Un día de Pesca

Levanté los ojos y allí la vi, me había olvidado por completo de ella, pero ahora que a tenía cerca, y que a la luz de la linterna que tenía sobre mi cabeza pude verla era realmente preciosa. Morena, ojos negros, nariz perfilada y labio carnosos, adornados por una sonrisa seductora.

UN DIA DE PESCA.

Hacía una noche preciosa. El cielo mostraba mas estrellas que nunca y la luna llena bañaba el mar dándole un aspecto plateado, que unido al murmullo de las tranquilas olas al romper en la playa, hacia que la paz y el sosiego me embriagase y me ayudase a rebajar el stress de un duro día de trabajo.

Solía ir todos los viernes a pescar, y casi sin darme cuenta me dieron la 1 de la madrugada, sencillamente disfrutando del momento. Fue entonces cuando la vi paseando por la orilla... venia mojándose los pies descalzos, vestía un pareo en la cintura que le llegaba a los tobillos y un sujetador blanco que resaltaba sobre su bronceada piel, que cubría unos pechos que sin ser enormes, eran lo suficientemente grandes como para atraer a cualquiera. Se pelo era largo y rizado, y llevada un pequeño bolso colgado del hombro.

La verdad es que a la luz de la luna se veía muy sensual, me la imaginaba guapa, porque por alguna razón una mujer con un cuerpo así, solo podía ser guapa, pero de noche y a esa distancia no podía ver su cara.

Entonces la caña se movió con varios tirones, en clara indicación de que había picado un pez. Me dirigí a la caña, y cuando empecé a recoger hilo, me percaté de que se trataba de una buena pieza. Empecé a recoger suavemente el hilo y sin duda a medida que acercaba el pez a la orilla, me percataba de que era al menos de un buen tamaño, quizás una lubina o una dorada de unos 2 Kg

Por fin llegó al rompiente y pudo ver a mi presa sobre la ola, era una magnifica dorada, con los últimos tirones, y un movimiento de la caña, la saque a la orilla, y como imaginada debía de pesar mas de 2 Kg, cuando fui a cogerla, vi a un escaso metro de distancia sus pies desnudos.

Levanté los ojos y allí la vi, me había olvidado por completo de ella, pero ahora que a tenía cerca, y que a la luz de la linterna que tenía sobre mi cabeza pude verla era realmente preciosa. Morena, ojos negros, nariz perfilada y labio carnosos, adornados por una sonrisa seductora.. por unos instantes nuestras miradas se cruzaron y me sonrió...

-Guauu... ¡¡qué grande!!!¿... ¿qué es?

-Una dorada, le dije.

-¿Es comestible? – me preguntó sin dejar de sonreír.

-Si, así es.. Es un manjar.

-Nunca había visto pescar... es emocionante...

-Bueno, no siempre –le respondí-, a veces te pasas las horas sin que pase nada.

Antes de terminar la frase, la otra caña, dio señales de que nuevamente había caído una presa. Fue algo instintivo, pero me salió la frase sin pensarla:

-¿quieres sacarla tu?... ¿te atreves?

-Nunca lo he hecho. ¿Me dejas?.. ¿Cómo tengo que hacerlo?

-Verás es muy sencillo, coloca la caña entre tus piernas, y coge la caña con la mano derecha, con la izquierda coge el carrete, y empieza a girar poco a poco, sin prisas pero sin pausas, no dejes nunca de recoger, y no lo hagas deprisa.

Al coger la caña, esta se le venció hacia delante por lo que me puse a su espalda, y rodeándola con los brazos, le ayudé a coger la caña..

-¡¡Cómo pesa!!. Y que tironcitos da...

Yo estaba detrás pegado a su cuerpo, podía oler su pelo, y era un perfume que embriagaba. Por encima de sus hombros podía ver sus hermosos pechos, cubiertos por la tela del bañador. Note como su culo se pegaba a mi bragueta, y mi polla empezó a reaccionar bajo mis pantalones, no podía ser de otra forma.

Ella seguía recogiendo hilo, y al cabo de unos minutos, vimos a la pieza, era otra dorada, algo más pequeña, debía rondar el kilo de peso, pero en el rompiente la presa luchaba, ella seguía recogiendo hilo, reía, y se pegaba más a mí, con lo que mi polla cada vez estaba más dura.

Al final salió a la orilla, me separé de ella a recoger el pez, y ella sonreía, y se la veía muy contenta.

-¡¡Es demasiado!!..¡¡Que sensación!!.. Y ¡¡qué excitante!!, Y esto ultimo lo dio con una sonrisa picarona mientras se mordía el labio inferior y me miraba los ojos directamente.

