Un dia para recordar ( parte 2)

Comencé a notar uno detrás de otro sus chorritos de semen entrándome hasta el fondo de mi ser, notaba como mi chochito se calentaba más y más a la vez que su leche iba golpeando las paredes de mi depiladita vagina, y eso me puso más cachonda, supongo que saber que el semen de dos machos cuarentones usándome para embarazarme me subía el calentón.

Vestida únicamente con una toalla cogida prestada de casa del vecino que acababa de follarme, buscaba al portero de la urbanización para pedirle una copia de la puerta de mi casa. No sabia donde buscar exactamente, miré en la cancha de deportes pero no había nadie a esas horas, supongo que estarían todos comiendo. Eran las 14:30 de la tarde. Fui a mirar a la piscina, pero no estaba por allí, claro que tampoco podia andar como una cualquiera por la urbanización, tenia que mirar de lejos, medio escondiéndome, porque aunque reconozco que me gusta exhibirme, tampoco era plan de ir gritándolo a los cuatro vientos.

Así que me encontraba un poquito desesperada, ví que la puerta principal del garaje estaba abierta y bajé a mirar si andaría por ahí abajo. La verdad es que el garaje es un lugar que no me gusta, está todo muy oscuro y me da un poco de miedo ir solita por allí, y más en el estado en el que iba, sin braguitas, sin sujetador, descalza, únicamente con una toalla que envolvía mi torso y me cubría ligeramente el coñito, dejando poco a la imaginación, aunque debo admitir que el desayuno que habia tomado hacía 30 minutos, no lo cambiaba por nada del mundo.

Iba recorriendo los pasillos del garaje cuando vi una escalera al fondo del sótano 1. Por fin,  una luz al final del túnel – pensé-,  espero que fuera el portero para que me ayudara con la puerta de casa.

Al ir acercándome vi que habían dos hombres, andaban arreglando una de las tuberías que pasaban desde los sumideros de las duchas de la piscina, habia un poco de goteo y allí andaban bien liados en el tema. Uno de ellos estaba subido a la escalera, recostado mirando hacia arriba con un manguito en la mano intentando cambiar una de las piezas, y el otro sujetando la escalera para que éste no cayera con el vaivén del equilibrio mientras sujetaba las demás herramientas con el cinturón que llevaba colgando del hombro...

"Hola, buenos dias, ¿que tal?....... eeh ....... " -No sabía que excusa inventar.

Los dos hombres me miraron casi boquiabiertos al verme tan ligera de ropa, luego se miraron entre ellos para compenetrar su sorpresa y volvieron a reconducir su mirada hacia mí

"Hola buenos dias" - Dijeron casi al unísono los dos.

"Tengo un problemilla y venia haber si ustedes podian solucionármelo.  Soy la vecina del 2ºA… y bueno, la cuestión es que me he dejado las llaves dentro de casa mientras hablaba con mi vecina en la escalera y ahora no sé como entrar en casa, y creo que ustedes tienen copia de la llave de cada piso. Así que si podrían hacerme el favor de dejarme esa copia y se las devuelvo en seguida..."

Mientras les hablaba, me movía coquetamente, con mucha expresividad en mis movimientos, ya que iba hablando mientras se me iba ocurriendo la excusa, como es lógico, no les iba a contar la verdadera historia. Aunque parecía que prestaban atención, sus ojos no iban dirigidos a los míos, sino a mis pechos, a mis piernas y al borde del bajo de la toalla que casi dejaba entrever mi depilado conejito.

“Señorita, -dijo añadiendo una sonrisa simpática- sinceramente ahora mismo no podemos ayudarle, el presidente de la urbanización nos ha mandado arreglar esta gotera  lo antes posible, ya que si fuera a más,  podrían verse afectados los autos de esta zona. Si lo desea, en un par de horas que ya habremos acabado podemos ayudarle ¿ de acuerdo?.

“Pero…. mire cómo voy – dije poniendo los brazos en jarra y ladeando mi culito en claro gesto de exhibición y desaprobación por su primera respuesta- No puedo estar esperando 2 horas…. PORFAVOR……” – les dije arqueando las cejas en “u” y poniendo morritos, mientras juntaba mis manos por detrás de la espalda y despegaba mi pie derecho del suelo, adquiriendo postura de niña.

