Un dia cualquiera de un caluroso verano

Ella volvió a tumbarme en la cama completamente y con una sonrisa maliciosa, sentándose sobre mí, se ensartó mi polla en su coño, al tenerlo completamente depilado y las piernas abierta, yo veía perfectamente como ese coño que hacia un momento había saboreado

UN DIA CUALQUIERA DE UN CALUROSO VERANO

Me presentaré:

Estoy casado, vivo en Valencia (España) y tengo 48 años y físicamente soy normal, no soy un hombre de gimnasio, mido 1, 80 cm. Castaño, peso unos 86 kg aproximadamente y las medidas de mi polla es de unos 18 cm. En erección (vamos un tío muy normal en todo)

Ella… a ella la iréis conociendo durante el relato.

Esto me ocurrió hace un par de años por estas mismas fechas, calor sofocante, que sumado a la humedad del ambiente, hacia que transitar por la calle fuese agotador.

Eran las 13:30 y no aguantaba más en el despacho, me moría de hambre y había pasado  toda la mañana corriendo de un despacho a otro para tramitar unos documentos que me llevaban de cabeza y tenía que finalizar, estaba deseando llegar a casa, ponerme un pantalón corto y una camiseta y tomarme algo fresco que me relajase y apartase de mi cabeza una mañana para olvidar.

Salí del despacho y me dirigí al parking donde habitualmente aparco el coche en hora de trabajo, en una ventaja disponer de un lugar así para ello, ya que está ubicado en el  sótano de un edificio, y se mantiene fresco durante toda la mañana.

Estaba parado en un semáforo con la ventanilla bajada y disfrutando de la poca brisa que corría mientras me fumaba un cigarro, cuando por el espejo retrovisor, veo que se acerca una scooter demasiado rápido para la distancia que le quedaba para llegar a mi altura.

En un instante se coloco a mi lado forzando los frenos para intentar para a la altura del semáforo, con tan mala suerte que la rueda delantera frenó sobre la raya blanca del paso de peatones, por lo que resbaló y fue a parar al suelo la chica que iba sobre la moto y la misma moto que le cayó sobre una de las piernas.

De inmediato salí del coche para ayudarla a levantarse a ella y a la moto.

Al levantar la moto y liberarla a ella de la opresión, se levantó ella sola y se encaminó  quitándose el casco, hacia la acera llorando y hablando algo que no se le entendía, ya que con las manos se tapaba la cara.

Acerqué la moto a la acera y volví a mi coche que había quedado obstaculizando el paso de otros vehículos y también lo aparqué sobre la acera.

Me acerqué a ella que se había sentado en la acera y con las manos aun cubriéndose la cara, le pregunté que como se encontraba.

Ella quitándose las manos de la cara, me respondió con lágrimas en los ojos y llorando, que era una mierda de día y que solo le faltaba esta caída tonta

Mi novio me va a matar -me dijo-

O mi ex novio aun no lo sé – continuo hablando- mientras yo me dedicaba a limpiarle las lágrimas de los ojos y apartarle la melena de la cara…

Cuando conseguí que dejara de llorar, le indique que simplemente se había hecho una herida en la rodilla, que era un arañazo y que no tenía nada más, que debía relajarse, que había sido el susto de la caída, que podía haber sido peor.

Le pregunté cómo se llamaba

Marta –me respondió-

Tengo que irme a casa a curarme la herida y ver que le ha ocurrido a la moto – continuo diciendo mientras intentaba levantarse-

Al intentar incorporarse, le falló la pierna, herida y magullada por el golpe, y viendo que no podía andar y mucho menos llevar la moto, me ofrecí a llevarla a su casa en mi coche y ya volvería ella a recoger la moto en cuanto pudiese llevarla.

Después de pensarlo, decidió que era la mejor opción y me dijo la dirección donde vivía.

Yo amablemente le dije que no me pillaba de paso, pero que estaba cerca de allí, por lo que no había ningún problema en acercarla a su casa.