-Bueno no siempre es así- respondí.

-Ya lo imagino – me dijo. No creo que se te ponga dura cada vez que sacas un pez.

Me quedé de piedra sin saber que responder. Mi respuesta tardó 3 o 4 segundos que me parecieron una eternidad...

-Lo siento, yo... no pude evitarlo, es la naturaleza haciendo su trabajo... mis disculpas, no pretendí ser grosero, pero...

-Tranquilo hombre, si no me enfado, al contrario me halaga saber que soy capaz de excitar a un hombre, pero ¿sabes?.. Sintiendo esa cosa detrás de mí, yo también me he excitado... dime.. ¿Qué se te ocurre para solucionarlo?

Seguía sin saber que decir. Sonreí como un imbécil, y buscaba en mi cabeza la respuesta idónea, y no aparecía ninguna, y de nuevo ella habló.

-¿Te harás una paja y yo tengo que ir a hacerme un dedo, o por el contrario crees que podríamos hacer algo juntos?.

No me lo pensé me acerqué a ella y la besé. Nuestras lenguas jugaron, sabía besar la niña. Mis manos recorrieron su espalda y la despojaron del sujetador, que dejé caer en la arena, liberando sus tetas que aun no podía ver, al estar abrazados.

Ella se separó de mí, y por fin las pude ver... eran sencillamente perfectas, y por la cara de gilipollas que puse, ella soltó una carcajada, y me dijo...

¿Te gustan?... son nuevas.. ¿Me han costado medio millón, pero el resultado ha merecido la pena, no te parece?. Me llamo Ana, ¿y tu?

-Antonio.. Encantado preciosa.

Dime Antonio, ¿qué escondes para mí entre tus pantalones?. ¿Parecía duro y grande mientras estaba pescando.

¿Por qué lo compruebas tu misma?

Se puso de rodillas, y con rapidez, desabrochó el cinturón y me bajo el slip, y claro, saltó, firme como un palo y dura como una piedra. Mis 17 cm se mostraban con su mejor aspecto.

Es perfecta, dijo... No es pequeña y tampoco demasiado grande... hummm.. Me encanta, así podré disfrutarla por todos los sitios – me lo dijo sonriéndome mientras guiñaba un ojo.

Se la metió en la boca y juro que jamás me la habían chupado así. Despacio saboreándola, lamiéndola, mirando, echándole saliva, y volviendo a lamer, vi como se metía la mano por debajo del pareo y como se masturbaba mientras me la comía. Entonces sonó un móvil. Ella seguía comiéndomela, y el móvil seguía sonando.

Con cara de enfado, me dio un lametón y se la sacó de la boca, me miró a los ojos muy seria y me dijo:

No te vayas, que aun no he acabado.

Sacó el móvil y respondió. Escuché la conversación, hablaba con alguien conocido, al principio pensé que podía ser su novio o una amiga. Oía como le decía, que ahora no podía ir, que tenia una buena cosa entre manos, y se reía. Entre los silencios que se producían en la conversación mientras hablaban con ella, me miraba y se relamía con una sonrisa. Oí como le decía a su interlocutor... Una buena pieza créeme, y sabrosa. , jajajaja... hay para las dos. Eso me sorprendió. Entonces, le dijo.. espera un segundo y se dirigió de nuevo a mí:

-Es mi amiga Isabel... me dice que si quieres venir al apartamento a tomar unas copas, y seguimos allí la fiesta los tres. ¿Qué me dices te apuntas?... además, por si te sirve de aliciente, ella nunca dice que no a una buena herramienta como la tuya.. ¿Qué me dices?

Antes de que respondiera, se puso de nuevo al teléfono, y dijo... ¡¡se lo está pensando, te lo paso, y le ayudas un poquito.. ¿Vale?. Y me dio el teléfono.

.¿Hola?.- dije

-Hola... que tal soy Isabel...

Mientras hablaba Ana, de nuevo se arrodillo, y siguió con la mamada mientras hablaba por teléfono.

-Dime.. ¿Te apuntas a la fiesta?... necesito que alguien me dé por el culo mientras Ana me come el coño... ¿qué me dices?

-Ufffff..... hummmmm

-¿solo se te ocurre decirme eso?

Verás es que mientras hablo contigo tu amiga me la está comiendo.

Bueno pues decídete, si después de que te ordeñe se te vuelve a poner dura, te apetece venir a probarme a mí.. yo también quiero mi ración de leche masculina...

Voy para allá, tan pronto como de su ración de leche a tu amiga.. ¿Te parece?.

Vale!!.. Y colgó.