El hombre que sujetaba la escalera, era un tipo blanco, calvo, rondaría los 40 años, parecía checo o ruso o de esos países, tenia los ojos de un negro muy intenso, alto, como de 180 cm más o menos, delgado pero fibroso, unos antebrazos bien marcados con unos tatuajes, tenia pinta de haber estado en la cárcel .  El que estaba subido en la escalera era moreno, parecia cubano por el acento que tenia al hablar, tendria unos 35 años, los ojos color café, llevaba el pelo rapado al estilo militar, era de espalda ancha y estaba muy musculado, tenia la cara con unas facciones muy marcadas, sin duda era el más guapo y tenia una sonrisa muy bonita.

Los dos se volvieron a mirar,  el calvo comenzó a hablarle en ruso o algo parecido porque no entendí nada, pero tuvo que ser algo gracioso porque el cubano se sonrió y el calvo me miró asintiendo con la cabeza lentamente y la mirada perdida en mi linda figura.

"Mire señorita -respondió el cubano - ahora mismo no tengo aqui la llave de los portales, Juan, el portero, está de baja por asuntos personales y nosotros le sustituiremos por un par de dias, pero si quiere podemos ir a mirar al cuartito que tiene aquí en el garaje e investigar si guarda las copias allí, ¿le parece bien?"

Mientras hablaba con el cubano, el calvo no dejaba de mirarme al canalillo de mis tetas, en parte era comprensible, pues mis voluptuosos pechos sobresalían de la toalla que llevaba amarrada con fuerza a mi cuerpo, aunque su modo de mirarme me inquietaba un poco, me daba sensación de ser un tipo duro y dominante, aunque reconozco que eso es algo que me vuelve loca,  me ponía un poco nerviosa. Mientras el cubano tenia una manera de ser más simpática, daba sensación de confianza y además estaba muy bueno.

"Ok, está bien -respondí- vamos a ver si tiene las llaves ahí o algún tipo de llave maestra o aunque sea una radiografía para poder abrir la puerta de mi casa, que mira cómo ando por la urbanización" -dije de nuevo en un tono de resignación pero con claras intenciones de hacerles observar mi figura nuevamente. Soy una mujer muy coqueta y me gusta saber que mi cuerpo tan bien cuidado me ofrece muchas ventajas y facilidades para salirme con la mía.

El calvo recogió rápidamente las cosas echándolas a un lado del parking donde no molestara a la circulación de los coches y nos dirigimos al otro extremo del garaje, cerca de la entrada principal, donde al pasar anteriormente vi que habia un cuartito pequeño.

El cubano sacó una colección de llaves que llevaba colgando del cinturón del pantalón y abrió la puerta, primero entró él, después yo y por último el calvo. Éste último cerró la puerta con cerrojo  desde dentro, cosa que me extrañó, ya que no veía motivos para hacerlo.

Encendieron una bombilla solitaria que alumbraba tenuemente el cuarto, o más bien el almacén, porque estaba todo un poco sucio, con polvo, sillas de madera con patas partidas, cubos de fregar con restos de pintura aún por lavar, cajas apiladas por todas partes... Se notaba que hacia tiempo que allí no bajaba nadie a limpiar.

"¿Dónde están las llaves de los pisos aquí?" - Dije con voz de ingenua mientras miraba a un lado y a otro buscando algún indicio parecido a un panel de llaves o algo así.

Apenas había acabado la frase, cuando el calvo, que estaba detrás de mí, me agarró fuerte del brazo y me llevó bruscamente hacia una de las paredes. Me aprisionó pegando su pecho contra mi espalda, no podía hacer nada contra él, era infinitamente más fuerte que yo, giré el cuello a un lado para poder ver con el rabillo del ojo que es lo que intentaba hacerme pero entonces pegó su abultado paquete contra mi culito, agarró mi larga melena negra con su otra mano y acercando su boca mal oliente a mi oído me dijo con un fuerte acento:

"PUTA, está claro que aquí no vas a encontrar las llaves de tu casa, pero si te portas bien con nosotros, te haremos el favor de ayudarte con tu problemilla"

Inmediatamente busqué con la mirada nerviosa al chico cubano, incomprendida ante el comportamiento de su compañero. Ese chico simpático que hacía 10 minutos se ofreció amablemente a ayudarme, estaba tocándose la polla por dentro del pantalón, de pie frente a una de las pilas de cajas que había por todo el cuartito, mirándome con cara de vicio y haciendo una leve sonrisa mientras, supuse yo, imaginaba en su cabeza todas las cosas que pensaba hacer conmigo.

