Un día de desparche fue mi mejor noche

Fortaleza me salvo de pasar una noche de desparche y aquellas niñas nos calmaron de una gran calentura.

Un día de desparche fue mi mejor noche

Fortaleza me salvo de pasar una noche de desparche y aquellas niñas nos calmaron de una gran calentura.

Me decidí por escribir historias por que cada uno hace lo que mas le gusta y cuando se habla de sexo me encanta, además, es lo que uno vive y siente con deseos propios. Existen personas por no decir que la mayoría se quedan en las relaciones formales y un sexo corriente que no lleva sino a una satisfacción fría donde no existe el fervor y la ambición generada por la experimentación y la aventura.

Esta vez relato sobre lo que me pasó con un amigo que se apodaba fortaleza, que personaje el que traigo a colación, según su mujer, fortaleza era de fuerte, de aguante, pero lo que no sabia, era que se hizo acreedor a ese apodo por que es cliente fijo de un lugar de sensaciones fuertes, un chochal completo, un bar que abre después de las doce para recibir desde esa hora, no especialmente a las cenicientas, sino a todas las mujeres hermosas y voluptuosas que quieren ganar dinero junto con placer.

Un día de esos donde no hay mucho dinero y abunda el desparche y la soledad, me encontraba esperando en el paradero el bus que me llevaría a casa a descansar o tal vez a encontrarme con el sexo fiel y sano, la masturbación, en ese momento vi que pasaba mi buen amigo Fortaleza en su carro, apenas me vio no dudo en orillarse para saludar. Me subí y le conté como estaba de malucas las cosas para esa noche, el me comento algo igual, me dijo que aburrido y desparchado se tenía que ir a joder a su mujer por que el tan amado bar lo habían sellado, ya que aumentaban las prepago menores de edad que castigaba la ley.

Así nos fuimos sin rumbo alguno, al parar para esperar a que cambiara el semáforo, nos encontramos que a nuestro lado hacia lo mismo un carro que en su interior estaban tres lindas niñas, así nos fuimos paralelos con ellas coqueteándoles y sin quitarles la mirada de encima ni un solo instante; hubo un momento en que mi cerebro reaccionó y recordé conocer a la chica del volante, entonces grité: "catalinaaa", inmediatamente volteo a mirar y sonriendo me hizo señas de que paráramos en la cuadra siguiente. En ese momento le dije a fortaleza que me esperara que haría un último intento para divertirnos esa noche, él me tomo del brazo y me dijo: hágale parcerito que tengo dos milloncitos para que no los gastemos en groserías, yo me reí y desembarque.

Cuando me subí al otro auto, las salude verbalmente y me sorprendió que de inmediato me recibieron con beso en la mejilla, pues las conocía solo hace algunos segundos, cosa que hacia que mis pensamientos se desviaran un poquito, mas de lo que estaban en ese momento, hablamos durante un rato y le mandé a decir con una de ellas a fortaleza que íbamos rumbo a su finca y que parara a conseguir traguito que las niñas habían aceptado una noche de buena rumba nosotros cinco, Diana acepto y sin ser remilgada, se subió al carro de Fortaleza y en cuestión de minutos arrancaron.

Así fue, paramos en un supermercado, compramos trago, mecato y comida; salimos rumbo a la finca, el con Diana y yo con Catalina y Marcela; como no tenia nada que perder esa noche comencé a morbosear a aquellas mujeres y ellas a responder con sonrisitas y mas felices que un niño cuando entra a un circo por primera vez.