Ana tu amiga Isabel, nos espera, me dice que su culo me necesita, sacó la polla de su boca y me dijo:

-Nada de eso Antonio, su culo solo no... que pasará con el mío, no va a tener su ración de polla?.

No pude resistir mas, y me tensé... ella abrió la boca, y recibió mi primera descarga que cayó en su cara, la segunda andanada fue a parar directa a su garganta, la tercera ya con menos fuerza fue a su lengua, y luego ella se la metió en la boca, y fue chupando hasta arrancarme la ultima gota... se la sacó y fue lamiéndola como si fuera un helado limpiando los restos de semen, cuando acabo, con un dedo se recogió lo que había caído en la cara y lo chupó...

Me miraba con malicia y lujuria, y me dijo... ¡¡Es que me encanta su sabor!!!. ¿Nos vamos, te atreves con dos?

Recogí todo los artilugios de la pesca en unos minutos, y lo metimos todo en el coche. Me dijo que estaban en un apartamento cercano, a menos de 5 minutos en el coche, que ella solo había salido a pasear cuando me conoció. Tenía 23 años y su amiga Isabel 24... eran de Madrid, y estaban de vacaciones. Cuando les pregunté de que trabajaban su respuesta me dejó de piedra, sencillamente respondió con naturalidad:

-Somos putas, pero tranquilo esta noche no es trabajo sino ocio, así que disfrutaras de dos de las mejores fulanas de Madrid, que a lo mejor no te podrías permitir.- Y me dio un beso en la mejilla.

Llegamos al apartamento, era el clásico apartamento de playa, pequeño y coqueto, con una pequeña salita, una mesa y cuatro sillas, un sofá convertible en cama y una cocina pequeña y una sola habitación con una cama de matrimonio y un baño anexo, con ducha.

Isabel nos recibió vestida con una camiseta enorme que le llegaba hasta la mitad de los muslos. Se dirigió a su amiga y la besó en la boca, fue un morreo, y creedme no hay nada más excitante que ver como se besan con lujuria y deseo dos tías. Después de besarla, Isabel le dijo:

Hummm... aun sabe a semen. Se giró hacia mí y me dijo... ¿tienes más para mí?, Y me dio un beso en los labios, sin lengua fue un sencillo beso.

-Por supuesto... cuando la quieres?.

Pongámonos cómodos... y se quitó la camiseta. Si Ana estaba increíble, Isabel tenia u cuerpo de escándalo. Me quedé bobo mirándola, y me dijo:

Estas son de verdad, nada de relleno como las de Ana. ¿Te gustan?

Yo seguía mirando, su coño absolutamente depilado, sin un solo vello, Ana, la imitó se quitó el sujetador y el pareo, debajo llevaba un tanga que cuando se liberó de él, pude ver otro delicioso coño absolutamente depilado, que no podía dejar de contemplar.

¿Te gusta?.. Es la moda, -me dijo acariciándoselo. – Bueno dijo Ana, me voy a darme una ducha que tengo arena de la playa.

Así que me quedé solo con Isabel. No sabía que decir ni que hacer. Allí estaba yo con dos mujeres de rompe y rasga, con cara de bobalicón, si acertar a entender como podía tener tanta suerte.

-¿Qué te pasa?, Me dijo Isabel... ¿No sabes que hacer o decir?. – Parecía que adivinaba mi pensamiento.

-Pues la verdad... No. Bueno si sé que debo hacer, pero no sé cuando empezar. La verdad es que la franqueza de Ana me ha dejado un poco sorprendido...

-¿Qué te ha dicho?.

Que erais unas... profesionales. Dije en voz baja.

Jajajaja, -río. Si somos putas... ¿te importa?.

Bueno a mi no la verdad. Pero esto no me pasa todos los días.

Entonces se levantó del sofá y se acercó a mi, me puso los brazos alrededor del cuello y me miró los ojos. Me clavó sus azules ojos en los míos y lo que me dijo hizo que mi polla se pusiera como un palo:

-Mira guapo. Somos putas. Pero hoy no es trabajo, así que ni miraremos el reloj, ni a ti te costará la pasta, que probablemente no podrías pagar ni con el sueldo de un mes. Así que ahora puedes disfrutar de las dos mejores bocas, los dos mejores coño y probablemente los mejores culos de todo Madrid... dime ¿te atreves con las dos, o te vas a casa con tu mujer?.

Y mientras me hablaba con sus ojos azules clavados en los míos, dejando que las palabras surgieran lentamente de sus labios sabiendo el efecto que causaban en mi, iba desabrochando uno a unos los botones de mi camisa... deslizándola por mis hombros cuando hubo terminado.

