Un dia cualquiera
Deseos incontrolable.
Cuando llego a casa estas en la habitación, me dirijo hacia donde te encuentras y Te veo de pie sobre el escritorio con unos jeggins apretaditos y una camisetita blanca, se transparenta tanto que se nota que no llevas sostén. Como me gusta verte cómoda.
Me acerco por detrás hacia ti, hasta abrazarte, te susurro al oído, “que guapa estas” retirándote el pelo con una mano mientras con la otra rodeo tu cintura , empiezo a besarte el cuello, y paso a rodearte con los dos brazos sin dejar de besártelo.
Mis manos recorren tu cuerpo acariciando lentamente esa tripita que se estremece al notar las caricias, introduciéndolas por debajo de la camiseta, acercándolas lentamente hacia los pechos, para ir rodeándolos, cada vez más cerca, más apresados, más firmes a medida que notan las caricias. Finalmente agarrándolos con cada una de mis manos, apretándolos, manoseándolos, haciéndolos míos. Te pego más a mí para que notes el bulto generado en mi pantalón, después mis manos siguen su recorrido explorador por tu cuerpo empezando a bajar hasta llegar al borde de tu pantalón. Introduzco unos deditos por la orilla haciendo que se te erice la piel. Con mis manos en tus caderas vuelvo a apretarte hacia mí para que sigas notando el efecto que me generas.
Mis manos empiezan a desabrochar el vaquero lentamente.
Después de cada botón rozo con mis dedos la tela suave de tu ropa interior.
Introduciendo un poquito por dentro de la tela mis dedos, buscas el bulto de mi pantalón con tu culito echándolo hacia atrás.
Termino de desabrochar el pantalón e introduzco mi mano dentro de tu ropa interior. Buscando la humedad de tu entrepierna, me encanta notar como te mojas y la humedad de tus bragas. Con la otra mano recorro el camino de vuelta a tus pechos. Sin olvidar que estoy abriéndome camino entre tus labios, mojados, y calientes, introduciendo un dedo haciéndolo coincidir con un apretón de unos de tus pechos.
Sin dejar que te des la vuelta deslizo los jeggins por tus piernas, a los que siguen las braguitas, te empujo contra el escritorio buscando poner ese culito en pompa. Paso mis manos comprobando la humedad de tu coño e introduciendo uno y después otro de mis dedos. Asegurándome que esté listo para lo que más te gusta recibir.
Me bajo los pantalones y saco mi pene erecto, no puedes contenerte y miras un poquito para ver lo que viene ahora, cosa que te hace sonreír, y creo que hasta mojar más tu entrepierna, pues tus flujos hacen brillar los mulos por dentro de tanto chorrear.
Pongo la puntita en la entrada, humedezco el capullo con tus jugos y hago que se abran tus labios recorriéndolos con el prepucio empapado por ti. Vuelvo a repetirlo pero esta vez el recorrido es más largo, llegando a humedecer entre tus nalgas. Me pides que te penetre, me suplicas que lo haga.
Te ignoro
Sigo con mi juego picaron haciendo aumentar más si cabe las ganas que tienes de que te penetre. Me separo de ti y te sorprendes, pero en seguida te relajas al notar mi lengua entre tus piernas, introduciéndola y entreteniéndome con tu clítoris.
Me separo de nuevo y te tranquilizas de nuevo al notar otra vez mi pene entre tus nalgas.
Te inclino un poco más te doy unos golpecitos con la polla en los cachetes y acerco la punta lentamente a tus labios y empiezo el castigo de nuevo.
Primero un poquito, la puntita sola que la notes.
Luego el capullo, dejándolo dentro, haciendo que lo sientas, noto como intentas apretarlo. Lo saco y lo vuelvo a meter. Así varias veces, si te mojaras más nos resbalaríamos los dos del escritorio.
Los saco y lo vuelvo a meter pero esta vez lo dejo dentro. Introduciéndolo lentamente hasta que mis huevos hacen de tope. Me quedo así quieto notando como buscas sentir más, mis huevos empiezan a mojarse de tus jugos chorreando, me encanta.
Comienzo a moverme, Lentamente primero, Haciendo que el recorrido completo de entrada y salida, las venas, la curvatura, el palpitar. Ardes por dentro, casi literalmente.
Aumento el ritmo de la penetración, se convierte en un ritmo que te empuja contra la mesa
Tus gemidos aumentan a cada embestida.
Te gusta, claro que te gusta.
Sin dejar de penetrarte te quito la parte de arriba, para poder apretar tus pechos libremente, tus gemidos ya son gritos.
Notas mi pecho en tus espalda mientras sigo embistiéndote muerdo tu cuello gritas, chillas, no sabría decir, me coges la mano y me la muerdes para intentar controlarte.
Empiezas a temblar y a gritar demostrándome que te empieza a correr, como a mí me gusta, sin guardar nada dentro. Vuelve el silencio, te flojean las piernas y tengo que agarrarte de la cintura para seguir penetrándote, tus gemidos son menores pero sigues con espasmos. En uno de esos espasmos mi leche empieza a llenarte por dentro haciendo que te estremezcas más aun al notarlo caliente en tu interior.