Un día de agosto.
De vacaciones por Madrid y un mensaje de texto de un espía.
Iba por la calle tan tranquilamente cuando escuchó que llegaba un mensaje a su móvil:
¡Me encantan tus playeras!
¡Qué extraño! un mensaje de texto, ya casi nadie los usa, y sólo pone una frase de unas playeras, seguramente se han equivocado de número, porque es un número que no reconozco. Lo curioso es que llevo unas playeras muy chulas:-)
Fue lo que pensó mientras abría el bolso para guardar el teléfono. Aún no lo había guardado y volvió a sonar, otro mensaje de texto había llegado: ¡Te quedan genial esos vaqueros!
¡Qué curioso! dos mensajes equivocados y aún así parece que me los dice a mí, porque realmente me quedan bien estos pantalones :-)
Aún no había andado dos pasos y llegó otro mensaje, y rápidamente lo leyó, le gustaba esa sensación, quería ver si el azar volvía a acertar, tres mensajes a la persona equivocada y que todo cuadrara:
Quedamos en la 4ª planta de El Corte Inglés.
¡Qué curioso!, estoy enfrente mismo de El Corte Inglés ¡demasiada casualidad! ¡alguien está jugando conmigo!
Miró disimuladamente alrededor, había mucha gente, pero no reconoció a nadie, además, estando de viaje en Madrid, sería demasiada casualidad.
Otro mensaje que llega: ¡No tardes!
Me da pena, no llegará nadie con zapatillas bonitas y con vaqueros a esa 4º planta de ese Corte Inglés...
Sin pensarlo mucho, respondió al mensaje: Creo que te has equivocado de número.
No tardó en recibir respuesta: No, la 4ª planta, la de deportes.
jajaja creo que debí decir algo más:Creo que te has equivocado de número de teléfono. No nos conocemos y cuando llegues no estará allí.
Otro mensaje sonó en su teléfono: No creo que me haya equivocado. Zapatillas negras y violetas, vaqueros rotos por la rodilla izquierda negra y camiseta de tirantes violeta y esa sonrisilla tuya.
Ahora sí que sí, sabía que era ella, no era una equivocación, y buscó alrededor suyo y no encontró a nadie, quién podría coincidir en Madrid con ella y gastarle esa broma... sin pensarlo subió a la 4ª planta, quería saber quien era esa persona que tenía su número de teléfono y que la espiaba y jugaba con ella.
En la 4ª planta había mucha gente, quien sería esa persona tan bromista.
De pronto por megafonía se escucha su nombre.
El mensaje decía que una niña se había perdido y que sus padres estaban en la caja nº5, ¡el nombre de la niña era el suyo! ¡Mucha casualidad! era una señal, fue a la caja nº5 y la cajera le dio un sobre, y con un guiño desapareció de allí.
Debes ser más rápida. Así nunca nos encontraremos.
No sabía que era aquello, pero le gustaba lo suficiente como para sonreír.
Mandó un mensaje de texto: ¿Dónde estás? he llegado tarde y tengo tu nota, pero ¿dónde estás?
Llegó respuesta: ¿Qué necesitas para no llegar tarde?...si lo vas a comprar, ahí me encontrarás.
No sabía que quería decir, porqué no le había dicho nada concreto, seguía jugando, y ...
-¡un reloj!-
y se puso a buscar donde se vendía relojes. Tras unos diez minutos llegó a la relojería y buscó, pero no encontró a nadie conocido. Pero vio algo que llamó su atención. Había un cartel publicitario que decía ¿llegas tarde? y tenía un sobre pegado. No lo pensó y cogió el sobre.
Otra vez tarde, ¿no tienes sed?
Otra vez, otro acertijo, tampoco son muy difíciles, sed... agua... aquí al lado se venden helados, supongo que tendrán agua.
Se acercó y buscó, pero nada, no había nadie conocido. Se acercó a la barra y pidió una botella de agua. La tomó y se volvió para buscar a alguien que la observara. No veía a nadie. Lo que sí vio es que en la etiqueta de la botella había algo escrito: 6ª planta.
¿Cómo lo hace? retumbaba en su cabeza, esta vez lo pillaría, corrió al ascensor y subió a la 6ª planta, el ascensor es más rápido que las escaleras, y al llegar a la 6ª planta esperaría junto a las escaleras y así se encontraría con su espía.
Tras esperar unos minutos, se empezó a desesperar y manda un mensaje: Esta vez eres tú el que llegas tarde.
Y la respuesta no tardó en llegar: Pensé que te gustaría mi regalo.
No sabía a qué se refería: ¿Qué regalo?
El espía no tardó en contestar, esta vez con una foto, la foto de un probador.
Ella corrió a los probadores y allí no había nadie, entró y fue buscando uno a uno, y no había nadie, pero llegó a un probador donde había un sobre pagado al espejo, la nota decía: Quizás estés más cómoda con esto.
Esto era una faldita, cómoda y muy de su estilo. Se la puso, no lo pensó dos veces, y en el bolsillo había una nota más: Está pagada.
No sabía quien podría jugar así con ella, pero tenía ganas de ganar el juego.
¿Cuál es el siguiente paso? , le escribió en un mensaje.
La respuesta fue casi instantánea: ¿Aún no has visto la pista?
