Un desolado bosque (2: premio y castigo)
Observan su rostro contraído por el dolor, por la sensación de ultraje a la que está siendo sometida, la usan sin consideración alguna.
Un Desolado Bosque (2: Premio y Castigo)
La noche es cálida y Laura se encuentra nuevamente en el desolado bosque, un escalofrío recorrer su adolorido y cansado cuerpo mientras con dificultad avanza por un angosto sendero que la lleva hasta un ojo de agua en donde se forma un pequeño estanque, sin ningún miramiento Luis la empuja para que caiga a la mitad del estanque, ella se estremece, pero agradece el contacto del claro líquido con su cuerpo.
Mientras Laura trata de limpiar su maltrato cuerpo con las cristalinas aguas del estanque, Luis y Jorge preparan el lugar, cuelgan varias lámparas de aceite en los árboles para iluminar la zona cercana al estanque, colocan una gran manta gruesa sobre el suelo y cerca de la manta dejan una canasta de donde sacan una toalla, una botella de vino, varias piezas de pan y carnes frías.
Un poco repuesta Laura sale del estanque, toma la toalla para secarse y cubrirse mientras observa como han preparado todo para lo que pareciera un día de campo nocturno.
¿Me pueden dar algo de ropa? Tengo frío.
Lo siento preciosa, pero no se nos ocurrió traerte ropa. Le asegura Luis mientras abre la botella de vino. Además ahorita vamos a entrar en calor, no te preocupes.
Ven para que comas algo. Le ordena Jorge serio.
Laura se envuelve en la toalla y con cierto recelo se acerca a la manta en donde Jorge y Luis se encuentran sentados, Jorge le da un pedazo de pan con carnes frías que Laura empieza a comer con cierta desesperación, en ese momento se da cuenta de que tiene hambre. Luis le pasa un vaso de cartón con vino, pero Laura lo rechaza.
- Anda, no seas remilgosa o no hay más de comer.
Sin decir nada, Laura acepta el vino y le da un gran trago mientras Jorge le pasa un plato con comida. Laura siente como gracias a la comida y al vino empieza a recobrar un poco sus fuerzas, Jorge y Luis la observan fingiendo no ponerle mucha atención, pero los dos se ríen cuando la ven saltar de miedo al escuchar el aullido de los lobos.
Tal vez quieras, que los lobos te cacen como el amo. Comenta con morbo Jorge.
Anda, tómate otro vaso de vino para que se te quite el frío.
Laura toma el vaso que Luis le extiende y se lo toma casi de un solo trago. El efecto del vino la hace sentirse algo mareada y relajada, aturdida se recuesta sobre la manta y cierra los ojos.
Cuando Laura vuelve a abrir los ojos, se da cuenta de que sigue envuelta en la toalla, recostada sobre la manta, todo está recogido y ella está sola, contrariada busca con la mirada a Jorge y a Luis, pero no logra verlos ni oírlos.
Cansada y adolorida, se acomoda para dormir un poco más, sin embargo siente como le jalan la toalla, por un momento Jorge y Luis observan su cuerpo lleno de moretones, raspones, rasguños y mordidas. Luis que sólo viste un pantalón corto, la levanta bruscamente y la lleva hacia uno de los árboles, le ordena que acerque el pecho al tronco y le amarra las muñecas al igual que los tobillos, mientras Jorge que viste igual que Luis le empieza a hablar.
- El amo nos dio permiso de jugar contigo.
Laura cierra los ojos esperando que la empiecen a manosear, cuando asustada, un grito escapa de garganta al sentir el golpe de una correa de cuero sobre su trasero, adolorida vuelve a grita al sentir un segundo azote que le lacerar el trasero.
- Por piedad no me golpeen.
Sin hacerle caso, Jorge deja caer nuevamente el cuero sobre su trasero que empieza a ponerse rojo, uno tras otro los azotes caen lentos y fuertes hasta sumar diez. Laura no puede evitar que las lágrimas rueden por sus mejillas mientras siente la piel caliente.
- Esto es sólo para que no se te olvide que podemos castigarte.
Jorge deja la correa junto al árbol y se acerca a Laura, desliza la mano por su trasero caliente, acariciándolo con deseo mientras la otra mano busca su sexo y le besa el cuello. Laura empieza a emitir leves gemidos que trata de contener.
- Muero por usarte como te mereces.
Jorge desliza sus dedos y se da cuenta de que Laura está húmeda, la acaricia un par de veces más, haciéndola gemir más fuerte y después se separa de ella.
Eres una zorra desvergonzada, estás húmeda y nadie te dio permiso. Eso merece un castigo, ¿no crees Luis?
