Un día mi prima creció

Pensé que debía estar enloqueciendo al verme atraído por mi prima. Creí que todo quedaría allí, en miradas, deseos y malos pensamientos... pero el tiempo se encargó de ponernos a mí y a Karla en situaciones inimaginables.

Nunca había tenido una relación muy cercana con la familia de mi madre. Mientras yo vivía con ella y mis 2 hermanas en la capital, ellos en una pequeña ciudad a media hora de viaje en auto. Es decir, la distancia no tenía nada que ver con nuestra poca comunicación.

Era algo que nunca me había parecido muy correcto, cuando estaba pequeño incluso me entristecía la situación, sobre todo por mis primos y es que mientras muchos de mis amigos veían a sus primos como hermanos ese nunca había sido mi caso.

Un tema aparte era mi prima Karla, hija de la hermana menor de mi madre, con ella me gustaba pensar que nuestra apatía tenía que ver con que teníamos muy pocos códigos en común, cuando yo terminaba la primaria ella apenas empezaba. Cuando yo terminé colegio, ella apenas lo empezaba, cuando me gradué de la universidad, ella culminaba el colegio. Y fue en ese momento en que me empecé a alegrar de la relación que habíamos tenido, porque quizás de haber sido más cercanos nunca me habría sentido atraído por la preciosa mujer en que mi prima se estaba convirtiendo.

Desde pequeña había sido siempre una niña muy simpática, pero hasta allí nomas. A pesar de que nos veíamos muy poco y cada tanto, me parecía que solo crecía en altura y no de cuerpo, menos su rostro que conservaba la frescura e inocencia de siempre, la pubertad como tal parecía haberle llegado tarde, pero de golpe, de la noche a la mañana.

Era la noche de Año Nuevo y mi madre decidió que ella, mis hermanas y yo pasaríamos con su familia. Por ende nos trasladamos a recibir el Año Nuevo junto a mis tíos, tías y primos... y allí también estuvo Karla, que en ese momento estaba por concluir el colegio y yo próximo a culminar la universidad. Lo especial de esa velada fue que descubrí que mi prima se estaba volviendo una mujer, y me resultaba tremendamente atrayente.

Toda la noche me vi hipnotizado por su largo cabello negro, su amplia sonrisa con frenillos que la hacía lucir siempre tierna e inocente. Me encantaba mirar su atrayente figurar al bailar con el resto de primos, al otro extremo de la reunión yo deliraba con sus largas y gruesas piernas, que empezaban con unos tacones de aguja y se perdían en la corta falda de su vestido que debía sufrir horrores por mantener oculto su carnoso trasero. Me provocaba acariciar su fina cintura y apretar con fuerza sus anchas caderas. Me imaginaba descubriendo sus incipientes pechos, besando su cuello, comiendo su boca. Ella ni notaba mi existencia.

Esa noche Karla me provocó fuertes sensaciones, pensé que debía estar enloqueciendo al verme atraído por mi prima. Pero esa noche todo quedó allí, en miradas, deseos y malos pensamientos. Sin embargo el tiempo se encargó de ponernos a mí y a Karla en situaciones inimaginables.

No mucho tiempo después de esa noche Karla y yo acabamos el colegio y la universidad respectivamente, sin embargo para poder ingresar a la universidad ella debía rendir una prueba, para la cual debía tomar un curso especial de preparación por tres días a la semana. Lo interesante era que dicho curso solo estaba disponible aquí en la capital. Por tal motivo mi tía habló con mi madre para que durante el tiempo del curso Karla viviera acá en la casa esos 3 días y luego vuelva a su ciudad, a esto a fin de evitarle el que tuviera que viajar día tras día temprano en la mañana para llegar a tiempo a su curso.

