Un deseo incontenible
Intuíamos que algo podía suceder pero no tan abruptamente como pasó.
Solíamos reunirnos todos los jueves por la noche, durante casi dos años, nuestras reuniones fueron amenas y divertidas, éramos tres parejas, Miriam y Antonio, Julieta y Pablo y por último, Carolina y yo, por lo general veíamos películas juntos, salíamos a cenar o simplemente nos juntábamos en casa de alguna de las tres parejas a comer y jugar juegos de mesa, nos habíamos conocido un tiempo atrás, ya que Antonio, Julieta y yo, eramos compañeros de trabajo, un día decidimos juntarnos todos con nuestras respectivas parejas y así fue como arrancó nuestra cita obligada de los jueves.
Todo transcurría de manera muy normal, no había insinuaciones muy lanzadas entre nosotros ni nada por el estilo, solo los chistes corrientes y normales entre tres parejas jóvenes, salvo por el caso de Pablo, que no dejaba de mirar siempre insistentemente el escote imponente de Miriam, se notaba en su mirada algo más que simple atención cuando ella hablaba, sus ojos denotaban lujuria, se la comía con la mirada, ella se notaba algo incómoda con la situación, pues era demasiado evidente, Antonio, su marido, se lo tomaba con calma y orgullo, ya que no parecía disgustarle en absoluto que deseen de esa manera a su voluptuosa mujer, que a decir verdad, tenía un cuerpo escultural, al estilo de una vedette, alta, 1.76, cabello negro enrulado, sus pechos parecían tener ganas de romper sus remeras o camisas, siempre apretados y a punto de explotar, una cara muy provocativa, no bonita precisamente, pero llamativa y sexy, con sus labios siempre humedecidos y prestos a seducir siempre por las sensuales muecas que hacía al hablar.
A mí me encantaba Miriam, pero era la mujer de un compañero, por otra parte, yo estaba con mi chica y no tenía ganas de soportar recriminaciones cuando volviéramos a casa, pero Pablo, parecía decidido a ir más allá, hasta su mujer a veces le pegaba un par de codazos para que preste atención a lo que estabamos haciendo y que dejara de mirar el par de melones de Miriam o su espléndida cola .
El ultimo jueves que nos vimos, estabamos en plena reunión en casa de Antonio y Miriam, cuando de repente sonó el celular de Antonio, este atendió, su cara iba desmejorando a medida que transcurría la comunicación, finalmente, cuando cortó la llamada, nos miró con cara preocupada y nos dijo que debía partir en ese mismo momento hacia la localidad de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires, ya que habían incendiado un campo en el que se cultivaban cereales, dicho era propiedad de la empresa donde trabajaba, al parecer había sido a propósito, por lo tanto, él, como representante legal de la compañía ( era abogado ), debía velar por los intereses de la empresa, junto a las autoridades policiales de la zona y el perito de la compañía aseguradora.
Entonces, Antonio se levantó, fue hasta su habitación, de donde recogió un par de cosas y saludándonos afectuosamente se despidió de nosotros entre disculpas por su rauda partida.
Así es que nos quedamos los cinco restantes un tanto incómodos por la partida de Antonio, en unos minutos, Julieta le propuso a Pablo si se podían ir ya que no se sentía bien y quería aprovechar que la velada había quedado medio trunca para partir, ellos vivían en la misma cuadra que Miriam y Antonio, por lo que Pablo, le dijo a su mujer que tenía que hablar un par de cosas conmigo, que si quería fuera sola hasta su casa que no mucho después, el la alcanzaría luego de terminar sus asuntos conmigo
Su mujer accedió y se fue diciéndole que no tardara mucho, el le aseguró que no lo haría, una vez Julieta se hubo ido, seguimos conversando amenamente, aunque Caro y yo estabamos algo contrariados e incómodos, ya que aquello parecía todo armado por Pablo para quedarse con Miriam .en ningún momento el se dirigió en particular a mí, por lo que no había que ser muy despierto para darse cuenta que lo que dijo a su mujer había sido solo una excusa .
Como aceptando las reglas y siguiendo la corriente de aquél juego entre ellos dos, Miriam dijo que podíamos ver las películas que quisiéramos o hacer lo que nos plazca, pero que la disculpáramos ya que tenía mucho sueño y necesitaba recostarse un rato .nosotros empezamos a levantarnos para irnos, pero Pablo nos insistió con ver una película en dvd que había comprado y según el, era imperdible, por lo tanto, aprovechamos la comodidad y comenzamos a ver la mentada película que era de acción y contenía una sucesión de persecusiones y disparos tan comunes en ese tipo de films.
