Un día de playa, experiencia real con un desconoci

Lo que os voy a contar es una experiencia totalmente real que me pasó hace 2 años en una playa del Maresme.

Lo que os voy a contar es una experiencia totalmente real que me pasó hace 2 años en una playa del Maresme, para poneros en antecedentes decideros que en ese momento tenía 28 años y estaba soltera desde hacía pocos meses. Y sobre mí, pues soy una chica normal, estudiante de filosofía inglesa, creo que soy resultona, delgada, mis pechos son pequeños (pero firmes), soy rubia y no muy alta. Hasta la fecha nunca me había pasado algo así, había tenido 3 relaciones serias y pocos rollos. Por eso, cada vez que pienso en ese día creo que perdí la cabeza de manera transitoria. Ojala que el hombre con el que tuve la experiencia lea mi relato J

Estábamos a finales de septiembre, hacía un calor muy agradable, tenía un par de días de fiesta extra en el trabajo y todavía faltaban días para empezar la uni,  me encontraba con dos días de fiesta pero sin nadie con quien compartirlos así que aproveché para ir a ver a mis padres que viven en un apartamento en la costa a las afueras de la ciudad, después de comer, volviendo a casa y viendo el día que hacía pensé que ir a la playa a leer un rato podría ser una opción real y agradable, no llevaba bañador pero en el coche llevaba un pareo. Aparqué el coche en el mismo paseo marítimo, algo imposible de hacer en Agosto, la playa del paseo que normalmente está abarrotada estaba prácticamente vacía. Cogí el pareo, el libro y mis gafas de sol, me quité las sandalias fui hasta la orilla y me puse a caminar, eran las tres de la tarde, el sol apretaba fuerte todavía pero el agua fresca en mis pies y alguna ola que me salpicaba más de la cuenta y mojaba el vestido ayudaba a superar el calor. Llegué al final del paseo y empezaba una zona menos poblada, continué con mi agradable paseo hasta llegar a una zona de rocas, las salté y llegué a una minúscula playita que quedaba protegida, en verano ese rincón solía ser una zona nudista. Aprovechando que el lugar era encantador y que estaba sola decidí quedarme, puse mi pareo me estiré y abrí mi libro. Ya estirada y disfrutando de ese lugar que normalmente estaba lleno de gente maldije  no llevar el bañador, hacía calor y daban ganas de darse un baño y tomar el sol. Llevaba un vestido bastante veraniego, bajé un poco los tirantes para que me diera el sol en los hombros y subí la falda para que descubrir las piernas. No pasaron ni 2 minutos y el sol apretaba y el mar me llamaba, en los minutos que había estado allí no había pasado nadie, miré la ropa interior que llevaba puesta, un tanga blanco bastante simple y un sujetador también blanco bastante discreto… se me ocurrió quedarme en ropa interior y darme un baño, así que un poco nerviosa y excitada a la vez decidí hacer la locura, me quité el vestido y me quedé solo con mi ropa interior. Mis pezones asomaban por culpa  del  sujetador con relleno que llevaba, lo acomodé para evitarlo.. Respiré hondo, me levanté y caminé hasta la orilla, me quedé unos segundos mirando al mar, que bonito y que placer poder estar así. Salí corriendo y me lance de cabeza para zambullirme, el agua todavía estaba a buena temperatura después del caluroso verano, notaba como mis blancas tetas se salieron del sujetador pero como no había nadie no me importó. Disfruté del baño unos minutos y salí del agua, al salir el sujetador no sujetaba nada, intenté recolocarlo y poner mis tetas a salvo, al llegar a la toalla vi que tenía otro pequeño problema, mi tanga podríamos decir que tapaba más bien poco, la fina tela mojada transparentaba y dejaba ver por los costados mi poblado vello púbico que no estaba muy bien depilado por estar ya a final de verano, al igual que el sujetador intenté recolocarlo sin mucho éxito. Como estaba sola no le di importancia, me estiré, y me centré en la lectura de mi libro. Sin darme cuenta me quedé dormida. Me desperté de un sobresalto! miré el reloj, solo me había quedado dormía un cuarto de hora, mi libro estaba tirado en la arena, lo