Un día irrepetible (2)

Deja tu coche en casa

CAMINO AL TRABAJO

El autobús está lleno de gente extraña hombres, mujeres, niños con sus madres, las miradas perdidas en una multitud que no se para a pensar en los deseos escondidos de cada uno.

Una mirada se clava en mi nuca, me giro y veo a un joven alto, moreno con una camiseta ceñida a su cuerpo musculoso , esa mirada en la que te notas que empiezan a desnudarte, una media sonrisa y piensas ¡¡¡no es a mi!!!

Me siento, sigue estando el autobús lleno pero casualidades de la vida se vacía el asiento de mi lado y se sienta él.

Me noto ruborizada, creo que me sube la temperatura, lo estoy oyendo respirar tiene media melena y le tapa la cara no me mira directamente solo gira la cabeza cuando yo no miro.

Su mano se desliza entre su pierna y la mía, no me lo puedo creer no me muevo, me gusta esa sensación. Estoy quieta esperando cual es el siguiente movimiento se acerca a mi oreja y me dice muy flojito:

-¿sigo?

No puedo responder solo lo miro y asiento con la cabeza, llevo una falda negra tableada y se acerca al filo que da a las rodillas, con sus dedos empieza a arrugarla hacia arriba.

Ardo en deseos de que sus manos lleguen más arriba, se inclina hacia mí y me besa la mejilla a la vez que llega hasta el fondo, solo puedo pensar ¡¡que no llegue la parada!!

Mueves sus dedos con rapidez y me siento mojada, quiero saber si él se siente igual que yo y miro su entre pierna, tiene una erección fantástica un volumen enorme se da cuenta y me coge la mano me la pone encima de ese pene maravilloso y lo siento esta palpitante parece que quiere salir de su cárcel ese pantalón que esta ceñido a punto de explotar.

Cuando siento que su mano aparta mi braguita y empieza a acariciarme el coño, el clítoris… No puedo resistirme y le abro la bragueta para buscar su polla. La encuentro, grande, dura, caliente, y me pongo a meneársela.

Mientras tanto la gente sigue saliendo y entrando en el autobús, vuelvo a mis pensamientos por que siento olor a sexo está saliendo de nuestros poros la respiración ya es jadeante ya está dentro de mi tiene dos dedos que parecen tener prisa por encontrar lo jugos de la mañana.

Yo quiero también sentir su caliente leche en mi mano y acelero mi paja.

Lo noto ya está aquí me voy a correr, ¡Me corroooo! Y noto que el también porque mi mano se llena de ese delicioso líquido espeso. Satisfechos nos dirigimos una mirada cómplice.

Sonríe, se levanta se va hacia la puerta y llega la parada, baja vuelve ese cuerpo hermoso hacia mí y me saluda.

Yo me siento empapada, chorreante y feliz. Quiero que me den los buenos días siempre así.

Elana Paricio