Un día de compras con mi esposa

Otra de las fantasías que estoy deseando cumplir con mi mujer y que quiero compartir con todos vosotros

Hola, siguiendo con mis perversas fantasías sexuales que tengo con mi mujer, os contaré otra de esas situaciones morbosas que me gustaría vivir con ella de protagonista.

Típico día aburrido de compras, ella con ganas de comprar ropa para nuestra hija y para ella, mientras yo con ganas de acabar lo antes posible, ya que normalmente en estos casos, es un tópico, nosotros vamos más “al grano” mientras que las mujeres son más detallistas. Quiero dejar claro que no es ni mejor ni peor una cosa o la otra, simplemente somos diferentes y esto tiene su encanto.

Después de toda la mañana cargando ropa para el cambio de temporada de la pequeña, fuimos a dejar las bolsas al coche y a comer algo, para después continuar con las compras, esta vez para mi esposa. Estuvimos en varias tiendas, mirando, remirando… y yo aburrido como una ostra. Necesitaba un aliciente y lo encontré cuando ella me dijo:

-Mira que falda tan chula! Buf! Pero es muy corta.

-No cariño, no es tan corta, pruébatela porqué es super original.

Mi mujer se probó la prenda y la verdad es que era algo corta, pero estaba como un queso. Salió del vestidor para mirarse en un espejo de fuera ya que dentro ese probador no tenía. Estaba espectacular, de daban ganas de levantarla allí mismo y arrancarle las braguitas. A todo esto un chico bastante joven se la quedó mirando de arriba a abajo, supongo que tendría a su novia en el probador de al lado, yo no perdí detalle por el espejo de las miradas del chico. Mi mujer volvió al probador para seguir con más prendas que había cogido, con tan “mala suerte”, ya me entendéis, que parte de la cortina quedó abierta. Yo, obviamente, en lugar de ajustarla me hice el loco y de reojo miraba al chico de al lado, efectivamente, se le iban los ojos. En ese momento mi esposa ya estaba en ropa interior, un conjunto de sujetador y bragas de color negro muy sexy. Se agachó para coger más prendas del taburete que tenía dentro, dándole todo un espectacular plano de su culo a nuestro voyeur.

Ella se vistió y volvió a salir, se estaba probando un vestido, algo largo para mi gusto, nada del otro mundo, cuando se dirigía nuevamente al probador, me acerqué a su oído y le conté lo que había ocurrido.

-Pero tío, y porqué no me has cerrado la cortina? Ya te vale.

-Tu sabes lo caliente que me ha puesto esta situación? Mira la entrepierna del chaval.

El chico estaba rojo como un tomate y con un bulto que asomaba en sus pantalones y que no podía disimular. Le propuse un juego a mi esposa, que volviera a dejar la cortina abierta, esta vez a posta y que deleitara a nuestro compañero con su cuerpo totalmente desnudo. Yo sólo de pensarlo se me estaba cayendo la baba. Ella no le hizo ni pizca de gracia, pero le insití.

-No te sientes deseada? Que situación tan morbosa viéndote desnuda ante este yogurín con el consentimiento de tu maridito. Reconócelo, te estás igual o más caliente que yo nada más de pensar que ya te ha visto en ropa interior.

-Eres un degenerado sexual, me estás volviendo completamente loca…

A continuación entró y efectivamente, dejó la cortina abierta y desde dentro propició una mirada pícara al chico, el cual no daba crédito. Empezó muy lentamente a quitarse la ropa, dejó caer el vestido al suelo y se agachó con las piernas completamente rectas para mostrar de nuevo todo su culito. El chico ya no se cortaba y estaba justo al lado del probador, mi esposa empezó a quitarse muy lenta y sexualmente el sujetador, liberando sus grandes pechos con sus pezones totalmente duros. Ella estaba totalmente excitada, el chico empezó a tocarse por encima del pantalón. Luego fue el turno de las bragas, se las quitó también con mucho morbo y dejó a la vista su sexy matita de pelo. Quitó toda la ropa del taburete y la hecho al suelo, delante nuestro, empezó a tocarse.

Ahí tenía yo a la putita de mi mujercita haciéndose un dedo delante de otro con mi consentimiento. El joven entró con descaro dentro del probador y saco su polla del pantalón para seguir con su masturbación. Mi esposa restregaba su dedito suavemente en su rajita mientras el afortunado en cuestión aceleraba más su paja. Ella hizo el típico gesto con el dedo para que su observador se animara a acercarse más. Él se puso delante de la cara de mi mujer y ella empezó a chuparle la polla con deseo y lujuria, se la metía hasta el fondo, saboreando cada rincón de aquél miembro totalmente tieso y de unas proporciones más que dignas. El chico no tardó en correrse por la cara de mi salida esposa, se limpió y salió de allí con celeridad, entre la vergüenza y el saber si su pareja lo estaba buscando, pero con la cara de satisfacción más realista que había visto nunca.

Yo entré a continuación con mi mujer, ella se había quedado con ganas de más y yo también. Me la empecé a follar como un loco, estaba totalmente mojada y excitada, ahogaba sus gritos de placer todo lo que podía para no escandalizar a la gente que no se dio cuenta de lo acontecido. Yo con mi calentura me corrí el primero, rellenando la vagina de mi amada. Luego la senté y empecé a chuparle el clítoris muy suave. Al rato ella también se vino y me dio un morreo de esos que me gustan, de mujer satisfecha.

Luego de arreglarnos como pudimos, pagamos la faldita y nos fuimos a casa, hoy estábamos solos y continuamos la fiesta placentera durante buena parte de la noche.