Un dia de compras con mi hija
Aquel día descubrí que mi hija ya no era tan inocente...
Me llamo Rodrigo y tengo 47 años, funcionario del estado, felizmente casado desde hace 21 años, fruto del cual nacieron mi hija de 17 años, que se llama Jimena y mi hijo de 19, de nombre Paul. Vivimos en el norte de España, rodeado de costas, parajes verdes…naturaleza pura. Afortunadamente nunca nos ha faltado de nada, mi mujer trabaja como abogada y tiene un buen sueldo, y yo al ser funcionario, pues tengo una mas que aceptable vida. Debido a que yo tengo un horario laboral sólo de mañanas y mi mujer trabaja en jornada completa, es decir, mañana y tarde, las tareas del hogar son cosa mía, comprar la comida, prepararla, necesidades de los chicos, ropa, cuadernos…
Supongo que debido a mi mayor tiempo con los chicos, hemos estrechado mucho las relaciones y somos como uña y carne. De hecho, cuando tienen algún problema, siempre acuden a contarme y yo procuro ayudarles. No todos los padres tienen esta relación con sus hijos y yo tengo la fortuna y me siento privilegiado.
Ya entrada la primavera, mis dos hijos tenían muchos exámenes y apenas estaban en casa, se iban a clase y de ahí a las aulas de estudio. Marchaban de casa a las 8 de la mañana y regresaban ya de noche, con lo que me pasaba toda la tarde solo.
Un martes, llegué a casa, dispuesto hacer la comida y la compra de la semana, cuando me lleve la sorpresa de que encima de la mesa ya había comida hecha y caliente, dispuesta para ser comida. En esto apareció mi hija, con una sonrisa de oreja a oreja:
- Hola Papa – dándome un beso en la mejilla- hoy he decidido que necesitaba descansar y relajarme un poco. Asique no fui a clase.
- De vez en cuando hay que desconectar, además ahora ya sólo son exámenes sin clase, no? ¿ Cuándo es el siguiente examen?; pregunté.
- En una semana y media – respondió-
La verdad que la sorpresa me gustó. Nos sentamos a la mesa y charlamos de muchas cosas, las clases, el trabajo, las vacaciones, futuros estudios…
- ¿ Hoy es la compra semanal, no Papa? ¿ Puedo acompañarte?
Me pilló de sorpresa, pero accedí de buen grado, siempre está bien tener compañía femenina en la compra, reconozco que soy muy despistado…será cosa de hombres.
Ambos nos fuimos a cambiar, yo trabajo con traje y ella estaba en pijama, con lo que yo me puse cómodo y ella se arregló para salir de casa.
Yo la esperé en el coche. A los 5 minutos llegó al coche, se había puesto una falda mas bien corta, que dejaba ver que mi hija había tenido suerte en el reparto genético. Piernas largas, delgadas, realmente preciosas. Y una camiseta de tirantes de color blanco marfil que resaltaba unos pechos ya muy formados y que se juntaban con su larga melena castaña y sus ojos verdes claro. Se sentó en el asiento del copiloto, me dio un beso en la mejilla, se puso el cinturón y nos fuimos al centro.
Mientras hacíamos la compra la observé. Por primera vez me daba cuenta lo mucho que había crecido mi niña y lo rápido que había pasado el tiempo. Ahora era un mujer preciosa, un poco mas alta que yo…le calculo unos pechos de 95, se ven firmes, y redondos. Melena castaña, larga…que le cruza toda la espalda…hasta llegar un culo respingón. Y unas piernas largas, inconfundibles, en las cuales te pierdes solo mirando…
- ¿ Papa? ¿ estas ahí? – ella sonreía- parece que te ha absorbido un alienígena.
Yo volví en mi y sonreí
- Perdón hija, es impresionante lo que has crecido, no me había dado cuenta ni lo había pensado hasta ahora…
- ¿ Te parezco guapa? – preguntó a la vez que me cortaba lo que le contaba.
- Claro, eres preciosa.
La verdad que nos reímos bastante. Tras hacer la compra y pagar, decidimos tomar un helado por ahí. Era muy temprano y teníamos la tarde para nosotros. Aparte que es algo que me gusta, compartir mis horas con mis hijos…
Estábamos sentados comiendo el helado manteniendo una buena conversación, cuando de golpe…:
- ¿ Qué parte de mi cuerpo te gusta mas?
- Eeeehhhh… - no me salían las palabras- tus ojos Jimena, son realmente preciosos.
No la vi muy convencida
- Anda Papa, los chicos no os fijáis en eso..seguro que te gusta mas mi culo…es más apetecible, jeje
Empecé a notar sudor frio por la espalda, pero debía aguantar el tirón. Obvio lo que mas me gustaba era su culo…pero no podía decirle eso. Busqué la respuesta ideal..
- Hija, tienes un cuerpo precioso, has crecido y eres preciosa, personalmente lo que mas me gusta son tus ojos, no digo que tengas un culo feo…
- ¿ Y mis pechos no te gustan?
Parecía que la niña disfrutaba poniéndome en aprietos.
- Tus pechos son…- ella esperaba ansiosa por la respuesta- bonitos…
Ante la respuesta quedó como decepcionada, daba la sensación de que esperaba otra cosa.
Cuando acabamos los helados decidimos ir de tiendas. Ella quería ropa de cara al verano y de un viaje por Europa que tenía planificado y yo necesitaba pantalones, pues todos los acabo rompiendo y no me duran nada.
Primero fuimos a tiendas de chicas, ella parecía que estaba poseída, cogiendo camisetas, shorts, pantalones…y se iba a los probadores. Normalmente yo esperaba fuera, pero en una de las tiendas me pidió que entrase con ella para aconsejarla un poco.