¿Y bien que me dices?.. me preguntó

Bueno, -respondí-, no voy a desaprovechar los mejores culos de Madrid... ¿no?.

Buen chico!!!.. Vete a la ducha... y no tardes.

Me dirigí a la ducha, justo cuando salía Ana.. me miró a los ojos y con un guiño, me dijo:

-Date prisa o empezamos sin ti.

No fueron mas de 3 o 4 minutos los que estuve en la ducha, pero cuando salí me quedé de piedra. Estaban a la luz de las velas y las dos estaban a cuatro patas una delante de la otra, e Isabel estaba metiendo unas bolas chinas en el culito de Ana, y del suyo colgaba el hilo, e lo que debían ser otras que tenía metidas en el suyo.

Cuando Isabel notó mi presencia, se dio la vuelta y me dijo, siempre con mucha naturalidad...

-Esto es para ir abriéndolos... Por cierto Ana ya te ha comido la polla, así que yo tengo desventaja, ¿vienes?

Me acerqué a la cama, y la besé... mientras mis manos masajeaban aquellos fantásticos pechos. Los dos estábamos de rodillas sobre la cama, cuando Ana se tumbó entre nuestras piernas y empezó a lamerle el coño a su amiga. Esta ronroneaba y se movía de forma cadenciosa. De repente dejó de besarme y se tumbó en la cama... abrió las piernas y con sus manos separó los labios de su coño ofreciéndomelo... me acerqué, le cogí las piernas por los tobillos las levante y las apoyé en mis hombros, al tiempo que se la metí. Entró suave, como no podía ser de otra forma. Ella cerró sus preciosos ojos y gimió. Su amiga Ana, se poso de rodillas sobre su cara mirándome a mí, así mientras Isabel le comía el coño al tiempo me besaba, y con sus manos acariciaba el clítoris de su amiga.

UFFFFF..., siento como se mueven las bolas de mi culo, cada vez que metes tu polla, cabrón. Dijo Isabel.

Eso hizo que empujara más fuerte si cabe. Mi polla entraba y salía de aquel coño empapada de jugos. Ana seguía besándome, y acariciaba sus caras tetas al tiempo que tocaba el coño de su amiga. Se separó de mis labios y mordiéndole el labio inferior, me miró de forma pícara, cogió una vela y me dijo..

-Ya verás como la pone esto.. jejeje. Y dejó caer un hilillo de cera sobre sus pechos...

Isabel cuando sintió el contacto de la cera se arqueó e hizo que mi polla entrara hasta el fondo. Se le escapó un quejido... mezcla de dolor y placer. Abrió los ojos, esos bellos ojos azules y me dijo:

Saca las bolas y dame por el culo, cabrón!

No me tuvo que insistir. Saque las bolas, y me puse a entrar en mi primer culo. Pensé que costaría más. , Pero supongo que las bolas habían hecho su trabajo. Era caliente, prieto, pero mi polla bañada en los jugos de su coño fue resbalando hacia dentro de ella, era como si su ano me la succionara. Levante la vista y vi a Ana, como dejaba caer cera también sobre sus pechos. La cara de vicio que tenía era increíble. Vi como apagaba la vela, y como dándole la vuelta, se la metía en el coño como si fuera una polla fina y larga. Solo se oían jadeos, suspiros, los cuerpos sudados. Yo seguiá follandole el culo, y pensaba que después de aquello sabía que no iba a ser mi único culo, a partir de ahora querría más, y no solo el de Ana que aun esperaba su turno...

  • Ana, saca a nuestro colega de látex – dijo en voz Alta Isabel, y antes de que me diera cuenta. Ésta se había puesto un arnés con una polla de látex negra, bastante mas gruesa y larga que la mía, y se había tumbado en la cama al lado de su amiga. Ana con un movimiento se sacó la polla de su culo, y se sentó encima de su amiga, dejando que aquel trozo de plástico se clavara en su coño. Se inclinó ante su amiga y le besaba en la boca, ofreciéndome un increíble espectáculo con su culo abierto, esperándome. No hizo falta que me dijera nada para que yo supiera lo que quería, así que me acerqué a ella, me puse en cuclillas, y volvía a enterrar mi polla en aquel magnifico culo. Sentía el roce a través de su cuerpo en mi polla de la verga artificial, y sus gemidos hacían que no bajara la dureza de mi rabo.

Isa, pero que cara de guarra tienes ahora mismo.-- - le decía entre risas Ana.

Ufff... ya veremos que... aaaaaaaaaahhhhhhh... que cara uuuhhhhh... se te pone a ti cuando... aaaaahhhhhh... te toque. Le respondió Isabel.