“Señorita, no me mire así – dijo el cubano – usted se presenta aquí  medio desnuda, contoneándose como una golfa, pidiendo favores como si fuéramos unos simples mayordomos  ¿y sin dar nada a cambio?...”

“No, nooo, no era esa mi intención, yo solo quería….” –dije intentando disculparme.

“…Ya, ya, ya. Ahora esto es lo que vamos a hacer mamasita” - dijo mientras se acercaba a mí sin dejar de tocarse la polla.

“Mi amigo y yo nos vamos a cobrar el favor por adelantado, vas a obedecernos como una perra en todo lo que te digamos, y cuando decidamos que ya hemos acabado, entonces veremos cómo ayudarte ¿ok?”

Yo asentí con la cabeza, resignada, aun prisionera por su compañero. El cubano me agarró de la toalla que cubría lo poquito que quedaba sin tapar y la sacó bruscamente dejando al descubierto mis grandes pechos meneándose por el tirón de la toalla.

Debo admitir que no me gustaba nada lo que estaba sucediendo, tenia un poquito de miedo para ser sincera, esos tipos querían beneficiarse de mi lindo cuerpazo a costa de lo indefensa que estaba, pero… ¿Qué podía hacer?, eran mas grandes, mas fuertes, y el trato que me ofrecían no era del todo malo,  al fin y al cabo me dijeron que me ayudarían… yo me llevaría otro buen repaso (después del que ya me había llevado esta mañana) y ellos un buen desahogo.

“Mira que cuerpazo tiene la muy puta, menudas tetas se gasta, y hasta lleva el coño depiladito” -dijo el cubano restregando con vicio la mano que le quedaba libre en mi coñito.

“Pues habrá que sacarle todo el partido a esta perra, que hace mucho tiempo que no me follo a una PUTA tan joven” –dijo el calvo mientras me magreaba las tetas como si se fuera a morir mañana y me chupaba el cuello y las orejas como un desesperado.

Claramente de allí me iba a ir bien jodida, nunca mejor dicho, a pesar de que la situación era muy comprometida, el vocabulario con el que se dirigían a mí, la dominación que utilizaban con su fuerza, la brusquedad con lo que lo hacían, además de pensar en lo que había hecho con mi vecino anteriormente, me hacía sentir una verdadera puta…

“Ahora mámale la polla a mi amigo y no se te ocurra hacer ninguna tontería o te arrepentirás” – dijo el calvo mientras me tiraba del pelo obligándome a ponerme de rodillas en el sucio suelo.

El cubano se saco la polla por fuera del pantalón para facilitarme la mamada. Tenia la polla  negra, y bien larga, no muy gorda la verdad, pero si larga, debía medirle unos 22 cm más o menos. Saqué la lengua para empezar primero a lamerle el capullo y después todo el rabo. Parecía una gatita lavando a  su cachorro.

El calvo  me empujó de la cabeza haciéndome tragar de golpe toda su polla, provocándome una pequeñita arcada que nadie apreció, llevando el ritmo de mis mamadas hacia la polla de su amigo. Comencé a sentir como chorros de mi babita salían de las comisuras de mi boca, llegando a su larga polla y a uno de sus huevos, cayendo inevitablemente en mis grandísimas tetas que se movían alocadamente debido al fuerte vaivén de mi cabeza.

El cubano aprovechó el forcejeo para amarrar mi pelo, sacármela de la boca y restregarme sus babeados huevos por toda mi carita mientras su polla hacia de barrera entre una de mis mejillas y su marcado abdomen. Seguía agarrándome bien fuerte de mi bonita melena negra,  repasándome con movimientos circulares su rica entrepierna. Me hacia salivar mucho, pues no dejaba ni un momento de llevar el ritmo de mi cabeza, tenía la boca y las tetas bien empapadas. Todo me adquirió un sabor nostálgico…

“Que bien mama las pollas esta guarra, déjame, ahora me toca a mí…” –dijo el calvo, que se puso al lado de su amigo para que yo también se la chupara. La polla de éste era más pequeña pero más gorda que la del cubano y tenia los huevos muy gordos, parecían dos pelotas de tenis.

