Un día no tan malo

...tenía las manos en los bolsillos, usualmente las chicas llevaban el uniforme que era medias color blancas, zapatos color amarillo, una falta del mismo color que los zapatos, una blusa de botones de manga corta color blanca junto un moño color rojo...

-¡Vamos Ymir! ¡Es divertido ir a La Taberna!.- dijo un chico alto parecido a Ymir

-No, no quiero ir Marco, hoy no me siento bien

-¡Pero dijiste que ibas a acompañarnos!

-Lo siento pero yo no tenía en mente este maldito dolor en el estómago

-Hmm

-Ya me voy

-Hasta… pronto.- silencio el chico pecoso

Ymir caminaba hacia la estación del metro, recién salía de la preparatoria “Shingeki”, tenía las manos en los bolsillos, usualmente las chicas llevaban el uniforme que era medias color blancas, zapatos color amarillo, una falta del mismo color que los zapatos, una blusa de botones de manga corta color blanca junto un moño color rojo y si lo preferían, usaban el suéter de color amarillo de manga larga, pero Ymir prefería el pantalón de los varones y usar el chaleco junto a la camisa de manga larga color blanco y una corbata roja.

Por mucho se sentía mejor vistiendo pantalón que una falda, aunque igual hubo momentos en las que le exigían llevar el uniforme de las mujeres.

Se mantenía caminando mirando hacia el cielo que empezaba a mostrarse de color oscuro, advirtiendo que se acercaba una lluvia. Apresuró el paso, compro el boleto e ingresó para esperar unos segundos más y esperar que el metro avance.

* POR OTRO LADO**

-¡Oh por Dios!.- Exclamó Christa.- ¡Es tan tarde ya!

La joven rubia salió como un rayo de su cama, buscando su uniforme que el día anterior no había podido secarse ya que había un clima nublado y lluvioso. No había podido siquiera pensar en usar la secadora, dejo de lado eso, se apresuró a ir a la escuela. Hoy tenían que rendir un parcial sobre cálculo diferencial sobre el tema de derivadas así que se durmió tarde por estudiar. Siquiera pudo tomar el desayuno y salió de su casa. Todavía no se había percatado que el tiempo estaba nublado aún por lo que casi se tropieza en un charco.

Pudo esquivarlo pero el autobús estaba por irse, apresuró el paso pero no hubo asiento disponible. No le quedo de otra más que ir caminando ya que por ser de estatura baja, no alcanzaba el pasamanos, no quería volver a pasar la pena de alargar el brazo para corroborar que todavía no alcanzaba el tubo. A pesar de que tenía ya 16 años, era muy pequeña.

Cuando el autobús llego a dejarlos en la preparatoria, se apresuraron a salir todos los jóvenes. Empujando levemente a Christa sin siquiera disculparse por si le habían golpeado o arrugado el uniforme – no habría mucho efecto – así que fue la última en salir. Justo cuando su día no podía ser peor, se escuchó sonar la campana, para mala suerte de Christa, su aula quedaba hasta el final y el profesor de cálculo siempre llegaba temprano para aplicar el parcial y a quienes llegaban tarde, no les permitía el paso añadiendo que los verá el próximo año de no ser que puedan pasar los exámenes de recuperación – por cada vez que reprobaban una unidad, en los exámenes de recuperación presentaban esas unidades, si reprobaban tres unidades, entonces tres exámenes distintos tendrían ese mismo día.

Christa no podía permitir que eso pasara, ya que si control escolar la detectaba con su nuevo promedio, perdería estar en el cuadro de honor y por supuesto, de mejor calificación.

Por mucha suerte, llego a tiempo antes de que el profesor llegara, se apresuró a sentarse y esperar. Pero el profesor no llegó hasta que se asomó el delegado de la clase, un chico alto llamado Armin y dio la noticia de que el día de hoy no habría parcial y que el profesor no iba a presentarse a dar las clases por una reunión que tuvieron los profesores. Por lo que tenían la hora libre.