Yo recibí la noticia con algo que describiría como indiferencia aunque el fondo sentía cierta emoción por tenerla tan cerca, no así mis hermanas, que se mostraron fascinadas de tener alguien nuevo en la casa. Con el tiempo fui descubriendo que mi indiferencia decrecía, y que cada vez me emocionaba más la presencia de Karla.

Y es que me era imposible ser indiferente al verla caminar por la casa, con sus ajustados pijamas, con shorts ajustados que resaltaban sus nalgas, sus blusas cortas que mostraban su plano abdomen y fina cintura. Verla en la cotidianeidad riendo con mis hermanas, era algo que aumentaba mis ganas por ella. Muy pronto también me fue imposible no masturbarme por primera vez con mi prima como objeto de deseo.

Por las noches me desvelaba pensando en cómo podía acercarme a ella, pensé que una buena manera podía ser agregarla al Facebook, buscarla a través de las cosas que a una muchacha de su edad podrían parecerle normales. Resulto ser una buena idea porque me acepto al instante. Ahora solo restaba en pensar un motivo para escribirle.

Así que una noche, en que Karla no estaba en casa decidí escribirle sin más.

-Hola prima.

Se tardaba en responder y pensé que había sido una mala idea, me sentía triste porque parecía que me había ignorado. Deje el móvil junto a la cama, y me aprestaba para ir a dormir.

-Hola primo, cómo estás? :)

Respondió Karla de pronto.

-Todo bien prima, qué tal van las clases?

Respondí intentando parecer lo más normal posible.

-Bastante bien, aunque un poco cansado, me están enseñando muchas cosas que ya había olvidado del colegio XD

-Jaja en serio? Dímelo a mí que salí de la U y también se me han olvidado muchas cosas.

-Por cierto, felicitaciones por tu graduación, no había tenido oportunidad para felicitarte.

Me asombraba como Karla me hablaba con tanta soltura, como si tuviéramos muchísima confianza. Parecía como si fuésemos amigos de hace muchos años. Teníamos mucha química y para mi sorpresa la plática duro muchas horas, eran ya casi las 3 de la madrugada y seguíamos platicando hasta que se le hizo tiempo de dormir.

-Jaja ya tengo mucho sueño primo, me divertí hablando contigo. Te veo mañana, me toca visitarte porque tengo clases.

-Está bien prima, es un gusto tenerte aquí en casa.

No mentía, era un gusto tenerla tan cerca. Sin embargo al día siguiente, cuando nos vimos cara a cara perecía que lo de la noche anterior, nunca había ocurrido. No sabía cómo sentirme al respecto, así que me quede con la intriga el resto del día, cuando cayó la noche le escribí y le pregunté.

-me da vergüenza, me pones tímida primo jajaja

Me asombró su respuesta, me hubiera gustado lanzarme y decirle algo jugado, pero temía que mis hermanas se dieran cuenta, a diferencia de la noche anterior ahora Karla estaba junto a ellas y temía que se dieran cuenta de que hablábamos, así que por seguridad decidí llevar la charla por el camino de la tranquilidad y repetimos lo de la noche anterior, pasamos horas chateando.

Ya entrada la madrugada, empezaron a pasarnos cosas, y es que aquellos que hayan llevado una conversación hasta altas horas de la noche, saben que la madrugada es zona franca, tierra de nadie, vale todo, arde Troya. Y no sé por qué pero tengo la certeza de que ambos queríamos llevar la charla a terreno caliente, así que antes debía tomar precauciones.

-Y mis hermanas ya duermen?

-Hace rato cayeron jajaja yo soy más noctámbula.

-Así veo prima, o quizás no puedes dormir porqué te quedas pensado en alguien.

-Jajaja puede ser...

-Algún noviecito?

-Jajaja algo así.

-Jaja wow, así que Karlita tiene novio. Debe ser un afortunado el tipo.

-Porque lo dices?

Esa pregunta me significó un punto de inflexión, vi el momento venir, la impunidad de la madrugada me hizo sentir que decir que era momento de empezar algo.

