Un delicioso trio

Muchos de Uds. no me van a creer, otros me tendrán envidía. Cada uno con su gusto, pero disfrute con una perra caliente.

Con el tiempo me he ido soltando cada vez más, antes me daba vergüenza, pero ahora y desde que lo he conocido me he puesto más audaz y lo salgo a buscar, ya no espero que venga a mí.

Estamos en verano y el viernes aproveche de ir a capear el calor a una piscina y porque no decirlo a recrear un poco la vista. El mirar me dejo caliente y con deseos de tener una agradable y fuerte relación sexual. Mentalmente tuve relaciones con cada uno de los tipos que me gustaron en la piscina, disfrute mentalmente.

Fue tanto lo que me excite mentalmente que decidí ir esa noche a una disco gay que he conocido últimamente, con la idea de levantarme un tipo igual como una prostituta. Estaba muy caliente y hubiese sido imposible tratar de pasar una noche tranquila en mi casa, y había que aprovechar mis padres andaban fuera de la ciudad.

En dirección a mi casa pase por un mall comercial en busca de alguna cosas que necesitaba comprar y caminando por una de las galerías vi en la vitrina de una tienda deportiva un buzo o body que usan los gimnastas y que te quedan pegado a la piel y te contornean todo tu cuerpo y resaltan tu culo y paquete. Entre y compre uno de color negro con unos dibujos bastante sobrios de color rojo. Pensaba ponérmelo esa noche, pegado al cuerpo me excitaría mucho y me ayudaría que encontrar pareja rápidamente.

Después de hacer mi terrible compra, aproveche de pasar por la peluquería y cortarme el pelo. Quería cortármelo bien cortito, similar a cuando me lo hacía cortar mi madre en el mes de marzo justo antes de comenzar el año escolar. Todavía me recuerdo cuando mi madre le decía al peluquero, por favor "bien cortito, cosa que le dure bastante tiempo".

Tuve suerte entre y encontré a la persona que siempre me lo cortaba. Este es un machote musculoso y bastante bien parecido, y que cada vez que voy a cortarme el pelo me hace sentir su bien estructurada verga apoyándose disimuladamente en mis brazos. Esta convencido de que Yo no me doy cuenta.

Me senté en la silla y le explique lo que quería. Me trajo una revista para indicarle más o menos mi idea para no cometer errores. Ojeando encontré una foto que mostraba mi idea. Esta era bien, bien corto por los lados, dejando arriba lo suficiente para peinar, sin pararse como punk, y hacer mi onda predilecta. Me corto el pelo y me peino con bastante gel para modelar mi coqueta onda. Creo que quede bastante bien y recuerdo el excelente comentario que hizo el peluquero sobre mi apariencia. Quede muy contento.

Llegue a casa ya bien iniciada la noche, así que opte por apurarme. Me bañe, me afeite bien afeitado dejando mi cara suave y tersa. Como de costumbre me depile completamente mis partes sensuales, y por ultimo me perfume completamente.

Luche un buen rato para ponerme el body, ya que amen de ser apretado al cuerpo normalmente, Yo busque un par de números menores lo que me costo más colocármelo. Me mire al espejo y me vi bastante bien y pensé para mis adentros, sí no me violan esta noche paso raspando. El body me quedo como parte de mi piel. Mi cola delineada totalmente. Mi paquete adelante a todo dar. Mis brazos y torso al descubierto. Honestamente debo decirles que creo que estaba muy rico y apetecible. Entiendan que solo tengo 22 años y un cuerpo bastante atlético. Mirándome al espejo me di cuenta que algo debía de ponerme, por la calle no podía andar solo con ese body. Entre la ropa de mi mama encontré un abrigo largo y muy liviano. Me lo puse por que tenía que taparme y partí a mi aventura.

Llegue al local, pague mi entrada y me dirigí a el guardarropía para dejar mi abrigo. Una vez hecho estos pormenores partí al tercer piso. Debo de contarles que el local lo conforman tres pisos y a mí me gusta más el tercero porque te permite mirar mejor cualquier show que se lleve a cabo en el segundo piso.