Llegamos a la finca, hablamos, nos reímos y lo mejor pasó cuando fortaleza pudo encontrar las conexiones para el equipo de sonido, siempre he dicho que la música es la mejor inspiración, una de ellas coloco un CD de reguetón, y… hay dios mío, casi me da un yeyo cuando esa mujer comenzó a bailar, parecía una diosa o mas bien, una serpiente moviendo su cuerpito con gran sensualidad, fue tanta la emoción que mi pene comenzó a reaccionar, bailamos, nos emborrachamos y fortaleza ya con los tragos encima no dejaba de charlarse a diana en el sofá, me di cuenta que Catalina me miraba como raro por que bailaba con Marcela, quien no, si hicimos el amor con ropa ,esa mujer bailaba delicioso y yo no dejaba de sobarle mi bulto en su trasero, de acercar a milímetros mis labios con los suyos y de rozar con mis manos todo su cuerpo, deslizándolas desde sus piernas hasta la parte lateral de sus senos, con ansiedad de cogerlos y acariciarlos con todas mis ganas, de tocarlos y apretarlos con fuerza contra mi cuerpo.

Decidí calmar la calentura e invite a Cata para la cocina, servirnos algo de comer; ella acepto y yo no tarde ni un instante en preguntarle que era lo que le pasaba, hablándole por detrás como si la estuviera reconquistando, cerca al oído, murmurándole, mimanándola, ella condescendiente a mis atenciones, me respondió que me quería tener esa noche y yo no le colocaba ni el mas mínimo cuidado, le dije que era solo la situación y le demostré como era de sencillo todo; acercando su mentón con mis manos empecé a besarla apasionadamente mientras mis manos se metían en el escote de su blusa, sentí por su respirar que ella quería sexo y más sexo esa noche, con esa misma disposición comencé a besarle el cuello, mi lengua se sentía inquieta y se me escapaba una que otra chupadita mientras mi tacto se deleitaba con unos pezones completamente firmes, mis mano peleaban con el estrechez de su sostén, le quite la blusa y todo lo que fuera un obstáculo para deleitar aquellas tetas, paraditas, firmes y mas que ganosas.

Después de un beso largo en el que nuestras lenguas se tocaron, se saborearon sin temor, baje hasta sus senos que recibieron una chupada de gala, por mas que movía mi lengua en sus pezones veía como ella se sentía toda una diosa, gemía, su pecho se inflamaba por largos lapsos de tiempo, yo sentía un pequeño orificio el cual rozaba moviendo a ciertas velocidades mi músculo bocal, ella cerraba sus ojos y me decía: eso me gusta, gemía con tal deseo que me excitó por completo, mis mano sobaron su sexo por encima de su pantalón, se notaba ese calor y lo húmeda que estaba, desabroche el cierre y baje su pantalón completamente al igual que sus tangas, que mas que emparamadas fueron de inmediato para abajo, la alce e hice que se sentara en el mesón, ella, por sus características, inconscientemente subió sus dos piernas y me miro fijamente a la cara, sus ojos me decían: soy tuya, chúpame, quiero venirme sin control. Creo que descubrí mi especialidad, chochito a la plancha, recuerdo que una vez que una mujer que hice que se viniera tres veces cuando le baje, me dijo que era un lesbiano, ella había probado con varias mujeres y decía que lo hacia mejor que ellas, teniendo en cuenta que lo máximo en excitación por medio del sexo oral para una mujer, es otra del mismo sexo, siempre me e caracterizado por preocuparme que la chica que esta conmigo sienta, se excite y viva el sexo, así me gano o negocio algunos premios.