No quiero molestar – me dijo-

No es molestia, no te preocupes que yo te llevo  - le dije- y además, tengo el coche aquí molestando a los viandantes y todo el que pasa cree que he sido yo el que te ha atropellado, así que vámonos de aquí que ya me está cansando esto de que me miren como a un asesino.

Ella sonrió  y mientras hacia el esfuerzo de levantarse yo abrí la puerta del coche y la ayudé a sentarse en el asiento del copiloto.

Una vez en marcha y siguiendo sus indicaciones, nos dirigimos hacia su domicilio, mientras yo discretamente la miraba y me fijaba en sus piernas  largas y estilizadas y en su escote que dejaba ver parte de sus pechos atrapados en  un sujetador de color verde claro que se atisbaba cuando ella se acachaba a secar la sangre que le resbalaba por la pierna.

Llegamos al edificio donde vivía y me indicó que bajara al garaje,  porque su plaza estaba al lado del ascensor y de esta manera no tendría que andar prácticamente nada.

Bajamos al garaje, aparqué en su plaza y la ayudé a bajar del coche y llegar al ascensor.

Ya que estoy aquí –le dije- te acompaño hasta arriba y te dejo casi sana y salva en tu casa.

Ella volvió a sonreír y pulsó el botón del ascensor que nos llevaría a la cuarta planta, que era donde ella vivía.

Una vez arriba le pedí las llaves y abriendo la puerta, entramos a su casa, ella cojeando llegó hasta el salón y se derrumbó sobre el sofá.

¿Donde tienes el botiquín? – le pregunté-

Ella mirándome desde el sofá me dijo que ya había hecho bastante, que me lo agradecía y que no quería molestar más.

No es molestia – le dije- ya que he empezado y te he traído hasta aquí, te limpio la herida y te quedas más relajada.

Está en el armario detrás de la puerta en el baño que hay en esa habitación – me dijo – en uno de los estantes hay “betadine” y algodón.

No te muevas de aquí mientras yo lo busco  - le dije –

Ella volvió a sonreír.

Me gustaba su sonrisa, no sabía porqué pero había algo que me obligaba a hacerla sonreír.

Llegué con lo que me había pedido para hacer la cura y me arrodille frente a ella que seguía sentada en el sofá, me dispuse a limpiarle la herida que tenía en la rodilla y cuando ella inclinó el cuerpo para ver desde cerca su herida, en ese momento tuve una visión completa de sus tetas aprisionadas  por el sujetador.

Con una mano acariciando su pierna más que limpiarla y con esa visión ante mis ojos me di cuenta que ante mi tenia a una chica de unos treinta años aproximadamente de 1.65 de altura más o menos de pelo castaño y con una melena que le caía por los hombros y unas piernas espectaculares.

Ante aquella visión mi polla empezó a crecer  y dada la posición en la que me encontraba en ese momento, se notaba  claramente el bulto que crecía dentro de mi pantalón de tela que llevaba yo en aquel momento.

Quieres tomar un refresco por las  molestias – me dijo levantándose del sofá e ir cojeando hasta la cocina-.

Algo fresco –le dije- mientras me recolocaba la polla dentro del pantalón que ya empezaba a dolerme por la mala postura.

De vuelta con los refrescos en la mano, ambos nos sentamos en el sofá uno al lado del otro.

Explícame lo de tu novio o ex novio – le dije-

Al recodárselo ella de nuevo empezó a llorar y esconder su cara tras sus manos me contó que había ido a darle una sorpresa a su novio y que la sorpresa se la había llevado ella.

¿Cómo? – le pregunté-

Hoy tenía el día libre – me contaba -  y como me aburría, decidí darle una sorpresa a mi novio e ir a buscarlo con la moto al trabajo, para irnos a comer al lado de la playa.

Y al llegar a su lugar de trabajo, mientras ponía el candado a la moto, le vi salir del edificio donde trabaja riéndose con una compañera.