Subí las escalas y pude percatarme de las miradas que atrajo mi vestimenta sobretodo al subir las escalas ya que el movimiento de pierna al para ir de un escalón al otro resaltaba mi culo a toda luz. Llegando al tercer piso lo que primero hice fue dirigirme a la barra a cobrar mi trago que estaba incluido en la entrada. Apoyado en un rincón me puse a saborear mi trago cuando de repente siento una mano que recorre mi espalda,. Me doy vuelta y me encuentro con un tipo flaco desgarbado, de pelo largo y crespo que me sonríe y me pregunta si estoy sólo o espero a alguien. Le respondo que si, estoy sólo y que no espero a nadie. Me mira, sonríe y sin dejar de recorrer mi espalda con su mano me pregunta si puede quedarse a conversar conmigo. No se porque le dije que si. No era un tipo atrayente, como les dije anteriormente era flaco, desgarbado y sin mucha gracia en su cara, pero sí simpático y creyendo en esa creencia de que los flacos son bien aperados le dije que encantado podíamos quedarnos a conversar.

Gente ya había llenado la barra, razón por la cual nos fuimos a un rincón lejos del tumulto de gente que en busca de sus tragos empujaban y se metían entre nosotros sin poder dejarnos charlar.

El flaco que Luis se llamaba era bastante conversador y aprovechador de su tiempo. Mientras me contaba trivialidades su mano recorría mi espalda haciendo figuritas con sus dedos las que me daban una agradable cosquillita que cubría todo mi cuerpo. La aglomeración de público en la barra nos llevo a estar cada vez más juntos. A estas alturas nos cuerpos se rozaban constantemente y su conversación era cada vez más cerca de mi cara. Aprovechando la intimides Luis fue cambiando de tema y desde trivialidades, como política y otras leseras, llegó al sexo. Abiertamente me pregunto por mis tendencias, le dije que era pasivo y que nunca tomaría la iniciativa en llevar las cosas adelante. Con las cosas más claras y viendo que no era rechazado sus caricias se pusieron más atrevidas. Sus manos tomaban con más decisión en recorrer mi cuerpo. Más de una vez había incursionado con su jueguito más abajo de mi cintura. Mi cuerpo cubierto con ese ajustadísimo body de lycra las sentía como si estuviese desnudo. Yo en respuesta me acercaba más a él y me quedaba donde él me llevaba. Me acomodaba para darle más maniobrabilidad a sus manos y debo haberle demostrado mi agrado porque su conversación se ponía cada instante más insinuante. Verbalmente me estaba excitando. Yo mentalmente me estaba excitando y sentía mi pene engrosar, me agradaba Luis y ya estaba deseando más de parte de él.

Parece que mis pensamientos llegaron a su mente, porque al poco rato me tomo decididamente de le cintura y pegando su boca a la mía nos lanzamos en busca de pasión. Con ambas manos y firmemente me abrazo. Sentí su calido cuerpo pegado al mío y su boca se juntaba con la mía. Dócilmente la entreabrí para dejar pasar su lengua en mi boca. Sentí junto a su lengua un calor electrizante y me deje apretar fuertemente contra su cuerpo. Mientras sentía su lengua abrir mi boca buscando espacio para entrelazar mi lengua y lanzarse en un desenfrenado y caliente beso, una de sus manos me sujetaba del cuello y la otra con firmeza me agarraba el culo. Ahí sentí sus largo pene apegado a mi y me di cuenta que la creencia era verdad. Lo sentí enorme y esa sensación me lleno de más calor. Ahora era Yo quién se apegaba sin necesidad que él me apretara, usaba mis manos para atraerlo más y más contra mi cuerpo, me contorneaba y restregaba contra su miembro. Él con su mano libre se aferraba a mi culo abriendo mis nalgas e ensartando su dedo índice entre ellas y apretando mi ano. El beso era largo e intenso. Bebía de su saliva caliente y espesa como un hambriento. Apagaba mi sed pero aumentaba mi apetito carnal, ya me estaba poniendo como una perra caliente y mis manos comenzaban a buscar su sexo. Fue tan largo e intenso el beso que la saliva escapo de nuestras boca y entro a cubrir parte de mi cara. Él era más alto que Yo, razón por la cual el beso era como de arriba hacia abajo y mi cuello doblado no me dolía. El calor era más agrande que cualquier molestia. Besándonos apasionadamente estuvimos un largo rato. No nos dimos cuenta ni sentimos los gritos de aliento que nos hacia la barra. Nos creíamos solos en este mundo. Cuando paramos de besarnos nos miramos y con la mirada nos dijimos que esa noche era nuestra noche.

