, aquel compromiso me parecía una locura, tal devoción solo pasaba en las malditas novelas románticas adolecentes, fucking crepúsculo, de pronto me sentí solo, abandonado en este mundo de mierda, necesitaba un trago urgente

-Rage aun no la ha encontrado-

Dijo Eduardo sacándome de mis cavilaciones, yo asentí y vi el dolor en la cara de los dos

-Espero que la encuentre-

Ambos ojos, chocolates y violetas tenían la misma expresión “nosotros también esperamos eso”. Me despedí de la feliz pareja con la barriga llena y el corazón sintiéndolo como uno peso muerto, mis pasos me llevaron al bar, donde me esperaba lo mismo de siempre, hoy no quería cerveza, necesitaba algo más fuerte

-Whisky-

Le dije al barman

-Mala noche-

Pregunto el trayendo aquel liquido ambarino

-Algo así-

Respondí sorbiendo la bebida, me quemo todo el trayecto hasta el estómago y agradecí aquel entumecimiento, hoy no quería pensar. Muchas miradas femeninas se posaron sobre mí, vacías, y llenas de lujuria, mi reputación me precedía, todas las féminas conocían mis aventuras y la manera como las dejaba a todas luego del sexo, agotadas, en éxtasis, a eso me había reducido yo, a un gran vibrador, que irónico, todos pensaban que usaba a las mujeres pero la verdad era que ellas me usaban a mí. El tercer vaso de whisky fue el más glorioso de todos, el cuerpo se sentía como una medusa de mar, sin huesos, me arriesgue a ir al baño, camine en zigzag en medio de la gente que maldecía cuando los empujaba

-Perrrdonnn-

Dije entre risas a un tipo que le había empujando haciéndole derramar todo su trago

-Ten cuidado imbécil-

Me dijo el condenado, era grande, bien podría pasarme por unas dos cabezas, y el cuerpo pues era del tipo luchador profesional, todo el alcohol de mi sangre me hiso sacar cojones

-A quiennn le dices immbecilll….IMBECILLLL-

Le empuje usando solo un dedo que se enterró en su pecho musculoso, un golpe en la mandíbula me mando contra las mesas, sentía la sangre manar de mi boca y nariz, tosí y más sangre salió embarrando mis ropas

-AHORAAAA VASSS A VERR-

Le amenace con ese tono de voz tan particular de los borrachos, él ni siquiera espero a que me parase y me asesto una patada en el costado, los gritos de las mujeres me perforaban los tímpanos

-¡DEJALO!-

Una figura se había parado delante de mí a manera de escudo, era diminuta y de contextura frágil, el cabello le caía en una trenza por la espalda, mi salvadora, seguro como que el cielo es azul que no me conocía, ninguna mujer que conociera me defendería, al contrario pagarían porque me pegase un poco más, el hombre se encogió de hombros y se dio media vuelta, la pequeña mujer se agacho sobre mí, unas gafas enormes que agrandaban sus ojos haciéndola parecer una mosca me miraron preocupados

-Estas bien-

Que pregunta tan curiosa sentía que la cara se me había partido en dos

-Estaré mejor cuando lo mate-

Dije señalando al matón

-Qué te parece si lo haces cuando estés sobrio-

Ella me tomo por las axilas ayudándome a parar, la empujé un poco haciéndola ver que podía solo, pero al instante el cuarto dio vueltas como un maldito carrusel así que desistí y me recosté sobre ella, con suavidad puso uno de mis brazos por sus hombros y me ayudo a salir.

