Un descubrimiento entre amigas

La historia de cómo viví mi primera seducción lésbica.

UN DESCUBRIMIENTO ENTRE AMIGAS.

Esta es la historia de Adela y yo, Diana. Somos amigas desde la secundaria y hemos descubierto un sinfín de cosas y siempre hemos estado juntas como amigas. Cuando terminó la secundaria comencé a estudiar y a pesar de nos mantuvimos en la misma ciudad nos fuimos distanciando un poco. Luego con los años nos fuimos a trabajar a otra ciudad cercana y decimos vivir juntas.

Así fue durante todo un año.

Hétero las dos por definición, pero una noche de copas y otros excesos en nuestra casa, ya mareadas Adela decidió cambiarse la blusa. Apareció en salón con una blusa muy escotada y sin tener mucha conciencia de cómo estaba vestida, el pezón de su generosa y bien formada teta izquierda se asomaba caprichosamente sin que ella se diera cuenta. Allí mismo, lo digo hoy sin pudor, me calenté. No lo creía posible, era una mujer y además de eso era mi amiga de toda la vida… pero en fin di rienda suelta a mi imaginación (creí poder sentirlo en mis manos y mi boca) mientras ella me hablaba de no se que. Transcurridos unos minutos se acomodo la blusa y como el alba rompe la oscuridad, mis ideas lésbicas se disiparon.

Salimos de vacaciones y volvimos cada una su casa materna, pero con el compromiso de salir juntas de vacaciones y llegado el tiempo de trabajo, volver a vivir juntas un año más. En mi cabeza se urdían algunos planes, mas eran sólo fantasías me reprimía pensando que era mi amiga y cualquier insinuación de ese estilo la alejaría de mi. Eso era lo último que deseaba. Se que no me enamoré de ella, sino eran los 15 años de amistad los que pesaban más.

Salimos de vacaciones hacía el Norte de país y los detalles del lugar en realidad dan lo mismo.

Llegamos al hotel y pedimos una habitación doble, lo lógico somos amigas. Mientras subíamos a la habitación Adela meneaba sus caderas delante de mí subiendo las escaleras y pude ver parte de culito respingón prisionero de esas pantaletas de encaje que llevaba puestas, gracias a la falda que llevaba pude ver esto; creo que mi mirada era tan fuerte que la sintió y se volteó a verme, por supuesto me hice la loca.

Entramos a la habitación, y como era de noche necesitábamos de la luz, pero no encontrábamos en interruptor lo que nos llevó a buscarlo a tientas por las paredes. Entre risas por lo divertido de la situación y las ganas de Adelita de ir al baño nuestras manos se encontraban furtivamente hasta que sin querer, creo, ella posó su mano en uno de mis pechos y le dio un suave apretón.

No puedo negar que desde mucho tiempo deseaba experimentar una situación así e incluso las había imaginado decenas de veces, pero esto me tomaba de sorpresa. Me hice la desentendida, por segunda vez y me zafé de la posición y por arte de magia encontré el interruptor. Creo que rompí la magia del momento, podía ser mi primera mujer. Valía la pena esperar. Sólo sonreí para manifestar que ese roce no me había molestado.

Adela entró al baño y yo acomodé nuestro equipaje al lado de una de las camas. El sueño de amigas de juventud, jóvenes con dinero y de vacaciones lejos de padres jajajaja. Rápidamente me dispuse a conseguir al menos un beso o una caricia mas que de amiga. Ella salió del baño y sonreímos.

Me volví a la cama tomé una almohada y grité: ¡Guerra de almohadas! (ya muchas noches de infancia ese había sido nuestro juego favorito). Se rió y echo a correr para tomar una almohada. Fantasee queriendo ser la almohada que tocaba sus nalgas en cada golpe que le propinaba y cuando ella alzabas sus brazos podía ver como sus generosos pechos de apretaban dentro de la blusa que traía.

En eso se reventó una de las almohadas, lo que provocó un erupción de plumas en la habitación. Eso fue un ataque de risas incontenible lo que nos llevó a retorcernos de dolor en el suelo. Nuestras miradas se encontraron y la sonrisa de su rostro la hacía ver mas bella, deseable. Entre su pelo crespo había enredada un pluma, me acerque a su frente y la soplé. Luego sin perder mucho tiempo tomé otra y la fui deslizando por su frente hasta llegar a su perfecta nariz. La verdad es que ella es muy bella y atractiva.

Ella fue más lejos y sin palabras me contó como terminará esa, la primera noche de vacaciones. Con un dulce beso se posó en mi boca y su mano se apoderó de mi pecho izquierdo.

Sus labios carnosos se abrían pasó en mi boca y nuestra lenguas jugaban a explorar la vecina. Tomó la iniciativa, cosa que me sorprendió mucho. Mi cuerpo daba señales del placer que me otorgaba.