recogí y al levantar a vista vi algo inesperado. Un hombre un poco puretilla para mí, de unos cuarenta años, fuerte y fibrado eso si estaba en el agua, en ese momento salió y no me lo podría creer… estaba totalmente desnudo! Vino hacia mí, yo no sabía dónde mirar pero claro fue inevitable mirarle la cosita, que de cosita nada, era enorme. Pasó justo por mi lado, me sonrió y se estiró en una toalla que había puesto a escasos 2 metros de mí. No sabía dónde mirar, estaba en ropa interior con un tío en bolas a mi lado, controlé que mi sujetador estuviese en su sitio y pensé en irme, pero algo hizo quedarme, cogí de nuevo mi libro, me puse las gafas e intenté centrarme en la lectura. No podía concentrarme, los ojos se me iban hacia la derecha sin poder evitarlo. Dejé la lectura y me estiré de cara para tomar el sol, a ver si así podía dejar de pensar en ello, me estiré y dejé las gafas a un lado, pero al hacerlo me di cuenta que estirada mis tetas se escapaban de del sujetador y peor aún, el tanga tapaba más bien poco, me di la vuela, pensé que mejor enseñar el culo blanco que mis tetas y coño. Las gafas me protegían y en esa posición podía mirarlo de manera discreta, no pude evitar quedarme mirando esa cosita tan grande, nunca había visto una igual en directo, el hombre iba totalmente depilado y lucía un perfecto y uniforme bronceado, se notaba que era un asiduo de las playas nudistas. Pensé que quizás sería gay, había oído que muchos gays iban a playas nudistas a lucirse, y depilado y cuidado como iba podría no ir desencaminada… estaba nerviosa por la extraña situación pero no quise irme, intenté de nuevo volver a la lectura, cogí el libro, me apoyé en mis brazos para estar más cómoda e intenté de nuevo leer la página 124 pero no había manera, los ojos se me iban de nuevo hacia la cosita de aquel hombre. Tenía que ir con cuidado porque al final se daría cuenta, tenía la sensación que no le importaba mucho, el seguía allí sentado con sus gafas de sol que no me permitían ver hacia donde miraba, ¿me miraría a mí? En ese instante me di cuenta que el maldito sujetador volvió a jugármela, mis rebeldes pezones volvían a asomar quedando a la vista, intenté sin mucho éxito protegerlos, tener unas tetas no muy grandes que no llenaban el sujetador con copa es lo que tenía. Me estiré e intenté seguir leyendo pero era una posición incómoda y poco lógica por no decir ridícula, ¿qué podía hacer? Al final ese hombre se pensaría que estaba loca, así que decidí volver a la posición anterior aunque  mis pezones asomaran, total él iba en pelotas y quizás no se había dado cuenta, fingí leer un rato pero no lo conseguía y el calor y nervios me estaba haciendo sudar como un pollo, necesitaba un baño, eso seguro que me tranquilizaría. Así que me levanté sin pensarlo y me metí en agua. Intenté relajarme, nadé unos minutos e iba mirando hacia la playa, allí seguía mi amigo, sentado tranquilamente con su cosita y sus gafas de sol puestas impasible como si nada, quizás yo debería hacer lo mismo y dejarme de tantas tonterías y nervios. Salí de agua y de nuevo tuve que recolocar el sujetador y el tanga pero el problema esta vez es que tenía a  un invitado que no me quitaba ojo. Salí todo lo digna que pude, recoloqué mis tetas dentro del sujetador, desenganché de mi piel  y estiré todo lo que pude el tanga para tapar lo posible pero sin mucho éxito, eso mojado parecía papel de fumar y se transparentaba todo. A ritmo tranquilo pero sin pausa fui hacia mi pareo, pasé justo por su lado y me senté, me puse las gafas y me quedé mirando al mar. A los pocos minutos el hombre sacó un bote de aceite protector y se lo empezó a esparcir por el cuerpo, era un aceite protecor que queda brillante en contacto con la piel, fuerte y moreno como estaba todavía resaltaba su cuerpo más si cabe. Se puso crema en los brazos, el torso, hombros, piernas, culo, la cosita…. Hasta que llegó a la espalda y no  podía, en ese momento me di cuenta que lo estaba mirando de manera demasiado descarada y que se habría dado cuenta y vaya si se dio cuenta que se dirigió a mí.