-Vives por aquí-

-si-

Le respondí tratando de no vomitar sobre ella

-Sería bueno que me digas donde-

Ella sonrió divertida, su risa era un poco ronca al igual que su voz

-Residencia estudiantil, pabellón “B” tercer piso, departamento 302-

Le recite a la perfección

Caminamos en silencio hasta mi edificio, con toda la paciencia del mundo me ayudo a subir escalón por escalón, la borrachera ya había pasado y solo quedaba el dolor de los golpes. El departamento estaba a oscuras Lalvia aún no había llegado, mejor así no quería que se burle por mi estado patético

-Cuál es tu habitación-

Me pregunto la mujer aun sosteniéndome

-Nunca en la primera cita-

Le dije guiñando un ojo

-Seguro que no-

Dijo irónica y riendo por lo bajo, le señale con el dedo a la habitación del frente. Con sumo cuidado me deposito en la cama, me apoye con las palmas de las manos tratando de mantenerme estable y sentado, la pequeña mujer desapareció por la puerta pero al cabo de unos minutos regreso con una olla llena de agua y una pequeña toalla, la remojo y me limpio la cara

-¿Cómo te llamas?-

Le pregunte cerrando los ojos

-Abril-

-que coincidencia, mi mes favorito-

Le dije sonriendo seductor, ella apretó más de lo debido la toalla en mi cara y me hiso retroceder de dolor

-AUUU-

-Dime una cosa siempre eres así o es producto del golpe-

-Auch…justo lo que necesitaba que me desinflen el ego-

Ella sonrió pasando la toalla húmeda por mi cuello

-Sera mejor que te quites la camisa-

-ya te dije nunca en la primera cita-

Ella rodo los ojos desabrochándome la camisa, tiro la prenda a un lado y empezó a pasarme la húmeda tela por los pectorales

-Abril-

Le dije, tenía la voz rasposa

-Que-

Respondió ella sin mirarme

-Gracias-

Ella se paró y remojo una vez más la toalla en el agua

-Esto es todo lo que puedo hacer por ti, tienes que ir a ver al médico por la mañana...no encontré vendas ni nada para curarte pero estarás bien hasta mañana-

Me ayudo a recostarme en la cama, los parpados me pesaban una tonelada y por más que luche por mantenerlos abiertos se cerraron


Sentía la cara hinchada como si me hubieran dado un puñete, esperen, imágenes borrosas venían a mi mente, un puño volando a mi cara, ohhhh, si me habían dado un puñete, me toque la mejilla y estaba tres veces su tamaño normal, un corte en el labio, probé con la lengua tocando todos mis dientes, perfecto ninguno faltaba, el costado de mi cuerpo también dolía, si, una patada, ya recordaba, me había querido hacer el valiente y ahí estaban las consecuencias, gruñendo por el dolor me pare y vi mi camisa manchada a un lado y una olla llena de agua mezclada con mi sangre, Abril, mire por mi habitación buscándola, lo último que recordaba eran sus enormes gafas, pero ya no estaba, tambaleándome fui hasta el baño y me mire el rostro, mierda, la carne molida tenia mejor aspecto que yo, el ojo izquierdo estaba completamente cerrado e hinchado al igual que la mejilla, la herida del labio era más grande de lo que esperaba. Luego de un largo baño me sentía mucho mejor, la puerta de la habitación de Lalvia estaba cerrada (como siempre durante el día), últimamente estaba muy rara, era mejor no molestarla, tenía que ir a clases y como no me apetecía ser el centro de atención me puse unas gafas oscuras. Afuera el día era espectacular el cielo azul sin una puta nube, y el sol quemando como un hijo de puta, no ayudaban a la resaca que tenía encima

-Buenos días-

Una mujer diminuta vestida con ropa que parecía ser tres veces de su talla me sonreía de oreja a oreja, el cabello rubio bronce brillaba lanzando destellos cegadores y sus enormes gafas reflectaban el sol haciéndome imposible verle los ojos

-Abril-

Le dije tratando de sonreír a pesar del dolor

-Eso está mal ¿eh?-

Dijo tocándome la mejilla, su mano suave quemaba

-Lo sé-

Le respondí

-¿Vas a clases?-

Me pregunto acomodándose la enorme cartera sobre el hombro

-estaba meditando si hacerlo o no-

-Vamos te acompaño-

Caminamos juntos conversando de la noche pasada, era una estupenda relatora, sobre todo las partes más vergonzosas, aun se estaba destornillando de risa cuando llegamos a la puerta de mi clase