Al rato nos fuimos a bailar un rato, deseaba sentir las manos de Luis recorrer mi cuerpo. Deseaba sentir el miembro de Luis pegado a mis piernas, todo eso sucedió mientras bailábamos. Sus manos recorrieron mi cuerpo apasionadamente mientras bailábamos y nos besábamos. Sus caricias levantaban mi temperatura por segundos, mi culo era su diversión. Mientras metía sus dedos entre mis nalgas y el dedo índice apretaba mi orificio, su boca balbuceaba lo que me iba hacer esa noche. Mientras bailábamos Luis me contó que no vivía solo y me pregunto sí alguna vez había estado en un trío. Le respondí que nunca lo había hecho entre tres. Me pregunto si estaría dispuesto a hacerlo simultáneamente con dos a la vez. Le respondí que si, pensando que uno por atrás y al otro se lo mamaba, pero un escalofrío y calor recorrieron mi cuerpo cuando me explico lo que realmente quería decirme. Su idea eran dos penes a la vez entrando en mi culo. No sabría explicar lo que sentí, fue una mezcla de pavor y deseo. Pavor por lo bizarro que sonaban dos penes a la vez, y calor por que se que el dolor trae consigo un placer inimaginable y dolor sabía que iba a sentir. Continuamos bailando por un buen rato más. Durante todo ese tiempo fui cubierto por lo besos más apasionados que me han dado, el calor que me producían sus caricias era indescriptible, todavía no encuentro palabras para narrarlo, me es imposible.

Alrededor de las tres o cuatro de la mañana me pidió que nos fuéramos. Le conteste que si, que debía de ir al guardarropía y al baño. Nos encontramos a la salida me dijo y nos separamos.

Fui a buscar el abrigo de mi madre y aproveche de pasar por el baño a refrescarme un poco ya que el masajeo y el body de lycra me había dado mucho calor corporal. Mientras me refrescaba se me ocurrió la alocada idea de sacarme el body y cubrirme solamente con el abrigo. Termine de refrescarme y me metí un cubículo para cambiarme de ropa. Desnudo y sólo cubierto con el abrigo me sentí más aliviado. Partí en busca de Luis y lo encontré en el estacionamiento parado al lado de su auto. Cuando llegue lo primero que hizo fue abrasarme y besarme con su pasión de siempre. Nuevamente sus manos comenzaron acariciarme y mientras lo hacia sus manos sin intención me levantaron el abrigo encontrando mis piernas desnudas. Inmediatamente paro de sobarme, me retiro un poco y me levanto el abrigo más arriba de mi cintura encontrando mi completa desnudes, comenzó a desabrocharme. Terminada la tarea, abrió mi abrigo y lo dejo caer detrás de mis hombros. Quede completamente desnudo frente a él. Sus manos fueron a mi miembro y lo comenzaron a sobar hasta llevar a una completa erección, en mi calentura le suplique que me dejara vestir. Solamente me permitió subirme desnudo al auto. Durante todo el trayecto me hizo mamarla su miembro, mientras su mano libre jugueteaba con mi culo y muy en especial mi ano. Debo de reconocer que todo era muy rico y el goce excepcional. Llegamos a su casa y bajamos hasta el estacionamiento de su auto.