Mis sensibles pezones se alzaban y se endurecieron, mi piel se erizó, mi entrepierna se torno jugosa y no pude contener los gemidos, evidencia del gozo que sentía. Se echó sobre sus espaldas y separó sus piernas y yo como yegua dentro del corral que formaron sus piernas alrededor de mi. Subí timidamnete su blusa, acaricié su vientre con mi plumita y sigilosamente alcance sus senos grandes y firmes como pomelos. Sentía sus pezones como un par de uvas calientes. La volvía a besar para agradecer el magnifico espectáculo que me brindaba. Bajé por su mentón con mi lengua luego su cuello, algo que disfrutó mucho pues sus gemidos en mi oído me lo dejaban claro; hasta llegar a sus bellos pechos. Los besé durante un buen momento, recordando la primera vez, meses atrás, que uno de sus pezones se asomaba seduciéndome desde ya. Mientras ella me enlazaba con sus piernas y mi vientre hacía contacto con su sexo expuesto, gracias nuevamente a la falda que llevaba y lo delgado del encaje de su ropa interior, sostuvimos este breve diálogo:

-Está es mi primera vez con una mujer- dije al tiempo de besar su tetaza izquierda.

-Para mi también, mis compañeras lo llaman hetero-curiosa- dijo Adela.

  • ¿tus compañeras???- pregunte sin descuidar mi labor.

  • si les conté del día que me viste la teta y eso me calentó, me dijeron que no era lesbiana sólo quería conocer algo nuevo y era muy normal.

  • Te calentaste y no me dijiste nada???

  • No estaba segura de tus intenciones, hasta que hoy al subir la escalera te note mirando mi culito y que al tocarte el pecho al entrar al cuarto no dijiste nada , de echo tu pezón se erguió. En ese momento me acercó con fuerza hacia su sexo, reamente lo sentí húmedo, y deslizaba su suave pie por la raja de mi culo.

Era increíble que fuera la primera vez para ambas, besé sus ricas tetas y ella acariciaba las mías. En el cuarto la temperatura se había elevado de sobre manera y decidimos tomar una ducha… juntas. En el camino nuestras ropas fueron cayendo cómo víctimas de la lujuria.

Ya bajo la ducha, recorrió mi espalda desde arriba hacia abajo, escarbando delicada y deliciosamente con sus uñas hasta llegar a mi trasero, que según me confesó hace poco, era objeto de sus deseos mas insanos. Nuestros sexos muy juntos me hacían sentir sus pelitos sobre mi depilado chocho haciendo fricción. Nuestros pezones jugaban a encontrarse.

Bajó su mano derecha hasta mi sexo que acarició tal como lo hacía con la otra mano en mi pezón. Lego, ayudada por el agua que deslizaba por nuestra piel., metió suavemente su dedo medio entre mis vulva, rozó mi clítoris con su uña siguió adentro hasta llegar a la entrada de vagina. Levanté mi pierna para acomodarme y ella sólo introdujo la punta de su dedito. Al pasar por mi anillo vaginal sentí un placer máximo, más que la penetración fue la atmósfera. Tuve otro pequeño orgasmo.

Sacó su dedo y lo lamió delante de mi y salió de la ducha, como hipnotizada la seguí hacia la cama donde se volvió dejando expuesto su sexo hacia mi. IRRESISTIBLE. Me recosté a su lado. Recorrí sus piernas desde los pies con suaves besos, hasta que mi nariz fue rozada por los vellos de su adorable sexo. No pude y no quise romper la magia de este momento.

Besé sus labios vaginales y le di mordiscos delicados, con la punta de mi lengua los recorrí asegurándome de que recibiera el mayor placer posible.

Adela muy fina, me pidió que me recostará. De manera obediente me tendí y ella se puso de pie.

Cuento corto. 69. Ella sobre mi y besuqueando mi coño, jugando con sus dedos a entrar y salir fugazmente de mi vagina, era tanto el placer que me propinaba que inevitablemente agitaba mis caderas y le pedía que mantuviera sus dedos dentro de mi al mismo tiempo que me besaba el coño. Por mi parte mi lamida, poco experimentada, funcionaba de maravillas, pues me sentía cómoda y ella me restregaba su chochito peludo en la cara. Sentía que sus jugos se hacían mas y mas hasta que luego de la rigidez de su pelvis por unos segundos un chorrito de liquido cayó en mi cara… en otra situación (con un hombre) eso me hubiera indignado, pero me sentí como al recibir un premio que anhelaba.

Luego de eso me excite mas y mas y como broche de oro metió dos dedos en mi vagina los comenzó agitar de manera rítmica dentro de mi, su lengüita jugueteaba como una serpiente con mi clítoris. Bastaron unos segundos en esa posición y paf!!! Me vine, besó mi vagina y me dio a probar de su boca mis jugos.

Terminamos esta sesión en un largo beso lleno de ternura. Nos quedamos dormidas abrazadas, hasta el día siguiente. Las vacaciones fueron espectaculares, conocimos chicos hubo sexo, juerga y entre nosotras la relación se fue afianzando, nunca hubo celos de otras personas y cada vez que había la oportunidad dábamos rienda suelta a nuestras fantasías lujuriosas.

Al terminar las vacaciones volvimos a vivir juntas y el resto queda a vuestro entendimiento.