-Si has terminado de burlarte tengo que entrar a clases-

-Lo siento pero eres muy gracioso-

-Vivo para eso-

Estaba a punto de entrar al aula pero ella me detuvo tomándome del brazo

-Te parece si almorzamos juntos-

Era extraño pero su agarre era más fuerte de lo que debía ser para una mujer de su tamaño

-ehmm...claro por qué no-

Le respondí sorprendido, nunca había almorzado con una mujer, mi citas eran solo por la noche y nunca involucraban alimentos

-A las 2 en la cafetería-

-Listo-


Me encontraba ansioso esperando la llegada del almuerzo, extraño. La campana de fin de periodo me hiso saltar en mi asiento, recogí todas mis cosas apurado. Un olor penetrante como a naftalina me hiso voltear, Abril estaba parada atrás de mí, brinque asustado por su presencia

-Me has asustado…de donde saliste-

No la había visto venir, ella rio divertida

-Eres poco observador…vamos-

Ella escogió una mesa cerca a unos grandes ventanales de donde se veía el parque del campus, no tenía hambre y el dolor en la boca no ayudaba

-Solo agua-

Le pedí a la camarera

-Una hamburguesa doble, un batido de frutas, porción de papas fritas, ensalada y de postre panqueques con moras-

Abril le entrego la carta a la camarera que la miro con asombro al igual que yo

-¿Todo eso vas a comer?-

Le pregunte

-Me gusta comer bien-

Respondió encogiéndose de hombros

-Ayer me di cuenta que había otra habitación en tu departamento, ¿vives con alguien?-

-si, tengo una compañera de cuarto-

-ohhhh…es solo tu amiga ¿o algo más?-

Yo eche la cabeza hacia tras riendo con fuerza, ¿Lalvia algo más?, esa mujer podía arrancarme la polla de un mordisco

-Solo amigos-

-Ya veo, ¿la conoces hace mucho entonces?-

-no realmente-

-¿Cómo la conociste?-

Las preguntas se iban poniendo difíciles, no podía revelar mucho de mis amistades vampíricas

-la conocí por un amigo, él es novio de su hermana, él se fue a vivir con su novia y bueno la hermana se vino a vivir conmigo-

Abril estaba a punto de hacerme otra pregunta pero la camarera nos interrumpió con el pedido, puso todos los platos para el lado de Abril y el vaso de agua para mí

-¿y no es raro vivir con ella?-

Abril masticaba mirando su plato pero algo me decía que estaba muy atenta a mis respuestas, no era poco observador como ella pensaba

-¿Raro?...no para nada, ella está en sus cosas y yo en las mías-

¡Raro! Vivir con una vampira con problemas de ira y que la mayoría de noches traía mujeres en lugar de hombres y luego de follarlas les mordía el cuello para alimentarse de su sangre, qué de raro podía tener eso

-¿Cómo se llama?-

Quiso saber Abril, y por alguna extraña razón no me sentí cómodo revelando ese insignificante detalle

-Hemos estado hablando mucho de mí que te parece si me cuentas algo de ti-

Le dije tratando de cambiar de tema, ella se puso rígida pero al instante se recompuso

-¿Qué quieres saber?-

Su tono ya no era tan amable y su voz era aun más ronca de lo normal

-Hace mucho que estudias acá, nunca te había visto-

-Apuesto que conoces a todas las mujeres del campus-

Dijo indiferente

-A la mayoría-

-Me eh trasladado hace poco-

-¿Qué estudias?-

Se quedó callada mucho tiempo como si meditara su respuesta

-Historia del arte-

-Lo mismo que Laldia-

Le dije sin pensar mucho en lo que decía

-¿Quién es Laldia?-

-Ehmm…Es la novia de mi amigo-

-¿La hermana de la que vive contigo?-

-ujhum-

Le respondí bebiendo mi agua, no quería darle mucha información aunque solo fueran nombres

