Un desconocido me alegró el día

Como siendo hetero me sorprendo un día comiendo pollas y haciendo mas cosas que nunca pensé.

El desconocido me alegró el día (I)

Antes de comenzar con mi relato, me presentaré: Me llamo Fernando, tengo 27 años y estoy felizmente casado desde hace 2 años. Soy un tío normal, bastante tímido, tal vez mi aspecto se acerca a lo que en el argot gay se llamaría tipo oso, mas que gordo yo diría que soy corpulento pues desde hace tiempo que hago ejercicios matutinos y me gusta ir a nadar, suelo dejarme barba de una o dos semanas, mis ojos son verde claro, y según mi esposa eso, junto con mi pene (suele bromear con eso, no en vano puedo presumir de mis 23 gruesos centímetros) son mis dos grandes atractivos.

Este que ahora relato me ocurrió una tarde noche después de un día de esos que yo llamo grises, con problemas en el trabajo, con pelea con mi mujer, y con el coche averiado (peor imposible). Hastiado de todo me fui a pasear al parque donde por las mañanas de los fines de semana voy a hacer footing.

Caminé por un largo rato y cuando el sol comenzó a esconderse me senté en un banco a relajarme y a pensar en todo lo que en este día me había sucedido, estaba absorto en mis pensamientos, con las pupilas fijas en el banco de enfrente, pero sin realmente mirar, pasé un largo rato así hasta que un señor de unos 45 años se levantó de el, llevaba un buen rato con la mirada fija en ese banco y no me había percatado de su presencia, vino a sentarse a mi lado y me dijo que creía conocerme, le dije que no, pero ese fue el comienzo de una conversación que duró por largo rato, la verdad es que me gustó la charla, necesitaba hablar con algún desconocido y poder desahogarme sin problemas, fue así que hicimos amistad y terminé en su coche camino de algún bar donde tomarnos unas cervezas.

Me llevó al bar de un hotel le gustaba, seguimos conversando y cuando quise darme cuenta ya era tardísimo, me propuso pasar la noche en el hotel, y con el mosqueo que tenía con mi mujer acepté, la llamé y le comenté que me quedaría fuera, a regañadientes tuvo que aceptar.

Llegamos a la habitación y nuestra sorpresa fue que sólo había una cama de matrimonio, pero a el parecía no importarle, ¿por qué a mi si? Era bastante grande para los dos.

Yo me fui a duchar mientras el se sentó en la cama fumando un cigarro. Me desvestí en el baño y cuando me iba a meter en la ducha abrió la puerta y entró y mirando a todos lados (incluido a mí) preguntó:

"¿no hay un cenicero en esta habitación?

Me pareció bastante absurda la pregunta y una intromisión el que entrara sin llamar, pero no le di mayor importancia.

Salí de la ducha con una pequeña toalla que me tapaba lo justo y me encontré a mi amigo viendo un canal porno en la tele, desnudo y me pareció que con la polla algo empalmada.

"Estaba haciendo tiempo mientras esperaba a que salieras para ducharme yo"

Me parecía absurda la actitud de este hombre, pero supuse que era algo normal para el y seguí sin darle importancia. Se metió en el baño y yo me senté desnudo en la cama tapándome con las sábanas hasta el ombligo y seguí viendo la película, comencé a excitarme. El salió desnudo del baño y entonces fue que me fije en su cuerpo, hasta ahora ninguna importancia le había dado a su desnudez, pero supongo que la visión de la película me había dejado algo salido. Tenía un cuerpo marcado por el gimnasio, sin llegar a pasarse. Me fijé en la tableta de abdominales que se le marcaban en el vientre, en el pecho poco marcado y lampiño, en una hilera de pelos que comenzaban en el ombligo y desembocaban en una maraña en su pubis, me fijé en su polla, no parecía demasiado grande, aunque solo tenía la mía como referencia.

"¿está interesante la película? Parece que si

Lo dijo con una sonrisa mientras miraba el "pequeño" montículo que había formado mi polla en erección bajo la sábana que el levantaba para sentarse a mi lado.

Me sonrojé y no supe que decir, el no se preocupó de la sábana y quedaron nuestros penes, el mío empalmado, el de el flácido y colgando sobre sus huevos al descubierto. Era la primera vez que estaba así con un tío y pensé que era normal entre machos, no quería quedar como un mojigato a sus ojos.

"¿Te parece si nos pajeamos viendo la tele?"

En realidad era lo que deseaba, descargar la leche que llevaba dentro, la mala y la buena. Nunca hasta ese día me había masturbado delante de nadie. Después de dudas, de yo negar y el insistir, acepté.

Mi sorpresa fue que una vez que dije que si, el se apresuró a agarrarme la polla y comenzar a pajearme.

"¿Qué haces?"

