Un empresario en la calle malabia
Esto que voy a narrar hoy es lo que me sucedió con el empresario cuando acudí a la cita en Palermo, me llevó a un bulín en la calle Malabia donde tenía dildos de varios tamaños.
UN EMPRESARIO EN LA CALLE MALABIA
En mi relato titulado " Un empresario en el Hilaria Elisabeth" ya relaté como había conocido en ese barco a un empresario y lo que sucedió en el baño de esa nave, hoy quiero narrarles lo que sucedió en el Depto. de la calle Malabia donde me llevó después de recogerme Plaza Italia en el lugar donde me había citado después de tan placentero encuentro en ese baño.
Después de almorzar y de higienizarme para ir a mí cita mi hermana al ver que iba a salir con ese mal tiempo me dijo que yo era un callejero incontrolable porque con esa llovizna igualmente iba a salir a dar una vuelta por la ciudad, y ya que estaba en Buenos Aires no me iba a quedar encerrado el primer día que llegaba después de un mes y medio de ausencia.
Por supuesto que no le dije nada del encuentro que iba a tener con el ejecutivo que había conocido en el viaje desde Colonia, terminado el almuerzo me despedí de mi familia para dirigirme a la calle para tomar el subte de Palermo, descendí en Plaza Italia donde me puse a esperar bajo un paraguas al auto de mi anfitrión.
Como la lluvia cada vez se ponía más fuerte y aun faltaban cerca de unos quince minutos para que nuestra cita se concretase tuve que bajar la escalera para refugiarme en los pasillos del subte donde esperé un tiempo prudencial para volver a la Plaza donde seguramente me encontraría con el ejecutivo.
Vi acercarse un auto metalizado color cielo el cual se detuvo muy cerca de donde estaba parado bajo el paraguas, efectivamente ese auto magnífico era del ejecutivo que al verme se detuvo y abrió la portezuela para darme entrada a su coche.
Mientras subía me saludó, cuando cerré la portezuela arrancó inmediatamente y luego de unas palabras sobre la lluvia me dijo que tenía un bulín por allí, preguntándome a continuación si quería ir.
-Para eso vine!! Para pasar un buen rato contigo...
Siguió por la Av. Santa Fe hasta que dobló por otras calles transversales para detenerse frente un edificio de departamentos en la calle Malabia.
Muy correctamente subimos al ascensor sin siquiera habernos tocado o habernos hecho algún mimo previo a lo que sucedería adentro de esas cuatro paredes, todo fue muy estoico cosa totalmente opuesta a lo que había sucedido en el baño de ese barco.
Una vez adentro me dijo:
-Perdóname la indiferencia pero tengo que ser muy reservado para que no lleguen los chismes a oídos de mí mujer...
Me sirvió un whisky antes de comenzar a quitarse la ropa, mientras lo bebía me deleitaba mirando su cuerpo que no era el de un adonis pero tenía sus carnes por donde poder lamer y besuquear a piacere.
Cuando él estuvo totalmente desnudo yo aun no había comenzado a quitarme ni una prenda de ropa porque estaba totalmente absorto bebiendo y mirando su cuerpo.
Luego se acercó inquiriéndome si no me iba a desnudar advertí que tenía el glande totalmente descubierto y tomando su pija con mi mano advertí que no tenía ni rastros del prepucio por eso le pregunté que le había sucedido en su verga.
-Me lo cortaron a los pocos días de nacido, a todos en mí familia le hacen la circuncisión es cuestión de creencias... yo soy de familia judía y también lo soy, espero que no te importe.
Ese glande rosadito y extremadamente liso, sin huellas de haber tenido alguna vez prepucio fue una tentación ineludible para mí por eso comencé a lamerlo para luego metérmelo en mi boca y cuando el ejecutivo lo tuvo bien duro lo abandoné para desnudarme también ante su atenta mirada.
-No me equivoqué en el Hilaria Elisabeth cuando te elegí porque tenés una verga muy buena y allá me hizo gozar mucho... espero que acá con más comodidad sea más placentero para ambos.
-Sí, en el barco gocé mucho aunque reconozco que era incómodo y fue a la apuradas pero como movés el culo muy bien lo disfruté bastante a pesar de los inconvenientes.
-Mejor vayamos al dormitorio.. en la cama estaremos más cómodos
El bulín del ejecutivo del que aun no sabía su nombre constaba de un recibidor o living, un dormitorio, kitchenette y baño pero eso no me interesaba en esos álgidos momentos y menos ahora que estoy recordando ese episodio.
Nos tiramos sobre la cama donde él se dedicó a hacerme una mamada mucho más profunda que la que me había efectuado en el barco, mientras yo jugaba con mis manos con sus bolas y su pija circuncindada le dije:
-¿Qué cosa extraña conozco el interior de tu cuerpo y aun no conozco tu nombre?
Abandonó mi verga para responderme:
-No tiene importancia pero si te interesa mucho me llamo Samuel.
Tenía razón un nombre no me iba a decir nada lo que importaba en esos momentos era que íbamos a gozar como dos tigres devorando su presa o sea que mi presa iba a ser su culo y la suya mi verga la cual ya le estaba dando tanto placer que no la quería soltar ni un segundo para tomar aire.
Cuando se sació de chupar dejé de apretarle los huevos y de meterle algún dedo en su dilatado ano, súbitamente cesaron todos los chupeteos que me había prodigado, poniéndose de pie se dirigió hacia el placard de donde extrajo un cajón con toda clase de juguete sexuales.