-          Disculpa. Me dijo en un tono raro.

-          ¿Quieres crema?

-          Ehh bueno… yo.. si gracias.

El hombre era extranjero, parecía que no hablaba muy bien español pero al verme debió pensar que le quería pedir crema y muy amable me la ofreció y no pude decirle que no, de hecho me iba a ir muy bien porque yo no llevaba. Se levantó y me la acercó con una sonrisa, su cosita se quedó colgando a escasos centímetros de mí, se me cayó la crema de los nervios. El volvió a su sitio y yo me dispuse a embadurnarme con ese aceite. Me quedé sentada y empecé por las piernas, el culo, seguí por la barriga y torso, brazos, hombros y hasta donde mis manos llegaron de la espalda que no era muy lejos, claro, en ese momento volvió a hablarme.

-          Disculpa, pongo crema espalda?

-          ¿Cómo?

-          ¿Crema espalda?

Me dijo señalándome la espalda. ¿Me estaba diciendo que si me ponía crema en la espalda? Me quedé sin saber reaccionar mirándolo y se lo debió tomar como un sí, se levantó con su cosita, me cogió el aceite, se puso de rodillas detrás de mí y empezó a embadurnarme la espalda con ese aceite, no me lo podía creer, ese hombre en bolas me estaba poniendo crema! Me quedé inmóvil sin saber que decir mientras sentía sus grandes manos por mi espalda esparcir todo el aceite, al hombre no se le daba mal, pensé que en su país eso sería normal y que estaba siendo amable, así que agaché la cabeza y le dejé hacer. No se sobrepasó nada, terminó y cuando se iba, claro, tuve que ofrecerme a hacer lo mismo.

-          ¿Quieres que te ponga a ti?

-          Ohh si muy amable.