De repente se arqueó, se dejó caer sobre la polla artificial clavándosela entera y yo aproveché para metérsela entera. Era delicioso sentir mis pelotas apretadas contra sus nalgas sintiendo mi verga en sus entrañas. Se quedó quieta, con la boca abierta, y de repente empezó a encogerse... estaba teniendo su orgasmo... Notaba las contracciones de su culo sobre mi polla, y empecé a moverme. Sus jadeos y gemidos, hacia que aun se me pusiera más dura... Ante tal vorágine de lujuria y deseo, ya no pude evitarlo, y me corrí... Isabel al sentir mi caliente chorro de semen en si interior, explotó en un grito de placer, y se derrumbó sobre su amiga comiéndole la boca...

Poco a poco mi polla fue perdiendo vigor, y salió de la cueva que la alojaba, dejando a paso un reguero de esperma... Isabel se tumbó en la cama, y Ana inmediatamente se puso detrás de su amiga lamiéndole el culo y recogiendo mis restos de semen... Después, se acercó a su boca y se besaron, dejándome ver como se mezclaban sus lenguas con mi lefa. Acabaron y me miraron, regalándome una sonrisa que habría levantado a un muerto. Era una escena de lo más lasciva y superaba en mucho los sueños pornográficos que tenía.

Ha sido sencillamente fantástico. Les dije.

-No ha estado mal, cabrocente – me dijo sonriendo Isabel -, pero estoy seguro que esta guarra quiere lo suyo. Dijo pellizcándole un pezón a su amiga Ana.

Y yo estaré encantado de dárselo, pero debéis dejarme reposar 5 minutos.

vaaaale, dijo Ana, simulando cara de disgusto. Pero sin abandonar la sonrisa.. ¿Queréis tomar algo?. Y se dirigió a l apequeña nevera de la cocina.

Mientras tomábamos un refresco, seguíamos desnudos, e Isabel, que era de las dos la más madura me soltó a bocajarro:

¿Te gusta como follan las putas de Madrid?

En mi vida habría imaginado algo así – acerté a decir

Pues aun no hemos terminado – dice Ana. Por cierto – siguió -, me gustaría algo muy especial – y miró con una sonrisa de complicidad a su amiga.

¿Qué es lo que quieres, nena? – le dice Isabel.

¡¡Quiero sentirme una esclava!!

Coño pero que zorra eres, joder – le soltó su amiga. ¿Te apuntas? – me dice mirándome a los ojos... con esos ojos azules a los que no se les puede negar nada, y menos un ofrecimiento como aquel.

Con vosotras voy al fin del mundo.

Alguna vez has jugado a ser amo? – me preguntan. Alo que respondo que no. Que nunca tuve esa suerte.

Bien me dice Isabel, te explicaré cuales son las reglas. Ana será tu esclava, yo sólo participaré a petición tuya y como una herramienta más. Podrás hacer con ella todo lo que quieras, desde azotes, insultos, además tenemos una bolsa con juguetes que te enseñaré. Si en algún momento hay algo que Ana no quiera hacer, nos dirá "STOP", y te pararás y no seguirás. Es la señal de salvaguarda. Si ella no dice nada, tu podrás continuar haciendo lo que se te ocurra con ella.

¿Lo que se me ocurra?. ¿Qué quieres decir?

No me interrumpas, déjame terminar. Cuando digo lo que quieras es lo que quieras. A partir del momento en que ella acepte el juego, deja de ser una mujer, para pasar a ser un instrumento de tu placer, que a la vez será su placer. Si te la trabajas bien, podrás hacer con ella lo que nunca imaginaste, incluso te podrás mear encima de ella, si te apetece...

Yo no decía nada, no podía creer lo que me estaba sucediendo, y no estaba muy seguro de querer hacer daño a aquella preciosidad, aunque reconozco que la idea de tener una mujer entregada totalmente me daba un morbazo increíble. Mientras Isabel me comentaba y relataba lo que se esperaba de mí y del juego que íbamos a empezar, miré a Ana. Estaba sentada de rodillas en el suelo, con las manos apoyadas en sus muslos, y su culo apoyado en los talones. La cabeza baja, como aceptando lo que se le venía encima. Las palabras de Isabel me sacaron de mis pensamientos.

¿Lo has entendido?... Espero tu respuesta.

Si creo que sí.

Bien, me dijo. A partir de ahora, si hace algo que no quieras o que no le hayas pedido, podrás castigarla.

¿Y tu?... ¿qué papel juegas tu?.

Yo soy un instrumento de placer y como tal podrás usarlo a tu gusto, contigo o con tu esclava.