Hasta ahora Christa sintió que podía calmarse. Hasta que se asomó la profesora de Inglés.

-Muy bien jóvenes, tomen asiento

-Pero… usted nos debe dar clases hasta la última hora.- habló un chico

-Sí, pero les adelantaré; espero que hayan estudiado para el examen de hoy

Christa palideció hasta recordar que estaban en finales de unidad por lo que estos días iban a ser de parciales… No pudo oponerse por lo que termino por hacer el examen lo mejor que pudo, por supuesto que podría recordar algunas cosas por haber estudiado casi todos los días. Pero no del todo era fácil. Gramática era algo complicado a comparación de hablarlo. Así que terminó por hacer el examen.

Una vez que terminaron, se aproximaba su receso el cual se les fue ocupado por una conferencia al que se le pedía la asistencia del grupo A, edificio H aula número 3 de la carrera de Administración. Christa sentía gruñir su estómago, pero se resignó a ir; no comió nada la noche anterior y tampoco tomó su desayuno.

El día pasó nublado. Ninguno de los profesores dejo salir a los jóvenes a menos que tuvieran que ir al sanitario. Llegando a la hora de retirarse, el profesor Smith le pidió de favor que cerrara el aula. Christa quería decirle que eso debería hacerlo el delegado de la clase pero al percatarse de que se encontraba sola no le quedo de otra. Este mismo día nublado, no había ido a clases sus amigas dejándola sola por completo, no se sentía muy a gusto al hablar con sus compañeros más que Armin pero él no estaba ya.

Sin más que hacer, cerro el aula mientras acomodaba la silla y dejaba limpia la pizarra, apagaba los ventiladores y las luces. Se dirigió a control escolar donde debía entregar las llaves al profesor Smith. Por fortuna, lo encontró en las escaleras, le dieron las gracias y se retiró caminado hacia el metro ya que para esa hora, había perdido el autobús.

El día parecía no mejorar, pensó en comer un poco de su almuerzo pero…

-Se me quedó en la mesa…

Para la hora que era, quizás se había echado a perder. Así que no le quedo de otra que caminar con el estómago vacío. Se aproximaba una lluvia por lo que apresuró el paso. Llego a tiempo a comprar el boleto pero mientras estaba leyendo un artículo en una pared, no escuchó que el metro estaba por salir y justo antes de cerrar, pudo entrar.

El metro avanzaba rápido, era lo bueno pero no habían asientos disponibles y de nuevo, el pasamanos estaba demasiado alto y para su pequeña altura, no le permitía llegar. De todas las personas que estaban ahí miro a una chica alta, al parecer por el uniforme iba a la misma preparatoria que ella aunque el logo del chaleco decía “Informática” junto a una computadora mientras que el suéter de la pequeña tenía un libro y decía “Administración”.

Por alguna razón, se acercó un poco a la chica alta y le pareció que el pasamanos no estaba tan alto, hizo el intento pero no pudo alcanzarlo.

-Tan pequeña.- murmuró Ymir

Christa escuchó su comentario y se ruborizó por la pena mientras veía que todas sus hazañas por llegar hacia el pasamanos eran inútiles.

Ymir comenzó a sudar de nerviosismo al ver a la pequeña rubia querer alcanzar el pasamanos, le pareció tan tierno y lindo el gesto de la pequeña rubia. Por lo que puso el otro brazo en el pasamanos y le susurró.

-Si quieres.- se sonrojo.- puedes sujetarte de mi brazo

La pequeña rubia se sonrojó al ver tal acto que sin dudarlo tomó el brazo de la chica más alta, sintiéndolo ligeramente musculoso cosa que le hizo palpitar fuertemente el corazón. Se fueron en silencio mientras llegaban a su destino, Ymir mirando hacia la derecha sin poder ver a la rubia que estaba a su izquierda ignorando su mirada.

“¿Qué diablos pasa conmigo?”