Por supuesto.
Jorge se coloca detrás de Luis, quien con la fusta que tiene en la mano, empiece a azotar sin piedad el trasero de Laura que grita pidiendo piedad. Una quemazón espantosa invade la piel de Laura cuando la fusta impacta una y otra vez mientras ella siente como su trasero palpita adolorido.
- Creo que es suficiente Luis, ya tiene el trasero hinchado y colorado como se merece.
Laura siente las mejillas calientes de coraje por las palabras de Jorge y el dolor le provoca un llanto entrecortado. Luis deja la fusta junto a la correa, se acerca a Laura y con brusquedad busca su humedad, metiendo sus dedos en ella con violencia, excitado al ver como Jorge besa su adolorido trasero.
Enardecidos, Luis y Jorge desamarra a Laura del árbol, la acomodan boca arriba sobre la manta y le colocan un cajín bajo el trasero adolorido, después se desnudan y se acomodan a cada uno de sus lados para empezarla a acariciar.
Ahora nos toca a nosotros jugar contigo.
Por favor, me duele mucho.
De eso se trata, eres nuestro premio y nosotros tu castigo.
Te lo ruego Jorge
20 azotes más por protestar. Sentencia Jorge.
Laura se queda callada mientras una sensación de vejación la invade al sentir como juegan con sus pezones y lamen su vientre. Jorge le acaricia el trasero caliente por los azotes y la besa hasta dejarla casi sin aire, jugueteando con su lengua dentro de su boca, mientras Luis pasa su lengua por sus piernas hasta llegar a su intimidad.
- No por favor no sigan
Jorge se apodera de su boca para que no proteste y juega con sus pezones, mientras Luis chupa y lame su intimidad. A pesar de lo cansada y adolorida que se encuentra, Laura no puede evitar empezar a gemir ante las continuas caricias.
Sin dejar de tocarla y lamerla cambian de posición, Luis se apodera de su boca, de su cuello y sus pechos, mientras Jorge se acomoda entre sus piernas y con la lengua juega con ella. Laura jadea cada vez con más fuerza, mientras ellos lamen y chupan hasta saciarse, pero no la dejan llegar a un orgasmo.
Con brusquedad, Jorge le separa las piernas y la penetra con saña y rabia, excitándose aún más con el grito ahogado de dolor y las protestas de Laura, con rudeza la sujeta por el trasero caliente y la atrae hacia él embistiéndola con violencia mientras Luis coloca su mano en la cabeza de Laura.
- Abre la boca. Le ordena Luis, pero Laura no obedece e intenta mover la cabeza, Luis le sujeta con fuerza. ¿Quieres que traiga la fusta? La amenaza con rudeza.
Resignada Laura abre la boca y de un golpe Luis introduce todo su órgano en ella y empieza a moverse casi con tanta saña como Jorge, Laura siente el miembro de Luis hasta la garganta, mientras Jorge la embestirla sin tregua, martillándola cada vez con más furia. Luis desliza sus manos por sus pechos y con las yemas de los dedos le oprime los pezones con crueldad. Laura empieza a moverse tratando de que su suplicio termine lo más pronto posible, pero la voz fuerte de Luis la detiene.
- Quieta zorra, aquí se trata de prolongar nuestro placer y alargar tu suplicio.
Los ojos de Laura se llenan de lágrimas, se da cuenta de que no habrá piedad para ella. Jorge sigue arremetiendo contra ella, sujetándola de las caderas y empujando con brusquedad una y otra vez. Laura puede sentir su sexo cada vez más adolorido, podría jurar que su cuerpo sangra por dentro, Luis no deja de entrar y salir de su boca mientras la sujeta firmemente por el cabello, la penetra cada vez más rápido y profundo, Laura se da cuenta de cómo su órgano se endurece poco a poco dentro de su boca llegando casi a ahogarla.
Jorge y Luis observan el rostro de Laura contraído por el dolor, por la sensación de ultraje a la que está siendo sometida, los dos la usan con vehemencia y sin consideración alguna, alargando cada momento de placer para ellos y privándola a ella de cualquier sensación de placer. Los gemidos y jadeos de ellos no cesan, mientras le dan fuertes estocadas haciéndola temblar de pies a cabeza, a los dos los mueve la idea de usarla sin piedad, sin detenerse para que puedan conseguir todo el placer posible mientras a ella la llenan de dolor y sufrimiento.
Luis gime con más fuerza y Jorge detiene sus embestidas mientras sin abandonar el cuerpo de Laura le ordena.
- Es hora del postre zorra y te lo vas a tragar todo.