-Eres una chica muy simpática, divertida, y aparte eres una mujer muy muy bella.

-Jajaja gracias primo, me halagas, estoy sonrojada cómo un tomate.

-Jajaja no te sonrojes.

-Es que no te creo, no ha de ser para tanto jajaja

-Lo es, apuesto que en el colegio tus compañeros se volvían locos

-Naaah, nada que ver, había chicas mejores que yo jeje :(

Junto a ese mensaje Karla adjunto una foto de ella junto a sus compañeras y la verdad es que todas eran muy bonitas, cada una tenía lo suyo, unas lucían más inocentes, otras tenían una mirada que pedía verga a gritos, y en el medio estaba Karla, que sin dudas era la que tenía el mejor cuerpo.

-Jaja en serio? Bueno pues si yo hubiera sido compañero tuyo, para mí habrías sido la más guapa, además que tienes un cuerpazo ;)

-Jaja seguro lo dices xq eres mi primo :P

-En este momento no sé qué desearía más, que no fuéramos primos o que no tuvieses novio jaja.

-Jajajajajaja pues déjame decirte que un deseo se te hizo realidad porque te mentí sobre lo del novio, estoy soltera en realidad. ;)

-Jaja wow en serio?

-Si jaja 100% soltera.

-Pero seguimos siendo primos

-Si, pero a mí también me gustaría que no fueras mi primo jajaja ;)

-Jaja no tenemos que serlo si no queremos

-interesante propuesta

Cuando estaba por lanzarle una propuesta más interesante aún, Karla le puso un freno a toda la situación.

-Primo ya está bastante tarde y mañana tengo clases, será mejor ir a dormir :*

-Hasta mañana guapísima

Esa noche me hice la paja de mi vida, nunca me había sentido tan cerca de ella. Cada una de sus respuestas me ponían a volar la imaginación. A la mañana siguiente todo había vuelto a la normalidad. Ahora descubrí que me gustaba esta dualidad. En el día y cara a cara, éramos 2 seres  distantes. Cuando la noche nos transformaba, éramos 2 atrevidos.

Cómo era de esperarse esa noche la conversación empezó con tranquilidad, pero la madrugada trajo consigo la lujuria. Esperé mi oportunidad y en medio de la conversación metí un volantazo, así de la nada.

-Seguramente en la universidad vas a volver locos a los chicos

-Jajaja lo dices por experiencia propia?

-Jaja que te dice tu sexto sentido femenino?

-Me dice que quieres verme ahora.

Dudaba de lo que estaba ocurriendo, mi prima estaba sugiriendo de manera sutil el vernos, en medio de la madrugada, con las revoluciones a mil, no podía arriesgarme tanto, era algo de lo que debía estar plenamente convencido. Así que intente comprobar que la situación realmente estaba ocurriendo.

-Jajaja no era lo que pensaba, pero no podría decir que no a tu propuesta

-No fue una propuesta jajaja :P

-Quiero verte Karla. Ahora yo lo estoy proponiendo.

-Oki jaja pero no dirá nada mi tía?

-Para despertarla a esta hora tiene que venir el ejército. Vamos al cuarto de visitas así nadie se da cuenta. Las chicas ya duermen?

-Sí, hace rato.

-Yo iré primero, un rato después bajas.

El cuarto de visitas está en la planta baja de la casa, en relación al cuarto de mi madre, están en extremos opuestos, así que parecía un buen lugar para ver a Karla. Estaba muy nervioso, cosa que aumentaba con cada segundo que tardaba mi prima en bajar. La esperé a oscuras fuera del cuarto.

-Perdona la demora

Dijo Karla en un susurro, que me hizo brincar del susto

-Tan fea me veo que te hice asustar?

-Esta todo oscuro, no veo nada, así que no sé cómo te ves.

Pasamos al cuarto, cerré la puerta, prendí la luz y comprobé que no había manera de que Karla me hubiera asustado, estaba hecha una bomba.

