Un desolado bosque (1: la cacería)

En un desolado bosque,como un animal salvaje, él busca poseerla para darse placer.

Un Desolado Bosque 1 (La Cacería)

Lentamente va recobrando el sentido, Laura es una joven común, tal vez no muy popular, pero a final de cuentas una joven con deseos de vivir y de divertirse al igual que muchas otras. Como ya era costumbre desde hace un par de meses, ella y Florencia salieron a divertirse y sin saber como, ahora Laura se encuentra sola, amarra y recargada al árbol de un espeso bosque, amordazada, con las manos atadas a la espalda y los tobillos bien sujetos.

Las lágrimas se escapan de los ojos de Laura al no recordar qué fue lo que pasó, aunque no siente que esté lastimada, se da cuenta de que el temor la invade al darse cuenta de que está indefensa en medio de un desolado bosque, trata de liberarse de sus ataduras cuando escucha el aullar de los lobos. De pronto Laura siente un gran alivio al ver que Florencia camina hacia ella, justo al llegar frente a ella, Florencia se agacha y con suavidad le quita la mordaza.

  • ¿Estás bien Florencia? – Le pregunta Laura muy preocupada.

  • ¿Por qué no habría de estarlo? – Le responde Florencia sorprendida.

  • Desátame por favor, ¿qué pasó?

  • Todavía no puedo, tenemos que esperar hasta que llegue el amo. Tú eres nuestro regalo para él.

  • ¿De qué hablas Florencia? Tú y yo somos amigas. – Laura mira a Florencia entre sorprendida y asustada mientras forcejea por desatarse.

  • Deja de moverte o te vas a lastimar y así no podrás correr.

  • ¿Por qué me haces esto?

  • Yo no te he hecho nada Laura, ahora cállate que ya viene el amo. No te atrevas a hablar en su presencia si no quieres que te rompa la cara de una bofetada.

Desesperada Laura ve como Florencia se pone de pie con la vista fija en el piso, mientras a ellas se acerca un hombre alto, de melena a los hombros y de un atractivo siniestro. Viste como un noble antiguo, con camisa de holanes de seda blanca y un pantalón ajustado que marca su fuerte y firme musculatura. Laura se queda callada invadida por el miedo, está convencida de que lo que le dijo Florencia es cierta y si habla, su amo, que más que un hombre parece un imponente y siniestro ser, sería capaz de golpearla. Laura no puede evitar que un escalofrío recorra su cuerpo ante la imponente y amenazadora figura que se acerca a ella.

A un movimiento de la mano del tenebroso hombre y sin que Laura pueda distinguir de donde, dos jóvenes se acercan a ella, desalentada Laura los reconoce, son Jorge y Luis, amigos de Florencia y quienes salieron con ellas en varias ocasiones. Laura se da cuenta de que todo no fue más que una sucia trampa, Florencia nunca fue su amiga, sólo se acercó a ella para ganarse su confianza y después poder llevarla a ese horrible lugar.

Luis y Jorge terminan de desamarrar a Laura del árbol y sosteniéndola con fuerza de los brazos, la colocan frente al amo que la inspecciona con una lujuriosa mirada.

  • Es un hermoso regalo.

  • Gracias amo. – Responden casi al unísono Florencia, Jorge y Luis.

  • Escúchame bien. – Le habla el amo a Laura con una voz grave, mientras le sostiene la barbilla con fuerza. – Hoy tengo ganas de cazar y tú eres mi presa.

Laura no da crédito a lo que escucha, siente como se le acelera el corazón y los ojos le brillan de terror, no puede imaginar como es que todo se convirtió en una horrible pesadillo. La voz grave del amo la saca de sus pensamientos.

  • Pon atención. Mis esclavos te liberarán y te voy a dar dos minutos antes de empezar a cazarte. Tienes todo el bosque para tratar de esconderte y huir de mí, si en una hora no te he podido atrapar, serás libre de irte. ¿Alguna pregunta?

  • ¿Por qué no mejor me mata aquí mismo? – Laura lo enfrenta buscando fortaleza en sus últimos momentos.

  • La cacería no es para que mueras, sólo será tu instinto para escapar contra mi astucia para cazarte. Y la próxima vez que te dirijas a mí, lo harás con más respeto, ¿está claro?

