Un empleo que promete
Llega a mis manos un aviso de empleo que promete cambiar el resto de mi vida...
Siempre fui un holgazán que se la pasaba de aquí para allá de fiesta en fiesta. En casa a penas si me veían y a mis 20 años para mi familia yo era un caso perdido. Hasta ese día en que desperté con una terrible resaca. La noche anterior había tenido la fiesta mas loca de que tenia memoria y de hecho no recordaba mucho de lo que había pasado, solo recuerdo que mis amigos y yo íbamos de club en club bebiendo como náufragos todo lo que nos ponían por delante. Intente incorporarme sin resultados y mientras recuperaba el control de mi mismo intentando detener todo lo que daba vueltas en mi cabeza, junto a mi note un papel que parecía un aviso, no le di importancia hasta que logre sentarme en la cama.
No recordaba como había llegado a mi poder y en ese momento no sabia como iba a cambiar el resto de mi vida.
El aviso era una invitación en la que se ofrecía un empleo que "cambiaria tu vida" y los únicos requisitos eran tener amplio criterio, y facilidad para cambiar de residencia, venia una dirección en la que se harían las entrevistas y me dije que iría a echar un vistazo al fin si no me convenía volvía para la casa.
Las entrevistas se realizaban en unas oficinas que se intuían nuevas y en las que al entrar fui atendido por una recepcionista espectacular que me asignó un número y me pidió que esperara a que me llamaran. La oficina era modesta pero de buen gusto con apenas un escritorio, una recepción y un ordenador; la recepcionista era impecablemente bella con unos senos que asomaban por encima de su escote y unas piernas hermosas y bien torneadas, casi una diosa en tacones altos.
Unos minutos después me hicieron entrar por una puerta junto al escritorio tras de la cual me esperaba un hombre elegantemente vestido el cual dijo llamarse Thomas y era quien iba a cambiar mi vida. A groso modo me explico que trabajaba para una empresa que andaba a la caza de travestís que estuvieran interesados en la industria de la prostitución, por supuesto que había muchos candidatos pero eran muy selectivos ya que no estaban interesados en gente con rasgos desagradables o muy masculinos y que yo era perfecto, excepto por un pequeño detalle yo era heterosexual y no sentía especial atracción por los travestís.
El Sr. Thomas no se explicaba que hacia allí ya que todas sus invitaciones las repartían en bares travestís, a lo cual le explique mi afición a las parrandas y que seguramente la noche anterior en mi última juerga me había escapado a algún bar de esos. El realmente estaba decepcionado ya que aseguraba que yo seria una mujer bellísima.
En ese momento entró la hermosa recepcionista que ya había visto y le dijo algo en voz baja al Sr. Thomas que no alcance a escuchar y el salió con la recepcionista dejando en el escritorio un fólder que ella le acababa de entregar.
Al quedarme solo y ver que nadie llegaba tomé el fólder con curiosidad y comencé a hojear su contenido; se trataba de un contrato en el que se especificaban las obligaciones y derechos a que se hacia acreedor "La Modelo" firmante con la "Agencia". En él se establecía que La modelo como parte del convenio que se establecía seria sometida a cambios físicos mediante hormonas y cirugías estéticas que serian costeadas por la agencia, sometiéndose así mismo a un intenso adiestramiento para cumplir con su "empleo", la agencia se comprometía a proporcionar un lugar de trabajo en condiciones aceptables así como los clientes seleccionados, el 30% de las ganancias por servicio prestado serian para la modelo, el 20% para seguro medico y el resto para la agencia como pago por la inversión realizada y ganancias.
De igual forma se comprometía la agencia a nunca poner en riesgo la salud de las modelos durante la transformación física.
El contrato era por 5 años contados al final de la capacitación, una vez que la modelo fuera asignada a su puesto de residencia, pagándose la capacitación completa y aprobando los finales para el puesto.
Estaba terminando de leer cuando entro el señor Thomas quien al verme leyendo el contrato me preguntó si me interesaba, a lo que yo le pedí antes de responderle que me explicara mas a fondo el contrato, por lo que el comenzó a explicarme cada una de las cláusulas y su interpretación, así que después de pensarlo unos minutos y considerar que se trataba de un cambio de vida radical decidí aceptar, ante la perspectiva de una vida mas fácil y con muy buenas ganancias como me había hecho mención el Sr. Thomas.