No necesitaba más. Me acerqué a Ana, y le tome la cabeza por la barbilla, la levanté y le miré a los ojos. Me sonrió. Dios, era realmente preciosa, y era mía.

Hola Amo. ¿Qué desea? – Me dijo

Oírla decir aquello hizo que mi polla diera un respingo y empezara a armarse.

La miré a los ojos y le pregunté:

He oído lo que ha dicho Isabel, pero quiero oírlo de ti. ¿Qué deseas?- Bajo la cabeza, y antes de que pudiera decir nada, le dije que me hablara mirándome a los ojos.

Quiero entregarme. Quiero que mi dolor sea tu placer, y que tu placer sea el mío. Quiero ser usada a tu antojo, mi señor... haga de mi una perra. Hágame sufrir y disfrutaré, si Ud. Lo hace. Mi cuerpo es suyo, y puede usarlo como quiera.

Me quedé mirándola a los ojos. Había deseo en su mirada. Lo había dicho plenamente convencida. Isabel, me cogió de la mano, y me llevó un par de metros alejada de Ana. Puso un neceser encima de la mesa, y lo abrió. Dentro había una serie de juguetes: pinzas de la ropa, unas esposas, cuerdas de tacto sedoso, una venda de terciopelo, un par de vibradores además del que había visto, velas de colores, un par de tubos lubricantes... y lo que más me llamó la atención una bola de metal unida a un cable y una especie de mando. ¿Qué es esto? – le pregunté

El mando sirve para enviar pequeñas descargas eléctricas. La bola la puedes meter donde quieras a tu esclava.

ufff... dije. No sé por donde empezar.

Isabel me cogió de la mano y me puso de espaldas a Ana, y le dijo.

¡¡Esclava lame el culo de tu amo!!... Yo mientras se la comeré para ponérsela a punto. Se inclinó y se la metió en la boca, cuando sentí como sin decir nada Isabel separa mis nalgas y empezaba a lamer mi culo.

Era un bocadillo para sus dos bocas, y yo estaba en a gloria, y nunca mejor dicho porque yo siempre pensé que así era el cielo, rodeado de ángeles dándote placer. La mamada de Isabel era de lo más encendida, se la sacaba de su boca y me escupía dejándomela reluciente. Era de lo más morboso ver como cuando la sacaba quedaban hilos de saliva que iban de mi capullo a sus labios, mientras Ana seguía lamiéndome el culo. Si seguía así mucho rato, me correría. Así que separé a Isabel de mi polla y me di la vuelta. Cogí de las manos A Ana y la ayude a ponerse de pie. Contemple su desnudez, le di la vuelta, y vi su culo. Era espléndido. No sé por qué, pero en aquel momento me apetecía darle un cachete. Isabel cómo si adivinara mis intenciones se acerca a mi oído y me susurra: ¡¡Hazlo!!.. Es tuya!!!. El estampido de mi palmada en su trasero resonó en la habitación. Fue un cachete contenido. Pero de la boca de Ana no salió ni una queja, al contrario me pareció escuchar un gemido.

Eso no es suficiente- dijo Isabel. Se acercó a su amiga y le soltó un cachete que le tuvo que hacer daño. Su mano se marcaba en el culo. ¡¡ Así le gusta a tu zorra!!

Bien pues juguemos. Trae las cuerdas y las pinzas, ordené a Isabel.

Di la vuelta a Ana, estaba con los ojos vivos, vidriosos, del guantazo que su amiga le había dado, pero se mordía el labio inferior. Miré su depilado coño, y estaba húmeda. Isabel me da las cuerdas y las ato por delante de ella, luego cogí las pinzas y puse una en cada uno de sus pezones, un gemido de placer y dolor salió de sus labios cuando solté cada una de las pinzas. Ordené a Isabel, que le volviera a meter las bolas chinas en su culo, así que la pusimos a 4 patas, y le fue metiendo una a una las 4 bolas del juego. Luego volvió a ponerse rodillas. Estaba preciosa, con la cuerda de las bolas asomando por su calo, y los pezones pellizcados por sus tetas. Cogí luego una cuerda más fina, y la pasé por encima de las dos pinzas, colgando del extremo de cada cuerda otra pinza, con las que pinzé por su asa, unas pequeñas tazas de café, a modo de contrapeso. Me acerqué a ella, y se la metí en la boca, veía como fruncía la frente, del dolor que le causaban sus pezones torturados, se la saque de la boca, y se inclinó u poco hacia delante, y luego un poco hacia atrás dejando caer su cuerpo sobre sus talones. Las tazas se pegaron a su cuerpo y le tensión disminuyó.

