Un día diferente

Como el tráfico de una mañana cualquiera desenlaza una serie de coincidencias que hacen que un día que era normal, se convirtiera en una experiencia sin igual.

Me visto y bajo a montarme en mi carro. Salgo hacia el trabajo y en el tráfico de la autopista, los motorizados suicidas no te dejan cambarte de canal. Veo al espejo retrovisor para cambiarme de canal y me encuentro con una mujer en su auto, detenida en el tráfico, retocándose coquetamente el maquillaje. Polvo, labial rojo fuego. Es una morena clara de cabello negro azabache. A lo lejos no logro distinguir el color de sus ojos. Me quedo viéndola, entre un canal y otro, como soñando despierto. Su belleza no dejaba de impactarme. "Modelo" me digo a mi mismo.

De pronto un motorizado me toca la corneta como mentándome la madre y me saca de aquel trance. Adelanto y la pierdo de vista. Que lástima, pensé... A pesar del tráfico, ya me había cambiado el día. Una hora más tarde llego a la oficina. Mi secretaria me da el parte de guerra (todo lo pendiente del día, las llamadas), pero mi cabeza estaba en aquella enigmática cara que vi por instantes en el tráfico de la mañana.

Toda la mañana continúa como cualquier día, llamadas, reuniones, informes que revisar, presentaciones que preparar. En mi cabeza seguía ella, imborrable, a pesar de todo lo que tenía que hacer. Seguí de reunión en reunión, de llamada en llamada. Mi secretaría estaba particularmente eficiente en mantenerme ocupado.

Finalmente llegan la hora de ir a almorzar. Voy al restaurante de costumbre. Me siento en la mesa de siempre y a lo lejos veo una mujer de cabello oscuro vestida con una falda color azul marino que la llegaba apenas por encima de la rodilla, una chaqueta del mismo color y una blusa blanca. Su peinado era parecido al de la susodicha. Me traen el almuerzo. No podía dejar de mirarla.

En una de esas, levanto mi cabeza y la miro, y por esas casualidades de la vida ella voltea, mostrando su rostro. Era ella, si ella, la del auto. Veo que comienza a hablar por el celular, y pide la cuenta. Yo estaba en el café y en eso, una llamada... Mi secretaria recordándome la reunión que tenía en 15 minutos en la oficina. Pido rápidamente la cuenta. Ella sale, y me ve y me sonríe al pasar. Una sonrisa cálida y muy sensual, como toda ella. Pago y salgo a mi oficina.

Llego al edificio y subo a mi oficina. Llego sobre la hora y entro a mi oficina. Me siento y chequeo un documento, pensando en la coincidencia de habérmela encontrado. Suena mi teléfono. Mi secretaria que me anuncia que mi visitante había llegado.

Mi cabeza estaba en otra parte, pero le digo tráela a mi oficina. Recojo unos papeles del escritorio y mi secretaria abre la puerta y me dice, la Srta. López viene de la firma YXYX a presentar sus productos. Levanto ligeramente la vista y veo una mujer con una piernas perfectas, en unas sandalias de tacón de al menos 10 cm, muy elegantes y como en cámara lenta voy subiendo veo una falda justo a la rodilla (muy ejecutiva) una mano que se estira con unas uñas perfectamente arregladas. Cuando termino de ver quien era ve la misma sonrisa cálida en su rostro.

    • "Hola me llamo Sara López". Le doy la mano, desconcertado aun por todas las casualidades del día.

Me presento El Sr. Perdomo me indicó que su compañía esta interesada en analizar nuestra línea de productos. Le pido que se siente en la mesa redonda al lado de mi escritorio. Mi secretaria antes de retirarse le pido que favor no me pase llamadas y que se lleve el celular. Se retira cerrando la puerta.

Su cara es toda una belleza.

    • "Me indicó el Sr. Fulano que su empresa esta interesada en evaluar nuestra línea de productos".
    • "Siempre estamos dispuestos a analizar cualquier oferta que sea de provecho para la firma".

No dejo de mirarla. Una blusa blanca que deja ver su escote, sin ser demasiado obvio. Sus manos perfectamente arregladas me van mostrando los productos en su laptop, mientras su melodiosa voz me explica cada producto sin mayores detalles. De vez en cuando le hago alguna pregunta para mostrar interés y alargar la reunión.