Llevaba una short muy corto color negro , el cual se podía adivinar debajo de una larga camiseta blanca que le servía como vestido para dormir. Las transparencias delataban la ropa interior que llevaba, al menos en la parte de abajo, ya que sus pechos en cambio estaban sin sujetador y se marcaban difusamente sobre la blanca tela.

-Que loco, es la primera vez que estamos así

Dijo Karla que no podía esconder que lucía emocionada.

-En pijamas?

-No bobo, así a solas, juntos.

-Sí, la verdad nunca me imaginé algo así.

Conteste de forma entrecortada lo que hizo que Karla se riese de mí.

-Parece que loco de volverse loco conmigo lo decías por conocimiento propio.

Ahora el que estaba rojo como un tomate era yo. Karla se seguía riendo.

-Te ves lindo así sonrojado.

-Tú te ves muy  linda cuando te ríes. La verdad es que eres preciosa prima.

Sin pensarlo más me acerqué a ella y acaricie su rostro y su largo cabello negro. Ella contestó mi caricia tomando mi rostro, hasta que nos fundimos en un tierno beso. Las pulsaciones estaban a mil. Pase mi mano por su fina cintura hasta llegar a su espalda. Una vez allí apreté con fuerza su cuerpo sobre el mío.

Mi bulto que no paraba de crecer, se pegó con fuerza a su zona íntima, lo cual encendió la pasión de nuestro beso. Las manos de Karla recorrían mi espalda y sus uñas me hacían saber que me deseaba también. Caliente como estaba solté a Karla de mi agarre solo para que mis manos se posen con delicadeza sobre sus nalgas, que se sentían firmes y carnosas. Mi bulto amenazaba con escapar de mi pantalón en cualquier momento.

Deje la delicadeza de lado y agarre con fuerza las nalgas de Karla. Las apreté, las junte y las separe, haciendo que su ajustado short se hundiese en medio de su cola. El tacto me revelaba que bajo ese corto short, no había nada más.

-Que rico, primo.

Las palabras de Karla me encendían cada vez más. De pronto sus manos empezaron a hablar también, dejaron de lado mi espalda y me apartaron lo suficiente para levantar mi camiseta y desnudar mi torso, lo que vino acompañado de suaves besos y caricias en mi torso.

Conteste besando con delicadeza la frente de Karla. Que no se desprendía de mi pecho. Mi verga cada vez se podía contener menos, así que decidí liberarla de la presión de mi pijama y con rápido movimiento hacia abajo me quedé completamente desnudo para Karla.

Sus ojos achinados de pronto se abrieron como platos. Y sus carnosos labios de pronto dibujaron una mueca de sorpresa.

-Primo. La tienes enorme.

-Es tuya Karla, tú me la pusiste así.

-Nunca había visto una así.

La expresión de mi prima delataba que no me mentía. No era la típica mentira piadosa femenina, mi prima realmente lucia sorprendida.

-En serio? Que tiene de especial?

-El tamaño, es muy gruesa y con muchas venas.

-Es para ti prima.

Mi respuesta la hizo sonrojar. Su rostro no sólo se llenó de sangre sino de ternura e inocencia. Lo cual encendió mi lujuria.

-Ya has tenido una dentro de ese cuerpecito?

Dije mientras acariciaba sus anchas caderas.

-Sí, pero solo una vez, con un novio que tuve

Así que Karla resultó ser toda una perrita. Lejos de desilusionarme por no poder ser su primer hombre, me sentí motivado por que di por sentado que seguramente ese novio que tuvo no la cogió como se merecía.

-Bueno, ahora vas a probar lo que es una verga de verdad.

Decidí tomar control de la situación, así que tome la mano derecha de mi prima y la pose sobre mí . No sé si por instinto o experiencia, Karla empezó a frotar con suavidad el venoso tronco de mi mástil que no dejaba de engrosarse y bombear sangre hacia al glande que hinchado empezaba a lubricarse.