Como estaba un poco lejos – seguía contando – saqué el móvil para llamarlo, y me di cuenta que tenía una llamada perdida suya y un wassap que no había leído.

En el wassap me ponía que no iba a poder venir a casa a comer, porque había surgido un problema en la oficina, y que el jefe había dicho que de allí no salía nadie hasta que no se solucionara aquello – seguía diciéndome mientras le saltaban algunas lagrimas de los ojos- y que no lo esperara hasta bien tarde esta noche, que fuera cenando yo, que él ya cenaría en cuanto llegase.

Y cuál es el problema – le pregunté- irían a tomar algo para coger fuerzas para seguir trabajando – le dije no muy convencido –

El problema -continuo explicándome – es que a ella la conozco y sé que va detrás de mi novio desde hace mucho y que es un poco golfa, por eso los seguí a distancia y vi como subían y se iban en el coche de ella, y ¿a que no sabes hasta donde fueron? –me preguntó-

Ni idea –respondí-

Se fueron a casa de ella – decía- los vi aparcar delante de su casa y entrar en el edificio, yo esperé algo más de media hora y no bajaron.

Entonces –continuo relatándome- cogí el teléfono y le llamé con la excusa de que no había visto su llamada y que le llamaba para preguntarle cómo le iba.

¿Sabes lo que me respondió? – Me peguntó- me respondió que estaba muy liado y que iban a acabar muy tarde, que no podía hablar porque estaban los jefazos allí delante, que ya me lo contaría esta noche.

Yo la miraba mientras seguía contando y de cuando en cuando se pasaba la mano por los ojos para limpiarse las lágrimas que le brotaban de los ojos.

Por eso salí de allí  toda enfadada y llorando de la rabia porque me estaba imaginando  a la zorra esa encima de mi novio en pelotas –continuo explicándome- y todo lo demás ya lo sabes, no vi el semáforo en rojo y cuando fui a frenar ya era tarde e intentando parar, resbaló la moto y me caí.

Viendo lo nerviosa que estaba y que no paraba de llorar, me dio lastima y estando sentado a su lado en el sofá, la acerqué hasta mi y la abracé intentando calmarla, mientras con un brazo le rodeaba los hombros haciendo que apoyase su cabeza en mi pecho, con la otra mano le acariciaba el pelo.

Durante unos segundos, permanecimos en esa posición y ambos sin decir nada, fue cuando ella levantó la cabeza y yo mirándola a los ojos y dada la cercanía que había entre nuestras caras, no pude evitar la tentación y muy despacio acerqué mi boca a la suya rozando sus labios, a la vez que ella entreabría los suyos, permitiendo a mi lengua entrar en su boca y recorrerla entera.

En un primer momento fue un dulce beso que se convirtió en un apasionado beso.

Suavemente, la empujé hacia un lateral del sofá, quedando ella recostada sobre el mismo y yo sobre ella apoyándome sobre los codos para no incomodarla, dejé de besarle en  la boca, para recorrer todo su cuello con la lengua, hasta llegar al inicio del escote de la camiseta que ella llevaba.

En ese momento, ella me apartó de encima y tirando de mi y sin decir nada me llevó hasta una habitación que disponía de una amplia cama de matrimonio.

Aun estando de pie continuamos besándonos, mientras yo tiraba de su camiseta hacia arriba, con la intención de sacársela y de una vez poder ver en su totalidad, esas tetas que ya antes habían hecho que se me pusiera como una piedra.

Ella  dio un paso atrás y mirándome allí de pie, se quito la camiseta y se desabrocho el sujetador, mientras yo me deshacía también de la mía dejándola en el suelo tirada.

Le ayudé a quitarse el sujetador, admirando aquellas tetas que aun sin sujetador se mantenían firmes como si aun lo llevara puesto, unas tetas como antes he dicho, pequeñas, pero adornadas por unos sobresalientes y duros pezones de un color rosado a los que, me lancé a chupar y morder mientras ella suspirando fuertemente, trataba de desabrochar el cinturón de mi pantalón.