Mi secretaria me llama por teléfono y me recuerda la otra reunión. Le digo posponla 1 hora, o mejor dile a mengano que lo vemos mañana y que lo agende por la mañana si hay espacio. Me pregunta si puede retirarse, porque tiene un asunto personal que atender. Le pido que solo nos traiga café y agua antes de irse. A los minutos llega con el café y dos vasos de agua helada y se despide.

La Srta. López me comenta:

    • "se nota que conoce bien el tema, pues aunque se que ha estado atento como todo un profesional a lo que le estaba presentando su cabeza estaba en otra parte"

Me sonrojo y le digo:

    • "Aunque Usted. no lo crea le puedo repetir la presentación que Ud. me hizo"
    • "A que no me puede decir de que se trata el producto XY-25"
    • El XY-25 es un controlador de vel…"

explicando correctamente. Ella se sonroja ahora, pues ningún vendedor es tan osado y me dice

  • "Como lo hace? Pero si no ha dejado de mirarme en un solo momento?"

  • "Por favor tuteame. Puedo hacer más de una cosa a la vez"

  • "Esta mañana no parecía, cuando te quedaste mirándome en el auto mientras me maquillaba".

`- "O sea que te diste cuenta".

    • "Claro que si y en el restaurante también. Porque crees que te sonreí pícaramente al salir..."
    • "No podía creer la coincidencia".
    • "Y de que nos encontraramos ahora, es el destino. Creo que no están dando una pista..." comenta.

Pues creo que si, pues desde esta mañana no he podido sacarte de mi cabeza. Y de la nada, nos acercamos y suavemente nos besamos como si nos conociéramos toda la vida. Sus rojos labios suaves y carnosos eran divinos. Una cosa llevó a la otra y los suave labios se volvieron cada vez más apasionados.

Nuestras manos comenzaron a acariciar cada rincón de nuestro cuerpo por sobre la ropa. Me separé momentáneamente y apagué las luces de la antesala a la oficina y luego cerré mi oficina con llave

Para ese momento, Sara se había puesto algo más cómoda. Ya no tenía la chaqueta y su blusa estaba algo más abierta, mostrándome los encantos que solo había tocado a través de la tela. Se acercó a mí y me comenzó a quitar el saco, luego la corbata mientras me besaba y mordía mis labios. Fue desabotonándome la camisa, hasta quitármela mientras bajaba a besarme e pecho y mis tetillas. Ni voy a mencionar como estaba mi miembro de duro y listo...

Simultáneamente yo le terminé de desabrochar todos los botones de su blusa, y cuando ella me besaba el pecho, aproveché para amasar esas dos poderosas razones que tanto llamaron mi atención. Ella comenzó a soltarme el cinturón diciéndome

    • "vamos a ver que tenemos por aquí... Estas armado o contento de verme"

Mientras me sonreía pícaramente estando de rodillas frente a mí. Soltó mi pantalón y vio la carpa que tenía como interior.. Comenzó a soplar sobre el interior y me hacía estremecer.

Hice que se levantara, pues no quería arruinar el momento. La hice voltearse de espaldas a mi y mientras amasaba aquellas perfectas tetas y le presionaba el culo con el machete que parecía un roble, le solté el brassier, y ella se quitó aquella falda que tan bien le quedaba, para quedar en un liguero con unas medias de seda y un hilo dental que hacía honor a su nombre. Ella, aun de espaldas a mi, gimiendo mientras le amasaba las tetas y le pellizcaba los pezones y le besaba el cuello y las orejas oliendo aquel suave cabello que acariciaba mi cara, me toma el miembro y comienza a acariciarlo haciéndome una paja suave, jugando con sus uñas en mis testículos.

Le quito casi arrancándole aquel hilo que tan bien le quedaba, la volteo para besarla con pasión. Le beso los labios, la cara, el mentón, el cuello, y poco a poco voy bajando a sus pechos, para concentrarme en ellos, mientras le sobo las nalgas. La tomo en mis brazos y la llevo a mis escritorio (algo más vacío que la mesa) y voy lamiéndole todo el cuerpo hasta llegar a sus labios donde noto lo mojada que esta. Le acaricio las piernas, aun con sus sandalias y las medias, mientras comienzo a comerme aquella almeja que sabe a manjar de los dioses. Ella no para de gemir y va acelerando la respiración para tener su primer orgasmo, y que orgasmo... Estremeció todo su cuerpo y al ver su cara, de sus ojos salían lágrimas.