Con mucha delicadeza pose mis manos sobre las caderas de Karla y empecé a subir su blusa, la paja que me hacía se vio interrumpida solo para permitirme sacar su blanca camiseta y dejar al descubierto su tersa piel, su plano abdomen, su finísima cintura y lo que me resultó hipnótico eran sus senos, núbiles, tersos y firmes, del tamaño perfecto para su contextura. Sus aureolas eran de un suave color rosa, de un diámetro poco mayor al de una moneda de 50 centavos. Sus delicados pezones estaban ya en proceso de endurecerse. Karla era una obra de arte.

Lo correcto habría sido desnudarla completamente para quedar a mano, pero sus pezones parecían suplicar que una lengua los ayudara a endurecerse.

Senté a mi prima sobre la cama del cuarto de invitados y devore sus senos, los bese de todas las formas imaginables, los sostuve entre mis manos, para luego dedicarme a dar placer a sus tiernos pezones, al primer lengüetazo el uno, y al primer pellizco el otro, estaban duros como piedra. El placer que sentía Karla era tal que sus ojos se cerraron en una mueca de placer y su mano cesó de acariciar mi pene.

Una vez la calenté, era su turno de darme placer a mí, así que mientras estaba sentada al borde de la cama, yo me puse de pie frente a ella, y agite mi verga que estaba a escasos centímetros de su rostro.

Karla respondió masturbando mi tranca, pero mis deseos iban mucho más allá. El tacto de sus manos ya no me era suficiente. Además, me daba mucho morbo que me haga una mamada una mujer con frenillos, me calentaba mucho esa condición.

-No le vas a dar una probadita?

-Nunca lo he hecho, es muy grande y no me va entrar tod...

Antes de que termine de hablar, mi glande ya estaba pegado a los labios de Karla, empecé a masturbarme, imposibilitando que hable con normalidad. Sin embargo la niña no quería abrir la boca. Así que hice uso de ese precioso cabello negro, tome un mechón formando una cola, y con un fuerte tirón, Karla dejó su boca abierta en una mueca de sorpresa, dolor y placer. Entonces mi glande finalmente pudo entrar en su boca, y una vez dentro, mi prima no se resistió más.

No me había mentido en lo absoluto, sin duda nunca había mamado una polla, menos una cómo la mía. Con dificultad apenas y le cabía más allá del glande. Me calentaba mucho sentir el metal de sus frenillos mientras chupaba con algo torpeza mi mástil. No me atrevía a darle órdenes porque me gustaba muchísimo sentir la crudeza de sus decisiones a la hora de darme placer con sus labios y lengua.

Karla me había dado ya suficiente placer, ahora era mi turno de retribuirla.  La recosté sobre la cama, y empecé a desnudar su parte inferior. Deslice su short entre sus largas piernas a la vez que besaba cada centímetro que recorría, había deseado esas piernas durante semanas. Cuando finalmente quite su short, quede frente a un hermoso chochito, chiquito, cerradito, y muy húmedo.

Ahora si resultaba doloroso pensar que algún jovencito ya hubiera vulnerado la virginidad de esa rajita, sin embargo ahora Karla iba a saber lo que era una verdadera cogida.

Hundí mi cabeza entre sus piernas y fui besando sus muslos, y cuando estuve por llegar a su zona más íntima, mi prima se vio sorprendida.

-Qué haces?

-Shhh te voy a comer todita mi amor.

Ya ni siquiera me importaba el lenguaje que usaba con ella. Tampoco le di chance a oponerse, mi lengua ya recorría toda la extensión de su cueva, que tenía un sabor precioso, en ese momento incluso podría afirmar que me sabía a miel. Sus jugos no paraban de escurrirse en mi boca.