No estábamos al cien por cien de nuestras facultades sexuales porque el cansancio del viaje y la descarga producida en él había mermado nuestra libido que no es la de ningún adolescente pero dos cincuentones también pueden hacer lo suyo.
Trajo un dildo bastante pequeño invitándome a probarlo al mismo tiempo que se la metiese a él y como las novedades me atraen demasiado acepté poniéndole el culo en pompa para que jugase con su juguetito.
Lo cubrió con un condón, luego se aplicó una abundante cantidad de lubricante en su dedo índice y me trabajó el esfínter con mucha delicadeza hasta que éste estuvo preparado para la introducción de su dildo al cual previamente le había aplicado otro poco de gel antes de mandarlo para adentro de mi ano.
Fue una sensación extenuante tener ese aparto moviéndose a alta velocidad estimulando mi próstata de una forma inusitada por lo que me fue imposible no clavársela inmediatamente.
Así como estaba le levanté las piernas y se la clavé a toda velocidad y en pocos minutos le llené el culo de leche porque ese dildo que me había puesto no me permitió retener la eyaculación lo suficiente como para pajearlo o hacerle algún trabajo más sofisticado.
Entre gemidos, contracciones y agitaciones desconocidas expulsé el contenido de mis reservas, que no eran muchas porque la noche anterior las había descargado en el baño del Hilaria Elisabeth pero lo que salió por mi verga fue suficiente como para hacernos gemir a ambos.
Caí desfallecido a su lado sacándome el dildo, luego miré como él estaba trabajando su verga con su mano porque ésta aun seguía enhiesta por la excitación que mi pija le había producido pero como no podía acabar tuve que ayudarlo.
Samuel hacía mucha fuerza con su mano pajeándose a toda velocidad mientras que con la otra mano se apretaba las bolas y con algún dedo se tocaba el agujero que había quedado en su ano, el cual no se contraía porque la velocidad de mis embestidas lo habían dilatado al máximo.
Le dije que esperase que lo iba ayudar a lograr su cometido por eso le levanté las piernas nuevamente y como mi verga se había reducido le metí el dildo encendiéndolo para que la excitación que le produjese le permitiese acabar.
El empresario hacía mucha fuerza para lograr su satisfacción, a lo mejor no estaba acostumbrado a dos eyaculaciones en menos de 12 horas pero mientras el dildo seguía inflamándole su recto me metí su verga en la boca y comencé a chupársela a la velocidad que pude y en unos minutos logré que tuviese su merecido porque eyaculó justo cuando mi boca le mordía las pelotas y mis manos movían más el dildo en su interior.
Desde abajo vi como su verga se tensaba y a los pocos segundos unas escasas gotas del líquido blanco asomaron por su meato dejando al empresario exhausto por lo que me dijo desesperadamente que le sacase el dildo porque no aguantaba más tanto movimiento en su ano.
Realmente tenía razón porque cuando le saqué el dildo su recto estaba muy inflamado y enrojecido por el constante movimiento que ese aparato había efectuado en ese lugar.
Agotados descansamos sobre su mullida cama donde me permitió encender un cigarrillo pero no aceptó compartirlo conmigo porque no fumaba y mientras se consumían mis 100mm de tabaco "Made in Uruguay" quise indagar sobre su vida sin mucho éxito porque pude extraerle muy poca información sobre ella.
Como le pregunté por que se había casado si tan bien se le acomodaban las vergas en el culo y tenía todo esos juguetes y artilugios sexuales en ese bulín me respondió:
-Desde niño que fue cuando probé una verga por primera vez me gustaron, pero mi familia arregló el matrimonio porque un judío decente tenía que casarse y así lo hice, mi mujer ignora lo que me gusta o se hace la tonta, a pesar de todo nos llevamos muy bien y nos complacemos mutuamente.
Luego de bañarnos salimos del Depto. y como seguía lloviendo le pedí que me dejase en la Plaza Italia para tomar el subte que me llevaría de nuevo a la casa de mi hermana.
Como no quiso darme su número telefónico le dejé el teléfono de mi hermana para que cuando estuviese repuesto me llamase para volver a encontrarnos, luego bajé del auto y nos despedimos.
Pensé que no me iba a llamar por la manera en que se excusó por no darme su número, aduciendo que no quería comprometerse recibiendo llamadas a horas inoportunas y no quería darle explicaciones a su mujer sobre esos llamados.
Lamentablemente no pude tener un tercer encuentro con él porque su inesperado llamado llegó a casa de mi hermana el día en que yo me había ido a pasar el día a Luján y que oportunamente narraré en otro relato lo que me sucedió con un policía de allá.
Samuel no volvió a llamar, supongo que como vino Semana Santa se habrá ido con su mujer a algún lugar de veraneo y por eso no trató de ubicarme nuevamente o si lo hizo después de esa semana yo ya estaba en Montevideo y por eso el desencuentro, aunque es poco probable de que llamase para ese tercer encuentro.
Unas líneas más arriba dije que lamentablemente no tuve un tercer encuentro con el empresario, pero a la hora en que hizo la llamada a la casa de mi hermana yo estaba gozando profundamente con Eusebio el policía de La Isleta en un baño de Luján.
OMAR
Como siempre espero comentarios en: omarkiwi@yahoo.com