Me separé de la polla del cubano dejando varios hilitos de baba que iban pegándose como telarañas a mis tetas gordas, parecía liquido pre seminal que había estado chupando sin parar durante varios minutos, pero al calvo eso pareció darle igual, se agarró la polla con su mano derecha y la levantó haciéndome saber claramente que quería que comenzara comiéndole sus gordísimos cojones. Y así le hice. Primero dándole lametones cortos y después más largos y duraderos por cada centímetro que tenia. Dejó caer un poco de saliva sobre su polla, la cual fue resbalando por sus cojones, yo entendí lo que quería y así lo complací, lamiendo su babita con mi lengua y restregándosela por los huevos mientras seguía mamándoselos.

Mientras le dedicaba toda mi atención al calvo, el cubano se puso detrás mío, me agarró de la cintura poniéndome de pie otra vez y abriéndome un poquito las piernas. Yo sin dejar de mamarle los cojones al calvo arquee la espalda y elevé mi culito respingón para que pudiera tenerlo a su total disposición. Él se agachó y comenzó a mamar mi chochito bien mojado…

“Joder Dimitri,  esta zorra esta empapada, ¿Has visto, guarra, como teníamos razón? Sabíamos que estabas pidiendo guerra a gritos, PUTA” –dijo el cubano

“Ya te dije yo José, que a ésta zorra nos la calfábamos, sólo había que forzarla un poco, jajaja”  - Añadió el calvo, dejando de agarrar su polla gorda y dura haciendo palanca para que me diera con fuerza en mi cara mientras le seguía mamando los huevos incansablemente. Después de un buen rato degustándoselos, me separó y me metió la polla en la boca, agitándose adelante y atrás a la vez que me agarraba del cuello para que no pudiera escaparme.

El vaivén de sus embestidas era fuerte, hacía que mis tetas bailaran al son de su música, me gustaba porque hacía que mis movimientos golpearan mi chochito contra la cara del cubano que seguía mamándome el conejito como un niño hambriento. Me encantaba notar su lengua repasándome el coñito, yo no paraba de mojarle la boca, estaba salida como una perra en celo de sentir como abusaban de mí, y a pesar que lo hacían con total dominación, no estaban siendo violentos, y eso agradaba mas todavía el placer que me estaban dando aquellos desconocidos.

Estaba a punto de correrme y el cubano empezó a notarlo con los fuertes arqueos de mi espalda y de mis movimientos acelerados de cadera que hacían que mi culito se restregara más rápido por su cara. Los restregones de chocho que le daba adelante y atrás hacían que le goteara de la boca mis jugos vaginales…

“¿Ya te vas a correr PUTA, si ni siquiera hemos empezado aún? –dijo mientras se sacaba mi coñito de la boca y se ponía de pie otra vez, comenzando a restregar su polla por mi chocho empapado de sus babas y mis líquidos, cosa que me ponía mas perra todavía, porque deseaba que me cogiera de una vez y poder correrme mientras me follara, pero el cabrón se hacia de rogar. Tuve que zafarme como pude de la polla del calvo y pedir casi suplicando:

“Venga papi, métemela ya por favor… no me hagas sufrir más” - le dije mientras le ponía carita de una niñata desesperada por su piruleta.

“¡¡¡¡Calla PERRA!!!!!, aquí mandamos nosotros y hacemos lo que queramos contigo” –dijo el calvo mientras me volvía a agarrar con fuerza del pelo y me restregaba la cara por su gordísima polla de la que colgaban abundantes hilitos de mi baba. Empecé a cogerle gusto a eso de mamarle los huevos, así que abrí bien la boca, saqué la lengua y volví a degustarlos.

“Miralá que golfa, ya se tira como una leona a mis huevos. A ésta PUTA le está gustando”

No sé porqué, pero le sonreí como una tonta cuando dijo eso, supongo que veía que estaban gozando con mi experiencia de 25 añitos muy bien puestos, y me sentí como una prostituta experta dando placer a dos adultos.

Me apartó la boca de sus huevos echándome la cabeza bruscamente para atrás, dándose la vuelta, su culo quedó a escasos centímetros de mi cara y girando su cuello para mirarme me dijo:

“Cómeme el culo guarra, que me gusta lo bien que mamas, seguro que lo haces igual de bien”

Al principio dudé de hacerlo, no porque no quisiera –cosa que no tenia elección- sino porque nunca lo había hecho antes, así que ni corta ni perezosa le agarré las nalgas con mis manitas y abriéndole metí mi carita babeada entre las nalgas de aquel cabrón fantasioso.

De nuevo me agarró  fuerte del cabello para que no pudiera escaparme. Mientras le lamia la rajita del culo, el cubano se decidió por fin a meterla en mi coñito empapado, estaba tan caliente que parecía  un crematorio….