Tuve que usar mis dedos para abrir su ajustado chochito y así poder encontrar su clítoris. La sensación de mi lengua sobre su punto de mayor placer le arrancó un gemido.

-Shhhh no te olvides que arriba están todos durmiendo

Le pedí, a lo que Karla asintió con la cabeza pero a pesar de mi advertencia, una serie de delicados lengüetazos la hizo retorcerse en medio de un fuerte gemido. Me puse sobre ella, puse mi mano sobre su boca y le hable al oído.

-Tienes un quedarte calladita o nos van a descubrir. Un grito más y te voy a castigar

Una vez más asintió con la cabeza, y esta vez realmente se esforzó. Porque a pesar que mis caricias y besos en su clítoris y su cuquita Karla solo se retorcía de placer pero no emitía ningún sonido más que leves quejidos de placer que eran casi inaudibles.

Así acostada cómo estaba, decidí que era momento de atravesarla, mi verga había perdido algo de grosor, y para volverla a poner a tono, puse mi glande sobre su rajita y empecé a moverme con suavidad de manera que mi frenillo frotase la zona de su clítoris, el enorme placer era mutuo, al punto que Karla rompió las reglas.

Un sonoro gemido invadió la habitación, Karla estaba muda, sus ojos lucían suplicantes, seguramente sabía que me había desobedecido y ahora recibirá su castigo.

Tome a Karla del brazo y la puse de pie, mientras yo tomaba su lugar sentándome en el borde de la cama. Le pedí que se arrodille y la acomode acostándola boca abajo sobre mi regazo, como si fuese un padre a punto de dar nalgadas a su hija. Mi prima accedió sin poner resistencia.

La diferencia es que yo no quería nalguearla, ya teniéndola así jugué con sus nalgas, las apreté de toda forma posible, y entonces lleve mi dedo índice a mi boca y empecé a humedecerlo mientras acariciaba su delicada espalda.

-Me desobedeciste y ahora te voy a castigar

-Que me vas a hacer?

Pregunto Karla entre susurros y gemidos. Sin contestar, lleve mi dedo empapado de saliva y lo colé entre sus nalgas, el cuerpo de mi prima dio un respingo.

-No, eso no.

Dijo Karla con algo de temor.

-Shhh, no quieres que el castigo sea peor, verdad?

Mi prima calló y lo tome como una carta abierta para hacer de su culito lo que yo quiera. Con movimientos circulares empecé a estimular el rosado y virginal ano de Karla, empecé a empujar con más fuerza y mi falange entró con suavidad en su ajustado agujero. Mi prima respiraba hondo, como intentando equilibrar el dolor y el placer que mi dedo causaba en su cola. Saque mi dedo, y lo lleve a mi boca para probar el sabor de su colita y para humedecerlo nuevamente. Seguí moviendo mi dedo circularmente y con más lubricación llegue a introducir la segunda falange. Karla no se contuvo y suplicante me susurraba.

-Me duele, ya no voy a hacer ruido, te lo prometo.

-Está bien, pero si vuelves a hacer un ruido, ya no te meteré solo el dedo.

La situación había hecho que mi verga este a tope nuevamente. Acosté a Karla boca arriba sobre la cama. Y yo me quedé de pie delante de ella.  Puse mi verga justo en la entrada de su vagina. Con una de mis manos empecé a moverla de arriba hacia abajo para intercambiar nuestros líquidos y con mucha delicadeza y leves empujones amenazaba con atravesarla.

Cuando finalmente sentí que era el momento, deje mi pene justo en el lugar donde debía entrar, tome las manos de Karla y mirándola a los ojos empecé mi intento de penetrarla. Sin embargo, mi primer intento no prosperó.

-Es demasiado grande, no va a entrar.

Lejos de calmarme, cada cosa que ella decía, solo me calentaba más y me resultaba un desafío. Nuevamente empuje y esta vez sentí como su vagina empezaba a ceder ante el sable que amenazaba con atravesarla al medio. Un pequeño gemido se escapó de la boca de Karla, que nuevamente se había ganado su castigo.

