Un desolado bosque (3: La Esclava)

Ocultándose en las sombras de la noche, los dos se alejan para internarse en el desolado bosque en donde corren buscando estar fuera del alcance del siniestro amo.

Un Desolado Bosque (3: La Esclava)

Hace unos minutos que Laura despertó, las lágrimas se escapan de sus ojos al recordar las humillaciones a las que fue sometida y se pregunta qué pasará con ella. No puede evitar odiar a los que la mantiene ahí en contra de su voluntad, todavía no puede entender como fue posible que pensara que podría llegar a enamorarse de Jorge.

Laura abre los ojos y suspira al ver que se encuentra en una cómoda cama entre sábanas blancas, rodeada por el silencio y acompañada por un haz de luz que entra por la ventana y que la hace suponer que ya está atardeciendo. Con cierta dificultad se acomoda en la cama, observa que se encuentra en una pequeña habitación y que tiene bandas de cuero en los tobillos y en las muñecas, como si en verdad fuera una esclava.

Siente la boca seca y se da cuenta de que en el buró junto a la cama, hay una charola con un plato con comida y agua, se acerca a la charola para tomar agua y comer algo. Mientras come trata de alejar de su mente los malos recuerdos y se revisa, no trae ropa interior, sólo viste una túnica corta y sin mangas, así se da cuenta de que está perfectamente bien bañada y perfumada, además sus heridas han sido curadas, sin embargo el dolor y el cansancio no han desaparecido por completo de su cuerpo.

Cuando termina de comer, se vuelve a acomodar en la cama para tratar de descansar un poco, después de unos minutos escucha que la puerta se abre, atemorizada finge dormir, temerosa se da cuenta de que alguien entra en la habitación, después oye la voz de dos mujeres que hablan mientras recogen la charola y acomodan algunas cosas.

  • Se comió todo.

  • Que bueno, tiene que reponer fuerzas para la fiesta de mañana.

  • ¿Otra fiesta?

  • Sí, y la pobre es uno de los juguetes de la noche.

  • A ver cuánto dura ésta.

  • Yo preferiría morir antes que dejar que me trataran como a las esclavas del señor.

  • Eso lo dices porque ya estás vieja, pero si fueras joven como ellas.

  • Pues dirás lo que quieras, pero no puedes negar que algunas de ellas han muerto por el mal trato que les dan.

  • Ya deja de hablar mal del señor que bastante bien nos paga.

Laura trata de evitar los temblores y los sollozos, pero las lágrimas se vuelven a escapar de sus ojos cuando escuchar que las dos mujeres salen y cierran la puerta con llave. Ya no quiere llorar, necesita pensar cómo escapar de ahí y debe ser esa misma noche, no tiene ninguna intención de esperarse a averiguar cómo piensan jugar con ella. Laura sigue en sus cavilaciones cuando la puerta vuelve a girar.

Rápidamente se acomoda y se hace la dormida, escucha que la puerta se abre y se cierra con llave desde dentro. Con gran dificultad controla la respiración, cuando siente que alguien se sienta en la cama junto a ella y le empieza a acariciar el cabello mientras le habla casi en un susurro.

  • Perdóname Laura, te juro que yo no quería tratarte así.

  • ¿Y entonces por qué lo hiciste? – Sin moverse y sin abrir los ojos, le pregunta Laura que ha reconocido la voz de Jorge.

  • El amo quería ver cuánto aguantabas y nos estaba vigilando. – Jorge le da un suave beso en la frente mientras ella sigue inmóvil. – No te voy a negar que un trasero caliente por un par de azotes me excita mucho, pero yo no soy tan cruel como el amo.

Desesperada Laura se sienta en la cama y se coloca frente a Jorge que la mira con cara de arrepentimiento.

  • Sácame de aquí Jorge, te lo ruego.

  • No puedo, el amo es muy poderoso, además… – Jorge guarda silencio y no continúa.

  • Además, ¿qué?

  • Vas a decir que soy un egoísta, pero el amo me prometió darme una esclava, esa ha sido una de mis mayores fantasías, tener una esclava y qué mejor si fueras tú.

Laura lo mira tratando de entender las palabras de Jorge que le acaricia el rostro con suavidad y le acomoda el cabello detrás de la oreja. Laura suspira profundamente y habla sin vacilación.

  • Seré tu esclava toda la vida si me sacas de aquí.

  • No puedo, es muy peligroso.

  • Te juro que haré todo lo que quieras si me ayudas.

  • Ya no podrías regresar a tu vida de antes y tendrías que vivir escondida por un buen tiempo, hasta que el amo se olvide de ti.

  • No importa.

  • ¿En verdad estás dispuesta a ser mi esclava?

  • Te juro que sí.

Laura lo mira con cierta esperanza, las ideas de lo que sería su futura vida si logra convencer a Jorge de que la ayude a escapar, se arremolinan en su cabeza, está segura que la vida con Jorge sería mucho más aceptable que la vida que le espera en las garras del malvado amo.

  • Entonces, ¿me vas a ayudar a escapar?

