Un desconocido se folla a mi sumisa: 1ª Parte

En este segundo relato me gustaría explicaros cómo preparé un encuentro para que un desconocido se follara a mi mujer ya que, como sumisa que se precie, tiene que estar dispuesta a obedecer a su Amo hasta las últimas consecuencias.

Para los que no me conocéis, en mi primer relato tenéis los datos más importantes, es decir una breve descripción de mi sumisa y esposa.

En este segundo relato me gustaría explicaros cómo preparé un encuentro para que un desconocido se follara a mi mujer ya que, como sumisa que se precie, tiene que estar dispuesta a obedecer a su Amo hasta las últimas consecuencias. Como ya os he dicho a parte de ser mi sumisa es mi esposa lo que hace más difícil que un desconocido se la pueda follar, pero estaba decidido a que, por primera vez, no fuera yo el que lo hiciera, ya que la intención es que con el paso del tiempo y las experiencias se convierta en una autentica sumisa, en la puta de su Amo, dispuesta a obedecer sin cuestionarse las ordenes de su Amo y por la simple satisfacción de su Amo.

Lo primero que hice fue poner un anuncio en una conocida página de contactos, buscando un joven entre 18 y 25 años que estuviera dispuesto a, en un área de servicio, observar por la ventanilla como mi sumisa se masturbaba desnuda dentro del coche. De esta forma, antes podría ver al desconocido y formarme una opinión para decidir si sería el él que se la follaría.

Como podréis imaginar fueron múltiples las respuestas que recibí con todo tipo de ofertas, pero entre todos los correos, me llamó la atención el de un chico de 24 años, con una descripción física interesante, una redacción del correo muy educada y de la zona en la que a mí me interesaba  que fuera el encuentro. Intercambiamos varios correos y concretamos un viernes a las nueve de la noche, en una gasolinera de la NII cerca de Barcelona.

El día concertado y, como cada viernes, cargamos las maletas en el coche para marcharnos de fin de semana. Le ordené que se pusiera un vestido negro, corto, con algunas transparencias y sin ropa interior. Y, como casi todos los viernes, para hacer el viaje más agradable, cuando estamos en ruta, le hago desnudarse, ponerse un antifaz, estirar el asiento y con un vibrador eléctrico conectado al mechero del coche, ir masturbándose hasta que está a punto de correrse y suplica como una guarra que la deje correrse. De esta manera les hacemos también el viaje más agradable a los camioneros que tienen la suerte de dirigir su mirada al interior de nuestro coche, pero eso es otra historia que ya os contaré.

Llegamos a la gasolinera y ella estaba ya muy caliente, debido a las múltiples veces que había llegado al punto máximo y yo no le permitía correrse. Su sexo estaba empapado, tenía incluso mojado el asiento del coche.

En la parte final del parking de la gasolinera, donde habíamos quedado, se veía un coche gris aparcado con la luz interior encendida, que era la contraseña que habíamos acordado. Aparqué a su lado izquierdo para que la puerta del acompañante de mi coche quedara justo al lado de la del conductor del coche gris e inmediatamente encendí la luz interior. Al momento bajó un joven moreno, de complexión normal, bastante atractivo y se puso junto a nuestra ventanilla a observar como ella continuaba con su diabólica maquinita, y con su sexo depilado completamente empapado por sus flujos, el joven se bajó la cremallera y se puso a masturbarse. Tengo que decir que como Amo tengo bastante experiencia y ella no es mi primera sumisa, pero al ser también mi esposa, la situación era de lo más excitante, la tenia presionando dentro de mi pantalón pugnando por salir. El joven tenía una buena herramienta aunque algo más pequeña que la mía, la decisión estaba tomada, él sería quien se follaría  a mi sumisa.

Al rato se corrió en la puerta del coche, se subió la cremallera y se marchó. Durante todo este tiempo ella, como es su obligación, no hizo ninguna pregunta y continuó jugando con su maquinita ajena a lo que había ocurrido. Pasados unos momentos y un poco más calmado, le ordené que se quitara el antifaz y que bajara desnuda del coche, le dije que observara lo que había en la parte exterior de la puerta y que con un dedo recogiera una muestra. Obedeció sin dudar:

Yo - Pruébalo y dime qué es.

Ella, obediente, lo acercó a su boca y de forma sensual como sabe que me gusta, chupó sus dedos.

Ella - Es semen mi Amo, respondió.

Yo - Sí, es el semen de quien próximamente se te va a follar. Y ahora pídeme lo que tanto llevas pidiendo durante todo el viaje.

Ella - Mi Amo ¿puede correrse la zorra de tu sumisa?

Yo – Sí, termina con la mano, pero ahí de pié a la vista de cualquiera, como la zorra que eres.

Supongo que por la excitación de todo el viaje y por la noticia de que la cedería a un desconocido para que se la follara, no tardó ni dos minutos en correrse, con unos gemidos que debieron oir hasta los que estaban poniendo gasolina y quedó apoyada en la puerta del coche.

No es necesario decir que cuando llegamos a destino, me la estuve follando hasta quedar los dos exhaustos para aplacar toda mi excitación.

Al día siguiente volví a contactar con el desconocido para preparar el gran día.

Continuará……….