Un día de locos

Al salir de trabajo después de una jornada agotadora nuestra protagonista tiene un encuentro en el parking de su empresa...

Un dia de locos

Hoy he tenido un día de locos, Lucio mi jefe estaba pesadísimo con la Convención del jueves que tenemos que preparar, tenía a todo el mundo de los nervios. Julia su secretaria no hacía más que sorberse las lágrimas, no soporta la presión y él se ensaña con ella en esas ocasiones. Es un perfecto déspota. Es jovencísimo, sólo 31 años, pero con un curriculum de esos que quitan el hipo, y tiene al Consejo de Administración comiendo en su mano. La verdad es que es casi un genio, no tengo más remedio que admitirlo. De hecho suele además ser encantador... la verdad es que Julia nos saca a todos un poco de quicio. La pobre a sus 58 años solo ha sido secretaria de un jefe detrás de otro, sabe que éste quiso deshacerse de ella pero el presidente no lo consintió... eso si, él no la quiere en su despacho, así que se siente frustrada y minusvalorada... pero no pude irse, su madre está enferma y paga una burrada a las personas que la cuidan en casa... En fin, la verdad es que consiguió deprimirme un poco. Por eso la acompañé al garaje  cuando salimos. Eran ya las diez y veinte y la pobre me tuvo allí 20 minutos contándome lo mal que se sentía y lo triste que era su vida, me dio pena. Mientras hablaba con ella y trataba de darle ánimo ella estaba sentada al volante de su coche y yo apoyada en la puerta. El aparcamiento estaba oscuro y apenas quedaban coches, sí me fijé que estaba el del jefe. Enfrente a unos 15 metros estaba la garita del vigilante. Esta noche estaba Leandro que me miraba con cara de complicidad... no era la primera vez que me entretenía consolando a Julia y él mismo había tenido que escuchar sus lamentos en más de una ocasión. Leandro era un chico muy atractivo, joven pero con una de esas expresiones de saberlo todo y darse cuanta de más.  Se debió fijar en de mi cara de cansancio porque  empezó a acercarse.  Antes de que llegase a nuestro lado, Julia debió sentirse violenta y se despidió, me extrañó un poco pero la verdad es que lo agradecí. Así que cuando Leandro llegó a mi lado ya estaba sola, y allí de pié en mitad del garaje solitario hubo un momento en que no supe muy bien que pié había que mover para empezar a andar.

  • Cansada ¿eh? ¡Vaya horas de salir! ¡Y el mandamás aún dentro! ¡Y encima 20 minutos de terapia con la "loca"! –

  • No la llames así, pobre, está muy sola. Pero si, la verdad es que hoy ha sido un día agotador, no me explico como el "mandamás" como tu le llamas puede seguir ahí. –

  • Estará haciéndose la paja del día –

La verdad es que el comentario me hizo gracia, pero no me pareció lógico reírme e, incluso, creí mi obligación censurar la confianza.

  • No debes hacer esos comentarios, al fin y al cabo es el Director General y merece un respeto – mi voz sonó poco convincente, lo reconozco, no se si por el cansancio o por la situación, la verdad es que me lo imaginé masturbándose en el despacho y me noté cierto calorcillo entre los muslos, pero seguí – y a ti te puede perjudicar, yo no lo voy a comentar pero si se te escapa delante de algún malintencionado puedes buscarte un problema –

  • Tranquila, yo se en quien puedo confiar, y créame, lo de la paja ni me lo invento ni me lo ha contado nadie. Y la "loca" no es tan santa como usted se cree, ¡si lo sabré yo!-

Íbamos andando hacia mi coche y poco a poco la conversación me había despejado. Él hablaba con un tono pícaro y a mi imaginarme a mis colegas en actitudes sexuales me había excitado un poco… ¿se habría dado cuenta? ¿me lo estaba contando con intención?