Como a los veinte minutos de comenzada la película, Pablo nos dijo que tenía retorcijones en el estómago y que debía ir al baño, nos dijo que siguiéramos viendo la película, que total el ya la había visto y que se ni bien regresara seguiría viéndola con nosotros, partió rumbo al baño, pasaron diez minutos y con Caro ya estabamos muy incómodos, por lo que fui a ver en que estaban, cuando llegué al baño, vi la puerta abierta y la luz apagada, no había nadie allí, pero sí había alguien en la habitación de Antonio y Miriam, y no eran precisamente ellos dos, eran Pablo y Miriam que se estaban besando apasionadamente y tocándose sobre las ropas como desesperados.
Con menos sorpresa de la que se esperaría, me acerqué un poco al living y le hice señas a Carolina para que viniera conmigo, nos acercamos nuevamente a la habitación y nos quedamos al lado de la puerta entreabierta, Caro no podía creer lo que veía y se daba cuenta, al igual que yo, de que nos habían usado como excusa para satisfacer su líbido.
Nos pusimos a mirar lo que hacían aquellos dos enajenados ahí dentro, Pablo besaba salvajemente la apetecible e incitante boca de Miriam, mientras ella refregaba sus manos por todo el pecho de el, en un momento, el se cansó de morder y lenguetear esos carnosos labios y se dedicó a masajear los gloriosos pechos, ella comenzó a gemir excitadísima, Pablo la besaba y sobaba sus tetazas, de pronto comenzaron a calentarse ambos y se sacaban las ropas uno al otro, hasta que los dos quedaron en ropa interior, Pablo con un boxer azul y Miriam con un infartante conjunto de encaje negro con portaligas incluído, su sostén le llegaba hasta la mitad de cada una de sus tetazas, de cada una sobresalía un poco de areola y pezón, cuando Pablo desabrochó el soutien, quedaron a la vista dos perfectos globos erguidos y duros con sus pezones erectos y de un gran tamaño, Caro me codeaba como impresionada por la belleza que observaba.
Pablo bajó su boca hasta esas peras increíbles y comenzó a cubrirlas a grandes lametones, que dejaban las enormes areolas mojadas y brillantes por la saliva, esto hizo que mi verga se pusiera super dura, Caro, instintivamente, llevó su mano a mi entrepierna y comenzó a tocarme sobre el pantalón mientras yo le sobaba las tetas, pero a la vez, no perdíamos detalle de lo que ocurría dentro con esos dos amantes desatados e infieles.
Miriam comenzaba a dar muestras de estar demasiado caliente, entonces Pablo, sin dejar de manosearle los pechos, bajó su diminuta bombachita, desabrochó el portaligas, ella gemía más y más, casi gritaba, cuando hubo terminado de bajar la prenda, se notaba claramente el líquido que caía de su concha ya que la calentura que sentía era extrema, entonces el bajó hasta la hermosa raja que estaba completamente depilada, a excepción de una motita de vello en el pubis.
Pablo comenzó a darle una fortísima chupada que le arrancó dos rápidos, consecutivos y visibles orgasmos, ya que cuando acababa, su cuerpo se sacudía de manera cuasi ridícula, hasta exagerada diría, pero bueno, cada cual reacciona como le dicta el momento, no?
Tras chuparla unos cinco minutos, Pablo se incorporó, Miriam se arrodilló y de un tirón bajó los calzoncillos de él, dejando al descubierto una verga enhiesta de considerable tamaño, allí Caro apretó en forma notoriamente más fuerte mi paquete, como entusiasmada por el espectáculo que le ofrecía ese pedazo duro y bamboleante.
Miriam la miró y disfrutó manoseándola un rato, haciéndola subir y bajar en su mano, pajeando esa pija frenéticamente, sin pausa y con firmeza, el, hechando la cabeza hacia atrás, gemía fuertemente mientras tiraba de los cabellos de esa hembra, atrayéndola hacia su sexo, ella se dejó llevar y en cuestión de un segundo, engulló entera la palpitante y venosa poronga de Pablo, comenzó a moverse atrás y adelante, ganando cada vez mas velocidad, el enloquecía ya que los movimientos de esa puta divina resultaban deliciosos, sacaba la pijota de su boca y repasaba el glande con vistosos lenguetazos y chupones, recorría toda la verga con la punta de su lengua, la mordía, la seguía pajeando y Pablo seguía inmerso en su delirio por tan exquisita mamada.
Miriam continuaba chupándolo como nunca lo habían hecho, en un momento, se sacó la verga de la boca y comenzó a refregarla por sus tremendas tetas, la repasaba con furia por sus erectos pezones, al sentir ese contacto el parecía estallar, ella se lo metió entre los pechos y le hizo una feroz paja turca mientras chupaba el capullo de la pija de Pablo cuando este emergía por encima de sus melones.
