Un día en un parque
Es una historia simple de dos amigos en un parque acariciandose y más No lo escribí yo, pues me cuesta trabajo, le pedí ayuda a un amigo, espero les guste, saludos
Ya es algo tarde en un día como cualquier otro, pero este tiene algo de especial que iras descubriendo, caminamos sin rumbo fijo tomados de la mano, y casi sin querer llegamos a un parque solitario, nos sentamos en una banca , me recargo en la banca y tu te recargas sobre mi pecho, tengo la mejor vista, es hermoso ver tu cara sobre mi pecho platicamos sobre cosas triviales y de pronto en un impulso tuyo me comienzas a hacer cosquillas y los dos nos ponemos a jugar a corretearnos hasta que de pronto te tomo entre mis brazos y nos caemos al suelo. Quedamos en el piso, tu arriba de mí, nos miramos fijamente y sin perder el tiempo nos empezamos a besar, ¡mmmm!, tus labios son suaves, metes y sacas tu lengua, muerdo tus labios carnosos, jugosos, también obviamente mi lengua se entrelaza con la tuya para que las dos jueguen.
La excitación aumenta, seguimos besándonos más apasionadamente, nos ponemos de pie para juntar nuestros cuerpos, para sentirnos uno al otro, siento tu calor, tu cuerpo pegado al mío provoca reacciones en mi cuerpo, lo has notado ya que siento como te juntas mas a mi y mueves tu cuerpo lentamente rozándolo con el mío para sentirme mas pegado a tu cuerpo, más bien, no es sentir mi cuerpo pegado al mío, sino sentir como me estoy excitando con tu cuerpo, por eso te mueves de esa forma, te gusta excitarme, provocarme, o dejo que lo hagas, te muevas, pues me gusta y veo que te gusta a ti ponerme así.
Como estamos abrazados, mis manos recorren lentamente tu espalda y llegan a tus nalgas, las aprieto, las acaricio, sé que te gusta porque me besas más apasionadamente, y, ahora, yo me aprovecho de que vistes una sexy minifalda, tableada, estilo colegiala, con vuelo, más arriba de medio muslo; meto mis manos debajo de la minifalda, puedo sentir tu ropa interior, traes una tanga y eso me enloquece más, pues es de las tangas que son de hilo, me facilita las cosas para poder seguir acariciando tus nalgas.
Juego con tu tanga y tú empiezas a balancearte más hacia mí, que rica sensación, muy rica, placentera, ahora despegas un poco tu cuerpo del mío para acariciarme por encima del pantalón y comprobar lo excitado que me has puesto.
Yo no dejo de besarte, de acariciarte, y sin más, tu, siendo y provocándome como te gusta, me bajas el cierre, metes tu mano en el pantalón, rápido te las arreglas para hacer a un lado el bóxer y poder tocar mi miembro, por lo que veo y siento, tienes ya experiencia en hacer este tipo de cosas, yo creo que no sólo en esto, has de tener más en otras, que quiero averiguar, pero por el momento no puedo pensar en eso, mucho menos en preguntarte pues con tus caricias en mi miembro, de arriba a abajo, lentamente, subes, bajas, con una gran ternura que me haces temblar de emoción, que rico me estas masturbando. Yo trato de meter mi mano por delante de ti, cosa que no me es difícil, pues tu estas dispuesta y me das ese libre acceso, puedo sentir tu vagina húmeda, deseosa.
Tu tanga la tienes mojadísima, y como no, puedo percatarme que es un pequeño triangulito que solo tapa lo esencial de ti, siento como de cada esquina de ese triángulo salen los hilos que forman tu tanga de hilo. Así que sin dificultad la hago a un lado y te empiezo a meter un dedo, se siente cálida, húmeda, deseosa de más, al menos esa es mi impresión, pues tu no opones resistencia, no solo eso, abres un poco las piernas para darme un acceso más fácil, yo, sin más te introduzco otro dedo más. Mis dedos dentro de ti los empiezo a mover, a meter más y más adentro de ti, tu empiezas a soltar tu cuerpo, a gemir, eso me excita aún más. Te tengo tomada por delante, estamos calientísimos y me pides que acelere mis movimientos y así lo hago a pesar de que es un poco incómoda la posición en la que estamos, pero no me importa, es muy rico estar así contigo, trato de masturbarte como te gusta, te presiono y lo hago cada vez más rápidamente.
Me doy cuenta que estas por estallar porque has dejado de acariciarme, tus piernas se tambalean y has llegado al éxtasis, lo puedo sentir pues mi mano esta completamente húmeda, pero no dejo de dedearte, sigo hasta que me pides que pare. No es el motivo, pero lo hago, aunque por lo de mi mano, puedo suponer que has terminado.