Pues eso hice, me acerque lentamente, cogí como si mis manos fueran unos cubiertos y separe esos labios carnosos, con mi dedo gordo comencé a frotar el comienzo de su abertura, palpando todo su interior, mi dedo saltaba cada que pasaba por encima de su punto de excitación, mi lengua saboreó y navegó por ese mar de éxtasis, no se como hizo esa mujer para moverse y abrirse lo mas que pudo, tanto que daba espacio para comenzar en su ano y terminar en el clítoris, lo chupaba igual que un pezón, daba lengüetazos, lamía, chupaba, absorbía y cada vez mas, mi lengua comenzaba a aligerar, el ápice fue el mejor instrumento, sentía la transpiración de ese calor en su huequito y mas cuando atraía su clítoris chupeteándolo, estirándolo hasta donde pudiera para luego, soltarlo y ponerlo en movimiento, esto hacía que se excitara mas y llegara al orgasmo, podía saborear, degustar y ver como brotaba ese rico jugo de sus labios carnosos, en es momento se tocó con sus manos, cerro las piernas haciéndose para un lado como si estuviera posando para alguna revista de modelaje, se tocaba, se apretaba y se frotaba desesperada, después de un suspiro se bajo del mesón sin tocar el piso, con los codos apoyados sobre la superficie plana, me amarró con sus piernas a la cadera y comenzó a apuntar con su vagina queriendo meter mi pene, yo estaba caliente pero quería excitarla aún mas, entonces el juego se apoderó de mi, ella a atinar y yo a desatinar de forma conciente, sentía su desespero por querer tenerlo dentro, su cintura se movía suave pero ansiosa, mi objetivo era tocarle solo su ranura con mi pene sin llegar penetrar, su irritación por la situación se hacia mas evidente, mi pene rozaba su vagina mojadita y bajaba hasta el hoyo de sus culito solo tocar su ranurita con mi cabeza la excitaba y lo mismo hacia conmigo, ella se desesperaba y comenzaba a pegarle mas duro tratando de meterlo, hasta que no se aguanto mas y lo cogió, casi con rabia, lo metió con su mano derecha y ahí comenzó la danza de la penetración, con sus piernas me atraía fuerte, proponiendo su propio ritmo, cada vez se hacia mas grotesca la atracción, duro y ligero, el sudor corría por mi cuerpo, ella no sabia como sostenerse del mesón de cemento, ya sus codos enrojecían pero podían mas las ganas, mis piernas temblaban, sentía casi todo su peso mientras desde la espalda la empujaba hacia mi, cuando ya estaba listo para venirme, hice que se bajara del mesón, la cogí de la parte de atrás de su cuello y la baje con el impulso de la penetración, recuerdo que salió tanto semen que alcanzó a mojarle toda su cara, ella no se si por cansancio o por gusto accedió sin decir nada y comenzó a chupar mi pene con ansiedad y destreza, hasta dejarlo completamente seco.

Después de esa descarga tan brutal, en nuestro momento de descanso mientras nos vestíamos, le dije que me ayudara con algo, que quería follarme a su amiga Marcela, que no fuera egoísta, que estaba deliciosa y no quería perder la oportunidad, que mi mayor deseo era que bailara para mi, haciéndome el amor, moviendo la cinturita como lo estaba haciendo hace rato, a lo cual me respondió: si nos jodes a las dos te ayudaré, volvimos a la sala y cuando llegamos, Marcela estaba cerca a la ventana viendo como fortaleza devoraba a dianita a un lado de la piscina, me acerque por detrás y coloque mis manos sobre sus hombros, pasaron unos segundos, me cogió las manos y se abrazó a si misma, sentía como sin mucho esfuerzo movía su trasero y lo sobaba en mi pantalón, volteo sus cabeza, miro mis labios y no dudé en acercarme mirando los suyos los recuerdo por que tenían un color rojo especial, un rojo excitación lo llamaría yo, comenzó a besarme cada vez mas fuerte, chapándome los labios como si los quisiera para ella, o al menos eso pensaba, no le quito nada a la emoción causada por el boyerismo, en ese momento se acercó Catalina se quedo a un lado observando como se movían nuestras lenguas, me cojió las manos que abrazaban a Marcela y comenzó a acariciarlas y a hacer que acariciara a Marcela, me conducía sin que ninguna pronunciara alguna palabra, una rondo sus senos la otra la bajo hasta colocarla en su entrepierna moviéndolas en diferentes sentidos haciendo que la acariciara, eran tres cuerpos danzando al mismo ritmo, cuando la voz de Marcela rompió el baile diciendo: desnudémonos y hagamos el amor en al piscina, yo muerto de la alegría no dije ni una sola palabra, mientras que Catalina respondió con totalidad seguridad mirándola primero a ella y luego regalándome una sonrisa pícara: es una idea formidable, las dos corrieron quitándose la ropa y cogiéndose de la mano, se sumergieron en la piscina, yo solo las imite y antes entrar al agua grite: que chimbaaaaa.