Firme el contrato y el Sr. Thomas llamó a su recepcionista a la que le entregó el fólder firmado. A continuación me dijo que antes de ser aceptada mi solicitud debía someterme a unos exámenes preliminares para conocer mi estado físico y mi disposición y que solo así seria aceptada mi solicitud. Su recepcionista hizo entrar a un joven que me fue presentado como medico el cual me pidió que me quitara la ropa, aunque lo extraño fue que no me entregó ninguna bata como es usual en estos casos ni había algún biombo donde desnudarme, lo cual les hice notar, a lo que me respondió el Sr. Thomas que era parte del examen ya que buscaban personas desinhibidas, por lo que aún con un poco de vergüenza procedí a quitarme la ropa. El médico comenzó su examen general que resulto ser un examen medico normal. Después se colocó unos guantes de látex y continuó el examen revisando mis genitales mas detenidamente, así como la entrada de mi ano lo que me incomodó un poco, sin embargo, solo fue un examen superficial.
El medico después de indicarme que podía ponerme mi ropa me pidió que rellenara un historial medico muy general al cual cuando le entregue le hizo algunas anotaciones y posteriormente se retiró. Yo creí que eso era todo, pero estaba equivocado ya que faltaba la parte difícil de aquella tarde. El Sr. Thomas llamó nuevamente a su recepcionista a la que me presentó como Patricia que como ya había dicho era un monumento de mujer, ella no me dijo nada y se acercó hacia mí que estaba sentado en una de esas sillas con ruedas y la hizo girar de manera que quede de frente a ella a la altura de su cadera, lentamente comenzó a levantarse la falda al mismo tiempo que se bajaba un diminuto tanga dejando liberado un monumental pene que me saco de mi error al darme cuenta que aquella escultural mujer era en realidad un bello travestí que podía engañar hasta al mas seguro.
Escuche la voz del señor Thomas que al ver mi sorpresa me hizo notar que si entraba en la agencia yo en poco tiempo tendría esa apariencia. En ese momento Patricia acariciaba su pene en actitud sugerente y el señor Thomas me pidió que lo tomara en mis manos y comenzara yo a acariciarlo y a tomarlo entre mis labios.
Yo no sabia que hacer ya que nunca lo había hecho antes pero Patricia con su mano derecha perfecta y con unas uñas largas y perfectamente pintadas de un color rojo intenso tomo mi mano y la fue acercando hacia su pene que tenía vida propia ya que parecía palpitar en mi mano. Fui deslizando poco a poco mi mano de arriba hacia abajo y acercando mi rostro hasta que estuve frente a frente a unos 10 cm. de distancia, sentí en ese momento las manos de Patricia a la altura de mi nuca jalando suavemente mi cabeza hasta que su pene estuvo en mi boca.
Yo no sabia que hacer a continuación por que sentía que aquel enorme miembro me quemaba los labios y de pronto sentí como Patricia con sus manos movía mi cabeza adelante y atrás con un movimiento rítmico al que me deje llevar y que se fue haciendo mas intenso hasta que Patricia me sujeto fuertemente mientras comenzaba a eyacular prácticamente en mi garganta a lo que yo hacia grandes esfuerzos por tragar toda aquella leche que me inundaba y que hacia que sintiera que me asfixiaba y parecía interminable hasta que poco a poco Patricia me fue soltando y pude terminar hasta la última gota de mi "prueba" final mientras ella se volvía a acomodar el tanga y la falda. Después me tomo de la barbilla, me levanto y me dio un dulce beso en la boca con sus labios sugerentes y hermosos de color rojo brillante, en seguida pude escuchar mejor una voz hermosa y muy femenina que me dijo: vas a ser una reina, mi amor. Sonrió y salio de la oficina.
Efectivamente el Sr. Thomas sonreía complacido de lo que acababa de ver y me dio las últimas indicaciones.
Tenia que presentarme el día siguiente en esa oficina con la disponibilidad de partir de inmediato a otra ciudad, no era necesario que llevara equipaje ya que ellos me proporcionarían todo lo necesario, solo requería mis papeles en regla y la disponibilidad para lo que sería como me había prometido cuando nos conocimos un cambio de vida radical.