“Joder, esta puta tiene el coño como un horno de pan, que gusto….” – y comenzó a darme bien duro desde el principio, embestidas bien fuertes que hacían que mi cara se hundiera, más aun si cabe, dentro del culo de su compañero, lamiéndole y chupándole como si no hubiera comido en todo el dia. Sin decirle nada pasé mi mano entre sus piernas para manosearle los huevos con delicadeza, pasando después a su polla para masturbarle mientras seguía metida entre sus nalgas, a la vez que gemía como autentica putita de barrio…

“Mmmm…..mmmmm…..mmmmmm”

“Muy bien zorrita, que gustazo me das, en la cárcel no da tanto gusto como tú lo haces, jajajaja”

Acto seguido, se separó de mí (cosa que agradecí), agarró una escalera pequeñita de 3 escalones medio coja que había en un rincón del cuartito y le dijo a su amigo con ese acento tan peculiar:

“José, deja de follarla así, quiero ser yo ahora quien la joda por detrás”.

“Ok, hermano. Vamos a usar a esta PUTA todo lo que podamos”.

El cubano sacó la polla de mi coñito empapado y fue a sentarse en el escalón más alto. Yo fui hacia él y me senté encima de su polla, pegándole mis gordas y grandes tetas en su cara mientras  volvía a sentir su larga polla negra metiéndola hasta el fondo de mi vagina. Comencé a botar encima suya alocadamente, pero sólo fue por unos segundos, pues se echó un poco hacia atrás, me agarró las nalgas con sus manos separándolas para abrirme bien el culo y dejarlo en posición para que su amigo pudiera meterme su polla gorda bien adentro.

“Prepárate  ZORRA,  ahora es cuando vas a gozar como una perra de verdad” –dijo el calvo.

“Dale papi…. ya tengo ganas de correrme mientras me jodeis los agujeritos como a una PUTA” -dije ya entregada totalmente a ellos.

El calvo no fue delicado mientras le mamaba los huevos y el culo y tampoco iba a serlo cuando se disponía a joderme. Me dio un par de azotes fuerte para calentarme las nalguitas y la metió sin la menor delicadeza.

“Aaahhh Cabrón” –le grité  por el dolor que sentí al haberme metido su gran trozo de pollón gordo.

“No grites PUTA –dijo el cubano dándome una suave bofetada-, los vecinospueden oírnos”

Cerré los ojos esperando cambiar el dolor por placer. Fue cuestión de segundos. Cambié mi carita dolorida por la de morderme el labio inferior, intentando gozar del ritmo que los dos me daban, embistiéndome como bestias en celo.

El cubano no paraba de bombear su polla dentro de mí, mientras me hacia chupetones en el cuello y alternaba mamando mis tetas que golpeaban en su barbilla a la vez que el calvo me sodomizaba con rabia, mientras con mi melena había hecho una coleta larga y tiraba de ella mientras me decía lo PUTA y GUARRA que era.

La verdad que ya estaba a punto de correrme antes de cambiar de posición y en parte agradecí no hacerlo porque quería disfrutar un poco más de aquella experiencia. Estaba siendo abusada por dos desconocidos, medio engañada claro, pero no me importó, ellos tenían las pollas bien armadas y listas para disparar y yo desee ser el blanco (o mejor dicho la morena) donde recibir su metralla.

No paraba de gemir como una perrita, con tonos agudos, cortos y muy seguidos, frunciendo las cejas a la vez que sacaba mis morritos hacia fuera mientras estiraba mi cuello hacia atrás del gusto de sentir las dos pollas a la vez dentro de mí. Reconozco que fue delicioso sentir su fuerza contra mí, tanto, que fueron unas tres las veces que hicieron fluir mi corridita por los muslos mientras ellos seguían con su mete-saca incansable…

“PUTA, voy a correrme…. “ – dijo el cubano sin dejar de darme más rápido y más fuerte que antes, a lo que yo pensé en sacarme su larguísima polla del coñito para dejar que se corriera en mis tetas o en mi cara, pero me tenía bien agarrada con clara intención de correrse dentro, y además, el calvo andaba jodiéndome el culito como un semental a su yegua y no creo que permitiera zafarme cuando más estaba disfrutando de mí.

“Eso córrete dentro José, que yo también estoy a punto de hacerlo… vamos a preñar a esta PUTA” –decía el calvo acelerando también el ritmo de sus embestidas.