-No me dijiste como se llama tu compañera-

-Has visto la hora, mi próxima clase empieza en 15 minutos-

Apurado por dejar de ser interrogado tome la mochila y me pare, ella ya casi había terminado con su banquete

-Te parece si nos encontramos más tarde-

La mire confuso, no parecía el tipo de chica que le gustara un revolcón de una noche, aunque podía estar equivocado

-Abril no sé si habrás escuchado lo que dicen de mí las mujeres-

Ella reflexiono unos segundos

-Que eres un don juan que solo busca aprovecharse de las mujeres, que después de tener sexo con ellas nunca las vuelves a llamar… ¿eso?

Valla, no me esperaba tanta franqueza

-Ehmmm…si eso-

-Se tu reputación-

Ella sonrió dulcemente, como si solo fueran travesuras de un niño malo y no cosas odiosas de un hombre adulto

-¿entonces?...

-Entonces te parece si nos encontramos a las 8 aquí-

-está bien-

Le respondí sin saber que más argumentar en mi contra


Eran las 6 de la tarde y por ser verano el sol tardaba mas en ocultarse, Lalvia en su habitación gruñía molesta por este hecho, no podía salir a la calle hasta que se hubiera ocultado el sol

-¡HUMANO!-

Llamo desde su habitación, me acerqué con cautela y toque antes de entrar

-pasa-

Me dijo, entre a la habitación pero retrocedí al instante, ella estaba semi desnuda, con los pechos al aire y una pequeña tanga negra, sus fabulosas curvas dejaban sin aliento a cualquier hombre y mujer también por lo que había visto, era condenadamente atractiva pero yo no la veía de esa forma, sobre todo al verla follar todas las noches con distintas mujeres y beber hasta el colapso, era una versión mía pero femenina y vampirizada

-Vamos humano, has visto muchas mujeres desnudas-

-No más que tu-

Le dije dándole la espalda, ella gruño pero pronto se convirtió en una risotada

-Tienes razón, eh visto más coños que tu-

-¿Para qué me llamabas?-

-Esta noche vendrán un par de amigos solo quería decírtelo-

Ella jamás me informaba nada, así que, que me dijera que venían “amigos” suyos solo significaba una cosa

-Son vampiros-

Me dijo leyendo mis pensamientos (literalmente)

-OHH…bueno yo saldré por la noche así que no te preocupes-

-¿Cita caliente?-

Dijo mientras se ponía unos pantalones de cuero ajustados y de corte bajo

-En realidad no, ella no es mi tipo-

-Siempre hay que probar cosas nuevas-

-Naa…no es de ese tipo de mujeres-

-¿No es del tipo que usas y botas?-

-No-

Le respondí

-Que habrá podido ver una mujer decente en ti humano-

Lo mismo me preguntaba yo

-No lo sé, pero solo saldremos ah…-

A que mierda saldríamos, si no follaba con una mujer que más podía hacerle

-diviértete-

Dijo Lalvia y con una patada suave en el culo me saco de su habitación


Eran las 8 en punto de la noche, estaba bañado, perfumado, y peinado, nunca me tomaba tantas molestias, pero al ser como dijo Lalvia “una mujer decente”, me imagine que era lo correcto, parado en la puerta de la cafetería mire mi reloj una vez más, 8 y un minuto, levante la mirada y ahí estaba ella frente a mí, retrocedí sorprendido

-De donde sales mujer-

Le dije tocándome el pecho

-Ya te dije eres poco observador…vamos-

Ella empezó a caminar

-A dónde vamos-

Quise saber

-Desde que llegue eh querido ir a un sitio-

-Y eso sería…-

-Ya verás-


El sonido de las risas de niños y las luces multicolores solo podían ser una cosa

-Un parque de diversiones-

Dije estupefacto, Ella sonrió como una niña y sus ojos (a pesar que no los podía ver bien por sus enormes gafas) eran de felicidad absoluta

