Un día de viaje (1)

Suky, una mujer que quiere despertar de su aburrida vida sexual, luego de su separación matrimonial, le ocurre lo siguiente ....

I Parte "Un día de viaje"

Pasado un tiempo, en que Suky, una morena clara, treinta y tantos, alta, ojos bonitos (cafés claros), cuerpo espectacular, bonitos pechos y grandes, aunque era morena, su cuerpo al no exponerlo nunca completo al sol, era blanco, y sus pezones de un color rosado claro, y al ser madre de dos hijos, se agrandaron aún más, pero sin dejar de ser apetecibles, había pasado de ser novia, amante, esposa y madre, fue tan rápido todo eso, que nunca llego ha experimentar nada que no fuera la típica posición del misionero, pero ella una mujer muy ardiente que se sentía muy reprimida, su marido en los primeros años de matrimonio fue muy complaciente con ella, dentro de sus posibilidades y habilidades que no eran muchas, con el tiempo comprendió que era un reprimido y egoísta que solo le interesaba satisfacerse él mismo pero sin pensar en la mujer, y no se dio cuenta de la gran mujer que tenía, por que aparte de una relación con un hombre diez años mayor, que no paso de un simple manoseo, (por miedo de llegar a algo más y nunca la forzó o le demostró lo que se estaba perdiendo, aunque que cree que no logro excitarla lo suficiente para vencer ese miedo), nunca tuvo ningún tipo de experiencia en la cama, y por lo tanto estaba muy curiosa de saber, aprender todo con respecto al sexo, pero él era muy poco creativo se excitaba, la penetraba, se satisfacía él y ni siquiera esperaba ver si ella había llegado al orgasmo con él. Después todo se volvió rutina y como no encontraba satisfacción con él, lo dejaba que la usará sin ningún tipo de emoción por parte de ella. Luego se aburrió también de eso y al final ni si quiera compartían la cama y terminaron por separarse, pero él nunca lo acepto.

Un día decidió tomarse un tiempo y fue de viaje a otra ciudad donde vivía su madre, durante el viaje en bus, le correspondió compartir asiento con hombre, se veía que tenía un cuerpo estupendo, (la ciudad donde iba ella era de mineros) y se notaba que trabajaba en la faena minera, ya que al sacarse la chaqueta y quedar en camisa, se le notaban unos fuertes músculos, y unas calugas(tórax) exquisitas, se veía que estaba un poco chispeado (bebido), ella lo veía de reojo sin que el lo notará, realmente estaba bueno, les correspondió los primeros asientos, al otro lado venían una pareja de ancianos, que lo primero que hicieron luego de partir el Bus fue dormir, como los asientos eran espaciosos entre una fila y otra no se distinguía nada, menos al inclinarse los asientos al echarse a dormir. Bueno ella se prepara para dormir, ya que el viaje duraba toda la noche, hacía realmente un poco de calor, por lo que Suky, se puso de frente a él, se saco su chaqueta quedando con una coqueta blusa que tenía botones al frente apretando sus turgentes senos, debajo de esa blusa, ella llevaba un bonito sostén de encaje negro muy coqueto y transparente, que con el movimiento del Bus fueron haciendo presión y en el transcurrir de la noche se le abrieron dos botones dándole una visión perfecta de éstos a él, ella dormitaba ajena a lo que estaba pasando, aunque ella premeditadamente había provocado.

Él había dado vuelta para acomodarse y se percató del espectáculo que se estaba perdiendo, según le contó después a Suky, el había estado hasta tarde en una fiesta con sus amigos ya que tenían que volver nuevamente al trabajo y allí no le permiten que lleguen bebidos, por lo que siempre que iban a descansar a su ciudad de origen se lo pasaban en grande, y su esposa estuvo molesta todo el tiempo que paso allí, por que lo paso bebiendo con sus amigos y ella lo castigo negándose acostarse con él, por lo que estaba muy caliente por falta de sexo, a él no le gustaba engañar a su mujercita, ya que era un hombre muy fiel y amaba mucho a su mujer, por lo que no se acostaba con otras mujeres. Pero al verla a ella y como estaba un poco bebido se calentó mucho con la vista que ella generosamente le estaba dando.

Durante el transcurso de la noche, se fue poniendo el ambiente un poco helado, y al estar Suky un poco desabrigada sintió un escalofrío y se despertó, y al abrir los ojos se da cuenta que él estaba comiéndosela con la mirada y ver su ropa se fija que tiene dos botones desabrochados y que deja a su vista sus pechos apenas cubierto por su sostén de encaje transparente, además se da cuenta que cierta parte de la anatomía de él había despertado por la visión que le estaba entregando. Se miran a los ojos no hay en ellos disculpas o arrepentimientos sólo deseo, y por cierto deseo insatisfecho, no sé cuanto tiempo estuvieron así, hasta que ella le pregunta si le gusta lo que esta mirando, no muy fuerte ya que no quiere despertar a nadie, a lo que él responde que si, pero lo que realmente le gustaría, sería no solamente mirar, sino besar, tocar, chupar esos ricos pechos que ella tiene. Ella siente que se enciende por dentro, ya que nunca se había atrevido a nada parecido con ningún desconocido y menos en un sitio como en el que estaban, toma su mano que es realmente grande y pesada, como todo él que se veía que era muy alto, moreno (tostadito por el sol), ojos verdes preciosos, labios gruesos, cabellos negros un poco largo, era realmente un hermoso ejemplar de hombre, la pone en sus pechos, él empieza a tocarlos, apretarlos y tratar de apartar el encaje del sostén para poder gozar mejor de ellos, la mira como pidiendo más, ella se acerca más a él, lo que le permite a él (se llama José, él se lo dice después) llevárselo a la boca uno y al otro lo sigue apretando, ella se siente muy excitada y trata de ahogar sus gemidos para no despertar a nadie. Una sensación exquisita le invadió, se sentía estremecerse y comenzó a mojarse cuando José le chupaba despacio y le pasaba la lengua por los pezones. Cerró los ojos y se concentró en sentir aquella delicia. Le siguió chupando y lamiendo, experimentando con cada lamida una mayor intensidad, sentía mojarse completamente y se arqueó hacia delante para que sus pechos quedaran bien pegados a su boca. Necesitó demostrar semejante sensación a través de jadeos (no muy fuerte) que empezaron a salir incesantemente de su boca; le resultaba difícil respirar, se sentía mareada, inquieta, muy ansiosa, como a la espera de poder terminar con aquella ansiedad. Lo más placentero fue sentir su boca, su lengua y sus manos apretándoles los pechos, haciéndolas girar o presionando la punta de los pezones que estaban duros y muy sensibles. La ansiedad que sentía y que decir de la excitación, la estaba volviendo loca y cuando él aprisionaba con sus dientes sus pezones y luego allí, con la carne atrapada, le pasaba la lengua una y otra vez, bailoteándolos de acá para allá.

Continuará…..