“No, nooo, dentro de mí no por favor, que me podéis embarazar”

“¡¡¡Calla ZORRA o nos correremos en tu cara y te dejaremos así para que te vea todo el mundo!!!!”

Efectivamente yo callé, era inútil resistirme, además siempre guardo en el cajón de la coqueta de mi cuarto las pastillas del día después para las ocasiones de “descontrol” y claramente sin duda, esa era una de esas situaciones. Más tampoco no quería andar por la urbanización con la carita y las tetas llenos de lechita blanca y espesa, la cual por mi piel morena se iba a notar muchísimo y menos andando sin ropa, porque la toalla que cubría lo poquito de mi rico cuerpo me la habían quitado cuando entre al cuarto y ya andaba toda pisoteada y llena de polvo en el suelo, así que decidí que llevar su lechita dentro de mi coñito sería la mejor opción.

“AHHH… AHHH PUTA… ME CORRO… ME CORROOO…” –dijo el cubano mientras me mamaba los pezones que bailaban en su cara al ritmo de las embestidas.

A continuación comencé a notar uno detrás de otro sus chorritos de semen entrándome hasta el fondo de mi ser, notaba como mi chochito se calentaba más y más a la vez que su leche iba golpeando las paredes de mi depiladita vagina, y eso me puso más cachonda, supongo que saber que el semen de dos machos cuarentones usándome para embarazarme me  subía el calentón.

“AAAAAHHHHHH… que rico GUARRA, menuda corrida te he metido en el coño mamasita, como me encantaría repetir… Uuuffff” –dijo el cubano

“Sácate de ahí hermano, que ahora voy a correrme y quiero dárselo yo también adentro del coño”

El calvo la sacó de mi culo dejándome el agujerito del ano bien dilatado, me dolía un poquito de lo gorda que la tenía y la sentía un poquito rojo. Mientras, el cubano me agarro de las nalguitas y me sentó donde estaba él, dejándome a disposición de su desaprensivo amigo.

Éste se acercó meneándose la polla a ritmo frenético mientras se ponía entre mis piernas, me agarró de los tobillos y me abrió todo lo posible, dejando a la vista mi coñito recién corrido por su amigo latino, el cual aún rebosaba leche del interior y a ritmo lento se iba metiendo por la rajita de mi culo ayudado por la posición en la que estaba. Pero al calvo no le importaba en absoluto, le daba lo mismo metérmela y notar como yo, la leche de su amigo. Se veía que no era escrupuloso, y por supuesto yo tampoco, ya que hacia buen rato que había dejado de oponer resistencia alguna.

“Toma GUARRA, toma toda mi leche, te vamos a preñar por PUTA” –apenas había acabado de hablar, comenzó a derramar cantidades ingestas de semen en mi interior, me parecían litros, notaba como vaciaba sus gordos cojones y llenaba entero mi delicioso conejito depilado, recién  “estrenado” esta mañana por mi vecino y ahora usado y abusado por estos dos.

“AAAHHH….. AAAHHH….. AAAAHHH ” –fue inevitable no poder gemir de placer y correrme por cuarta vez al sentirme  inundada por tanta corrida, además me estaban jodiendo como verdaderos sementales y desde luego que no eran precisamente precoces,  en mi interior me daba satisfacción saber que dos machos bien dotados habían gozado como nunca con una veinteañera tan bien formada como era yo. Además, esta mañana ya me había dado un buen desayuno con mi vecino y esto solo era el almuerzo con lo que me esperaba a lo largo del día.

“Jajajja, que PUTA eres ZORRA, se nota que tu también has gozado con nuestras corridas” –dijo el calvo mientras sacaba su ya polla flácida pero bien manchada de su leche, de la de su amigo y de mis juguitos.

Ya me habían dado un buen repaso y estaba claro que había gozado como una verdadera PUTA, aun no pude evitar morderme el labio inferior con gesto de satisfacción al ver su polla bien manchada por los tres, supongo que me había quedado con ganas de chupar un poquito de leche de macho y saber a qué sabría ese cóctel tan sabroso que llevaba en el rabo. Aún a veces me pregunto porque lo hice, supongo que en el fondo el sentirme su PUTA me gustaba, así que  me ofrecí.