Al bajar intente ponerme el abrigo cosa que no me dejo. Me pidió que siguiera desnudo que le gustaba tenerme así. Me sentía mas cerca. Caminamos hasta el ascensor, me sentía brutalmente ridículo desnudo. Llegamos al ascensor y esperamos que llegara. Llegó y nos subimos y nuevamente nos trenzamos en un abrazo acalorado. Que placer me daba este tipo con sus caricias. Era un verdadero artista en encontrar las partes más débiles y esotéricas para provocar placer al máximo. Ya me llevaba gimiendo y ronroneaba con una gatita. Se me había olvidado lo que me esperaba después.

Llegamos al piso, bajamos del ascensor y caminamos hasta su departamento. Entramos y Luis me pidió que le diera unos minutos. Al cabo de un pequeño rato volvió completamente desnudo y listo para hacerlo conmigo. Gracias que Yo estaba caliente, más todavía ya que mientras esperaba me había estado masturbando y pensando como lo haría. La visión era casi grotesca. Luis, vestido se veía flaco. Desnudo era grotesco, parecía un conejo descuerado colgando en una carnicería, pero su miembro era otra cosa. Era enormemente largo, no grueso ni cabezón, pero largo. Llego a mi lado y me abrazo y comenzó a besarme en esos apasionados y largos besos, mientras sus manos recorrían cada orificio y ranura de mi cuerpo. Que bien lo sabia hacer. Suavemente me hizo ponerme como perrito y él se coloco detrás de mío y jugueteaba con su miembro alrededor de mi ano. Hacia círculos que se iban achicando hasta terminar con su miembro posado en mi ano. Después lo hacia al revés y volvía a achicar, mientras jugueteaba y pellizcaba mis pezones a la vez que me daba besos y mordiscos en mi cuello. De repente y a lo conejito se aferro a mi cuello (de un mordisco) y comenzó a introducir su enorme miembro en mi cola. Mis aullidos partieron despacito y fueron en aumento mientras introducía más y más su pene. Yo empujaba hacia atrás producto de mi calor, mientras el lo hacia para adelante. Cada tanto un envión más potente introducía un buen pedazo dentro de mi y mi goce era mayor. Sentí que Luis aumentaba su potencia. Sus movimientos de entrada y salida eran más seguidos y fuertes. Me abrazo y tomó mi pene. Comenzó a masturbarme. Al poco rato siento las primeras gotas de mi semen caer. Paro la cola para que ingrese todo y siento el envión de Luis y a moverse en forma seguida y muy constante. Rápidamente a sus movimientos se incorporaron sus gritos de; --"muévete, muévete". Yo trate, pero mi calentura me hacía egoísta y solo atinaba a empujar para atrás para no perder nada. De repente un grito de Luis me advierte que esta a punto de llegar. Yo a esa altura tenía mi pene chorreando semen, la mancha en el suelo era enorme y corcoveaba como un potro salvaje el cual ha sido montado por primera vez. Luis se aferraba y mordía más fuerte mi cuello para sujetarse, al tiempo que daba unos enviones feroces para introducir más y más su pene. Ambos gritábamos de placer y más enviones, hasta que caímos rendidos por placer. Botados en suelo nos encontrábamos cuando sentimos una llave introducirse en la puerta principal y se abre.

Tendidos o mejor botados en el suelo estábamos cuando entro el compañero de Luis. Jorge que así se llama es un tipo guapísimo, todo lo opuesto a Luis. Alto, atlético, de brazos fornidos, excelentemente mantenido producto de la gimnasia, moreno de ojos grandes y claros. Cejas negrísimas y tupidas, y rapado completamente. Ni un pelo en su cabeza. Al vernos en suelo y en esas poses sus ojos casi se salen de sus orbitas. Atónito estaba el tipo pidiendo una explicación y se sentó en un sofá a escucharla. Yo de un brinco me pare y dispare al baño.