Aun de pie los dos, me deshice de mi pantalón, a la vez que ella hacía lo mismo con el suyo y nos recostamos en la cama uno al lado del otro sin dejar de besarnos y acariciarnos como si no hubiera un mañana.

Tenía una piel y un olor que incitaban a no parar de besarla y lamerla por todo su cuerpo, pero tenía que parar y coger el mando o esto iba a acabar muy rápido por ambas partes

Sujetándole los brazos sobre su cabeza con mi mano, me dedique a recorrer de nuevo ese cuello y esas tetas, cuyos pezones parecía que iban a estallar de lo duros y grandes que los tenia.

Ella ya no suspiraba, más bien respiraba atropelladamente mientras yo seguía saboreándola y la miraba a los ojos que mantenía cerrados, disfrutando del momento.

Soltó sus brazos de mi mano y  dirigió mi cabeza hacia su vientre totalmente plano, sin un agramo de grasa y muy  agitado por los resoplidos que daba, debido al placer que sentía al notar mi lengua húmeda sobre su piel.

Yo rodeaba sus pezones con la lengua, mordiendo suavemente sus pezones de vez en cuando, mientras con mis manos trataba de quitarle sus bragas, a lo que ella ayudó arqueando un poco su cuerpo y retirándolas del todo con sus pies.

Una vez liberada de toda la ropa, le abrí las piernas y me quedé admirando viendo ese coñito totalmente depilado y brillante, debido al flujo que ya se le escurría por las piernas.

Con mi lengua, me dediqué a recorrer todo ese coño que tenía un sabor dulzón, recogiendo todo ese manjar que expulsaba, no dejé ni un milímetro de ese coño sin explorar, mientras con la mano libre seguía amasando esas pequeñas tetas coronadas por unos pezones que ahora parecían una especie de misil, dispuesto a despegar.

Recorría toda su raja, introduciendo la lengua lo mas a dentro que podía de su rajita, y hasta me atreví a seguir bajando y mojar con mi saliva ese precioso y rosado ano, que mantenía muy apretado, dándome cuenta en ese momento, que nadie había profanado ese agujerito hasta este momento.

Mientras seguía jugando con la lengua, atrapando su clítoris entre mis labios y haciéndola resoplar fuertemente, le introducía en un segundo de relajación y sin que ella pudiese hacer nada, una parte de mi dedo en su culo. Pegando ella un respingo e intentando quitarme la mano con la suya.

No le sirvió de mucho porque le quite la mano  y continúe lamiendo ese clítoris, pequeño pero duro como una piedra mientras seguía metiendo poco a poco el dedo por su culo, a lo que ella no opuso ya ninguna resistencia.

Casi que era al contrario, notaba como ella misma hacia fuerza para que mi dedo entrase un poco más.

En ese momento  ella comenzó a respirar aun más  fuerte y de manera descontrolada, mientras sujetaba mi cabeza en su coño, impidiéndome en algunos momentos hasta respirar.

Comenzó a convulsionar su cuerpo y yo aceleré los movimientos de mi dedo en su culo y mi lengua en su coño.

¡! NO PARES! SIGUE ASIIII!!! ¡ME CORROOO!! – gritaba-

Mientras yo seguía metiendo mi lengua todo lo que podía en su coño  moviéndola frenéticamente, mientras una parte de mi dedo seguía entrando y saliendo de su culito ahora ya lubricado.

¡UFFFF!! –Decía- mientras recuperaba la respiración y se recuperaba acercando mi boca a la suya lamiendo mis labios y llevándose lo que quedaba de su corrida en mi cara.

Me hizo acostarme en la cama y sujetando mi polla con su mano, empezó a lamerla toda, desde el tronco a mi capullo, absorbiendo los líquidos pre seminales con una intensidad, que creía que me iba a sacar los huevos por la punta de mi capullo.