“¿Queréis que os deje bien limpitas las pollas, no quisiera que os molestara el sentiros pegajosos dentro de los calzones?” –añadímientras me  incorporaba para sentarme de nuevo en el primer escalón de la coja escalerita y quedarme a la altura de sus miembros

Ellos se miraron y creo que bastó para hacerme entender que eso era un rotundo. El calvo se volvió a arrimar y poniendo sus manos en la cintura le agarré los huevazos con cariño y comencé a mamarle su gorda y rica polla llena de sabores, era todo un carrusel de sensaciones, notaba mis juguitos a la vez que sentía las de ellos mezclarse en mi paladar y eso me gustaba mucho. Mamaba aquella polla como si fuera la última polla del universo, aunque me habían usado a su placer, no quería que se fueran con una “mala” imagen de mí, así que di lo mejor que sabía hacer con mi boca y parece ser que no les defraudé.

“WOW, Joder ZORRITA como la mamas….UUUFFFFF, sigue sigue……” –dijo el calvo mientras empujaba su polla al ritmo de sus caderas, haciéndome notar como de nuevo su polla iba engordando dentro de mi boquita a la vez que acababa de tragar los pocos juguitos que quedaban.

“PUTITA no te olvides de mí ” –dijo el cubano mientras pegaba su polla en una de las mejillas de mi cara, la cual yo agarre con una de mis manos y comencé a masturbar lentamente.

Aquello parecía no tener fin, no sé el tiempo que llevábamos en el cuartito, pero debieron ser alrededor de una hora y media, porque ya no se oía un alma, serian las 16:00, la hora de la siesta, ellos ya no se preocupaban por hacer ruido y tampoco se oía ningún coche por el parking.

Saqué la polla del calvo y comencé a mamar la del cubano, que de ver la manera en que mamaba a su amigo ya se le había puesto dura otra vez. Éste me agarró de la melena y empezó a follar mi boquita de nuevo, con más ímpetu que al principio, supongo que el hacerme sentir su esclava le ponía mas cachondo, pero yo seguí chupándole gustosamente a pesar que lo hacia con brusquedad. Mis babitas volvían a mojar mis grandes tetas, las cuales estaban siendo restregadas por la polla del calvo, , restregándola por los pezones, recorriéndome todo el contorno de mis voluptuosas tetas, recogiendo toda la babita posible que caía de mi jodida boca (nunca mejor dicho) con su polla para metérmelas de nuevo cuando acabara con su amigo.

Allá estaba yo babeando otra vez sus pollas, las mamaba con gusto y buen ritmo, como toda una experta. Es cierto que no era la primera ni sería la última vez que mamaba una polla, tenía 25 años en aquella época y ya hacia como siete que había dejado de ser virgen.

“No pares de mamar, PERRA, que estoy por correrme otra vez” –dijo el cubano mientras me follaba la boquita.

“Hazme hueco hermano, que quiero ver si le cabe la mía también” –dijo el calvo con una mirada de lo más obscena.

“Mmmm…..Mmmmm… Mmmmm” – Esas eran las únicas palabras que yo podía apostillar en contra de la idea del calvo. La polla de su amigo no dejaba de follarme la boquita y me imposibilitaba para decir algo en mi favor. Ni corto ni perezoso me agarró de mi mojada barbilla, apretándome fuerte para obligarme a abrir más si podía mis dulces morritos, los cuales aun dejaban algo de hueco por la delgadita pero larga polla del cubano.

“Vamos  PUTITA sé que puedes…. Metete las dos pollas a la vez” – dijo el calvo mientras yo lo intentaba, pero no pudo más que meterme el capullo, que no era poco. Yo le ayudaba con la lengua a lamer su glande, lo recorría en círculos mientras seguía recibiendo las embestidas de su amigo que apenas me dejaba respirar con normalidad.

“Voy a correrme otra vez MAMITA, trágatelo todo, GUARRA”- dijo el cubano.

El calvo sacó su capullo de mi forzada boquita para que su amigo pudiera correrse bien a gusto. Y así lo hizo. Metiéndome toda la leche que pudo eyacular de su segunda corrida en mi garganta, a la que yo tragué solo la mitad, salivando todo lo demás haciéndolo caer por mis tetas y goteandolo por el polvoriento suelo.

Seguí mamándole un poquito más hasta que le deje bien limpia la polla, pasándole la manita a modo de paño, cerciorándome que cumplía con mi palabra.