Con desesperación Laura espera una respuesta, pero Jorge no le dice nada, se dirige a la puerta y sale de la habitación, cerrando la puerta con llave. Laura suspira con pesar, ella sabe que Jorge es su única esperanza y se le escapa de las manos.

Laura se asoma por la ventana y se da cuenta de que la noche ha terminado de caer, mientras el silencio la rodea, a lo lejos sólo puede ver oscuridad. Sumida en sus pensamientos se sobresalta al escuchar que la puerta se vuelve a abrir y es cerrada con rapidez. Sorprendida Laura mira a Jorge que cierra con llave y deja un paquete sobre la cama, después se acerca a ella y la toma de los hombros con fuerza.

  • Me juras que no me vas a traicionar.

  • Te lo juro.

  • Si esto sale mal, los dos lo vamos a lamentarlo. – Jorge le da un rápido y apasionado beso en la boca. – Anda vístete, espero no arrepentirme.

Rápidamente Laura se pone sobre la túnica la ropa deportiva que Jorge dejó en la cama junto con unas calcetas y unos zapatos deportivos. Cuando se encuentra lista, se acerca a Jorge que se encuentra cerca de la puerta.

  • Gracias.

  • Ya me lo agradecerás cuando estemos lejos de aquí.

Jorge toma de la mano a Laura, abre la puerta y sale con ella ocultándose para que nadie los vea. El pasillo está vacío, así que Jorge vuelve a cerrar la habitación con llave y se guarda la llave entre la ropa.

  • Entre más tiempo se tarden en descubrir que ya no estás, más tiempo tendremos para escapar.

Después, vigilando antes de avanzar, Jorge conduce a Laura por varios pasillos hasta salir de la casa. Ocultándose en las sombras de la noche, los dos se alejan para internarse en el bosque en donde corren buscando estar fuera del alcance del siniestro amo y acercándose a una enorme barda que rodea el bosque. Jorge conduce a Laura hasta una cueva que se encuentra cerca de la reja de la barda. Los dos entran en la cueva cansados de tanto correr.

  • Aquí esperaremos, se supone que uno de choferes me recogerá en la reja para hacer algunos encargos del amo.

  • Entonces no le sorprenderá que ya no estés en la casa, pero ¿eso no provocará que sospeche de ti?

  • No te preocupes por eso ahora. – Jorge le acaricia el rostro. – ¿En verdad serás mi esclava?

  • Te juro que seré la mejor de las esclavas. – Le responde Laura tratando de demostrarle que está decidida a cumplir con su palabra y convertirse en su esclava. – Aprenderé y dejaré que hagas conmigo lo que quieras. – Laura no sabe si es el miedo o la convicción lo que la hace hablar. – ¿Te puedo hacer algunas preguntas?

  • Claro.

  • ¿Me vas a lastimar mucho?

  • Un par de azotes y algún castigo, pero nada que pueda lastimarte gravemente. Yo me encargaré de ti, de tus necesidades y te enseñaré a ser una buena esclava. A ti lo único que debe preocuparte es hacerme feliz.

  • ¿Y me dejarás sentir un poco de placer?

  • Sólo tendrás permiso de gozar conmigo y te enseñaré a gozar como nunca lo has hecho, sólo para darme placer a mí. – Laura se queda pensando ante las respuestas de Jorge que la mira y ahora es él quien pregunta. – ¿Estás segura que quieres ser mi esclava? Siempre dijiste que nunca aceptarías una situación así.

  • Uno puede cambiar de opinión.

  • No sé Laura, estoy arriesgando mucho. Si algo sale mal y el amo se entera de que ahora eres mía, puede acabar con nosotros. Tal vez lo mejor es que regresemos.

  • Te lo ruego Jorge, estamos muy cerca de lograrlo.

  • ¿Qué me asegura que en verdad serás mi esclava?

Laura no le responde, despacio se acerca a Jorge y le acaricia el pecho, aunque las manos le tiemblan le desabrocha el pantalón y lo desliza acariciando sus firmes piernas. Jorge la mira y esboza una leve sonrisa, pero la deja continuar sin decir nada. Laura sienta a Jorge en una rocha en el interior de la cueva del bosque, se arrodilla frente a él y toma el pene de Jorge entre sus manos y empieza a acariciarlo mientras levanta la vista para ver el rostro de su nuevo amo.

Después de cruza una rápida mirada con él, baja la vista con respeto y comienza a lamer desde la base hasta la punta, suave y largo, recorriendo la lengua húmeda y caliente sobre el órgano de Jorge, haciendo que siente la suavidad de sus labios acariciar la piel de su pene. Su esclava lo excita y él siente como el placer empieza a recorrer su cuerpo.

Laura abre la boca un poco más e introduce todo el órgano de Jorge en ella, hasta que sus labios tocan sus testículos y empieza a moverse de arriba hacia abajo. Laura tiene la boca llena, succiona, lame y mama un órgano cada vez más grande y duro que llega hasta su garganta. Su nuevo amo la coge del pelo y tira de él para que se quede quieta, mientras Laura aprisiona el pene de Jorge entre su lengua y su paladar excitándolo y con las manos le acaricia los testículos.