Te guio hasta la banca, te siento, te comienzo a besar de nuevo. Mientras tanto, con una de mis manos empiezo a tocarte tus senos por encima de tu blusa, me sorprender un poco, no por el hecho de tocarte los senos, pues te acabo de masturbar, sino el hecho de que no traes sostén, mientras tu posas nuevamente tu mano en mi entrepierna, sientes como aún estoy, o mejor dicho, como me tienes tú, todo excitado, todo duro.
Ahora me besas, ya no como al principio que era tiernamente, lo haces apasionadamente, cachondamente, por no decir que muy caliente, pues más bien el que sigue caliente soy yo. Sigues agarrada de mi entrepierna, de mi virilidad, yo de tus senos; los cuales te pido que me dejes chuparlos, mamarlos, sin temor alguno abres tu blusa, un par de botones me son suficientes para que pueda hacerlo. Los chupo como te gusta, o creo que te gusta, no importa, a mí me gusta tenerlos en mi boca, como lo hago yo en ellos succionándote, dándote lengüetazos en tus pezones rosados, haciendo círculos con mi lengua alrededor de ellos, obviamente también los presiono con mis manos. Me dices que te estás excitando de nuevo, con eso entiendo y me percato que chuparte los senos te pone muy caliente, me pides que haga lo mismo pero en otro lado, que también te gusta tanto como en tus senos. Yo, sin pensarlo sé que es, lo que quieres, te acomodo en el filo de la banca, tú recorres un poco la mini, me hinco frente a ti y abro tus piernas.
Abres tus piernas más de lo que yo esperaba, puedo ver tu vagina húmeda, invitándome a tomarla, así que me hundo entre tus piernas y empiezo a besarte la ingle, tus muslos; por fin, llego a tu vagina, la recorro de arriba abajo, la lengüeteo, empiezo a presionar con mi lengua tu clítoris, juego con el.
Tú te excitas demasiado, así que paso mi mano por debajo de tus piernas y encuentro tu vagina, meto primero uno de mis dedos que se introduce con facilidad por lo húmeda que estas, eso ya lo sabía de antemano, pues cuando te masturbe me percate de eso y otras cosas más. Así que meto ahora otro y empiezo a dedearte sin dejar de chupar tu clítoris y de jugar con él. Mi lengua lo presiona, lo hace de todas formas, tú me tomas de la cabeza para presionar más en ti, así que sigo masturbándote más rápidamente, en poco tiempo vuelves a correrte, arqueas tu cuerpo, yo me bebo todos tus balsámicos jugos.
Ya terminas, saco mis dedos de tu vagina, los veo y te veo a ti, en sí, miro a tu boca. Parece que me has leído el pensamiento, pues me preguntas ¿qué vas hacer con tus dedos llenos de mí? ¿Acaso quieres que los pruebe? Yo solo asiento con la cabeza, así que sin más me pides que lleve mis dedos a tu boca, así lo haces, también te vuelvo a pasar mi lengua por toda tu entrepierna, me incorporo para besarte y compartir contigo un beso apasionadísimo aunque más bien diría que calientísimo.
Rápidamente te incorporas, te acomodas tu minifalda, que realmente por el tipo de minifalda que es, no te cuesta trabajo, lo mismo haces con tu blusa, que te llevo un poco más que la mini. Me pides que mejor regresemos, que te lleve a tu casa porque si no, no te controlaras y… así me dejas. Así que te levantas, me tomas de la mano y no me queda otra más que acompañarte a tu casa con una sonrisa de oreja a oreja, aunque quizás este no sea el final de la travesía de hoy, pero eso solo lo decides tú.
Vamos caminando, en eso, no lo puedo resistir y te abrazo, colocándote delante de mí, para que quedes de espalda a mí y así caminar, poder pegarte mi miembro en tus nalgas. Lo vas sintiendo, sientes como aun la tengo yo bien dura mi verga. Algo me dices, pero yo no te entiendo bien, yo estoy absorto en las sensaciones que tus nalgas le dan a mi virilidad. En eso, hablas más fuerte, pues creo que te percatas que aunque hablas yo no te hago caso o no te escucho, y es verdad. Así que te detienes, paras la marcha, te volteas y quedas frente a mí y me dices: que mala he sido contigo, yo ya disfrute y tú no, sigues todo hinchado al parecer por mi culpa, te lo compensaré, aunque ya es tarde, así que será algo rápido, pero otro día te daré mejor las gracias, así que vamos a un lugar más tranquilo para quitarte esa hinchazón. Buscamos una banca más alejada, en el fondo del parque, lejos de la mirada indiscreta de los transeúntes, la noche nos ayudara aún más. Llegamos a la banca que parece ser perfecta, al menos por la zona en que se encuentra. Me dices en ese momento, que puedes ayudar pero solo de una de las dos formas, estaba por preguntarte cuáles, cuando me dices sin reparos: te la mamo o tenemos sexo rápido. Aunque el parque está algo sucio, no podré arrodillarme para mamártela como se debe, ya que me ensuciaría y… también no sé cuánto te tardes en darme tu leche. Yo digo qué. Me dices, si, en eyacular, mejor cogemos. Me sorprendes, es la primera vez que te oigo que hablas de esa forma, de esa manera tan, no sé cómo llamarle, cachonda.