El hizo que Miriam se incorporara y la beso desesperado de la calentura, con ansiedad y morbo por estar haciendo aquello con esa hembra tan deseada y tan de su amigo!, recorrió sus labios y su boca entera con su lengua, dio un par de mordiscos y lametones más a los espléndidos globos de la putísima Miriam y entonces la hizo sentarse en una mesa escritorio que había en la habitación, ella corrió con el brazo un par de libros y cuadernos de Antonio y se sentó encima del mueble, entonces Pablo se puso entre sus piernas y besándola apasionadamente, comenzó a penetrarla dulcemente, en forma lenta y estudiada, no quería darle todo el placer de una sola vez, le iba introduciendo un par de centímetros, paraba, la besaba y amasaba esas tetas soñadas para luego volver a la carga con un par de centímetros más, así hasta que finalmente metió íntegros dentro de la húmeda e hirviente cueva sus 20 cm, una vez la hubo penetrado por completo, se dedicó a bombearla con fuerza mientras la besaba y tocaba esas tetas que tanto lo calentaban, ella gemía casi a los gritos y orgasmeaba con gran facilidad, a ese momento llevaría unos cuatro o cinco orgasmos, cuando vió que Pablo le daba cada vez más duro y rápido, viendo que no tardaría mucho en correrse, le dijo;
´´ Mi vida, echámela en las tetas y en la boca, quiero sentir tu néctar caliente sobre mi piel ´´
Pablo no se hizo esperar demasiado, tras darle tres o cuatro sacudidas más, sacó su reluciente verga empapada de flujo y líquidos de la concha de Miriam y masturbándose rapidamente, alcanzó el climax que se tradujo a su expresión, de pronto de su paradísima pija, comenzaron a emanar grandes chorros de leche espesa, uno de ellos cruzó el pecho de Miriam, al instante la lefa comenzó a bañar las preciosas tetas, mientras la perra se las frotaba desparramando el semen por todo su desnudez, Pablo expulsó cuatro o cinco cargas más de viscoso esperma que inundaron la boca, ojos y cabello de Miriam, ella se relamía golosa y refregaba la leche que quedaba por todo su cuerpo .
Después de lo sucedido, descansaron escasos minutos, a esa altura, yo estaba contra la pared y Caro me estaba dando una gloriosa mamada, estabamos híper calientes, tan calientes que en sólo un par de minutos, llené la boquita de mi novia con toda la carga de leche caliente que me había hecho producir la escena presenciada.
Al volver a observar por la abertura de la puerta, los dos que estaban dentro, habían reanudado sus jugueteos, Miriam ya estaba chupando la lechosa pija de Pablo, cuando se la hubo limpiado bien, ya estaba totalmente a punto, con una tremenda erección, el hizo que Miriam se pusiera en cuatro patas, se la clavó de un empujón en el lubricado coño, la bombeó tres o cuatro veces a lo que ella respondió con sonoros alaridos, se la sacó y la puso en la entrada del apretado ojete de ese pedazo de mujer, empujó un poco y sólo con eso, metió la mitad de su impresionante tranca, ella gritaba como una loca, pero el no le daba tregua, con otro empujón terminó de clavar su estaca en ese espectacular ojete, entonces se dedicó a trabajarlo con su poronga, mientras tiraba del cabello de Miriam y cada tanto amasaba sus tetas, ella seguía gritando como una puerca mientras el le daba pija incansablemente, en cinco minutos de bombeo no soportó más y le llenó el culo de leche, sacó su verga mientras acababa y de ella aún alcanzó a brotar un denso chorro más de lefa que atravesó toda la espalda de Miriam, el con sus manos distribuyó el semen por toda la bella espalda y luego pegó su pecho a ella mientras mordía y lamía sus orejas
Al instante se separaron y fueron ambos al baño de la habitación, a los pocos minutos emergieron de allí y comenzaron a cambiarse, con Caro nos apresuramos a salir de allí y nos fuimos directo a casa, ya que era imposible por los gritos, jadeos y fuertes gemidos, que no supieran que nos habíamos enterado de la faena que habían llevado a cabo, es más, sospecho que en ciertos instantes, sabían que estabamos viéndolos y creo que nos utilizaron para calentarse aún más
Por nuestra parte, quedamos aún mas alzados y en cuanto llegamos a casa, nos pasamos horas enteras desnudos con Caro chupándonos y cogiéndonos con las imágenes frescas de esa cogida impresionante de la que habíamos sido testigos hacía solo unas horas