-No te gusta-

Me pregunto

-No vengo a un parque de diversiones desde que tenía 5 años-

-yo nunca había venido a uno-

Su voz estaba cargada de pena

-¿Nunca?-

Le pregunte sorprendido, eso era imposible

-Quiero decir también vine cuando era muy chica-

Eso no parecía ser lo que había querido decir pero aun así no insistí, me deje guiar por ella, fue directo a la montaña rusa, compro dos boletos y nos subimos, ambos gritamos y nos reímos, el resto de los juegos fueron igual de divertidos, me encontré pasándola tan bien, Abril era la mejor compañía que tenía en muchos años, era graciosa, lista, y a pesar de no ser el tipo de mujer despampanante me encontré descubriendo cosas de su anatomía que me gustaban, como su sonrisa dulce, su piel cremosa y sin imperfecciones, el color de su cabello.

-Vamos allá-

Me pidió Abril tomándome del brazo, su olor normalmente a naftalina estaba eclipsado por otra cosa, algo más profundo y rico, como a madre selva. El stand era de esos en los que tenías que disparar a unas botellas y te ganabas un oso, pague el boleto y me dieron una escopeta de perdigones, dispare tres veces y todas falle, la risa burlona de Abril me hiso comprar otro boleto y darle a ella la escopeta

-Haber señorita sabelotodo si me puede superar-

Ella tomo el arma y la observo unos instantes, su expresión cambio, se endureció, tomo la escopeta y se la coloco apoyándola contra el hombro, su cuerpo no era el mismo de siempre tampoco, estaba alerta, preparada, apunto y disparo, dio al blanco, la segunda vez lo mismo y la tercera igual, disparaba como una experta, confuso la mire con los ojos bien abiertos

-Pero que carajos fue eso mujer-

Le pregunte con los brazos cruzados, ella pareció darse cuenta de algo y enseguida dejo la escopeta aun lado

-Suerte de principiantes-

-Principiantes mis bolas niña, tu sabes cómo usar esa cosa, ¿Dónde…-

El encargado le paso un oso de peluche enorme a  Abril, era su premio, ella abrazo el enorme animal

-Es para ti-

Me dijo sonriendo y algo sonrojada

-se supone que debía ser al rever, yo tendría que haberlo ganado para ti-

Ella pensó unos segundos antes de hablar

-Puedes darme otra cosa-

-¿Qué es lo que quieres?-

Ella me tomo de brazo y me jalo, nos alejamos del parque de diversiones y nos adentramos en un gran parque

-¿A dónde me…?-

Estaba a punto de preguntarle a donde íbamos cuando freno en un lugar muy apartado en medio de grandes árboles y altos arbustos

-¿Qué hacemos aquí?-

Le pregunte mirando alrededor, las sombras que proyectaban los arboles me daban escalofríos, un pájaro paso volando sobre mi cabeza haciendo que me cubriera con los brazos

-Quiero que me beses eso es lo que quiero-

La mandíbula se me desencajo en una mueca de “qué coño has dicho”

-Sé que no soy del tipo que normalmente prefieres, pero ya que no pudiste ganar un oso de peluche para mí, es lo mínimo que puedes hacer-

Ella cubrió la distancia que nos separaba en dos, tres pasos, su cuerpo se pegó al mío y sentí sus suaves formas recostarse sobre mí, subió sus manos hasta mi cuello y trabo su mirada en mis labios

-Abril yo…-

-No te preocupes no espero que me llames al día siguiente-

Ella sonrió acercando su rostro al mío, sus labios delgados se posaron sobre mi boca, primero con un movimiento suave pero enseguida se hiso más intenso, la tome por la cintura y la apreté, ella suspiro y mi boca se abrió ligeramente, las puntas de nuestras lenguas juguetearon, impaciente tomo mi lengua y la succiono, la sangre se me agolpo bajo el vientre, la erección golpeo contra su pelvis, avergonzado quise alejarme pero ella me detuvo mordiendo mi labio, sus manos me aferraron la nuca y sus dedos se enroscaron en mis cabellos, me empujo hasta que mi cuerpo quedo contra un árbol

