Un día en la consulta
Lo que puede hacer un doctor cuando te ve caliente.
Eran las seis de la tarde de un viernes, me dirigía al médico para hacerme un chequeo general para ver mi estado de salud.
Cuando entré vi que en la sala de espera de la clínica sólo éramos dos personas. A los 5 minutos, salió un chico de la consulta y la enfermera hizo pasar a la otra persona. La enfermera se metió en una habitación que ponía privado. Cuando salió, ya iba totalmente vestida y me dijo, cuando salga el otro chico, no entre, ya saldrá el doctor y le avisará.
Así lo hice, se fue el muchacho y enseguida salió el doctor, que me dijo, pase.
El doctor tendría unos 30 años, moreno, fuerte, 1,80, ojos claros. Llevaba una camisa azul claro, desabrochada los tres primeros botones, que dejaban ver su torso y la bata cubriéndole la ropa.
Empezamos a hablar, preguntándome cosas y revisando las analíticas. Seguidamente me dijo, quítate la ropa y túmbate en la camilla.
Me quité la ropa y me quedé en slips en la camilla. Se acercó, y me dijo, ¿no te importará que me quite la camisa y me quede sólo con la bata? No le dije. Ví como se quitaba la bata, y luego la camisa, viendo su preciosa espalda al descubierto, ya estaba yo a tope, que me explotaban los slips, además con vergüenza que se diera cuenta. Se puso la bata y vino. Mi polla estallaba, pero él se hacía el disimulado aunque me miraba varias veces el paquete.
Me auscultó, cuando notaba el fonendo en mí me ponía más caliente aún, luego me palpó el estómago, el rozar de sus manos en mi cuerpo aún me ponía más.
Me bajó los slips, y sin decirme nada empezó a tocarme la polla y los huevos, se quitó la bata y los pantalanes quedándose en slips, empezó a chupármela.
Luego me hizo levantar de la camilla, y se acostó él, le lamí todo el cuerpo, lo veía como disfrutaba, y luego se di una buena mamada.
Se levantó y me dijo, acompáñame a la otra consulta, ví que era una consulta con un sillón de ginecología, y me dijo que me sentara. Allí me puse, con las piernas bien separadas, me dijo que estuviera tranquilo.
Se puso unos guantes de látex, luego cogió un gel y me lo puso en el agujero del culo, empezó a meterme un dedo, luego dos, yo me moría de gusto. Me dijo, tranquilo que esto no te va a doler, tomó el ultrasonidos y me lo metió, rompía de placer, que gusto. Luego al sacármelo, empezó a decirme, que ahora me estuviera completamente quieto, que sino podría dolerme, yo creía que me iba a meter un speculum, pero sentí algo en la polla, me estaba introduciendo un dilatador metálico, yo le decía que no, y me ordenó que me callara que ahora él mandaba de mí, y que si no cooperaba, me ataría. Al ver que oponía resistencia, me dijo que me iba a atar, yo me moría de gusto al oír esto, me ató las manos en la camilla, y los pies en las perneras. Metió la sonda dilatadora, sentía como me abría la polla, y luego otra más grande, sentía dolor, pero me gustaba al mismo tiempo.
Cuando ya tenía la polla dilatada, me introdujo una sonda de látex, y me dijo, que no hiciera fuerzas hacia dentro.
Olvídate de la polla me dijo-. Siguió con el culo, me introdujo un dilatador, cuando lo sacó, vio que estaba algo marrón, y dijo esto hay que limpiarlo-, me temía lo peor, exactamente, un enema, vi como traía una cánula con un tubo y una bolsa, me dijo tranquilo, que no duele.
Me introdujo la cánula, y luego noté como un chorro caliente recorría todo mi cuerpo, me moría de placer. Cuando se acabó, extrajo la cánula y me dijo aguanta, me puso un dildo como tapón y pasamos al cuarto de baño. Lo solté todo. Regresamos a la camilla, y me ató, pero sólo de pies. Cojió un algodón y empezó a limpiarme, por dentro y por fuera. Me puso gel otra vez, y noté una sensación muy extraña, un metal en mi culo, me estaba introduciendo un speculum, me quería morir de gusto, si no hubiese llevado la sonda, seguro que me corría, al abrilo, noté como mi culo se partía en dos. Me dijo, te voy a atar las manos y voy a salir un momento. Me quedé solo en la clínica, estuve almenos quince minutos, con la sonda y el speculum abierto.
Cuál fue mi sorpresa cuando regresó, que vino con otro hombre, y me dijo, éste es mi ayudante. Se vino hacia mí, y me sacó el especulum. Tenía todo el culo dilatadísimo, el ayudante se acercó con un consolador de bolas, y dijo ¿es este doctor?-, el doctor asintió, empezó a introducírmelo, notaba las bolas como entraban, cuando pasaba notaba cómo se contraía mi culo, pero no daba tregua, enseguida se metía la siguiente y así hasta cinco que son las bolas que tenía. Me lo extrajo, y sentí un placer difícil de contar.
Me soltó, y me dijo, vamos a la otra clínica, se quitó los slips, y su ayudante, se desvistió por completo. Me tubó en la camilla, me levantó las piernas y empezó a darme por el culo, a la vez que se la chupaba al ayudante, no podía más, y me corrí, el médico me azótó en el culo por correrme encima de él, se corrió dentro de mí, mi culo estaba lleno de su leche, y también el ayudante, se corrió dentro de mi boca, que gusto, yo creía que habían acabado y cambiaron, ahora se la chupaba al médico, que me daba un morbo, ya que había estado dentro de mi culo, y me la metió por detrás el ayudante, que tenía una polla bastante gorda, me volví a correr, y lo que hicieron estos dos, fue correrse encima de mi estómago, que gusto, tener toda la leche caliente de los dos encima de mí. Repasaron las pollas por mi estómago, repartiendo la leche por todo el cuerpo.
Al acabar, me llevaron a la ducha, para que me lavara, y me preguntaron si quería volver el siguiente viernes. Por supuesto les dije que sí.