Se preguntó mentalmente la morena, si hubiera sido otra persona ignoraría totalmente eso porque no era problema de ella pero al ver a esta rubia de ojos azules y gesto tierno, le hizo palpitar el corazón y unas ganas inmensas de ayudarla. Eso era lo extraño ya que Ymir no se preocupaba por nadie que no fuera ella misma, sin embargo, no pudo voltear a ver el rostro de la chica que ahora le sujetaba el brazo, ya que Christa era condenadamente linda.

Por otro lado, Christa sonrió para sus adentros al haber encontrado a alguien tan amable en este pésimo día que le había tocado vivir. No pudo ver bien su rostro pero miraba un rostro perfilado, nariz recta y linda, ojos color miel, cabello castaño y de tez morena, por no decir que era muy alta y delgada.

“¿Por qué usará el uniforme de los hombres?”

Se preguntó, pero se dio cuenta que eso no le importaba en absoluto ya que le quedaba muy bien. Hasta ahora, las personas que estaban presentes, miraron el gesto tierno de la chica más alta con la chica más pequeña. Comenzaron pequeños rumores sobre lo buena que era la chica más alta, de lo increíblemente bella que es la chica rubia y demás. Cosas que solo hicieron sonrojar a ambas estudiantes.

El viaje parecía eterno, pero por alguna razón, dejar que un extraño se sujete de su brazo o que un extraño le haya ofrecido el brazo para sujetarse, era algo que no les incomodaba. Sus corazones estaban acelerados y los rostros sonrojados. Hasta que llegaron a su destino. Christa rápidamente dejo el brazo de la chica más alta y ésta, se apresuró a salir…

-¡Oye!.- habló Christa

-Hmm.- volteó Ymir

-Ah bueno… ¡Muchas gracias!.- Christa se sonrojó

-No hay de qué.- vio el sonrojo de Christa y sintió su corazón latir fuertemente, ¡Era tan linda! Condenadamente linda

-¿Cu-Cuál es tu nombre?

-Soy Ymir.- sin poder aguantar la mirada de los ojos azules de la pequeña volteo para otro lado

-¡Muchas gracias Ymir! Mi nombre es Christa

-Un placer.- se dio la vuelta

-¡Es-espera!.- la detuvo por la muñeca

Al sentir el roce de sus pieles, Ymir se ruborizó levemente

-¿Qué pasa?.- preguntó la chica alta

-¿Me dices en dónde estamos?

Ymir volteó a ver a la pequeña rubia que más sonrojada no podía estar.

-Estamos en la estación “La estación”.- suspiró al recordar el nombre de la estación - ¡Qué inteligente!

Christa hizo una mueca de no entender lo que decía Ymir

-El nombre de la estación es “La estación”

-Oh.- suprimió una risa

-Hmm.- sonrió levemente.- creo que aquí nos despe…

-Disculpa.- interrumpió.- lo siento por interrumpir pero….- bajo la mirada.- no eh estado mucho tiempo en esta ciudad, no sé en por donde pueda quedar mi casa.- suprimió un sollozo

-Oh, bueno… te hmm.- se aclaró la garganta.- te puedo acompañar si quieres

-¿En verdad?.- un brillo en los ojos de Christa apareció y miró hacia el rostro de Ymir

-Claro… ¿Vamos?.- con una ligera sonrisa

-Vamos.- dijo más animada

“Quizás este día… no es tan malo”

Pensó Christa quién se había percatado de las adorables pecas que adornaban el rostro de Ymir… los corazones de ambas estaban un poco acelerados, tenían visiblemente un rubor en sus rostros y por extraño que fuera, la compañía entre ellas dos no era nada incómoda. Simplemente se sentían muy bien entre ellas… pero algo había aparecido entre las dos y las dos lo sabían.


Amo el YumiKuri... en este caso es Ymir x Christa aunque más bien debería ser "Ymir x Historia"... de una u otra forma, amo a esta pareja :3