Extrañada buscó en todo el probador, en el sobre, y nada, no había nada por ningún lado, buscó en todos los bolsillos de la falda y nada, salió del probador un poco contrariada y descubre un sobre en la puerta. - Este espía es rápido y sigiloso-
La nota ponía: Para encontrarnos tendrás que quitar peso, mínimo tres prendas.
Ella sonrió nerviosamente y buscó en todos los probadores, pero no halló nada, pero decidió seguir el juego, - tres prendas... -
Entró al probador y se quitó los calcetines, y decidió quitarse el sujetador antes que las braguitas. Y mandó un nuevo mensaje de texto: HECHO ¿y ahora?
El espía era muy rápido con las respuestas: Sigue buscando.
-¿buscando? ¿donde?- es lo que se preguntaba, no buscó mucho, simplemente abrió la puerta y allí estaba.
Entró al probador con ella y cerró la puerta tras de si, mientras la besaba.
No podía ser otro, no sabía como lo había hecho, ni que hacía tan lejos, pero ahí estaba él.
Las caricias y los besos eran tiernos, calientes y sensuales.
Ella se puso firme y dejó de ser un pelele, y comenzó a dominar la situación. A él le gusta mandar y se resiste, pero le gusta más aún dejarse hacer si saben hacerlo y ella sabe hacerlo.
En un abrir y cerrar de ojos él estaba ya sin camisa y había sido empujado por los hombros hasta ponerse de rodillas, el resto del camino se lo conocía... metió su cabeza bajo la falda y ella sujetaba la cabeza contra si, con los dedos metidos en los rizos de su cabellera y suspirando ahogadamente para no llamar la atención. Cosa que cada vez conseguía menos.
Tirando del pelo sacó la cabeza de entre sus piernas, la cual momentos antes empujaba contra si, mientras apretaba las nalgas con sus grandes manos, y jugueteaba con su lengua con la tela de sus mojadas braguitas. Le miró a los ojos, sonreía aún arrodillado, le gustaba lo que hacía y él quería seguir, lo notaba en su mirada y porque sus manos empezaron a bajarle las braguitas...
Estaba muy exitada y verle bajar sus braguitas hasta quitárselas por completo mientras no apartaba la mirada le puso a mil. Cosa que aprovechó él para ponerse en pie y besarla mientras subía, el vientre, los pechos, el cuello, la boca... ahora era él quien mandaba, pero no mandaba mucho porque ella se arrodilló y tomando la iniciativa desabrochó el pantalón y no tubo que buscar mucho porque se le quería echar fuera, estaba grande y dura. La liberó del todo y la tomó en su mano, estaba caliente, y mientras con una mano la toqueteaba con la otra mano bajaba los pantalones. Él se quitaba los zapatos con los pies mientras ella le quitaba del todo los pantalones sólo con la mano izquierda, la derecha estaba ocupada, y cuando él estaba ya totalmente desnudo ella empezó a masturbarle con las dos manos, él disfrutaba y ahora era él quien procuraba no hacer ruido y se mordía el labio inferior de puro placer. Disfrutaba con los ojos cerrados y mirando al techo cuando ella comenzó a besar, besos que conducían a lametones y empezó a chupar, lo hacía tan bien que realmente parecía que disfrutaba tantísimo con él. Se veía reflejada en el espejo y lo disfrutaba más aún, sus manos acariciaban sus nalgas mientras chupaba ritmicamente. Él quiere mandar, y lo vuelve a intentar, la hace ponerse de pie y la besa profundamente, y la gira y le quita la camiseta y la apoya contra la pared y comienza a besar el cuello por el lado izquierdo y va besuqueando hasta la nuca y haciendo zig zag recorre toda su piel, hombros, espalda... ella se desabrocha la falda y la deja caer al suelo mientras él sigue bajando, besando y acariciando, llega a las nalgas, su piel es suave y quema, está muy caliente su espalda se arquea de placer y el no deja de besar, acariciar, lamer y mordisquear... ella apoya las manos en el banco que hay en el probador y separa las piernas, no tiene que decir nada, él sabe lo que ella quiere. La lengua parecía mucho más larga, llegando a lugares que la hacían gemir no tan bajo como ella creía. Toda ella estaba húmeda, de saliva, sudor y sus fluidos más sexuales y entonces entró en ella. Suave y hasta el fondo, y sin moverse estuvieron así un instante, saboreando el momento, hasta que ella empezó a mover las caderas y entre los dos empezó un bamboleo que se fue embalando hasta que ella decidió cambiar, y se la sacó y le hizo tumbarse en el suelo y sin tiempo para acomodarse ella se puso en cuclillas sobre él y con una mano apoyada en su pecho se inclinó y con la otra buscó la polla para metérsela otra vez. Esta vez ella llevaba el ritmo y él sólo procuraba no salirse, veía como se movían su tetas al vaivén de orgasmo, hasta que cae sobre él. Era un momento de placer que casi le hace acabar, pero astútamente se consigue poner de lado y luego encima y abriéndose de piernas ella le indicaba que quería más mientras se masturbaba, él le fotaba su poya por sus labios, y por su clítoris y por su culo, todo muy suave, todo la hacía temblar, tanto que sentía los temblores a través de la punta de su poya, hasta que el orgasmo llegó, pringando todo su vientre, cayendo rendido sobre ella...
-No está mal el juego del espía, me gusta más que el del butanero.
-Sí, a mí también, pero a ver si no nos hemos pasado con los gemidos, y no nos están esperando los de seguridad fuera