El amo agita la cabeza de su esclava una y otra vez, cada vez con más fuerza, estremeciéndose cuando siente los cálidos labios de su esclava en sus testículos hasta que finalmente, con un gemido de placer, el amo empieza a correrse deliciosamente en la boca de su esclava, Jorge siente la fuerza con que el chorro de semen sale y por primera vez Laura no derrama ni una sola gota.

Laura limpia el pene de Jorge con respeto, al terminar le sube el pantalón sin olvidar acariciarle las piernas, le abrocha el cinturón y se abraza al tobillo de una de las piernas de Jorge con la mirada clavada en el piso.

  • Lo has hecho muy bien.

  • Gracias amo.

  • ¡Ya llegó! – Exclama Jorge cuando escucha el ruido de un auto que se acerca.

  • No salgas, puede ser peligroso para ti. – Asustada, Laura ve con preocupación a su amo.

  • Tranquila, te dije que yo me encargaría de todo. Espérame aquí, por ningún motivo vayas a salir hasta que yo regrese por ti. ¿Está claro?

  • Sí amo.

Con tranquilidad Jorge sale de la cueva, abre la reja que se encuentra sin candado, se acerca a un auto en donde el amo lo espera y sube en el lado del piloto.

  • ¿Cómo va todo Jorge?

  • De maravilla Normando, está segura de que la estoy rescatando de tus garras y ya hasta se preocupa por mi.

  • Te lo dije, sólo era cosa de presionarla un poco. Ahora llévatela a tu guarida y recuerda lo que te enseñé. Si haces las cosas bien, Laura te dará muchas horas de placer.

  • Gracias por todo.

  • Si me necesitas, ya sabes donde encontrarme.

Los dos hombres se despiden afectuosamente y bajan del auto, Normando se oculta y Jorge regresa a la cueva donde preocupada Laura lo espera. Al verlo ella sonríe, él la toma de la mano y la conduce corriendo hasta el auto, la esclava se sienta en el lado del copiloto, Jorge se acomoda frente al volante y arranca rumbo a un camino que corre rodeando el bosque.

  • Nos ocultaremos en el bosque hasta el amanecer y después te llevaré a un lugar seguro.

  • Gracias amo.

  • Quítate el pantalón.

Sin protestar la esclava obedece y se quita el pantalón deportivo, imaginando lo que su amo quiere, se acomoda en el asiento y abre las piernas. Inmediatamente la mano de Jorge se desliza por la entrepierna de su esclava, la acaricia con suavidad y busca su intimidad, sus dedos se abren paso hacia el interior de Laura mientras la acaricia, recorriéndola minuciosamente.

El nuevo amo sabe como y en donde tocar, sus dedos sienten la humedad de su esclava que empieza a gemir, las constantes caricias no la dejan pensar, siente como los dedos que están dentro de ella, le provocan un gran placer. Jorge estaciona el auto en un claro del desolado bosque, para que él y su nueva esclava se acomoden en el asiento trasero del auto.

La esclava se quita la sudadera y nuevamente viste sólo su pequeña túnica. El amo besa apasionadamente a su nueva esclava sin dejar de jugar en su sexo, la escucha jadear mientras desliza los labios por su cuello, pasa por sus pechos, disfruta de sus senos y sigue bajando hasta llegar a su húmeda intimidad.

  • Amo por favor.

  • Tranquila, tu amo te da permiso de gozar con mis caricias.

El nuevo amo siente como el cuerpo de su esclava delata la excitación que siente, la siente temblar como si una corriente eléctrica la recorriera. La esclava deja escapar sus gemidos, la lengua de su amo trabaja afanosamente sin darle respiro, ella empuja sus caderas, su sexo palpita sin control cuando su amo empieza a comérsela con frenético deseo mientras le acaricia las piernas y el trasero.

Tantas emociones, el temor al malvado amo, la incertidumbre del escape y el placer que le da su nuevo amo, la hacen sacudirse sin control. Su amo la besa en el ombligo, poco a poco va subiendo con los besos hasta llegar a sus senos, no olvida estimularle los pezones. La mira a los ojos por un instante y la besa en el cuello en el momento en que la toma por el trasero y atrayéndola hacia su cuerpo la penetra.

Él la disfruta en cada penetración acompañado por los sonidos de placer de su esclava que alimentan su vanidad. Con una mano le aprieta los pechos, con la otra le acaricia el clítoris para asegurarse de que siga gozando mientras intensifica sus embestidas.

Los movimientos de la esclava y su amo son acompasados al igual que sus jadeos, los dos se estremecen, ella disfruta del intenso orgasmo que su amo le regala, no ha dejado de temblar cuando siente su vagina invadida por el semen de su amo mientras él la mantiene abraza con fuerza contra su cuerpo.

  • Es un placer disfrutarte.

  • Gracias amo.

  • Ahora eres mi esclava.

  • Sí mi amo.

  • Muy pronto comprobaré si tus palabras son ciertas.

Continuará

Fuego de Rosa.