Buenos minutos pasaron hasta que sentí unos pequeños golpes en la puerta y la voz de Luis. Yo ya me había arreglado lo mejor posible y esperaba mi ropa para salir del departamento.

Luis me explico todo y me pidió que no me preocupara. Le pregunte si podía tomar un baño, a lo que respondió que sin problemas y me indico un lugar donde podía encontrar gel si deseaba peinarme y un perfume corporal a la vez que me pasaba una coqueta y minúscula zunga blanca.

El baño quito mi tensión y me relajo. Aproveche de peinarme y pegarme una rápida afeitada. Me perfume y me coloque la minúscula pero coqueta zunga blanca. Esta prenda solamente servia para cubrir mi miembro, porque el resto eran puros cordelitos que de nada servían para cubrir. Me mire al espejo y me encontré sexy y coqueto. Partí al encuentro sabiendo a que iba, sólo había que pensar en lo mencionado por Luis en la disco (trío) y mirar la zunga, y sacar conclusiones.

Entre al salón y ahí estaban, el monumento de macho y el conejo descuerado. Luis hizo las presentaciones y Jorge me derritió con su mirada y voz. Mis piernas temblaron, pero debía de ser valiente. La oportunidad de estar con Jorge no podía dejarla pasar.

Jorge me indico un espacio cerca de él. Acepte y me senté. Luis se sentó sobre el brazo del sillón donde Yo estaba y coloco una de sus manos sobre mi hombro derecho y me lo acariciaba. Conversábamos trivialidades principalmente entre Jorge y Yo. Luis en esos momentos había bajado su mano y jugaba con unos de mis pezones. Jorge mantenía la conversación y Luis ocupaba mi lugar del sillón, previa empujada que me saco del lugar dejándome cerca de Jorge. Note por la respiración, muy cerca de mi oído que Luis ya estaba excitado. Sus manos ya jugaban con mis pezones y su lengua recorría mi cuello y hombros. Esta jugarreta hacía salir mis palabras entrecortadamente. Luis ya me tenía caliente, estaba a expensas de ambos. Ya no era capaz de negarme a los deseos de ambos.

Jorge sigilosamente se para y nos deja. Luis hace lo mismo pero sólo para bajar la intensidad de la luz. Solo nuestras siluetas eran visibles en la oscuridad. Luis me extiende una mano solicitándome que me levante del sillón. Lo hago y acto seguido nos abrazamos. Sus habilidosas manos recorrían mi cuerpo como él lo sabe hacer. Yo solo me dejaba llevar por ese túnel del placer buscando el clímax. Su lengua dentro de mi boca esparcía su saliva espesa y caliente. Yo la tragaba lleno de lujuria. Sin sentir su entrada y solamente por el roce de los cuerpos me doy cuenta que Jorge había entrado y estaba detrás mío abrazándome y apretando su cuerpo contra el mío. Sentía su perfume fuerte y varonil, al igual que sus manos buscando los lados débiles de mí ser. Si hubiese existido un termómetro para medir el calor de mi cuerpo, éste se hubiese reventado. No daba más, hervía.

Estrechado entre ambos y sintiendo sus locas caricias estábamos cuando Luis deja de besarme y comienza a deslizarse. Primera besa y mordisquea mi cuello, baja un poco más y llega a mi torso donde primero busca y pecho y después el otro inflingiendo a ambos sabrosos dolores productos de sus mordidas. Sigue bajando y llega a mi ombligo donde también para a juguetear. Después de un rato sigue y llega a mi miembro. Primero lo lame dulcemente, después lo mama y después sigue con mis testículos. A todo esto Jorge me tenía abrazado entre sus fuertes y musculosos brazos. Su boca fácilmente había encontrado la mía y ahora era su lengua la que jugaba dentro de la mía. Yo gemía producto de los besos y lamidas. Mi cuerpo tiritaba, eran minutos de mucho placer, sentía todo mi cuerpo tenso a punto de saltar. Luis hábilmente me lleva al sumo y paraba. Yo con mis manos lo sujetaba pero no había caso. Su habilidad era mayor. Luis inicia el trayecto por mi entrepierna. Ahí no aguante más y comencé a lanzar extraños producto de que en mi boca tenía la lengua de Jorge. Estos ruidos eran gemidos, aullidos de placer.

