Un dia de playa inesperado
E gire y vi, como no me quitaba ojo. Me esbozo una ligera sonrisa y yo me volví. No sé si me calentó el o la situación pero, me había puesto muy cachondo. Entonces, oí: Te vas a quemar la espalda, llevo bronceador, quieres un poco. Le conteste que sí, me lo lanzo. Intente ponerme por todos lado pero por detrás, en la espalda no alcanzaba. Oí nuevamente, su ofrecimiento de que si yo quería me ponía el.
Yo no soy muy dado a ir a playas nudistas, pero había cogido la bici y tire para hacer kilómetros, la verdad es que hacía mucho calor y al ver en un desvío, playa nudista, no me lo pensé. Me refrescaría, y además tampoco llevaba bañador con lo cual, pensándolo bien, era la única playa donde podría ir.
Aparque, la bici, y me desnude, no me di cuenta si había mucha o poca gente, pero estaba sofocado y corrí al agua, De vuelta, saque una toalla de micro fibra que llevaba en mi mochila. (Son cómodas de llevar, porque apenas ocupan sitio). la extendí y me tumbe boca abajo. De repente oigo ruidos, como si estuvieran instalando una sombrilla. Abro los ojos, y miro hacia atrás, Unos, negros ojos, se clavaron a los míos.
Vi que un hombre de unos 40 y tantos había llegado. Se estaba instalando, unos metros más debajo de mí, y había colocado su hamaca, para sentarse de cara a mí y de espalda al mar. Yo no le di más importancia. Pensé, bueno si quiere disfrutar, pues que disfrute. Por que no. La verdad es que me dio un poco de morbo. Era bastante fuertote.Con algo de sobrepeso. Pero a mí me pareció bastante viril.
De repente, pensé en hacerle más placentera su vista, abrí mas la pierna para que pudiera verme bien, mi agujero y la polla y lo huevos. Note, una ligera brisa en ellos, y pensé objetivo conseguido, si me llega el aire es que están expuestos. Estuve un largo rato, y la verdad es que me empalme, pensando es como estaba expuesto para él.
Me gire y vi, como no me quitaba ojo. Me esbozo una ligera sonrisa y yo me volví. No sé si me calentó el o la situación pero, me había puesto muy cachondo. Entonces, oí: Te vas a quemar la espalda, llevo bronceador, quieres un poco. Le conteste que sí, me lo lanzo. Intente ponerme por todos lado pero por detrás, en la espalda no alcanzaba. Oí nuevamente, su ofrecimiento de que si yo quería me ponía el.
Dude un poco, por si mi polla morcillón me jugaba una mala pasada y con su frotamiento de espalda, se pudiera poner más dura. No tenía muy claro que quería que pase. Le dije que sí, me tendí. Noté el líquido un poco frio, y me estremecí, un poco. Él lo noto. Y me dijo, es normal, tienes la espala ardiendo. Entonces empezó a masajearme, muy lentamente.
La verdad es que, que disfrutaba como un enano, de aquella sobada que me estaba haciendo. Yo creo que no se atrevía a seguir más abajo. Siempre se quedaba en el punto de la espalda donde comienza la raja del culo. Pero yo notaba, como enseguida subían para arriba. Sonó su móvil. Me dijo, perdona. Aproveche ese instante para irme al agua.
Seguramente la crema ya estaría bien extendida llevaba más de media hora con el masajito, y yo me había puesto muy burro. Lo vi acercarse al agua, me pareció que también a él se le había puesto morcillón. Se metió a lado mío. Y empezamos a hablar de banalidades. Me dijo que se llamaba Enrique. Que había quedado con su chica pero que la había llamado que no podría venir. Y que si me apetecía me invitaba a comer ya que había traído comida para dos y que no le apetecía llevársela de vuelta. Acepte. Jugamos un rato en el agua, hasta que un golpe de ola me hizo precipitarme con todo su cuerpo, Note que sus manos me recibían, y como su polla me pinchaba las piernas. Me gusto esa sensación. El se puso nervioso. Y me dijo cuidado, casi te ahogas. Yo aprovechando la confusión del agua tarde unos minutos en reaccionar y me removía haciendo que me culo y me polla se rozaran con su polla. Aquello me estaba poniendo muy cachondo. Imagino que al igual. Pero no decía nada.
Eran casi las 3 y me dijo. Que si comíamos. Le dije que sí. Salió el primero y yo le seguí. Comimos y como habíamos bebido un poco, enseguida nos quedamos sobados. Entresueños note como una de sus grandes manos me tapaba todo el culo. No dije nada y proseguí durmiendo. Nos despertamos allá las seis. Yo un poco sobresaltados porque la mano aun permanecía en mi culo. El también me dijo perdona, creí que eras Lucia, su chica. No problema, es normal con el sueño suele pasar.
Entonces me dijo que, tenia leche hidratante que si me ponía por la espalda para que me calmara un poco, el ardor. Le dije que perfecto. Me dijo que si me podía poner como esta mañana. Le dije que sí. Cogió el bote de crema y empezó a untármelo. Esta vez no se corto. Se sentó encima de mí. Cada vez que notaba como me masajeaba el cuello, notaba su polla depositada en mi espalda y como se movía a la paz que el. Estaba vez no se paro, cogió su dos manos y se las unto de crema y empezó a masajearme el culo. Era fantástica la sensación que me estaba dando. De repente, noto como unas de sus manos se aparta. La pierdo de vista y de golpe y porrazo, note como mi polla es atrapada da por ella. Dios, quise morir de gusto. Él lo debió de notar. Creo que ambos estábamos esperando que ocurriera esto, me dijo.
No pude contestar, del placer que me estaba dando. Yo no me daba cuenta pero mi culo se alzaba dejando mi polla a su merced. Y lo mejor mi culo a su boca. La sombrilla suya nos tapaba de los pocos bañistas que quedaban. Y empezó a comerme el culo, con su enorme lengua. Me sentía a su merced y él lo notaba. Te gusta, eh, mi pequeña zorra. Me decía. Te he visto desde esta mañana ofrecérmelo. Y ahora es para mí y mi polla. Oía estas palabras y más me abría para él.
Empezó a follarme el culo con los dedos. Creía que me moría de gusto. Y ahora, vas a ser mío. Note que cogía un preservativo de su mochila y se lo ponía. Mi culo ardía, de las folladas de dedos que me había hecho. Pero nada incomparable cuando note su polla, meterse en mis entrañas. Me retorcía de placer. Él lo notaba. Así me gusta, mi putita, me decía. Yo cada vez que me decía eso mas, y más le ofrecía mi culo para que se lo hiciera suyo. Me moría de placer al notar cómo me poseía este macho. Note como aceleraba mas y llegaba el momento de corrernos, La saco y sin media palabras, a la vez que me la metía en la boca, cogió mi polla y me la empezó a menear. No resistí. Me corrí a la par que mi boca se inundaba de líquido caliente y blanco. Que polvazón, tío, me dijo. Como me gustas. La verdad es que a mí me había encantado. No creí, que ese día improvisado de playa que depara esa sorpresa.
Nos despedimos, porque era ya tarde y quedamos es que pasara otra vez por esa playa que el solía venia a menudo.