Un día con Silvia
En este relato narro lo que es un día con mi esposa Silvia, mi ama, una hermosa mujer transgénero
Un día con Silvia
Hoy os vengo a contar como es un dia normal con mi esposa, la ya conocida Silvia.
Para los que seáis nuevos yo soy lo que se suele decir un patético, inútil e inservible micropene. En cambio mi esposa silvia es una increible y preciosa mujer de pelo castaño, ojos marrones y algún tatuaje... Y se me olvidaba decir que es transgénero y tiene una enorme y preciosa polla.
Todas las mañanas me despierto primero, junto a ella, admirando su precioso y desnudo cuerpo, y ya me pongo cachondo solo abriendo los ojos por las mañanas, pero como normalmente mi patetico pene no se levanta, ¿por mis problemas para que se me levante? No, por que llevo una pequeña jaula hecha a medida para mi diminuto penecito.
No tardo mucho en llevarle a mi ama su desayuno, y mientras desayuna, yo me tomo un vaso de su leche... Todas las mañanas le chupo la polla a mi mujer hasta que su leche caliente me llene la boca.
Despues nos damos una ducha juntos y sirvo a mi ama como la putita que soy, le lavo todo el cuerpo, le ayudo a vestirse,
Y peinarse y le sujeto la polla cuando tiene que mear. A parte de eso debo depilarme todo el cuerpo e ir afeitado, si tuviera mucho pelo la gente creeria que soy un hombre de verdad.
Antes de irnos a trabajar ella escoge la ropa que debo ponerme, es decir escoge mis braguitas que debo llevar todo el dia, y en algunos dias debo llevar un sujetador, un butt plug o un vibrador a distancia.
Mientras trabajamos puede que reciba mensajes de silvia pidiendo que haga cosas que varian desde mearme encima (siempre tengo un pantalon de repuesto tras un fatidico día) hasta ir al baño desnudarme y mandarle fotos posando como una perrita guarra.
Nos volvemos a reunir en el gimnasio, como os podeis imaginar llamo un poco la atencion en unos vestuarios siempre se me quedan mirando mi pequeño y enjaulado pene, a mi personalmente incluso con hombres me gusta que se rian, cuchichen o se queden mirando mi micropene.
Al llegar a casa tras un dia cansado acompaño a Silvia a la cama le doy un pequeño masaje y comienza el momento de ponerme a prueba debo dar a Silvia un buen orgasmo, si lo hago bien me dejara quitarme mi jaula de castidad, se sentara desnuda en la cama, yo me pondre de rodillas a su lado poniendo mi diminuto pene sobre su pierna y con dos dedos tocara mis asqueroso pene mientras se rie, se asquea y me insulta por no ser un verdadero hombre. Si lo hago mal significara que o bien llamara a Jacobo, nuestro bien dotado vecino para que se la folle delante mia, que mi esposa sea follada por un verdadero hombre delante mia, yo simplemente me quedo cachondo, con mi penecito dentro de una jaula, o bien me tendre que poner un strap on y follarla mientras que mi verdadero pene esta encogido deseando salir de su jaula.
Los dias que lo hago execepcionalente bien tengo un premio, silvia me felicitara por mi trabajo bien hecho, me quitara mi jaula y me dara el mayor premio que piense en el momento, que en muchos casos es algo asi, con una mano me destrozara mi insaciable culo de zorra con un enorme vibrador, con la otra masajea mis diminutas pelotitas y por ultimo utilizara su lengua y sus labios para estimular el botoncito al que llamo pene. Normalmente el placer hace que pierda el sentido, cuando Silvia me quiere premiar sabe como hacer que esta zorra pierda los papeles.
Bueno y esto es un dia normal normal con Silvia espero que os haya gustado el relato, algo mas corto de que costumbre pero me gusta compartir lo que es para mi la rutina del dia a dia