  • Sí señor. – Le responde Laura intimidada.

  • Sí amo, se responde sí amo.

  • Sí amo. – Repite Laura cada vez más atemorizada.

A una señal del amo, sus esclavos liberan a Laura de todas sus ataduras y le dan un poco de agua, Laura nunca hubiera imaginado que por culpa de Florencia estaría corriendo por su vida, huyendo de un depravado que se siente amo y que pretende cazarla como a un animal salvaje. Un incontenible temor empieza a invadirla cuando se da cuenta de que todo está listo para la cacería. A una señal del amo, Laura empieza a correr introduciéndose en el espeso y desolado bosque.

Laura corre tratando de evitar mirar atrás, desea poner la mayor distancia posible entre ella y su cazador en los dos minutos que tiene de ventaja, corre entre los árboles, pero no logra avanzar mucho ya que el camino es accidentado y el sol empieza a ocultarse. Las ramas de los árboles se presentan ante ella como grandes monstruos que pretenden sujetarla, arañándole la piel.

Aterrorizada escucha el crujir de las hojas ante los pasos rápidos que la persiguen, más que un hombre, Laura tiene la sensación de que es perseguida por un animal salvaje, pero no se detiene a pensar en eso. La sangre corre con fuerza por su cuerpo mientras sigue avanzando entre los árboles, busca donde esconderse, pero su cazador logra seguir su rastro sin dificultad.

Laura empieza a sentir que no tiene escapatoria, a cada momento el bosque se vuelve más espeso, las ramas le arañan el cuerpo y la cara mientras escucha el bufar de su cazador muy cerca de ella. Cada vez más desesperada, corre hasta que se encuentra de frente con un sendero por el que se mueve con facilidad, logrando avanzar a mayor velocidad, no tiene idea de cuanto tiempo lleva huyendo, pero no piensa detenerse hasta lograr salir del bosque y buscar ayuda.

El sendero la lleva hasta un cruce de caminos, pero antes de que pueda avanzar por la pequeña planicie despejada, Laura cae al suelo, el cazador le ha dado alcance. Con un rápido movimiento él la atrapa en sus brazos y la coloca boca arriba, los dos quedan tendidos en el suelo del bosque, ella debajo del robusto cuerpo de su captor que le sujeta las manos y le aprisiona las piernas. Horrorizada Laura se da cuenta de que en verdad su captor parece un animal salvaje, tiene una expresión de salvaje deseo y con los ojos se saborea la presa que acaba de capturar.

Desesperada Laura trata de defenderse de su cazador cuando éste con movimientos rápidos y bruscos le desgarra la ropa, le lame la sangre de las heridas causadas por las ramas de los árboles y frota sus fuertes manos contra su indefenso cuerpo. Laura siente el calor del cuerpo que tiene encima y un cálido aliento sobre su cuello.

  • Ya me alcanzó, ahora suélteme por favor. – Le suplica Laura mientras forcejea con él.

  • ¿Y para qué crees que era la cacería? – Le responde con lujuria el cazador mientras con fuertes tirones la desposa por completo de toda su ropa.

De golpe Laura siente como el terror y el coraje la hacen forcejear con fuerza para liberarse, su cazador alza el rostro y ella ve su mirada perdida, fuera de control. Cuanto más forcejea, más brutal se vuelve su ataque, Laura se da cuenta de que le hace daño, el dolor la estremece cuando furioso él se apodera de sus pechos para saborearlos, aprisiona su boca con furia, frenético la recorre con la lengua jugueteado con su cuerpo y deja correr sus manos con bruscas caricias, a pesar de lo mucho que ella trata de defenderse para liberarse, no hay parte de su cuerpo que él no toque o saboree.

Desesperada Laura lucha cuando como un animal salvaje él busca poseerla para darse placer, ella lo patea, pero él con fuerza le sostiene las piernas, ella le jala el cabello y con fuerza trata de arañarlo, cuando él enardecido con brutalidad la penetra, Laura deja escapar un fuerte grito que excita aún más a su atacante, ella siente un angustioso calor candente en su interior y después un fuerte dolor ante las frenéticas embestidas de él, que como una bestia, se hunde en su cuerpo una y otra vez, cada vez más profundo.

