Un día de Acampada...
Acontecimientos en una mañana de acampada...
Llevábamos de acampada en aquel lugar tres días y las dos parejas y yo que allí estábamos nos levantamos aquella soleada mañana. En un momento observamos como las provisiones de agua escaseaban por momentos. Ante este problema decidimos que teníamos que ir a por provisiones. Después de algunas deliberaciones se decidió en que una de las parejas y el novio de otra marcharían por el elemento líquido, -eran los que tenían coche y sabían donde encontrar la tienda más cercana-, mientras a mí me dejaron allí encargado del cuidado de nuestras pertenencias y de Yanira que había empezado la mañana bebiendo demasiado. Tras quedar de acuerdo, aquellos marcharon en busca de víveres con la esperanza de que pronto volverían.
A las horas del mediodía el sol parecía calentar más si cabe.
-¡AY Carlos, que mal me encuentro!-. Me decía Yanira mientras se movía torpemente entre las rocas.
Estaba en TOP-LESS, solo vestía con la parte inferior de un bikini muy florido. Había observado el tiempo que estuvimos allí, que sus pechos eran firmes y redondos, -cosas que aunque fuese la novia de un amigo uno siempre se fija-. Caminaba atropelladamente, sus pechos pendoneaban torpemente como dos ubres.
-¡Yanira!-le reproché-. Metete en tu caseta y descansa un poco.
Ella afirmó con un gesto y se introdujo en su caseta. Después de un rato viendo que todo estaba correcto yo me metí en la mía y me dispuse a dormir un poco.
En un momento caí en un profundo sueño que duró algunos minutos. Pero, De pronto oí un murmullo que venía de afuera, que me desperezó.
Suavemente descorrí la cremallera de la caseta para mirar si eran los compañeros que habían llegado. No era así, en cambio vi a Yanira como la había dejado hablando entretenidamente con un tipo, alguno de otra caseta cercana.
Intenté, encaramado como estaba, escuchar algo de la conversación pero no pude distinguir lo que decían. Seguí mirando, de pronto el tipo acerca su cara a ella, y le planta un beso en su boca. Observo asombrado como Yanira entreabre su boca, recibiendo los labios de éste.
El tipo le introduce su lengua, mientras apoya su mano en su vientre. Lentamente lleva sus manos a sus pechos, los agarra fuertemente y empieza a chuparlos, mordisqueando sus pezones, ella se estira hacia atrás en un gesto de placer.
Mi asombro es mayúsculo viendo aquella escena. Ella se agarra a su cuello, lo besa, bajando lentamente su lengua hasta el pecho para terminar en el ombligo de aquel. Agachada le atrapa el paquete con una mano mientras besa su vientre. Después baja de un tirón las bermudas del tipo, con la otra mano le saca la poya y la empieza a pajear, no tarda demasiado hasta que adelanta su cabeza y se introduce la poya en la boca.
La empieza a chupar lentamente aumentando el ritmo de forma ascendente, observe como con gran esmero besaba y lamía sus huevos, introduciéndolos en su boca.
Yo loco ante aquel espectáculo no tuve más que coger mi poya y masturbarme.
Momentos después el tipo incorporó a Yanira, la beso y lentamente bajo su bikini, sin haberse desprendido de el totalmente le introdujo los dedos en su coño, después de varias arremetidas sus piernas ligeramente flexionadas temblaban haciendo agitar su cuerpo, ella no duda en sisarle la polla y masturbándose mutuamente se besaban. En un instante el tipo la coloca suavemente encima de una piedra más o menos lisa, extendiéndola, se coloca delante, la coge fuertemente de los tobillos le separa las piernas, se agacha y empieza a lamer y mordisquear su clítoris. Ella salta en pequeños espasmos hasta que el tipo se incorpora y de una envestida introduce toda la poya hacia dentro. La taladra repetidamente con movimientos de cadera. Ella gemía placenteramente. No mucho rato después la saca y frota su glande con la raja de su coño. Un chorro inmenso de esperma brota de él mojando el coño y vientre de Yanira, tras un quejido ahogado. En unos segundos él la coge por los brazos incorporándola. Fue en este preciso momento cuando, al incorporarse con una sonrisa en su cara, mira hacia mí caseta que estaba junto enfrente y ve perfectamente mi cara mirando aquel show.
Se le torno un gesto de preocupación y de miedo, casi como a mí. La disimuló muy bien con el tipo que se despedía alejándose.
Ella corrió como estaba al mar a lavarse. Al regresar yo estaba dentro de la caseta.
Ella se colocó el bikini y unas cholas. Me llamó y me pidió que saliera para hablar. Me preguntó si había visto todo. Yo le respondí que sí. Muy preocupada y apunto de llorar me pidió que por favor no se lo contara a Javi. Yo me disculpé lo que pude, pero que él era un amigo y que tenía que decirle lo que había pasado. Ella visiblemente preocupada me pidió por favor que manteniera el secreto.
Yo sintiéndolo mucho no podía fallar a un amigo, que incluso lo conocía mucho antes que a ella. Ella llevándose aterrorizada las manos a la cabeza entre sollozos me dijo que estaba dispuesta a ser lo que sea. Me lo repitió varias veces. -Lo que sea, - pensé, y con lo caliente que estaba por todo aquello, cogiéndola de las manos le dije, ven y sin oponerse me siguió a mi caseta.
Corrí la cremallera, estaba claro hasta para ella el precio que debía de pagar. Suavemente le dije que por favor se desnudase, que me gustaría ver su cuerpo desnudo, casi rogándoselo. Ella lo entendió perfectamente y no puso pega alguna. Se limitó a ponerse de pie, y con suavidad se desprendió primero de la parte de arriba del bikini, sus grandes pechos redondeados y firmes salieron, a continuación la de abajo. Solo con sus cholas puestas, la miré como el que mira una diosa o algo inaudito.
Sentado como estaba me incorporé, me baje yo mismo las bermudas, mi pene erecto por lo que había visto allí fuera salió, yo con un gesto le indique a Yanira que me la chupase, se agachó ante mí y con decisión entreabrió su boca y clavando sus ojos en los míos se la introdujo en la boca. Me la estuvo mamando durante largo rato mientras yo maravillaba con ella. Al rato le dije que parase (iba a explotar) y loco de placer me di la vuelta, le enseñé mi culo y separándome fuertemente las nalgas le dije, -lame mi raja sudada-.
Ella se sorprendió pero con resignación sentí enseguida su aliento y respiración en mi culo, y como su lengua húmeda y fría lamía mi ano, introduciendo su lengua dentro, sintiéndola dentro de mí, mientras con una mano me masturbaba por detrás, yo susurraba.
-Yanira García Almeida, ¡Qué puta que eres, cabrona!