  • Me estás escandalizando. – dije sonriendo a mi pesar. Estaba ya junto al coche y me apoyé con la espalda para seguir hablando con él - ¿Qué insinúas de Julia? No creo que tengas ningún motivo real para pensar mal de ella, solo porque sea solterona y quejica… -

  • Le aseguro que no me invento nada – me interrumpió – es cierto que se queja mucho pero sabe "pagar" a según quien la escucha, no se lo crea si no quiere, pero hace unas mamadas de película, ¡y ya le digo que no me lo han contado!-

Eso me desarmó, imaginarme a "la pobre" Julia chupándosela a Leandro fue demasiado para mi, noté como se me humedecían las bragas y la boca se me quedó seca

-¡Me estás engañando! –

  • ¡Que le digo que no!, lo hace bien, pero desde luego yo preferiría otra cosa –

  • ¿qué? ¿follártela? ¡por Dios! ¡pero si puede ser tu madre! ¡o tu abuela! -

  • ¡ni hablar! – se rió y se me acercó más – me gusta la carne más joven –

En ese momento estaba tan pegado a mi que su pecho rozaba los míos, mis pezones estaban como piedras y casi me dolían, estaba deseando gritarle que me los apretase pero no dije nada y él no se movió, solo siguió hablando

  • ¿Sabe que cuando ella me la chupa pienso que es usted? Cierro los ojos y me la imagino ahí, entre mis piernas, en el cuarto de seguridad –

No se si debería haberme molestado el comentario pero estaba excitadísima, ya sabía lo que iba a pasar y estaba deseándolo. Él se acercó un poco más y noté su polla dura contra mi pubis, no apretó, solo la dejó ahí para que yo supiese como estaba.

  • ¿Y sabe que? Me imagino que mientras me la chupa aparece Lucio y nos ve, y el muy cabrón se muere de envidia al ver que yo he logrado lo que él lleva deseando desde que llegó aquí –

  • ¿De donde sacas eso? – jadeé

  • No hay más que verle la cara cuando la mira, se le van los ojos detrás de ese culo que tiene loco hasta al "viejo", ya sabe al presidente. ¿se sorprende? No lo creo, usted sabe que tiene un culo que quema los ojos –

La verdad es que me estaba sorprendiendo pero me encantaba oírlo, de pronto imaginar a todos los tíos de la empresa pendientes de mi culo me puso como una moto.

  • Le pone saber como la miramos todos ¿eh? ¿Y sabe que más? –

Estaba ya encima de mí, me oprimía contra el coche pero sus manos estaban sobre la carrocería. Yo deseaba ya que me tocase, que me agarrase el culo y me apretase contra su polla, que metiese las manos por mis bragas… que hiciese lo que fuera pero que lo hiciese ya… pero siguió hablando y yo no me atreví a moverme

  • Hace unos días, en una de mis rondas, lo pillé en plena faena, por eso se que se la machaca delante de la pantalla. A la vuelta estaba en el lavabo, supongo que lavándose las manos y me acerqué a su mesa y ¿sabe que vi? ¿sabe que tenía en la pantalla? La foto de la fiesta de Navidad, aquella en que la pillaron con el escote abierto y se le entrevé el pezón por debajo de la blusa. Una foto estupenda. ¿Qué le parece? Seguro que a partir de ahora se le van a mojar las bragas cada vez que se reúnan fuera de hora, como ahora ¿verdad?-

Me empezó a tocar por encima de la falda y yo, en un movimiento reflejo abrí las piernas en vez de cerrarlas. Entonces me besó, me metió la lengua en la boca mientras yo me agarraba a él como si se me quisiera escapar, nos agarramos el culo los dos y nos frotamos por encima de la ropa como posesos. Me desabrochó la blusa y me empezó a morder los pechos, primero por encima del sujetador y después lo retiró para lamerlos, yo estaba como loca, sin pensar me quité la blusa y el sostén y los lancé al suelo mientras él iba bajando y lamiéndome el ombligo, poco a poco se fue agachando y me levantó la falda para llegar a mis bragas… también me desabroché la falda y la dejé caer al suelo, quería estar desnuda allí en medio, apoyada en el coche y en mitad del aparcamiento, estaba excitadísima y deseando que me bajase las bragas para comerme el coño, por eso apenas me di cuenta de que bajaba el ascensor. Él no podía verlo porque estaba de espaldas y agachado, así que no vio la cara de Lucio cuando asomó a la puerta y me vio desnuda recostada en el coche, retorciéndome de placer y con la cara de Leandro entre las piernas… en vez de sentirme avergonzada solo conseguí excitarme más aún. Le miré a los ojos y entendió perfectamente porque se acercó quitándose la chaqueta y la corbata. Cuando llegó a nuestro lado Leandro hizo ademán de levantarse pero le sujeté la cabeza