No es la primera vez que Laura está con un hombre, pero nunca había sido tratada con tanta brutalidad, siente como si un animal salvaje fuera el que se estuviera dando placer con ella, un animal que busca cada vez más, utilizando su cuerpo desenfrenadamente y en forma salvaje. A pesar del dolor que siente, Laura no deja de luchas, lo golpea con los puños cerrados y lo trata de separar de su cuerpo, mientras él excitado la goza cada vez con mayor brutalidad.

El dolor va minando las fuerzas de Laura, mientras la bestia la acaricia y la rasguña, la besa y la muerde, la golpea y la penetra en una frenética búsqueda de placer. Le parece que han sido horas las que su suplicio se ha alargado, Laura sólo siente dolor y ha dejado de luchar, intenta ya no resistirse a la brutalidad con la que su cuerpo está siendo usado, cuando escucha un alarido de placer, se estremece al sentir como su atacante la toma con fuerza de las caderas mientras un líquido caliente la llena y las embestidas salvajes de su siniestro cazador, que la usa para darse placer, continúan sin cesar. El dolor es insoportable, Laura cierra los ojos y se da cuenta de que todo en su mente se vuelve negro.

Laura recobra el sentido, exhausta y adolorida, se siente muy mal, respira con dificultad, las piernas le tiemblan y siente como su cuerpo se convulsiona sin control. Sigue en el suelo del desolado bosque, intenta moverse, pero no lo logra. De pronto empieza a temblar cuando descubre la siniestra figura de su cazador de pie junto a ella, sin ningún esfuerzo él la levanta y la carga al hombro, como quien lleva a la presa que acaba de cazar.

El cazador avanza con paso firme con su presa al hombro, Laura no tiene fuerzas para luchar y se deja llevar resignada, siente como el semen y la sangre se desliza por sus piernas, se da cuenta de que además del intenso dolor del cuerpo, la espada y el trasero le arden por haber sido tallado constantemente contra el suelo del desolado bosque.

Después de avanzar por un corto tiempo, Laura se da cuenta de que se alejan de los árboles del bosque y trata de moverse para descubrir hacia donde se dirigen, pero su captor la acomoda con rudeza y después de darle una fuerte nalgada le ordena que se quede quieta.

Las puertas de una construcción, parecida a un pequeño granero, se abren de par en par para que el cazador entre con paso firme, él avanza hasta casi el centro de la construcción cuando Laura siente como la deja caer al suelo sin ningún cuidado, adolorida se abraza las piernas tratando de cubrir su desnudez, sin saber qué esperar se estremece cuando escucha a su captor hablar con sus esclavos.

  • Fue una buena cacería gracias a la magnífica presa que me trajeron. Estoy orgulloso de ustedes.

  • Gracias amo. – Responden casi al unísono Florencia, Jorge y Luis.

  • Vamos Florencia, te has ganado un premio.

  • Gracias amo. – Responde Florencia con una gran sonrisa.

Jorge y Luis se quedan de pie junto al cuerpo inmóvil de Laura que observa como su cazador se aleja con paso lento acompañado de Florencia, a quien le acaricia el trasero sin ningún recato. De pronto el amo se detiene y voltea para ver a Laura que aun se encuentra tirada en el piso, ella lo ve sonreír con malicia y mientras mete la mano en el vestido de Florencia para acariciarle el busto les dice a Jorge y a Luis.

  • Llévenla a su celda.

  • Sí amo. – Responden con respeto, pero algo serios Jorge y Luis, después Luis que es el más fuerte de los dos, carga a Laura y camina hacia una puerta en el suelo que Jorge abre, pero antes de que empiecen a bajar por la escalera, su amo les vuelve a hablar.

  • Esperen un momento.

  • Sí amo. – Responden los dos sorprendidos.

  • Se han ganado el derecho de jugar con ella canto quieran.

  • Gracias amo. – Le responden los dos con agrado.

  • Cuando terminen, báñenla, cúrenla, denle algo de comer y déjenla descansar, pero nada de usar su trasero, queda claro. Por esta noche, ella es su premio y ustedes son su castigo.

Las lágrimas corren por las mejillas de Laura, que sin esperanza ve ante ella presentarse un desolador futuro.

Continuará

Fuego de Rosa.