Un desconocido se folla a mi sumisa: 2ª Parte.

Al día siguiente volví a contactar con el desconocido para preparar el gran día. Para él había sido igual de morboso que para mí, me decía lo buena que estaba mi mujer y que desde ayer ya se había masturbado dos veces pensando en como se la follaría.

Al día siguiente volví a contactar con el desconocido para preparar el gran día.

Para él había sido igual de morboso que para mí, me decía lo buena que estaba mi mujer y que desde ayer ya se había masturbado dos veces pensando en como se la follaría.

Quedamos para el viernes siguiente, sobre la misma hora, pero esta vez tras unas naves industriales que había en una población cercana a nuestro trayecto, de esa forma estaríamos mucho más tranquilos para nuestro propósito.

No hace falta decir que tanto para mí como para ella fue una semana muy caliente, sexo y mamadas constantes, para intentar aplacar la calentura interior que llevábamos. Pero para conseguir que ella estuviera lo más caliente posible, durante la semana sólo le permitía excitarse pero sin llegar al orgasmo en ningún momento.

Por fin el día y casi la hora esperados. Antes de salir de casa le ordené presentarse ante mí desnuda para comprobar que todo estaba en condiciones, sobre todo que estuviera sin un solo pelo en su sexo, como a mí me gusta. Y una vez hecha la comprobación, le ordené ponerse una minifalda y un jersey. La indumentaria no era muy importante puesto que pensaba presentarla al desconocido ya desnuda y con los ojos vendados, para que se acostumbrara a sentirse como si fuera una mercancía y que fuera entendiendo que una sumisa está para ser disfrutada por su Amo y por todos los que desee su Amo.

Durante el viaje, como siempre, viajó desnuda y masturbándose con su máquina diabólica, era todo un espectáculo, su sexo no podía estar más empapado, yo creo que con esos niveles de calentura y en esos momentos se hubiera dejado follar por cualquiera. Los camioneros que tuvieron la suerte de cruzarse con nosotros se lo pasaron igual de bien que yo con aquella maravillosa visión.

A la hora señalada llegamos a destino, no había nadie, estacioné el coche en el lugar indicado y nos pusimos a esperar. Ella completamente desnuda, con un antifaz negro y con su sexo completamente brillante por su humedad.

Transcurridos cinco minutos aproximadamente, apareció un coche y estacionó a nuestro lado, junto al asiento del acompañante. De él bajó (vamos a llamarlo Carlos), le hice señas para que abriera la puerta del acompañante de mi coche y pudiera ver su regalo. Inmediatamente abrió la puerta, se le pusieron unos ojos como platos y en el pantalón se podía ver un bulto considerable.

Yo le dije:

  • Hola Carlos, te presento a mi zorrita Bella y está aquí para sacarte toda tu leche.

Él inmediatamente comenzó a acariciarle un pecho, de pie junto al coche y con la otra mano se desabrochaba el pantalón y se la sacaba. Yo, mientras, le retiré el antifaz para que pudiera hacer bien su trabajo y la masturbaba con la mano.

Ella, en cuanto la vio, se la metió en la boca sin contemplaciones y empezó una mamada de profesional. Muchas veces le digo que su profesión debería haber sido chupapollas debido a su gran maestría.

Cuando llevaba un rato con ella en la boca, le dije que saliera del coche y que fuera Carlos el que se sentara en el asiento del acompañante, de esa forma estaría más cómodo. Mientras tanto, yo bajé del coche y como ella tenía que estar agachada para poder mamarla bien, quedaba en la posición perfecta para metérsela por detrás. De un solo golpe se la ensarté, ya que estaba completamente mojada. No os podéis imaginar qué momento, mi sumisa con dos de sus tres agujeros llenos a la vez, un paso más en su aprendizaje.

Cuando ya llevábamos un rato en esa posición, ella levanta la cabeza y le dice a Carlos:

  • ¿Me la quieres meter tú?

Qué maravilla, aprende rápido mi zorra y sabe como satisfacer a su Amo. Yo creo que con el paso del tiempo conseguiré una autentica puta. Como es lógico Carlos respondió que sí y cambiamos las posiciones, ahora me la mamaba a mí con su maestría habitual y Carlos le estaba dando ya fuertes embestidas que hacían que mi polla le entrara hasta el fondo de la garganta. No paraba de gemir, yo creo que con los días de abstinencia ya iría por el tercer orgasmo.

Se me ocurrió ofrecerle a Carlos su culo, pero después pensé que lo guardaría para una próxima ocasión.

Cuando Carlos me avisó que estaba próxima su corrida, le ordené ponerse de rodillas y los dos nos masturbamos hasta llenar su cara y tetas de leche, era su bautizo de iniciación en su prospera carrera de zorra.

Le ordené que subiera al coche y que no se limpiara y Carlos y yo, estuvimos comentando la jugada y despidiéndonos, dándome las gracias y felicitándome.

Subí al coche y emprendimos camino hacia nuestro destino, ella continuaba toda llena de leche y desnuda, entonces encendí la luz interior y cuando pasábamos junto a un camión aminoraba la marcha y tocaba el claxon para que miraran. Sólo lo pude hacer un par de veces ya que el tercer camionero con tal visión casi se sale de la carretera.

Habíamos iniciado un largo camino de aprendizaje para Bella.

Si alguien quiere hacer comentarios me podéis enviar un correo y Amos o Amas con sumisos y sumisas y matrimonios sumisos serán bien venidos.