Un desconocido en el hotel

Fué entonces que lo vi por primera vez, aquel que me llevaría al cielo y provocaría en mi sensaciones y sentimientos inimaginables.

Un desconocido en el hotel

Deje de nadar y mire al frente ya que tenía la sensación de que alguien me estaba observando, fue entonces que lo vi por primera vez, aquel que me llevaría al cielo y provocaría en mi sensaciones y sentimientos inimaginables, aquel que provocó una corriente que recorrió mi cuerpo desde la punta de mis pies hasta el último de mis cabellos con una sola mirada.

En ese mismo instante se dio la vuelta y se fue caminando, mientras, yo me deleitaba con su escultural figura, estaba bien bronceado, ni poco ni mucho, piernas largas bien formadas, brazos fuertes, una espalda ancha surcada por varios músculos muy bien definidos desde sus amplios hombros hasta su angosta cintura, la cual era antesala perfecta de lo que más me llamo la atención, unos músculos redondeados y duros que se escondían debajo de su bañador.

Llegó a una mesa a un costado de la piscina y me miro miró y sonrió mientras se sentaba, yo volví a la realidad y me di cuenta que seguro estaría con una cara bastante obvia, me sonroje un poco, lo cual espero haya pasado inadvertido y agradecí por estar con las gafas para el agua las cuales impedían que el vea directamente a mis ojos; entonces fui yo el que dio media vuelta para continuar con mi rutina.

Como se encontraba a un costado de la piscina, podía verlo cada vez que respiraba y podía notar como no dejaba de observarme. Quería hablarle, contarle todo lo que provocó en mí, pero no sabia como acercarme. ¿Cómo iniciar una conversación con un extraño? Por mi lado no tenía que preocuparme, se que no estoy nada mal - modestia aparte - mido 1,82 m peso 75 kg tengo el cuerpo bastante definido, sin exagerar, gracias a la natación y a otros deportes, además que también tengo un buen bronceado; así que solo tenía que hacer buena conversación, me dije, y el resto se daría por si solo, claro, si es que le gusta lo mismo que a mi, y si no, por lo menos me daría el gusto de charlar con un adonis.

Ya estaba cansado, quería terminar, pero sabía que si no aprovechaba ahora tal vez no tendría otra oportunidad, además parecía que me esperaba ya que estaba con el mismo vaso desde hace ya buen rato, de pronto me di cuenta que escogió justo la mesa al lado de donde deje mi toalla y otras cosas, ¿coincidencia?. Entonces me anime, salí de la piscina y me acerque como si estuviera dirigiéndome a el, y a unos pasos me detuve y recogí mi toalla para secarme.

  • si que hiciste buen ejercicio, nadaste bastante, me dijo

  • sirve para relajarse, respondí indiferente a pesar que me moría de nervios, si que me canse.

  • si quieres toma asiento y de paso me acompañas a cenar que no me gusta comer solo.

Bastante directo me dije, y acepte intentando fingir la enorme felicidad que me provocó su propuesta. De un momento a otro estábamos en medio de una conversación muy amena, teníamos algunas cosas en común y muchas que no, pero aún así nos divertíamos y podía sentir la química, a ratos nos quedamos callados y nos mirábamos el uno al otro fijamente, de una forma medio lujuriosa, aunque nunca se sabe a ciencia cierta ya que todo podía ser solo mi imaginación, pasamos buen tiempo así, vimos como la gente llegaba de cenar y bailar, lo que significaba que se hacia tarde, además que ya teníamos unos cuantos tragos encima y empezó a hacer un poco de frío, me dijo que continuemos en su habitación ya que yo ni siquiera me había cambiado, por su puesto que accedí tratando de no entusiasmarme demasiado.

Me hizo pasar, entre y me apoye en el mueble del televisor, ni siquiera prendió la luz; al acostumbrarme a la oscuridad pude ver como se me acercaba lentamente, con la mirada fija como esperando una mala reacción por parte mía... puso ambas manos en mi cintura, acerco su boca lentamente mientras yo no dejaba de ver directo a sus ojos penetrantes, nos besamos, al principio lentamente, sus labios carnosos, húmedos, suaves.

Poco a poco aceleramos, todo se ponía más caliente, mis brazos recorrían su cuerpo, los suyos el mio, nuestros pectorales, estómagos, vientres se rozaban los unos con los otros, podía sentir su erección contra la mía, ambos miembros luchando por salir de sus prisiones de tela. Le empuje hacia la cama, caímos juntos, yo sobre él, no aguantaba más, tenía que hacerlo mío, tenía que ser de él. Le bese el cuello, sus pectorales, sus pezones firmes y duros, baje por sus abdominales, por ese camino perfectamente marcado que me llevaba a la gloria, me detuve en su ombligo, lo lamí, lo bese, le mire a los ojos, me miro interrogante...

date la vuelta, le dije sin dudar, ni yo podía creer que le dijera de esa forma

Me miro un instante, creo que dudo un poco, pero yo ni me moví, lo hizo y apoye todo mi cuerpo sobre el, acomodando mi miembro completamente excitado al medio de su trasero, bese su nuca, sus orejas, su cuello, recorrí con mi boca toda su espalda hasta su cintura y empecé a quitarle su pantalón corto, él me ayudo, bese sus piernas, sus pies y después volví a su cintura, acaricie su trasero, era mejor de lo que pude imaginar, empecé a recorrer la línea divisoria bajando hasta lo más intimo de su ser, escupí en mi mano y la metí por debajo suyo para agarrar su pene, lo acariciaba y masturbaba mientras lamía y acariciaba su perineo, lamía más fuerte, le acariciaba más fuerte; él gemía, un temblor recorrió su cuerpo, después el mío.

Sentí como se agitaba, gemía más fuerte parecía que ya estaba por terminar, por lo que deje su miembro y me concentre solo en su ano, lo lamía, besaba, penetraba con mi lengua lo más profundo que podía... metí un dedo, después dos, buscaba y exploraba dentro de él, gemía de nuevo, temblaba, hasta que escuche aquellas palabras que tanto había esperado.

  • hazme tuyo, penétrame por favor.

  • ¿condón? , le pregunte.

  • en ese estuche.

Prendió la luz y me señalo un mueble al frente, me acerque y agarre varios y también un lubricante que estaba ahí, se dio la vuelta mientras yo me prepare y lo lubrique más, apoyo sus piernas en mis hombros y empecé a penetrarlo, suave, lento, para que no le duela, dolor, placer, gemía de nuevo, yo estaba en el cielo, llegue hasta el fondo, espere a que se acostumbre y empecé a moverme, afuera y adentro, primero lento, luego poco a poco fui acelerando, más y más rápido, nuestro sudor se mezclaba en nuestros pechos, nuestros gemidos eran cada vez más fuerte y el calor se hacia más intenso.

Quite sus piernas de mis hombros y me abrase a él y el me abrazo con sus brazos y puso sus piernas alrededor de mi cintura, nos besábamos mientras acariciaba mi espalda, en medio de un movimiento sincronizado y frenético.

Empezó a gritar y sentí como su ano se contraía mientras eyaculaba en medio de nuestros cuerpos sudorosos, todo el placer fue insoportable y yo también me vine dentro del condón. Nos besamos más con cariño que con pasión, fue diferente a todos los besos que nos dimos antes, ya había algo más entre nosotros.

Continuara

LEOVIZ