Un día en clase de Ciencias
Como comencé mi relación con Sandra gracias a mi profesora de Ciencias
Un día en clase de Ciencias
Mi nombre es Leyre y actualmente tengo 23 años y vivo con mi pareja Sandra de la misma edad, hoy vengo a contarles lo que me ocurrió un día en clase cuando estudiaba secundaria que marcó mi vida y fue ese momento el que me hizo darme cuenta que las mujeres eran especiales para mi, nunca le estaré suficientemente agradecida a la señorita Susana, esa entrañable profesora que en aquel momento me hizo pasar un muy mal rato pero que marcaría mi vida y me haría feliz.
Otro lunes más y tocaba madrugar para ir a clase, me di un baño rápido, desayune mientras hablaba con mamá y me fui rápidamente al cuarto a vestirme.
Corre Leyre, ve a ponerte el uniforme o llegaras tarde a clase otra vez.
Si mamá voy, me entretuve en el baño sin darme cuenta.
Me fui corriendo a mi cuarto, me quite la bata que me había puesto después del baño pero antes de vestirme me miré al espejo. Mis pechos se habían desarrollado más que el de muchas chicas de mi edad y me encantaba mirarme los, tan redonditos con los pezones bien marcados. Me encantaba llevar escote y enseñar el canalillo, me gire y di una mirada a mi culo, también estaba muy satisfecha de él. En ese momento oi gritar a mi madre
Vas a volver a llegar tarde, hija date prisa.
Abri el cajón y cogí las primeras braguitas que encontré, unas modelo bikini algo desgastadas en un color rojo Burdeos con ribetes de encaje, lo mismo hice con el sostén en este caso un push up en color negro de encaje. Me volví a mirar al espejo antes de ponerme la blusa blanca del uniforme, me encantaba que se transparentara mi sostén y también lo ajustada que me quedaba, el dejar un botón de más desabrochado permitía mostrar mi canalillo y sentirme orgullosa de mis pechos. Me puse la falda de tablas que como ya tenía unos años se me había quedado bastante corta y permitía enseñar parte de mis muslos, cogí las medias verdes que llegaban casi hasta las rodillas y me puse los zapatos, a mi edad me encantaba usar tacones pero en el colegio no los permitían, era uno de los problemas de ir a un colegio de pago aunque sí preguntabas a mis padres lo agradecían enormemente.
Cogí la mochila y salí corriendo de mi, le di dos besos a mamá y me fui camino del Colegio, sabía que volvería a llegar tarde. Llegue al colegio, recorrí el pasillo hasta mi clase y abri la puerta.
Buenos días dije con voz entrecortada mientras me dirigía a mi pupitre observada por todas mis compañeras y por la señorita Susana.
Susana paró la clase para saludarme y dejarme en evidencia.
Buenos días Leyre, fiel a tu costumbre hoy también llegas tarde.
Perdone señorita, dije agachandome y con la cara roja.
Saque el libro de ciencias y comencé a atender. La lección del día era sobre el cuerpo femenino y todos los órganos. Creo que todas en clase estabamos esperando que llegará el día del cuerpo masculino, el ir a un colegio de pago que solo era para chicas hacia que al salir de clase tuviéramos que ir a tontear con chicos de un Instituto cercano pero siempre nos trataban como las niñas 'bien' del colegio de pago.
- Y bien, dijo la señorita Susana, que mejor que una clase práctica para que todas ustedes conozcan mejor el cuerpo femenino, ¿alguna de ustedes se ofrece voluntaria a mostrarselo al resto?
Todas bajamos la cabeza y nos pusimos a mirar al pupitre.
- ¿No me digan que ahora les da vergüenza? ¿No se han visto ya ustedes cuando se cambian para clase de gimnasia y después se duchan?
El silencio retumbaba en mis oídos y todas continuabamos cabizbajas.
- Bien, en ese caso, comenzó Susana... Leyre venga usted aquí va a ser nuestra voluntaria por llegar tarde a clase.
Me levante del pupitre y me acerque a la pizarra donde se encontraba Susana.
- Para que sus compañeras puedan ver correctamente la anatomía de una mujer, por favor, Leyre, quitese usted la blusa y la falda.
