Un deseo incontrolable
Su mirada hace que mi cuerpo tiemble, sus manos se apoderan de mí y yo solo quiero que él me tome y me haga suya, una y otra vez para siempre.
Hace 7 años lo conocí, un compañero de universidad, un hombre joven, moreno de 22 años de edad, el cual tiene una mirada misteriosa, contextura normal, mide 1,75. Desde el primer momento me llamo la atención, quise que me hiciera suya, por diversos motivos nos alejamos y dejamos de vernos, hasta el día de hoy en donde nos volvimos a encontrar , su cara se ve mucho más madura pero su cuerpo sigue siendo el mismo, su esencia no ha cambiado, y sigue despertando en mi deseos oscuros.
Me encontré por casualidad con él en el centro comercial, él vestía una polera negra y pantalón deportivo, yo iba con un vestido bordeo corto, el cual dejaba ver gran parte de mis piernas.
Se dieron diversos temas de conversación, y entre risas nos íbamos abrazando y acercando cada vez más nuestros cuerpos se tocaban y podía sentir la electricidad en todo mi ser.
Su mano de vez en cuando tocaba mis piernas y podía ver su sonrisa y sus deseos en sus ojos, me pregunto si quería ir a un lugar más cómodo y tranquilo y le respondí que sí, me llevo a un motel cercano, me sentía nerviosa pero ansiosa de que me poseyera, necesitaba que me hiciera suya, me transforme en su escava y me haga sentir mujer
Entramos a la habitación, se sentó en la cama, me acomode a su lado e inmediatamente lo bese, ya no aguantaba más verlo y no poder tocarlo, mientras me respondía el ardiente beso, sus manos iban desplazándose lentamente sobre mi entrepierna, pude sentir como se dirigían a mi muslos y finalmente sentí sus dedos frotando mi vagina, se notaba su deseo, el beso se volvió eterno y lujurioso, su lengua buscaba mi lengua dentro de mi boca, necesitaba tenerme.
Luego se aparto con cuidado, comenzó a besar mi cuello, sus besos me encendían cada vez más, eran lentos y sensuales, podía sentir como poco a poco mojaba mi ropa interior y aumentaba mi deseo por él, cerré los ojos mientras experimentaba sus besos en mi cuello, en mis hombros, besos que se fueron desplazando cada vez más abajo, hasta llegar a mis pechos.
José corrió la tirita de mi vestido y lo bajo con delicadeza pudo apreciar mis pechos e inmediatamente comenzó a besarlos, con delicadeza, de vez en cuando los mordía, lo que me provocaba pequeños gemidos, sentía su lengua sobre mí, sin esperar más, estire mi mano y me encontré con su pene duro que sobresalía de su pantalón deportivo, de forma instantánea, baje la prenda liberando a mi tan deseando pene, moreno y grueso, comencé a mastúrbalo, el parecía disfrutarlo, ya que, sus succiones en mis pechos aumentaron, estaba tan excitada, tan deseosa que cada vez me sentía más mojada, el puso su mano en mi cabeza y de un solo movimiento hizo que me tragara todo su pene, el sabor me enloquecía, quería comérmelo todo, sus movimientos eran rápidos, metía y sacaba su pene de mi boca con rapidez, me caía todo en la boca, pero yo quería más, quería tenerlo entre mis piernas, y que me penetrara tan profundo que nos fundiéramos en uno.
me pidió que parará me tomo de los brazos y me lanzo a la cama, me saco rápidamente la ropa interior, y sin más, comenzó a lamerme la vagina, lentamente con la punta de la lengua lamia mis labios exteriores, hasta que de a poco se iba introduciendo en mi vagina, lento y rápido intercambiando velocidades lo que me provocaba grandes gemidos y un enorme placer, mientras lengüeteaba mi sexo con su dedo iba apretando mi clítoris, jugando con su lengua y su dedo provocando en mi deseos incontrolables, necesitaba que me penetrara, necesitaba que me hiciera suya.
Mientras se lo pedía, < métemelo> él solo me miraba, no me hacía caso, cuando me vio que estaba al borde del orgasmo se detuvo, me solicito que me pusiera en cuatro, le obedecí, me dio una palmada en el trasero, y comenzó a besar mi espalda, sus besos me enloquecían, hacían que todo mi cuerpo se electrizara y comenzara a moverme, buscando su pene, mis movimientos, lograron encontrar su sexo y él con su solo movimiento lo metió dentro de mí, fue un placer indescriptible, mientras mi amante me tomaba de la cintura podía sentir sus envestidas feraces, podía sentir su pasión, su lujuria en cada envestida, podía sentir como él me necesitaba y como yo lo deseaba, continuamos así por diez minutos, y de pronto se detuvo, fue en ese momento que yo me levante, le tome la cara y mientras lo besaba, lo acomodaba en la cama, para poder montarlo, me acomode sobre su pene y comencé a cabalgarlo, mientras lo besaba, el tocaba mi trasero y jugueteaba con el, un gemido hizo que nuestras bocas se separaran y sus manos ahora se posaban en mis pechos, podía sentir sus dedos peñizcandome los senos, mis gemidos aumentaron junto a mis movimientos, sentía su pene cada vez más dentro de mí, mis movimientos aumentaron, sin poder aguantarlo más, pude experimentar un largo e intenso orgasmo, él al estar cerca de eyacular, me pidió que me lo tragara y con mucho gusto, baje de su pene y lo lamí, desde la base hasta la punta, saboreé mis fluidos que aun estaban sobre él, introducía su pene en mi boca y aumentaba la velocidad de mis movimientos esperando con ansias a que sus fluidos llegarán, no pasaron ni cinco minutos y pude sentir como su esperma lleno mi boca, mientras un poco de semen saltaba a mis pechos, me trague la mayoría de sus fluidos mientras que con mis dedos me limpie y trague lo que cayó sobre mí.
Desde ese momento espero con ansias ver a josé….