Tras perderse por multitud de pasillo, apareció en las manos con un par de camisetas, un pantalón y dos faldas. Nos dirigimos a la zona de probadores, yo me quedé en la puerta mientras ella se cambiaba.
Tras un rato, la cortina se abrió un poco y asomando la cabeza de mi hija me dijo:
- Papa, acércate.
Yo me quedé en la misma entrada y me hizo ademán de que entrase. Al entrar observé lo bien que le quedaba la camiseta a mi hija y también el recinto pequeño que era aquel probador y que prácticamente a cada movimiento nos unía. Tras decirle que me gustaba la camiseta le dije que esperaría fuera, pero ella me dijo que me quedase…que se iba a probar la otra camiseta…
Pero en eso…me dio la espalda y mirando al espejo que teníamos enfrente, se empezó a bajar la falda…
- Es que creo que me queda bien el pantalón que cogí con la camiseta que tengo puesta y quiero probar – me dijo mientras me miraba a través del espejo.
Empezó a bajar la falda..y a la vez que podía ver ese minúsculo tanga morado que empezaba a descubrirse, ella se agachó para quitarse mejor el pantalón…y de lo pequeño que era aquel probador…su culo chocaba contra mi pene, que despertaba de su letargo al notar aquel azote de es jovencita de muy buen ver.
Ella se meneaba sobre mi…yo sudaba, ella tenía que notar mi excitación, no podía ser que no notase nada. Sentía como mi polla quería liberarse y salir…En un momento subí mi vista y miré al frente…al espejo…ella me miraba…no podía ser…mi hija quería excitarme….
Yo salí de aquel probador, salí fuera de la tienda y busqué un servicio, necesitaba refrescarme, enfriarme la cara, me encerré en un lavabo, me bajé el pantalón y mi polla estaba erguida, tiesa, dura…quería guerra. Empecé a sobarme…cada vez mas rápido…pensando en la situación de hace un par de minutos….y me corrí enseguida. Me limpié y me salí…
Esperé por mi hija fuera de la tienda, se había vuelto a poner la faldita, pero yo ya no la miraba con los mismos ojos…
- ¿ Qué te pasó Papa?, saliste muy rápido
Por un momento pensé que igual había sido todo casualidad, asique respondí de modo casual.
- Lo siento cariño, sabes que no me gustan los espacios cerrados y me sentía marear.
- No pasa nada Papa, pero te hubiera gustado ese pantalón, me quedaba divino. Oye ¿ tú no querías comprarte unos pantalones también? Han abierto una tienda nueva cerca de aquí.
Por un momento pensé en decir que no, pero por dar normalidad al asunto, asentí y fui guiado por mi hija hasta la nueva tienda, la cual estaba hasta arriba de gente.
- ¿ Puedo aconsejarte? – me preguntó
- Claro, será un placer – respondí
Mi hija me llevó a la zona de pantalones y escogió 3 diferentes y posteriormente me llevó a la zona de probadores.
Cogí los pantalones y entré en el probador. Me bajé mis pantalones delante del espejo y me fue imposible no recordar lo que había pasado anteriormente…note como mi pequeño volvía a querer despertar…
- Hola Papa…
Mi hija entró en el probador, sin avisar y me pilló sin pantalones, con unos bóxer rojos que llevaba ese día, donde aún se vislumbraba restos de la corrida de emergencia anterior y con mi aparato en pleno proceso de despertar… Obviamente me vio…entró y me dijo…
- Bonitos Bóxer Papa…
Se puso delante mía, escogió uno de los pantalones a probar y me lo dio…ella me miraba a los ojos mientras humedecía sus labios. Me puse los pantalones…
- Te quedan estupendos Papa, son realmente bonitos y muy buenos, hay que seguir probando…
Cuando iba a desabrocharme el pantalón, sus manos despegaron de su cuerpo y se posaron en el pantalón…desabrochó un botón…muy lento y mirándome a los ojos…bajó la cremallera…y se agachó…yo estaba inmóvil, no era capaz a dar un movimiento…
Tenía a mi hija agachada delante de mi, bajándome los pantalones, con mi bóxer marcando mi polla tiesa delante de su cara…Observó la mancha…
- ¿ Qué es esto Papa?
Ella preguntó y antes de poder dar una respuesta sacó su lengua y la pasó por encima de la mancha… Suspiró una vez…
- ¿ Te has masturbado en el baño papa? ¿ Y no has dejado nada a la nena?
Empezó a lamer por encima del bóxer, ya era incapaz de oír a nadie en la tienda…con sus manos apretaba mi polla…y en un momento me los bajó del todo. Mi polla quedaba a su merced…y sin pensarlo la engulló dentro de la boca…
- ¿ Esto está bien Papa? – me preguntó con tono irónico
- No…. - acerté a responder
- Pues entonces…¿ Porqué no me paras?
Dicho eso, volvió a perderse mi polla en su boca…salivando bien, con sus manos apretaba mis huevos, cada vez lo hacia mas rápido, me miraba con ojos de lujuria…quería mi semen en su boca…
Cuando me noté que me corría la avisé por si quería apartarse….ella me cogió por el culo y apretó contra su cara, la quería hasta el fondo…mi hija era un putón de los buenos…
Una vez me corrí…se levantó, me dio un beso en la mejilla y me dijo:
- ¿ Ves como te gusta algo mas que mis ojos? ¿ Y aún no has probado mi culito…?
Salió del probador y me esperó fuera… y nos fuimos a casa…
¿ Quedaría esto aquí? ¿ un calentón y ya?
En el coche me quedo claro que no…