"Tío, no me jodas, siempre será mejor una paja con otra mano que con la tuya. Si no para eso nos vamos al baño a pajearnos por separado"

Me pareció lógico el razonamiento, sabía que no era lo correcto, pero me dio igual, total nadie conocía a mi nuevo amigo, no dije nada, el siguió pajeándome. Cogió mi mano y la llevo a su polla que comenzaba ya a crecer. Mi curiosidad fue mayor que mi rechazo, y además pensé que eran favores mutuos.

No habría pasado un minuto cuando en movimiento tan rápido como brusco soltó mi aparato dobló su cuerpo y metió parte de mis 23 cms en su boca. Me quedé parado unos segundos hasta que reaccioné:

"¿Qué haces tío?"

El ni se inmutó ante mis palabras, yo le agarré la cabeza para separarla de mi miembro, pero el hacía fuerzas para no despegarse de mi pene.

"Déjalo esto va demasiado lejos ya, paremos"

Seguía intentando separarlo, y el seguía como una ventosa, succionando, haciendo caso omiso a mis palabras, no pasó demasiado para que yo dejara de poner resistencia, y era lógico, las mamadas no le gustan a mi esposa, y pocas veces había sentido una lengua húmeda rozando por mi capullo. Volví a aceptar la situación como algo "normal". Creo que estuvo alimentándose de mi verga por lo menos unos 10 minutos, yo estaba en la gloria, entonces le dije que parara que estaba a punto de correrme. Fue en ese momento que por fin separó la boca, levantó la cabeza le miré, tenia mi polla pegada a su mejilla.

"No, no terminemos así, aun nos queda mucha noche para gozar de esto"

"¿Qué quieres decir?"

Comenzó a pasar mi polla por su mejilla con movimientos suaves, haciendo algo parecido a una paja, la visión me ponía realmente cachondo.

"Que tenemos muchas formas diferentes de gozar de esto, y además, esto es cosa de dos, y tu también deberías darme placer a mi, ¿no crees?"

"No, no me pidas que te la mame a ti, a mi no me va ese rollo, te puedo pajear como estaba haciendo antes, pero mamártela no"

No me dijo nada, simplemente paseó con su lengua por mi vientre hasta que se detuvo en mis pezones, los rodeaba, los apretaba, se quedaron erectos en menos de nada, al igual que lo estaba mi polla entre sus manos. Se sentó sobre mi, colocó mi polla entre sus nalgas, y la suya quedó apretada contra mi pecho, comenzó un movimiento de sube y baja que me hizo sentir como cuando con mi mujer hacemos la cubana, pero esta vez era diferente, supongo que la novedad, pero me excitaba mas esta situación. Como si adivinara mis pensamientos me susurró al oído

"Hoy vas a sentir placeres diferentes, cosas que jamás podrás gozar con tu mujer, vas a rozar el cielo, sólo déjate hacer, relájate"

Diciendo esto llevó mis manos a sus nalgas y las abrió, mi polla quedó algo incrustada entre ellas, el seguía el movimiento. Decidí que le iba a hacer caso, iba a gozar del momento. Se separó de mi, y se puso a mi lado, me dijo que me tumbara y comenzó un reconocimiento lingual de todo mi cuerpo, cara, cuello, axilas (eso me excito mucho) pechos, vientre, pubis (sin tocar la polla, pero si los huevos), muslos, piernas, y llegó a los pies, se entretuvo succionando cada uno de mis dedos, me encantaba la situación, creía que de un momento a otro iba a soltar toda mi leche. Me agarró por la cintura he izo un movimiento que interpreté como que quería que me tumbara de espaldas, eso hice. Comenzó otra vez el reconocimiento lingual, esta vez en sentido contrario, la lengua por la espalda erizaba cada poro de mi piel, hasta llegar al cuello, para volver a bajar y entretenerse con mi ano, propinandome un muy delicioso beso negro, que me hizo gemir de placer.

Subió otra vez con su lengua y se dejó caer, su pecho quedó contra mi espalda y su polla entre mis muslos y mi ano, volvió con sus cadentes movimientos, y no sé como consiguió que la punta de su pene quedara a las puertas de mi ano, presionó un poco y sentí que entró parte del capullo. Le dije que parara, que me dolía y que además no quería eso.

Se colocó a mi lado, ambos estábamos de costado, pero esta vez su cabeza estaba a la altura de mi polla, y la mía a la altura de la suya. Comenzó otra vez a chupármela, suavemente primero, salvajemente después, ante mi tenía su polla tiesa y sin pensarlo me la metí en la boca. Repetía los movimientos que el realizaba con su boca y mi polla, ahora ya no me importaba nada, no pensaba, solo actuaba y gozaba, vaya que si gozaba.

Haciendo un delicioso 69 estábamos cuando el colocó un dedo húmedo en la entrada de mi agujero y comenzó a presionar, haciendo me ver las estrellas, ahora si que estaba rozando el cielo, consiguió introducir todo el dedo y una vez dentro lo movía, a ese le siguió un segundo dedo. Hummm, estaba increíblemente excitado, mi boca succionaba su pene salvajemente, mi polla en su boca, la suya en la mía, mi culo invadido por sus dedos, todo era tan nuevo y excitante para mi.