El hombre se sentó, cogí la crema, me levanté y me puse detrás de él, tenía una fuerte espalda y no pude evitar recrearme un poco, mientras le iba mirando la cosita desde mi ángulo privilegiado, y al verla vi algo raro, ¿la cosita se había hecho más grande? ¿Tenía una erección? Primero me asusté pero luego me sentí rara y nerviosa, sería que le estaba gustando, continué unos segundos más sin dejar de mirarla hasta que la cordura me hizo parar para que no pensase nada raro. Se giró y me dio las gracias con una gran sonrisa, se levantó y se quedó delante de mí mientras  yo seguía de rodillas con su cosa a medio hasta a escasos centímetros de mi cara. Volvió a su sitio y yo me estiré para intentar tomar el sol y tranquilizarme. Me quedé pensando que quizás había sido un poco antipática al no darle conversación pero claro, como podía hablar a un tío con eso tan cerca de mi cara. Al estirarme de cara al sol volvieron los problemas con mi ropa interior que encima ahora empapada de aceite todavía era peor, mi tanga ya era casi transparente y mis tetas se seguían saliendo del sujetador, decidí pasar de todo y no hacer más el ridículo. Si quería mírame que lo hiciese, total yo llevaba un buen rato mirándole a él, era justo. Me estiré y por fin pude relajarme y tomar el sol un rato sin importarme si se me salía el pezón o si me transparentaba el tanga, estuve un rato y levanté la mirada para ver que hacia el hombre, estaba de lado, apoyado en un brazo de cara a mí y  con su cosita mucho más grande que antes y me pareció ver que se la acariciaba. ¿Se estaba tocando delante de mí? Pues creo que sí, no se estaba masturbando pero se la estaba tocando! Giré la cara rápidamente y miré hacia el cielo, no podía ser que eso me estuviese pasando a mí, con cuidado volví a mirar y pude corroborarlo, estaba empalmado, me estaba mirando descaradamente y por Dios, ese pollote no era normal, era lo más grande que había visto en mi vida, como mínimo doblaba a la de mi ex novio. El corazón se me aceleró a mil por hora, no entendía por qué no cogía mis cosas y me iba por piernas. Tenía que pensar en esa situación, volví a estirarme, antes controlé a mi ropa interior y entendí algunas cosas, y es que quizás se pensaba que lo estaba provocando con esas transparencias y con mis pezones asomando por el sujetador, intenté solucionarlo,  desenganché el tanga de mi pubis,  al hacerlo conseguí por un momento mi cometido pero enseñándolo todo, que desastre! Mira que era tonta!! Ahora voy y le enseño todo el coño, claro que se pensaba que lo estaba provocando, lo miré de reojo nerviosa, intenté disimular y lo recoloqué como puede, ahora me tocaba el sujetador, con sutileza intenté recolocarlo como pude para que tapara un poco más pero el remedio era peor. Me quedé estirada mirando al cielo, pensé que mejor no tocar nada más, y en ese momento noté como una sombra pasó por mi lado, era el hombre que se iba a bañar de nuevo, lo miré como iba hacia el agua con su cosita medio empalmada. Por fin!! Tenía un momento para centrarme, aprovechando que estaba sola me levanté, me recoloque cómo puede el tanga que se llenó de arena enganchada por culpa del aceite, de hecho estaba toda yo lleva de arena al igual que el pareo, lo cogí expulsé la arena y volví a colocarlo, en estas noté como pasó de nuevo por mi lado el hombre, con su cuerpo mojado y su cosita con un tamaña más normal, se sentó y se quedó mirándome de nuevo. Aproveché para ir al agua y quitarme toda la arena del cuerpo, me di un baño rápido, y otra vez hacia el pareo, ahora si decidí secarme e irme, hasta el momento había sido gracioso pero ya se me estaba yendo de las manos. Me estiré, para hacer algo cogí el libro y me puse estirada de lado mirando hacia el hombre, si me podía hacia el otro era un poco raro porque justo tenía una roca a mi lado, abrí el libro y me dispuse a leer unas páginas mientras me secaba antes de irme, mi tanga mojado estaba casi desintegrado y se me salía el vello púbico y lo mismo seguía pasando con los pezones, se salían del sujetador, pensé que le daríamos una última alegría antes de irnos, pero mi sorpresa fue cuando el hombre ahora si empezó a masturbarse mientras me miraba, su cosita se puso en todo su esplendor y se masturbaba con calma y delicadeza, en ese momento me iba a ir de manera inmediata pero algo, no sé el que me hizo quedarme y mirarlo sin tener miedo, supongo que tuve un momento de locura transitoria porque os puedo asegurar que soy más bien recatada en estos temas, una extraña excitación recorrió mi cuerpo al mirarle, noté como mis labios inferiores entraban en calor, se mojaban por mis propios fluidos y mis pequeños pezones se pusieron duros como diamantes, puse mi mano encima de mi tanga para comprobarlo, estaba totalmente mojada y excitada, no podía creérmelo! Nunca había sentido algo tan intenso. Apreté la mano contra mis labios inferiores y noté un placer indescriptible que me provocó un pequeño gemido que intente disimular mordiéndome la boca, apreté de nuevo y otra vez la misma sensación y otra vez, y otra vez… miraba al hombre y aceleró el ritmo de su masturbación, abrió las piernas para que lo viese mejor y no dejaba de mirarme, puse mi mano por dentro del tanga para sentir mejor esa sensación, mis dedos se introdujeron entre el pubis y labios inferiores hasta llegar hasta mi clítoris y continué dándome placer mientras miraba como se masturbaba, ya no podía disimular los gemidos, lo intentaba pero se me escapaban,  me daba igual, nunca había sentido algo tan intenso, introduje mi otra mano dentro del sujetador para tocarme los pezones uno de mis puntos débiles Dios! No me lo podía creer! Iba a… iba a… correrme!!! Solté un largo gemido de placer y vi como el hombre soltó un gran chorro de semen que salió disparado en dirección desconocida. Me quedé unos segundos traspuesta, con la mano dentro del tanga, y mis tetas blancas al aire libre por culpa del sujetador que estaba totalmente descolocado. El hombre me sonreía, me puse nerviosa, sin vestirme cogí mis cosas y me fui casi corriendo por la playa, no podía creerme lo que acababa de hacer. Hasta la fecha nunca más me ha sucedido nada parecido.