-Por favor, no me castigues.

Moví mi verga unos centímetros más abajo y esta vez no amenazaba con entrar en su  chochito, sino en su ahora húmedo orificio anal.

-Te suplico que no me la metas por atrás primo, hazme lo que quieras menos eso.

Su suplica me conmovió, más bien me calentó esa carta abierta para hacerle lo que me plazca, y es que la mujer en que mi prima se había convertido, ofrecía muchos placeres más que el sexo anal, así que tome la oferta. Lo que también tome fue su short negro, lo hice una bolita y Karla entendió el mensaje, sin mayor esfuerzo dejo que se lo introdujese en la boca y le susurré al oído.

-Te ves preciosa así calladita.

Acomode mi verga sobre su coñito y empecé a empujar nuevamente, pero esta vez escupí sobre mi verga de manera que quedase empapada en saliva. Entonces, con suavidad sus puertas vaginales empezaron a abrirse, y créanme difícilmente haya una imagen o un recuerdo que guarde con tanta pasión como la mueca de placer en el rostro de mi prima cuando mi glande finalmente estuvo dentro de ella.

Mi polla ardía, igual que el jugoso interior de su conchita, nunca había sentido algo así de ajustado, el placer me había llevado al cielo. Con mucha suavidad me deje caer sobre mi prima y empecé a comer su cuello mientras la bombeaba. Con cada beso, con cada caricia, mi verga entraba más y más, milímetro a milímetro, nos fuimos llenando de pasión. Mientras la bombeaba Karla acariciaba mi espalda y cuando el placer le resultaba incontenible clavaba sus uñas en mí.

Apenas había entrado la mitad de mi verga en su interior. Entonces decidí que era momento de pasar a una nueva posición que le permitiera sentir toda mi tranca en su interior. Me tumbe boca arriba en la cama, y Karla se aprestó a sentarse sobre mí, entre ambos ayudamos a colocar mi verga en su sitio y empezó a intentar cabalgarla.

Con buena porción de mi pieza en su interior, Karla empezó a erguirse y con ello mi verga empezó a hundirse más y más dentro de ella. Estábamos tomados de las manos, sus pezones estaban duros como piedra, sus senos firmes, sus ojos cerrados por el cóctel de dolor y placer, y de pronto la cabalgata que Karla me daba, hizo que suceda lo impensado. Mis bolas finalmente chocaban contra su culo. Mi prima había engullido toda mi tranca dentro de su vagina y lo disfrutaba con descontrol.

Una vez la tuvo toda dentro, empezó a disfrutarla, a moverse en forma circular, lo cual me daba un enorme placer a mí y a ella que incluso se atrevió a cabalgarme teniendo toda mi barra de carne en su interior. Ambos estábamos viviendo una experiencia inolvidable. Mientras ella se movía yo bombeaba en su interior. El short negro dentro de su boca hacia que sus aullidos de placer fueran casi inaudibles. El placer envolvía a Karla de tal forma que mientras me cabalgaba introduje una falange de mi dedo índice en su apretado. Esta vez ni se inmutó, de hecho parecía disfrutarlo con perversión.

Ahora era mi turno de montarla, la tumbé boca abajo sobre la cama, y procedí a montarla, mi pecho quedo pegado a su fina espalda, y con mucha menor dificultad mi verga encontró acceso a su interior, su chochito se había adaptado ya a la barra de carne que la taladraba sin parar. Empecé a bombear con vehemencia el frágil cuerpecito de Karla temblaba de gusto. Mi boca llenaba de besos su cuello y su oreja. Sus ojos estaban cerrados con fuerza. Mi mano la agarraba con fuerza del cabello mientras mi tranca llegaba al tope de su vagina solo para arrancarle sordos gritos de gusto ante semejante cogida.