Ponte derecha!!! y se movió como un resorte, de nueva las tazas colgaban...

Trae hielo, ordené a Isabel. Cogí los dos cubitos que me trajo y los pasaba por sus pezones. Tenía los ojos cerrados y lo estaba disfrutando. Ordené a Isabel que sacara las bolas del culo y las sustituyera por un consolador lubricado.

Voy al baño – le dije a las dos-. Cuando venga quiero que tenga el culo tapado y los ojos vendados. – Me di la vuelta, y oí la voz de Ana.

Señor. Amo...

Si, -le contesté- dime esclava.

No es necesario.

¿Qué ¿. ¿Qué es lo que no es necesario?

Soy su esclava... yo soy su baño.

Me acerqué a ella, mire a Isabel de reojo, y se sonreía. Me devolvió una sonrisa maliciosa al tiempo que me guiñaba un ojo, y asentía en señal de aprobación. Me puse delante de Ana, y vi su expresión mientras su amiga la enculaba con la verga de plástico lubricada. Por un momento me miró Ana los ojos, y en ese instante abrió la boca y supe lo que quería. Cogí mi verga con la mano y empecé a orinar. Su boca se llenaba y caía sobre sus tetas doloridas por las pinzas. Isabel se apartó para ver el espectáculo y se relamía viendo la escena. Ana iba tragando pero era imposible que lo tragara todo, así que le caía por su cara, y por su cuerpo... poco a poco fui perdiendo intensidad, y antes de que me diera cuenta Ana se metió la polla en mi boca lamiendo los restos de mi meada. Tenia la polla como una piedra.

Miré a Isabel y le dije: ¡¡Limpia a mi zorra!!

Isabel se levanta y va al baño y regresa con una toalla.

¿Qué haces?. Le digo.

Lo que me has pedido, la voy a limpiar.

No Isabel. Tú eres un instrumento ¿no?

Si -me dice.

Pues límpiala con tu lengua.

Yo no soy tu esclava, la esclava es ella...

Cierto. Tu solo eres un instrumento, y como tal te usaré. Esas eran las reglas del juego.

Lo pensó dos segundos, dejo la toalla en el suelo y se puso de rodillas delante de su amiga. Se lo volvió a pensar, y la besó. Mientras las miraba como iba lamiendo su cara, sus ojos, sus labios.. Cogí el bote de lubricante y me embadurne la polla. Me puse de tras de Isabel, y me puse detrás de ella. Se la metí en el culo, entro suave y fácil ayudada por el lubricante.

-Oohhhh. Mucha te gusta mi culo, es a Ana a quien deberías chulear.

Tranquila, ella tendrá lo suyo, además ahora tiene su culo lleno. Sólo me aseguro de sujetar bien el "instrumento", que eres tu, por donde mejor se me antoja. Ana – le dije – sácate el vibrador del culo y méteselo a Isabel, voy a cambiar mi polla de culo.

Te repito que yo no soy tu esclava me dijo Isabel mirándome con sus azules ojos.

Lo sé... eres un instrumento.. Ahora eres la cajita donde se guardan los juguetes así que cállate.

Ana se sacó el vibrador del culo y yo me retire de Isabel, vi cómo quedaba su culo abierto, redondo... mientras Ana le metía el vibrador, me acerque al neceser y cogí el más grande que había. Simulaba una enorme polla cubierta de venas. Me puse detrás de Ana, le coloque el vibrador entre las piernas y empujé. Su coño lo aceptó sin problemas. Así que después me puse detrás y la encolé. Su calo era algo mas estrecho que el de Isabel, pero más delicioso aun si cabe. Con mis manos rodee su cuerpo y le saqué la cuerda que sustentaban la tazas, y luego las pinzas. Se estremeció de dolor más aun cuando se las quité que cuando se las puse. Alargué mis manos y puse una pinza en un pezón de Isabel, ella iba a protestar, pero antes de que hablara le grité:

¡¡ Eres un instrumento!!!. Ahora eres una percha, y no quiero dejar las pinzas en el suelo.. ¡¡A callar!!

Los tres nos movíamos acompasados y el culo de Ana me succionaba la polla con maestría, notaba el roce de la verga que además tenía en el coño mientras las migas se seguían besando y lamiendo...

Sentí que mis cojones iban a explotar, y deje que liberaran su carga. Llegamos a un orgasmo increíble. Mientras orgasmaban las chicas se tocaban sus clítoris. Los suspiros, grito y jadeos nos acompasaban hasta que caímos rendidos al suelo. Quieté las pinzas de los pezones de Isabel... que se le escapó un gemido. Ana se volvió hacia mí, y le saqué el dildo de su coño. Me miró a los ojos y me dijo con una sonrisa:

STOP.

