Un día caluroso. (Sandra III)
Sandra desea tanto a su hijo, que aun cuando el no esta presente, ella se imagina que este la está sometiendo.
Ese día por la mañana, la temperatura alcanzo los treinta y seis grados, me encontraba en mi casa sola ya que mi esposo se había ido a la universidad, yo con mis 6 meses de embarazo solía despertarme más tarde de lo normal, ya que de momento no tenía responsabilidades desde que había quedado embarazada, mi hijo-esposo se había hecho cargo del negocio que teníamos al mismo tiempo que atendía sus clases, me desperece cual gatita estirándome sensualmente en mi cama y me metí a dar un baño, desayune ligeramente, mientras tanto mi mente morbosa no dejaba de pensar en mi hijo y en cuanto lo deseaba, al medio día me prepare para hacer mis ejercicios de yoga para embarazadas, trate de ponerme una playera pero debido a mi estado de preñez, se me quedo a la mitad, me la quite y opte por ponerme solamente un top blanco, mi senos, para estas fechas más crecidos de lo normal se veían enormes metidos en ese ajustado top, por debajo, mi pancita lucia reluciente sabedora de que era la más grande prueba de que era toda una hembra, busque unos leggins pero al igual que la playera, debido a mi hermosa panza no me quedaron, así que opte por quedarme solo en bragas, mi trasero se veía enorme, mi coñito se marcaba perfectamente en las pantis la cuales, como causa de mi aumento de peso me quedaban ajustadísimas, me imagine a mi hijo, como se pondría si me viera vestida de esa manera, como una puta barata, imaginaba como era poseído por el demonio de la lujuria para abalanzarse sobre mí sometiéndome a vergazos.
No pude evitar llevarme un dedo a mi ensopado coñito para confirmar lo que ya sabía, empecé a frotarlo sobre mi pequeño clítoris, el cual reacciono endureciéndose y alcanzando el tamaño de mi dedo meñique, seguí frotando un rato y después dos dedos desaparecieron al interior de mi hambriento coño, mi otra mano palpo mis senos sobre el top blanco, los pezones estaban hinchados de lujuria exigiendo ser liberados de su prisión, así que subí mi top y uno de ellos salto desafiante, mis dedos se apoderaron del pezón y lo frotaron vehementemente, empecé a gemir imaginando a mi hijo clavando su verga dentro de mí, mi mano se empapo con mis jugos cuando el orgasmo me alcanzo, caí de rodillas al suelo con el coño mojado, mi frente y mi pancita húmedas de sudor, y mi mano empapada de jugos, sin dudarlo la lleve a mi boca y deguste del sabor de mi conchita, era el sabor de una hembra de verdad, termine por acomodarme el top blanco y secaba mi frente y mi panza con una toallita húmeda, cuando escuche que mi hijo me hablaba desde la entrada, alce la vista y lo vi frente a mí, observándome, yo, de rodillas sobre el suelo toda sudada, mojada por la corrida, y vestida como una puta, “¿haces ejercicio?” me dijo, sin poder reaccionar solo pude responder con un suave sonido afirmativo “mju”, me tendió una mano para ayudarme a levantarme, al tiempo que me jalaba contra su cuerpo, al estar de pie, frente a frente, vi su mirada de demonio una vez más, abrí los ojos en un gesto de sorpresa, sentí algo duro y caliente que se encajaba suavemente en mi panza, baje la mirada y vi su verga lista para cogerse a su mamita, por lo que, imaginando lo que me esperaba, simule resignación y emití un suspiro, mientras gustosa y caliente me disponía a abrirme de patas para ser follada por mi hijo una vez más.