Con la intensidad que chupaba, pensé que no iba a tardar en correrme ni 30 segundos.

Le aparté su boca de mi polla, aunque ella seguía masajeándola con sus manos, y le pedí que se relajara, que si seguía a si me iba a correr ya.

Ella volvió a tumbarme en la cama completamente y con una sonrisa maliciosa, sentándose sobre mí, se ensartó mi polla en su coño, al tenerlo completamente depilado y las piernas abierta, yo veía perfectamente como ese coño que hacia un momento había saboreado, se engullía toda mi polla haciéndola desaparecer poco a poco dentro de su coño, notando yo un calor que empezaba a subirme por todo el cuerpo.

Una vez metida hasta el fondo, empezó a moverse hacia a delante y a hacia tras, a la vez que hacia movimientos circulares con mi polla engullida, mientras yo amasaba sus pequeñas tetas e incluso llegaba a pellizcarle los pezones, mientras ella resoplaba y se le dibujaba en la cara una sonrisa de niña picara.

Yo  me encontraba como flotando, debido al increíble placer con el que me estaba deleitando con esos movimientos, a pesar de tenerla sobre mi y con las manos apoyadas sobre mi pecho, mientras de cuando en cuando acercaba mi boca a la suya y me pegaba leves mordiscos impidiendo que yo pudiese besarla.

Viendo que no tenía otra opción y que su cara era la de una diosa repartiendo placer terrenal, me dediqué a respirar tranquilamente, con el fin de que este momento durase lo máximo posible.

Una vez pausada mi respiración, me dedique a observar todos sus movimientos, como saltaban sus pequeñas tetas, la cara de borde que ponía cuando se acercaba a morderme los labios y los gemidos que poco a poco subían de tono, hasta llegar a ser gritos de placer.

Se apartaba los pelos de la cara, que debido al sudor, se le metían en la boca, y cada vez comenzaba a cabalgar más rápidamente, ayudada por mis manos que se agarraban a su firme culo haciendo que los movimientos ya fuesen unos saltos incontrolados.

Yo ya no aguantaba más esta situación, en un descuido suyo, mientras se encontraba con los ojos cerrados disfrutando del recorrido que su coño hacia sobre mi polla al entrar y salir toda empapada de sus flujos, la empujé y la recosté en la cama.

Me tumbé sobre ella sin sacarle la polla de su ya chapoteante coño y le puse sus piernas sobre mis hombros, con el fin de que la penetración fuera más profunda.

Empujando mi polla hasta casi notar el final de su útero, empecé a incrementar la velocidad mientras ella estaba inmovilizada por la posición y agarrando mi cabeza me daba profundos besos que a ambos nos impedían respirar, teniendo que apartarnos repetidamente para poder coger aire de nuevo.

Ella gritaba pidiendo más y yo incrementaba mi velocidad y profundidad de metida.

Ya no aguantaba más, estaba a punto de correrme, cuando de repente ella empezó a gritar  ¡! ME CORRO OTRA VEZ!! – DECIA-

Y mientras tanto yo notaba como su coño empezaba a contraerse con mi polla dentro y yo sin poder aguantar más, empecé una bestial corrida, en la que mi polla no dejaba de escupir chorros de leche, esta vez los espasmos los estaba sufriendo yo, mientras ella con sus manos agarrándose de mi culo tirando hacia ella  y gritando que se corría, intentaba que la penetración fuera más profunda,

Ambos nos corrimos a la vez y yo me deje caer a su lado, acariciándola mientras cesaban las contracciones de su última corrida.

Ambos estábamos prácticamente sin respiración, le atraje su cabeza hacia mi pecho y tumbados como estábamos, ella pasó una pierna sobre las mías, mientras jugaba con los pelos de mi pecho a enredar los dedos.