Así que sin más, me sientas en la banca, bajas el cierre del pantalón, metes la mano, mueves el bóxer, sacas mi verga; yo siento, veo como lo has hecho, con que habilidad que, ¡ah! No puedo creerlo lo que está pasando y va a suceder. Te sientas sobre mí de frente, con las piernas abiertas y alrededor de mi cuerpo, agarras mi miembro con una mano, lo diriges a tu vagina, siento como con esa misma mano mueves tu tanga y pones mi verga en la entrada de tu vagina. Cuando sientes que esta por entrar, retiras tu mano, con ambos brazos me rodeas por el cuello, sola empiezas a descender para metértelo tu sola.
¡Qué sensación!, sentir como tu sola te estas metiendo mi miembro en tu interior, despacio, sin prisas, quizás para que tu vagina se adapte a mí, no lo sé, pero me encanta esa sensación. Los segundos se me hacen eternos, pero eso sí, muy placenteros, reacciono cuando tu sueltas un suspiro de ¡ah! Es cuando me percato de que toda mi verga está completamente dentro de ti. Te acercas a mi oído y me dices: espero que esto te ayude a quitarte esta hinchazón que tienes en tu cuerpo, y, que ahora, yo tengo dentro de mí. Terminas de decirme eso y comienzas a moverte, a cabalgar despacio, de arriba a abajo, me sientes dentro de ti y es una experiencia maravillosa para ambos, vas lento para disfrutar cada arremetida, mientras tanto te aferras cada vez más a mi cuello ese es el indicador de tu excitación, continuas con un ritmo lento te tomas tu tiempo en cada arremetida pues quieres disfrutar cada segundo que estamos juntos, comienzas a besarme nuevamente son besos deliciosos, calientes y salvajes; salvajes pues tu lengua juguetona juega con la mía y cada cierto lapso también muerdes mis labios con una pasión que nunca había visto en ti, no cabe duda que estas llena de sorpresas, esta noche me has demostrado tu lado mas sexy y atrevido.
Mientras sigues cabalgando en mi verga, continuo besándote y me alterno entre tus labios y tus pechos mientras mis manos se aferran a tus nalgas las acaricio y aprieto como si no hubiera un mañana al mismo tiempo que trato de controlar el ritmo de tu cabalgata, dejas de besar mis labios y ahora me besas el cuello la sensación es tan maravillosa que no es posible describirla con palabras y tus manos pasaron de mi cuello a mi espalda la cual acaricias y rasguñas , aprovecho que estas entretenida con mi cuello para quitar una mano de tus nalgas y llevarla a tu boca te pido que humedezcas mis dedos , obediente lo haces los chupas como si fuera mi verga, ya que están bien húmedos y aun con lo difícil de la posición llevo mi mano a tu clítoris para estimularlo de nuevo, la sensación te agrada, lo noto porque tu ritmo aumenta, quieres gemir pero te contienes porque no quieres que nadie nos descubra, muerdes mi cuello para apagar tus gritos y gemidos, ambos no podemos mas, este grato momento debe terminar alguna vez, las arremetidas son cada vez mas rápidas y profundas siento como las paredes de tu vagina ahogan mi verga, estas a punto de terminar de nuevo, no te contienes más y tus gemidos y suspiros los haces evidentes y sonoros, ya no te importa que alguien nos descubra, todo lo contrario la sola idea de que eso pase te excita aun mas, yo estoy absorto no escucho mas que tus gritos de ¡ah!¡oh!, y el fuerte sonido que hacen el choque de mis piernas con tus nalgas, estamos conectados, en este momento solo existimos tu y yo y nuestra voluntad de complacernos uno al otro, nada mas importa.
De pronto un liquido se derrama entre mis piernas se perfectamente de que se trata y solo nos miramos uno al otro, no tardo mucho en llegar a la misma situación pero me pides que no termine dentro de ti, quieres probar mi virilidad y como regalo por tan maravilloso momento te obedezco, bajas de encima de mi te hincas frente a mi y termino en tu boca. Consumes hasta la última gota y una vez que terminas te acercas de nuevo a mí y me dices al oído: espero que esto hay saldado un poco la deuda que tengo contigo, ya aliviamos la hinchazón que tenias. No digo nada mas, no puedo, dejo que mis labios hablen por mi y te beso si mediar palabra, acomodas tu ropa y yo la mía y nos vamos tomados de la mano como 2 adolecentes enamorados y la poca gente que nos ve en el camino a tu casa se nos quedan mirando de un modo un poco extraño pues a pesar de que no vieron lo que hicimos, nuestra felicidad mutua no pasa desapercibida para ellos, y es así como esta apasionada noche termina, pero aun mas noches y días parecidos nos aguardan y ambos decidiremos como plasmaremos esas otras aventuras.