Entonces Karla se estremeció, su cuerpo aplastado por el mío, se movía hacia todas partes, como una presa que intenta librarse de un depredador, y es que para el caso de Karla, ese depredador era uno implacable, incontenible, incomparable. A pesar de tener la boca cubierta, los gemidos de Karla eran audibles en toda la habitación, su orgasmo la estaba haciendo tocar el cielo con las manos. Mi verga seguía machacándola ahora con menor intensidad, acompañando sus espasmos, incrementando su placer.

Cuando el orgasmo estaba llegando a su fin, decidí retirar el empapado short de la boca de Karla, hilos de saliva siguieron al short hasta que lo deje reposar en la cama. Una vez con concluyo su orgasmo, mi prima parecía haberse desmayado. Su rostro estaba desbordado de placer y felicidad. Solo faltaba una cosa para que la escena fuera perfecta.

Ayude a Karla a voltearse boca arriba en la cama. Me senté sobre su pecho y empecé a masturbarme con velocidad. Mi prima no parecía comprender lo que pasaba, pero tampoco se oponía. Respetó palabra de que se dejaría hacer todo menos permitir que mi verga desgarrase su ano. Mientras mi placer estaba por llegar a su punto máximo, los ojos de Karla se entrecerraban con los últimos rezagos de un intenso orgasmo. Fue entonces que un grueso chorro de espeso semen cayó sobre su mejilla derecha. Otro chorro de aun mayor grosor se impactó muy cerca del primero. Luego otro grueso chorro cayo dentro de su boca. Y finalmente un chorro más fino se estrelló en su mentón.

Mi prima tomo mi verga entre sus manos y escurrió hasta la última gota de semen, el cual cayó sobre su pecho desnudo. Karla sonreía feliz luego de tragar sin dificultad el chorro de semen que cayó en su boca. Su rostro era una oda al morbo, sus mejillas llenas de mi blanco líquido. Y con un espeso grumo de lechita enredado entre sus frenos y sus dientes.

La acompañe al baño a limpiarse, una vez se aseó nos fundimos en un profundo abrazo y nos quedamos desnudos y acostados en la cama, conversamos largo rato y fue allí que finalmente logramos trasladar esa confianza que teníamos a través de mensajes a la vida real. Reímos, nos abrazamos, nos besamos y nos llenamos de caricias. Nos costó mucho despedirnos, pero lo hicimos como dos enamorados. Como dos primos enamorados.

Al día siguiente, todo volvió a la "normalidad". Pero había detalles que hablaban de la hermosa noche que habíamos vivido con Karla. Los rasguños en mi espalda, la imborrable sonrisa que mi prima tuvo en su rostro el resto del día. Su mirada que si bien no era una mirada que se pueda decir "cómplice", era una mirada diferente.

Solo restaba ver si en la noche Karla seguía siendo la misma. Sin embargo, la indiferencia del día, se trasladó a la noche. Le escribí, pero no respondió. Al día siguiente, la historia se repitió. La "normalidad" se había convertido en la normalidad, así, sin comillas, a secas.

Llegué a la conclusión de que Karla sentía cierta culpa por lo que pasó esa noche, y que para no sentirse peor, ahora evitaba todo tipo de contacto conmigo. Sin embargo, una noche y en medio de la madrugada mi teléfono vibró con un mensaje. Tuve una corazonada. Me levanté de la cama y en silencio salí de mi cuarto con una cabeza llena de preguntas, y con la otra cabeza llena de ganas de repetir la faena. Mientras bajaba las escaleras hacia la planta baja, encendí la pantalla del móvil para chequear el mensaje que me había llegado y allí supe que mi corazonada era la correcta.

Karla:

Te veo en el cuarto de invitados ;)

FIN


Me haría muy feliz y me motivaría un montón a seguir escribiendo mis experiencias, el recibir sus opiniones, criticas y sugerencias sean positivas o negativas. Por favor y muchas gracias