-Abril será mejor…-

Pero ella me interrumpió acariciando mi pecho y bajando cada vez más por mi abdomen, mi respiración se aceleró, ella era una buena mujer, no se merecía ser una más, solo de una noche, le aferre la muñecas  llevándoselas tras la espalda

-¿Que sucede?-

Me pregunto con la respiración entrecortada

-No hagamos algo de lo que luego nos podamos arrepentir-

-Sé que no te atraigo…-

-No es eso Abril, es solo que ya estoy harto del sexo por deporte, estoy harto que las mujeres me vean como algo que puede ser usado y luego desechado sin tomar en cuenta mis emociones-

-Pensé que así lo preferías-

Ella se retiró un poco de mí, le agradecí el espacio

-También lo pensaba yo, pero ahora las cosas han cambiado-

No podía verle los ojos, aquellas espantosas gafas no lo permitian

-Hoy ha sido maravilloso, venir y hacer algo tan inocente como estar en un parque de diversiones, no me quites esto-

Mi voz era suplicante, me sentía un maricon, una mujer en sus días era menos emocional que yo en estos momentos

-Yo…lo siento-

Dijo Abril realmente apenada

-Sera mejor que nos vallamos-

Abril asintió y sin decir nada más nos fuimos


El calor me hiso revolverme en mi cama, y el hueso duro que tenía entre las piernas en lugar de verga no ayudaba en lo más mínimo, la tome por el tronco y la sacudí como el mando de un joystick

-Muere maldito-

Le dije a mi pobre verga que no tenía la culpa de tener un dueño tan cachondo, frustrado estuve a punto de parame pero la puerta de mi habitación se abrió

-¿Lalvia que cojones quieres?-

-No soy Lalvia, adivina otra vez-

Aquella voz, no podía ser

-Abril-

Dije susurrando

-Bingo-

Dijo ella y su cuerpo se acercó como flotando a mi

-Pero como has entra…-

Me callo poniendo un dedo sobre mi boca

-No preguntes solo disfruta-

Diciendo estas palabras se quitó la bata de seda que traía y quedo completamente desnuda, ahí carajo, su cuerpo era el sueño de todo hombre, los senos respingones y redondos terminaban en unos diminutos pezones, su abdomen marcado no tenía ni un ápice de grasa, su estrecha cintura sus caderas medianas y redondeadas, sus piernas largas y torneadas, su rajita, que delicia, estaba parcialmente depilada, solo unos bellitos en su monte el resto totalmente limpio, temblé de pies a cabeza, se arrodillo ante mi observándome, por primera vez vi sus ojos de un verde impresionante, casi traslucido, su cabello rubio le caí en cascada por la espalda desnuda, sus dedos recorrieron mi estómago haciéndolo contraerse por la anticipación, bajo por los calzoncillos y bajándolos dejo ver la cabeza redondeada de mi polla, sin apartar sus ojos de los míos acercó sus labios a mi miembro, este latió contra su boca y ella sonrió sacando la lengua, paso la punta por la pequeña hendidura del glande, yo me estremecí al contacto, recorrió la redondez esta vez con toda la lengua, abrió más los labios y se lo metió dentro de la boca, succionándolo

-Abrilll-

Gemí tomándola del cabello, la jale un poco y ella me miro con deseo, le empuje la cabeza hacia abajo, despacio, torturándome, bajo por el tronco hasta llegar a la base, la tenía toda dentro, y su lengua no dejaba de moverse, subió lentamente hasta que se lo saco de la boca, lo tomo con una mano acunándolo en su palma para que no se moviera, lamio toda su extensión, desde el saco hasta la cabeza

-Sí...si Abril-

Qué bien lo hacía por dios, nunca me la habían mamado como ella, continuo con sus suaves lametones a todo mi miembro, una pequeña gota transparente brillo en la punta y ella presurosa la lamio, yo apreté los ojos y la tome con más fuerza por los cabellos