Al oír aquello yo me puse roja de vergüenza, aunque en gimnasia todas nos habíamos visto cambiarnos y ducharnos aquella situación en medio de la clase no era lo mismo. Me desabroche la blusa y Susana me ayudó a quitarmela, despues me desabroche el corchete de la falda y me la quité, Susana la cogió y la colocó en su silla junto a la blusa y en ese momento miré a mis compañeras Roja de vergüenza. Menos mal que solo éramos 15 chicas en clase pero allí me encontraba yo en ropa interior delante de ellas y encima me había puesto unas braguitas que no conjuntaban con el sostén.
- Quitate los zapatos y las medias Leyre, dijo Susana.
Yo obedecí mientras pensaba que al menos no me hacía quitarme las braguitas y el sostén.
Susana continuo explicando donde estaba cada músculo, hueso y órganos de la mujer mientras los señalaba sobre mi cuerpo, yo me iba girando según ella me pedía y poco a poco se me iba yendo la vergüenza. Cuando me hizo girarme mirando a la pizarra y de espaldas a las compañeras, note como sus manos desabrochaban el corchete de mi sostén.
- No se mueva Leyre, dijo Susana, ¿como quiere que le muestre a resto de las alumnas los distintos huesos y músculos? Dijo mientras me deslizaba el sostén por los brazos y me lo quitaba. Cuando me hizo girarme con los pechos al aire yo no sentí más vergüenza que en los momentos anteriores, al contrario, lo mucho que me gustaban mis pechos hizo que me sintiese cómoda y pude ver cómo mi amiga Sandra me miraba con cierta envidia por mis redondeados pechos.
Susana continuo explicando y cuando le tocó hablar de la vagina, sin miramientos cogió mis braguitas y las bajó, me levanto el pie izquierdo y las saco y después igual el pie derecho. En esta ocasión lo hizo estando de frente al resto de las alumnas, me había dejado desnuda y me pidió que abriera las piernas para mostrarme bien y que el resto de compañeras pudieran ver correctamente.
Tras acabar la explicación, Susana pidió al resto de compañeras un aplauso para mi.
- Por favor, dad un aplauso a Leyre por su ayuda para tener esta clase práctica, no es fácil lo que ha hecho y debemos agradecérselo.
Sentir ese aplauso allí desnuda delante de todas mis compañeras me hizo sentir otra vez una enorme vergüenza.
- Puedes vestirte Leyre, dijo Susana tras la ovación.
Yo rápidamente me puse las braguitas, después el sostén, la falda y la blusa, por último las medias y los zapatos y me fui a mi pupitre a sentarme.
- Has estado genial, me dijo Sandra mientras me sentaba y me acariciaba el brazo.
Gracias, le dije.
Al acabar la clase me fui con Sandra a su casa a estudiar cómo hacíamos todas las tardes. Los padres de Sandra trabajaban hasta tarde y nadie nos molestaba para estudiar.
Entramos en la habitación y comencé a sacar los cuadernos mientras Sandra salió un momento de la habitación. Al rato, apareció desnuda en la misma. Yo me quedé a cuadros al verla aparecer así.
- Practiquemos lo que hemos aprendido en clase de ciencias Leyre.
Yo me quedé sin palabras y ella comenzó a desabrocharme los botones de la blusa, mientras yo deje caer la falda y comencé a bajarme las braguita. Sin pensarlo dos veces me encontraba con mi amiga Sandra desnudas las dos en su habitación.
Ella me empujo sobre su cama y estiró mis brazos, echándose encima de mi y comenzó a besarme, mi primera reacción fue de rechazo.
Leyre, no voy a permitir que me rechaces, dijo Sandra mientras junto sus labios a los míos y comenzamos a besarnos apasionadamente.
Vi como me mirabas en clase Sandra, le dije tras el beso apasionado.
Leyre, no te voy a dejar escapar, se que tu también me deseas.
En ese momento se oyó la puerta de la casa, era la madre de Sandra que volvía del trabajo, nos levantamos corriendo y Sandra se puso mi ropa interior.
¿Que haces Sandra?
Ponte la mia, Leyre, mañana te daré la oportunidad de que te lleves tu ropa interior.
Me puse sus braguitas y sostén y supe que a partir de ese momento Sandra y yo seríamos muy felices.