Los tres echamos a reír.

Isabel se levantó, miró el reloj y eran más de las 4 de la mañana.

¿Queréis un café?, nos dijo

No hay leche, dijo Ana.

No te preocupes- dijo- para eso tenemos a Antonio.

Nos sentamos a la mesa mientras la cafetera hacia el café.

Ha sido increíble. Sois fabulosas. Un sueño hecho realidad

¿Te ha gustado tener esclava?, me dijo Ana

Muchísimo.. Y tener un instrumento que me ayudase – dije yo.

Nunca había hecho esto. Someterme dijo Isabel, y creo que me puede gustar. Cuando me has tratado así, me he sentido.. ufffffff.

La cafetera sonó, anunciando que estaban los cafés. Cogió las dos tazas que antes nos habían servido para jugar y un pequeño vasito, y sirvió 3 cafés.

Mientras vosotros habláis, yo voy a por la leche dijo Isabel. Y sin más se colocó de rodillas frente a mi sentada en la silla, y comenzó a comérmela de nuevo.

¿ Cuantos días más vais a estar aquí?.... le dije A Ana, mientras Isabel me la comía.

Bueno, aún nos quedan 4 días. Después volvemos a Madrid. Yo estudio 3º de derecho, e Isabel está en 4º. Lo de putas lo hacemos por que nos gusta y sacamos una buena pasta para nuestros caprichos y poner un bufete cuando acabemos los estudios.

Cómo os conocisteis? – le dije mientras notaba por enésima vez mi polla dura como un palo...

Isabel me había visto en la facultad y supongo que intuyó mis posibilidades. Ella me dijo que me podía sacar una buena pasta si no tenía remilgos... Me dijo que si estaba dispuesta a ser una buena golfa, ella me enseñaría a hacer lo que debía. Yo hasta entonces, solo había tenido un par de novios, y había hecho lo típico, follar con ellos alguna mamada. Cuando me preguntó si me habían dado por el culo... la miré espantada. Ella me lo domesticó, y sirvió además para hacernos amigas.

Antes de que terminara de hablar, me corrí en la boca de Isabel, que no dejo caer una gota. No separó en ningún momento sus labios de mi polla. Cuando notó que mi polla ya no podía más, la sacó apretando los labios, se puso de pie, se inclinó sobre la mesa, y abrió su boca dejando caer mi lefa una parte en cada taza de café.

¡Es que el café nos gusta con leche!. Dijeron entre risas las dos.

-Y tu Isabel, dime.. ¿Cómo te metiste en esto?.. en lo de ser puta.

  • Mira – me dijo-. A mí me gusta follar. A los 16 me di cuenta del poder de mi cuerpo sobre los tíos, y decidí aprovecharme. A los 17 salí de mi pueblo y me fui a la ciudad. Mis padres siempre fueron muy tolerantes y lo aceptaron, cada mes me envían dinero, pero yo quería más. UN buen día mirando el diario vi un anuncio interesante y fui... Era un sitio muy cutre, el dueño cuando me vió me dijo que tenía un sitio mejor, llamó por teléfono y me presentó a Paula. Ella me explicó cual sería mi trabajo. Y así estuve hasta hace 2 años, que me independicé. A diferencia de Ana, a mi no tuvieron que domesticarme el culo. Siempre me gustó.

Bueno.. Creo que tendré que ir a reponer fuerzas... la verdad es que ésta ha sido la mejor noche de mi vida.

¿Sabes?.. Dice Ana. Aun estaremos aquí unos días... y no te has portado mal... No queremos niñatos babeando detrás de nosotras... tu eres encantador, así que si quieres visitarnos...

¿Eso va por las dos?. Le dije mirando a Isabel?

Va por las dos- dice Isabel con una sonrisa-. ES más – se levanta, coge su bolso y saca una tarjeta que me da.- si vas por Madrid, llamame, me gustas, bueno nos gustas, y no necesitaras un Hotel ni buscar compañía. Hoy te has comportado y.....

¿Y.?

.... y necesito seguir con mi adiestramiento de esclava, jajajaja.

Bueno para eso tenemos aun 4 días.

Jajajajajaja .... reímos los tres.

Me levanté de la silla y las besé en la boca. Las deje a las dos de pie, desnudas y abrazadas. Cuando salí a la calle, empezaba a despuntar el día. Tenía sueño y estaba roto... pero estaba dispuesto a romperme así todos los días del resto de mi vida. Y por lo pronto aun tenia 4 días muy especiales por delante, pero eso es otra historia.

SATIRO