-Métetela toda-

Le rogué, ella sonrió y se la metió toda a la boca, bajando y subiendo, apretando los labios, la tomo con una mano y empezó a masturbarme mientras me la chupaba, boca y mano coordinadas, de arriba abajo, por momentos se la sacaba y le rodeaba solo la cabeza con la punta de la lengua, mi cuerpo se puso rígido, mis escroto subió listo para liberal su contenido, ella se percató que estaba a punto, se lamio la palma de la mano y la cogió, moviendo de arriba abajo cada vez más rápido, hasta que solo se centró en la punta sobándola con los dedos con pequeños movimientos ascendentes y descendentes

-Siii…me vengo-

Gemí, ella continuo su tortura y de pronto paro, la mire suplicante, ella solo se levantó de suelo veloz y se sentó sobre mi ensartándosela toda, estaba caliente, quemaba, su interior era un horno, tan mojada y resbaladiza, la tome por las caderas apretándolas, ella se impulsó hacia arriba una, dos, tres veces, mis piernas temblaron, el tiempo se detuvo, podía sentirlo, ese palpitar, me iba a correr

-Oh dios siii-

Grite, haciéndola saltar sobre mi polla, revente en su interior, llenándola de mí, el cielo, el paraíso

-Despierta-

Me dijo Abril, pero su voz había cambiado, era ronca mucho más de lo normal, ronca y malhumorada

-Despierta imbécil-

-Por qué la agresión-

Le dije confundido haciendo puchero

-Despierta humano imbécil-

Abrí los ojos, la cara de Lalvia estaba a centímetros de la mía

-AHHHH-

Grite asustado mientras retrocedía en mi cama hasta que mi cabeza golpeo sonoramente la pared, pequeñas luces amarillas brillaron tras de mis parpados, me sobe el chinchón de la cabeza

-Oye tarado ya estas bastante viejo para tener sueños húmedos-

Maldita Lalvia se reía de oreja a oreja mostrando sus colmillos

-¿POR QUE MIERDA HAS ENTRADO?-

Le grite cubriéndome con la sabana, todo estaba echo un asco, mis hijos regados por toda la cama, pobres

-Entre por que te escuche quejarte pedazo de mierda pensé que tenías algo-

  • Eh…Gracias-

Le dije avergonzado

-Eso me pasa por querer ser buena-

Lalvia salió dando un portazo y maldiciendo. Solo había sido un puto sueño, mierda


Sentado en clase Eduardo me estaba hablando sobre algún trabajo que debíamos presentar pero yo no le prestaba atención, aun podía recordar el sueño tan vívidamente que la verga se me electrizaba

-Ah y Rage ha regresado-

Eso me trajo de regreso al presente

-¿Ya tiene noticias?-

-Si pero quiere hablar con todos porque no solo se trata de la hechicera, hay algo mas-

-¿Algo más?-

Por el tono de voz de Eduardo no debía ser nada bueno

-Su raza tiene enemigos, han estado en guerra por siglos, pero hace unos 100 años llegaron a una tregua, pero algo ah pasado que los ha hecho volver a las armas-

Me explico Eduardo en voz baja mirando a los lados atento que nadie escuchara

-¿Guerra, con los vampiros, quien?-

-¿No te lo puedes imaginar?-

Ya estábamos fuera del salón recorriendo los pasillos

-No puede ser, no serán…-

Pero la palabra murió en mis labios cuando vi a Abril saludarme con la mano

-Tenemos que estar alerta, todos los que estén en contacto con vampiros están en peligro-

Dijo Eduardo, Abril sonrió y con paso firme camino hacia nosotros

-Hay espias-

Susurro Eduardo

-¿Espías?-

Abril estaba a solo unos metros

-Sí, estate alerta Gerardo todos corremos peligro-

Eduardo sonaba severo

-Espías… ¿pero quién?..-

-Podría ser cualquiera-

-Hola-

Saludo la menuda mujer

-¡Abril!-

Continuara…