  • sigue, sigue por favor –

Moví la cintura para que pudiese morderme los pechos mientras Leandro me trabajaba el clítoris, estaba a punto de correrme, dos tíos para mi sola… y me corrí en la boca de Leandro con la polla de Lucio en la mano dura como una piedra. Pero quería más… Lucio me estaba diciendo al oído – chúpamela ahora, chúpamela – pero si decir nada, le quité el cinturón a Leandro que me miraba con cara de un placer inmenso, le saqué la polla, que por cierto era inmensa, y me la metí en la boca como una golosina… mmmhhh, que placer, estaba dura y caliente, hacía tiempo que no tenía una polla tan buena en la boca, Lucio se masturbaba mirándome pero en su cara había desconsuelo, así que me giré para que mi culo quedara delante de él… pensó que quería que me follase, pero eso iba a venir después, todavía quería gozar más de aquello

  • no, con la polla no, méteme el dedo, chúpatelo y dame gusto-

seguí chupándosela a Leandro mientras Lucio se tocaba y me metía el dedo por el coño, lo tenía tan mojado que no necesitaba saliva así que empezó a metérmelo también por el culo… creí que me moría de gusto, chupaba la polla de arriba abajo, metiéndomela hasta la garganta, notando como se hinchaba a medida que le daba placer, y Lucio notaba como se me ensanchaba el culo a medida que me lo frotaba con el dedo mojado de mi propia humedad, seguí chupando, chupando… notaba que Leandro estaba a punto de estallar así que eché una mano a atrás y cogiendo la polla de Lucio me la metí por el coño… y le sujeté el dedo que tenía en mi culo… lo entendieron los dos perfectamente, Leandro empezó a follarme la boca, moviéndose casi al mismo compás con el que Lucio se movía por el otro lado sin sacar el dedo de mi culo… en mi vida había sentido tanto placer… me corrí otra vez sin sacármela de la boca, Leandro lo notó porque apreté los dientes un poco más y esa fue la señal… con un gemido se corrió dentro de mi boca y yo me tragué todo aquel semen dulce y caliente… en ese momento Lucio se dio cuenta y se dejó ir… así que me gocé también la corrida de Lucio en mi coño mientras el culo me estallaba de gusto… en mi vida había sentido nada igual

Me levanté y me acordé de que tenía riñones cuando noté el dolor de la postura forzada, los tres nos recostamos en mi coche sin decir ni una palabra. Aún sin decir nada recogimos nuestras ropas y nos fuimos vistiendo… era como si todos esperásemos que hablase otro… al final me sentí obligada a romper el hielo, abrí el coche e hice ademán de entrar, ellos ya estaban vestidos, no se que les pasaría por la cabeza…así que dije lo primero que se me ocurrió:

-¡Vaya día de locos! A ver si descansamos un poco que se avecina una semana complicada –

  • Cierto, acuérdate que el jueves es la Convención y tenemos mucho que hacer. Bueno Leandro, que le sea leve la noche –

  • Gracias Don Lucio, buenas noches –

Cerré la puerta y arranqué el coche, no quise pensar, me encontraba en la gloria, las bragas empapadas como recordatorio y una sensación de bienestar como hacía tiempo que no sentía. Al pasar por la garita, Leandro me guiñó el ojo, sonriendo salí al fresco de la noche