Luis llego al suelo y se extendió de espaldas. Extendió sus manos y me llevo sobre él. Extendido sobre Luis, Jorge levanto mi cola. A los minutos sentí una cosa larga y delgada que buscaba mi ano. Súbitamente la sentí adentro de mi ano y no podía descubrir lo que era. Luis me tranquilizo diciéndome que era uno de esos tubos con crema que compras en los supermercados y que lo utilizaban para lubricarme. Sus palabras me tranquilizaron y sobretodo cuando comencé a sentir una cosa blanda y fría como una crema que se introducía por mi cola. Esa sensación fría me produjo un agradable placer. Suavemente lo sacaron y desparramaron más crema alrededor de mi cola. La crema fría me producía enorme placer.

Jorge se agacho y cómenos a lamer mis nalgas y besar mi culo. Mis gemidos se convirtieron en agudos aullidos de placer. Aullando estaba cuando Jorge toma el pene de Luis y comienza a introducirlo en mi ano. La crema produjo su efecto y éste resbalo hacia adentro. Me senté y acomode para sentirlo lo mejor adentro. Jorge me hizo acostarme y levanto nuevamente mi cola. Se recostó sobre mi y sentí como se acomodaba parta acercar su pene a mi ano. Ahí me asuste, pero las caricias y el sentir el pene de Luis dentro de mí me relajaron. A los segundos siento el miembro de Jorge frente a mi ano atragantado con el pene de Luis. Al principio lo sentí ahí solamente pero muy luego me dí cuenta que trataba de abrirse paso hacia adentro. Trate de zafarme, pero no pude. Talvez mi calentura no me dejo esforzarme al máximo, talvez deseaba ambos dentro de mi. Al primer empujón grite de dolor. Luis agarro mi cabeza y me beso apagando el siguiente grito. Jorge no paro y empujo un poco más. El ardor era inaguantable, trataba de zafarme pero era inútil. Otro empujón y otro grito ahogado y así fue por un largo rato. Durante ese tiempo sólo sentía dolor y ardor, pero poco a poco se fue convirtiendo en un placer y una alegría el tener esos dos penes dentro de mí. Jorge ayudaba esparciendo cada tanto crema sobre su pene y sobretodo antes de dar un envión. Poco me fui acomodando para ayudarlos a introducirme. Estaba volviendo a ser una puta, ya no eran gritos de dolor sino que gemidos de placer. Luis me besaba para darme placer y no para ahogar mis gritos. Jorge seguía empujando, quería tenerme. Tanto trato hasta que el último envión, que si saco un grito de mi, pudo introducirlo como el deseaba. Muy poco quedaba afuera, casi nada.

Nos quedamos quietos un rato, hasta que ninguno de los dos aguanto más y solo les vino el deseo de acabar dentro de mí. Comenzó el bombeo uno primero y el otro después, nunca pudieron armonizar. Mejor fue para mí, nunca me dejaron quieto. Primero vinieron los gritos de Luis. A cada grito de Luis, Yo apretaba más el músculo de mi culo y Jorge se movía al compás. A medida que nos movíamos Luis gritaba más y más, hasta que lanzo un grito de placer que retumbo en el depto. y quedo lacio como un muerto. Jorge me agarro por debajo sujetándome de los hombros y aprovechando que el pene de Luis se salía embistió con toda su fuerza. Creí que afloraba por mi boca. Dos fuertes embistes, Bang…Bang….y bang.., y lance un aullido enorme de placer y acabe desparramando todo mi liquido sobre Luis. Jorge no demoro mucho y apretando sus dientes sobre mi cuello y dando unas feroces embestidas, lleno mi ano con su semen.

Los tres quedamos muertes y Yo con mi culo que parecía el túnel de Lo Prado. Soy un puto, nos vemos.