De repente comencé a notar muchos chorritos de corrida impactando en mi cara,  el calvo se estaba corriendo mientras se masturbaba de ver como de mi coñito aun salía parte del semen que me habían introducido minutos antes, y de ver como su amigo me llenaba la boca y las tetas de más corrida. Yo me giré, abrí la boca y saque mi lengüita que aun chorreaba corrida de su amigo, para recibir de la suya y poderme tragar todo lo que pudiera. El calvo hacia honor a sus gordos cojones, pues a pesar de que era la segunda corrida parecía que tenia reservas para 20 mujeres más.

Mi carita era un poema, de nariz para abajo la tenía toda empapada de corrida, las mejillas las sentía calentitas por la leche del calvo, la boca y las tetas bien gustosas de las corridas de los dos, hasta en el pelo se me veía un poquito. Comencé a relamerme los labios y a pasar mis manos por mi carita para llevarme todo lo que me resbalaba a la boquita para seguir saboreándola. Cuando ya pensé que había acabado…

“AAAHHHH…. PUTA…. Así lámelo todo y chúpalo”

“ Lo del coño también PUTA, no te olvides lo del coño, que también esta rico” –dijo el calvo, incansable de vicio.

Sin dejar de mirarles, pasé la mano por mi conejito lechado varias veces, lamiendo y saboreando la corrida que aun salía de mí y chorreaba por la rajita de mi culo. El calvo se agachó y repasó su mano con lentitud y esmero recogiendo más corrida de la cual yo chupaba y rechupaba de su mano y de sus dedos. Era un festival de corrida todo aquello, si aun me había quedado con ganas de mi agradable vecinito.

Debo confesar que me gustaba aquella imagen, pues el sabor del semen no me desagrada en  absoluto, y tomarla directamente de mi chocho y de su mano me hacia sentir una perrita domesticada.

Me levanté e intenté limpiarme un poco de lo pringosa que me habían dejado con cualquier cosa que pudiera, pero solamente estaba la toalla del suelo con la que había llegado. El cubano vio mi apurada situación y de nuevo adoptando esa actitud amable del principio y que había perdido ciego por el calentón que les había provocado, se despojó de su camisa blanca y me la ofreció para tener algo que ponerme. Por suerte era una camiseta ancha y grande que al ponérmela me tapaba hasta la mitad de los muslos, tapándome más que la toalla que me habían arrancado. Me limpié como pude con agua de un viejo grifo que había en el cuartucho y mientras me secaba con la misma camiseta que me habían dado me dijeron:

“Bueno PUTITA, como te has portado muy bien, te vamos a ayudar” –dijo por fin el calvo.

“Te diré que nosotros no tenemos las llaves, que eso las debe de tener el presidente de la urbanización, el viejo del 7ºB del bloque 3, nosotros no podemos ayudarte pues todavía no hemos acabado la faena de las goteras y si no lo hacemos se estropeará todo, nos denunciarán, no cobraremos y entonces tendremos que cobrárnoslo contigo otra vez –dijo añadiendo una sonrisa pícara- así que ya sabes, sal después de nosotros, procura que no te vea nadie y supongo que no se te ocurrirá decir nada o tendremos que hacerte una visita al 2ºA del bloque 1”.

Y sin decir nada más, ni siquiera despedirse, abrieron la puerta y salieron del cuartito antes que yo dejándome como se suele decir, “compuesta y sin novio”. Que morro tenían, habían usado de mi todo lo que quisieron, encima me había esmerado por complacerles  para poder asegurarme su ayuda, y me quedé con el coñito lleno de leche, el pelo alborotado por las cogidas que me dieron y un sabor de boca, que aunque agradable, llegaba de una manera bastante comprometida.

Pero no estaba dispuesta a quedarme allí compadeciéndome como una tonta, me arreglé lo mejor que pude debido a las circunstancias y salí de aquel tuburio directa por donde había entrado, ya que por el ascensor del garaje no podía subir a los bloques de pisos porque tanto para acceder a los sótanos como para subir a la planta cero se necesita la llave del ascensor que todo el mundo tenía menos yo, que andaba buscando como “puta desesperada” y nunca mejor dicho.

Lo bueno que para acceder al bloque 3 solo tenia que rodear la curva del acceso al garaje y ya casi me daba de morros con la puerta del edificio. En fin, así que allá iba con una camiseta por bandera a reclamarle al viejito del presidente de la urbanización la dichosa llave para poder acceder de una vez a mi casa, tan difícil era….  Ya eran como las 16:30 de la tarde y un tenia que alistarme para la fiesta de esta noche. Menuda día…

CONTINUARA……