Lo necesitaba – me dijo – necesitaba un momento de pasión – continuo contándome sin levantar la cabeza de mi pecho- nos vinimos a vivir juntos hace tres años, y desde que estamos aquí, pegamos un polvo los fines de semana o cuando es fiesta.

Antes de venir a vivir aquí – continuaba explicando – hacíamos el amor en cualquier sitio y a cualquier hora, aprovechábamos un parque, la casa de sus padres cuando estaba vacía, la casa de algún amigo o incluso a veces una habitación de hotel.

Desde que estamos aquí parecemos un matrimonio que llevamos 20 años juntos – decía-  el siempre está cansado y aunque yo me pasee desnuda por la casa, no me hace ni el mas mínimo caso.

Imagino – continuó – que la pasión de la guardará para la otra.

Nos duchamos – dijo de repente levantando la cabeza y sonriéndome –

De acuerdo – dije-

Nos metimos en la ducha los dos juntos y comenzamos a enjabonarnos el uno al otro, tenía una piel blanca y muy suave, me hubiera pasado el día enjabonándola y acariciando tanto su piel como su ahora mojada melena.

De repente se queso mirándome a los ojos y con una sonrisa maliciosa, se puso de rodillas y de una vez engullo entera mi polla morcillona de nuevo por culpa de las caricias.

Cerrando los ojos, mientras sentía como el agua tibia seguía cayendo sobre nosotros ella se dedicaba a absorber más que chupar mi polla poniéndola otra vez en posición.

Le dije que parase e intenté apartarla, pero ella se aferró a mis piernas negándose a soltar su presa (mi polla).

Así continuó hasta que sucedió lo inevitable, mi polla empezó a palpitar y yo apoyándome en la pared para no caer, empezó a escupir la poca leche que me quedaba dentro, mientras ella no para de chupar.

Yo estaba en la gloria, me temblaban las piernas, y ella cuando hubo terminado de limpiármela con la boca, se puso en pie y abriendo la boca para que viese los restos de leche que me había sacado, sonriendo de nuevo cerró la boca y tragó.

Volvió a abrir la boca de nuevo sonriendo, y pude comprobar que no quedaba nada.

Salimos de la ducha y me fui a la habitación a vestirme, mientras ella se colocaba un albornoz y desaparecía.

Acabé de vestirme y salí al salón, encontrándome con ella que traía algo en las manos.

Te he preparado un sándwich, para compensarte el que te haya dejado sin comer- me dijo-

¿Sin comer? -Le dije - no me acordaba que no había comido, es cierto.

Cogí el sándwich y le dije que tenía que marcharme ya, que era muy tarde y tenía que trabajar.

Me acompañó hasta la puerta, y en el momento que yo estaba abriéndola, con el pie detuvo la puerta y rodeando con sus dos brazos el cuello, me dio un beso húmedo y profundo.

Gracias – me dijo- gracias por traerme, por ayudarme y por todo lo demás.

Salí al rellano de la escalera para coger el ascensor que me llevaría al parking donde estaba mi coche, y mientras bajaba en el ascensor, mirándome en el espejo, me di cuenta que llevaba una sonrisa de oreja a oreja.

Una vez en el coche y mientras me dirigía al trabajo caí en la cuenta de que no habíamos hablado en ningún momento mientras estábamos follando, que ninguno de los dos había dicho nada.

También caí en la cuenta, de que no le había pedido su teléfono, aunque sabia donde vivía y ella tampoco me lo había pedido a mí.

Aun sigo recordando ese maravilloso día e incluso a veces recuerdo hasta el olor y el sabor de su cuerpo.

A veces me sorprendo esperando en los semáforos, que la moto que pare a mi lado sea ella.

Pero nunca lo es.

Hace tiempo  la encontré paseando con el que me imagino seria su novio y cuando pasé a su lado disimulando y ambos no giramos y nos sonreímos

Un buen final.

Gracias por haber aguantado todo el rollazo y espero que sea de su agrado.

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