Descansamos unos minutos aunque yo me estaba volviendo loco, cuando me dice

  • "hace tiempo nadie me hace llorar de gusto... Que mamada me has dado... Pero ahora es hora de retornarte el favor..."

y me hizo sentar en mi silla y ella arrodillada delante de mi, comienza a mordisquearme las piernas, mientras me acaricia los testículos y la zona del perineo.

  • "De mi no te salvas...",

Me dice con una convicción que no dejaba duda de sus habilidades. Con su lengua comienza a lamerme el tronco de abajo a arriba y viceversa, mientras me estimula el glande con una mano y me acaricia las bolas. Finalmente se mete la cabeza en la boca y comienza a lamerla, chuparla, y tragársela cada vez mas, haciéndome una garganta profunda mientas sus uñas me acarician eléctricamente las bolas y se van acercando al perineo estimulándome la próstata. No se cuanto tiempo pude aguanté, pero acabé con tal presión y cantidad que casi se atraganta, llenándole la boca del semen. Se sonríe con cara de niña mala, con esos ojos de picara que vi esa mañana y que nunca pensé que acabaría de esta manera.

Se levanta aun con el semen en la boca y se acerca para mostrármelo y se lo traga poniendo una cara de viciosa, que hizo que mi pene recobrara en parte su erección.

    • "Sabes, me encanta el semen, me encanta mamar y que lleguen en mi boca y verle la cara a un hombre cuando se lo muestro y me lo trago... para mi es algo rico, y cada uno sabe diferente..."

Descansamos, mientras platicábamos de lo peculiar de la situación y de como comenzó el día y que nunca pensamos que nos fuéramos a ver otra vez...

Saqué de mi archivo unas copas y una botella de 18 años que guardaba para ocasiones especiales. Nos tomamos unos tragos y luego ella me dice:

    • "No me irás a dejar así, vestida y con los crespos hechos..."

con una sonrisa de cuando Silvestre se come a Piolín. Y sin más ni más, nos acostamos en la mesa e hicimos un 69 de calentamiento.

Una vez bien excitados, me senté en una silla sin reposa-brazos Ella se montó y se dejó caer, ensartándose mi pene de una vez hasta el fondo, dando un pequeño gritito de placer, y empezó una cabalgata de un toro salvaje. Llegó una vez, y sin parar siguió para el siguiente orgasmo cuando llegamos al unísono. Fue muy intenso...

Me comentó, vamos a un hotel aquí cerca, y sin pensarlo ni media vez nos vestimos como pudimos y nos dirigimos a continuar tan deliciosa tarde. Tomé el celular que no había dejado de sonar. Tenía más de 20 llamadas perdidas, pero no le hice caso. Alguien como Sara no se consigue todos los días. Me escapé con ella de la oficina todo sudado. Al llegar pedí una habitación y al entrar era como si nos acabáramos de encontrar para comenzar a divertirnos. La ropa voló al piso y una vez cerca de la cama nos dedicamos a consentirnos mutuamente.

Su culo era un espectáculo, le comí esas nalgas apretaditas y redondas y le hice un beso negro como preámbulo de lo que seguiría. Y es que una vez que la tuve en cuatro, no me hubiera perdonado no disfrutar de ese canal rosadito y apretadito. La ensarté por esa depilada y rosada concha, y mientras entraba y salía, le inserté primero el pulgar, y notando como se lo comía, le metí el índice y el medio, mientras ella gemía como una gata en celo. Saque el pene y se lo metí por ese culo divino que se gastaba esta belleza. Y es que ese culo, era algo que jamás había sentido, pues ella sabía como usarlo, masajeando mientras te la cojías , al extremo que no pude aguantar mucho y me vine bañándole toda la espalda.

Ella luego me comenzó a acariciar las nalgas y me dio un beso negro que hizo que me alistara de nuevo. Así seguimos por varias horas, orgasmo tras orgasmo, tirada tras tirada, hasta quedar exhaustos... Para relajarnos nos metimos en el yacuzi y casi nos quedamos dormidos abrazados hasta que el agua se enfrió y nos vestimos sin dejar de acordar volver a vernos pronto, para repetir...