Luis no tarda mucho en vaciarse en la boca de Laura que con gran desesperación intenta tragarlo todo sin lograrlo. Temerosa del posible castigo, con manos temblorosas toma el miembro de Luis y pasa la lengua alrededor de él, lamiéndolo de arriba abajo. Satisfecho Luis se recuesta junto a Laura sin dejar de torturarle los senos, mientras Jorge la vuelve a embestir con maldad, empujando una y otra vez, de forma salvaje, sin bajar el ritmo ni por un instante, con golpes secos y bruscos casi como si quisiera empalarla de verdad. Laura se queja de dolor sintiendo que los minutos pasan lentamente.
Jorge se saborea a Laura, se apodera de sus pezones con toda la gula posible, la lastima, la devora. Totalmente loco y fuera de si, no puede parar, la penetra con tal brutalidad que Laura siente que la va a partir en dos, el dolor de la penetración la hace gemir e intentar zafarse, la tortura es insoportable y ruega porque la pesadilla termine.
Luis siente como la excitación se vuelve a apoderar de su cuerpo mientras mira a Jorge usar el cuerpo de Laura frenético, con malicia le acaricia el clítoris excitándola, haciéndola moverse para buscar el tan ansiado orgasmo, le lame el cuello y le acaricia el busto, pero antes de que ella logre el placer de un orgasmo, le provoca un intenso dolor para que no goce. Con un alarido de desbocada lujuria, Jorge se vacía en el interior de Laura hasta quedar sin aliento, en una violación que le eriza la piel.
Laura llora con desesperación por el dolor y el cansancio, piensa que todo ha terminado, pero cuando Jorge sale de ella, inmediatamente Luis ocupa su lugar y sin delicadeza alguna la penetra de un solo golpe y empieza a embestirla, se nota que le tiene muchas ganas y la usa como una bestia salvaje, embiste el indefenso cuerpo de Laura que está a punto de perder la conciencia, exhausta parece una muñeca en las manos de Luis, pasiva, dejándose hacer sin resistirse.
Jorge saca de la canasta un frasco el cual coloca debajo de la nariz de Laura que inmediatamente reacciona.
No tienes permiso de desmayarte.
Por piedad, no puedo más.
Más vale que puedas, todavía vamos a jugar un largo rato.
¿Eso es lo que soy, un juguete?
No, tú no eres nada, eres la esclava de los esclavos y sólo sirves para darnos placer, así que cállate.
Jorge se levanta por la fusta mientras Luis toma a Laura por la cintura y la coloca boca abajo, con lujuria y deseo acaricia el trasero caliente, hinchado y adolorido por los azotes, después lo recorre con la lengua y lo besa. Eufórico Luis se acomoda para sentir el calor del trasero de Laura en su cuerpo mientras la penetra. El maltrato no cesa, Laura soporta los continuos golpes de Luis que entra y sale de ella mientras Jorge pasa amenazador el fuete por sus pechos. Laura siente todo el cuerpo entumecido y erizado por el temor.
Laura piensa que su castigo no va a acabar nunca, siente un leve golpe de la fusta en su busto que la hace contraerse, eso excita aun más a Luis que la perfora sin piedad, como si quisiera romperla en cada embestida. Jorge se da cuenta de que Luis empieza a acariciar el trasero de Laura tratando de meter sus dedos por su pequeño orificio.
Párale Luis, el amo dijo que no podíamos usar su trasero.
Está ardiendo, lo siento me
Antes de que Luis termine la frase deja escapar un alarido de dolor al sentir el golpe del látigo en uno de sus costados, aterrorizado abandona el cuerpo de Laura que cae rendida sobre la manta. Los latigazos caen uno tras otro con furia en el cuerpo desnudo de Luis.
Me has fallado Luis. Sentencia enérgico y molesto el amo.
Amo perdón, yo
Con una fuerte bofetada, el amo le cruza la cara a Luis antes de que pueda seguir hablando.
Silencio. Serio el amo voltea a ver a Jorge. Amarra a Luis a la cruz de castigo y después lleva a la esclava a su celda, cúrenla y que la bañen.
Sí amo.
El amo ve como obediente, Jorge lleva a Luis a otro sector del bosque, después observa a Laura, su imagen es desoladora, se encuentra tendida, agotada, con el cuerpo totalmente forzado y violentado hasta la saciedad, su trasero hinchado y colorado está marcado por los azotes. Sin poder controlar los espasmos y convulsiones de su cuerpo, el semen y la sangre corren por sus piernas, Laura ya no se queja, está tan agotada que apenas si respira.
Continuará
Fuego de Rosa.