Un cuento de navidad

Un papa noel muy especial...

UN CUENTO DE NAVIDAD

Aquel Papa Noel entró por la ventana entre abierta de aquella gran casa. Caminó por los pasillos, como si la conociera. Su espesa barba blanca estaba muy bien recortada, no tenia una gran panza, como en los cuentos navideños, pero ya estaba echando una sensible pancita cervecera.

Subió por las escaleras. Busco un cuarto en particular. Aún la luz de la madrugada era escasa. Abrió y entró muy despacio.

Los dos cuerpos descansaban desnudos, ambos culos para arriba. Los observó. La mujer de pelo corto, aún con sus carnes firmes y apetecibles. Su muñeco empezó a encabritarse. El culo del hombre de pelo gris también era lindo para aquel Papa Noel.

Acarició la piel. Los cuerpos se movieron, suspiraron creyendo que era un sueño. Los dedos de Papa Noel se metieron en la grieta de la mujer cachonda y su jugosa fruta enseguida vertió el líquido de su interior.

Aprovechó eso para hurgar sus culos. Los agujeros se relajaron enseguida y hundió allí dedos de una mano para el y de la otra para ella que entreabría los ojos y se preguntaba para si que es lo que pasaba.

__¡Regalo de navidad!!!__ decía el hombre de rojo. En tanto penetraba los ojetes quemantes con los dedos, gruesos y largos de sus manos.

__¡Oh Papa Noel eres grandioso!!__ dijo la mujer abriendo sus nalgas con las manos finas y blancas.

__¡Pero ohh qué pasa, ahhh!!__ gimió el hombre mayor al sentir que su intimidad era profundamente asaltada,  pero no le desagradó, al contrario su animal trató de erguirse. Empujando contra el colchón.

La tremenda espada de Papa Noel salió al aire, su pantalón rojo voló rápido por los aires y su garrote enorme quedó bamboleando en medio de aquellos tiernos abuelitos.

__¡Que felicidad el regalo que nos ha traído la navidad!!__ exclamaron a dúo aquellos viciosos seres.

Papá Noel les dio el bocado y tanto la mujer como el hombre se prendieron desesperados a aquella barra de carne potente y gruesa. Los dos mordieron la manzana. La chuparon y además llegaron a las bolas de Papa Noel para gozarlas y lamerlas. Gemidos alteraban el sueño de los demás, aunque aún no se habían dado cuenta.

La mujer se sentó de un golpe sobre el baboso mástil, enterrándoselo en el ojete.

__¡Oh por Dios que gruesa es Papa Noel, ahhh, siii!!

__¡Que puta eres mujer!!__ gimió el hombre mientras se prendía a los senos bamboleantes de su esposa. Papá Noel hundía su vara en el culo de la mujer que saltaba prácticamente sobre el. A veces el hombre lamía los labios de Santa y se masajeaba su tronco endurecido. Al tiempo lo metió en la boca golosa de Papa Noel quien lo tragó sin reparos, haciendo que el abuelo se retorciera de placer y gusto.

__¡Ohh Papa Noel realmente eres increíble… que mamada me estás dando!!!__ exclamaba el abuelo contento. Con una mano Papa Noel sopesaba las bolas del hombre y las masajeaba. El viejo no paraba de gemir y resoplar ardiendo. Volvía a comer los dulces frutos de su esposa que saltaba con el ojete penetrado.

__¡Ven ahora es tu turno!!__ le dijo al abuelo caliente

__¿Tu dices?__ pregunto lascivo

__¡Si te mueres de ganas de sentir esta poronga en tu ojete!!

__¡Vamos hombre siempre has querido que te cojan!!__ agregó la esposa en tanto salía y dejaba su lugar. El garrote de Santa se movía muy duro e inflamado. El hombre despacio se fue sentando en aquella monumental vara. Gemía, sintiéndose desgarrado, pero seguía clavándose el pistón grueso.

__¡Ahhhhgggrr, Santa, ohhhh, dame tu vergota, me encanta, ahhhhh!! __ ahogado bramaba aquel hombre maduro. La vara entró a fondo y comenzó a sentir que iba y venía por su agrandado túnel.  Lentamente su propia pija se puso como roca, como hacía tiempo no se ponía. Al subir y bajar unos minutos fue largando su leche sobre el vientre de Papa Noel, gozando casi hasta las lágrimas. La mujer besó a su hombre y sus lenguas se perforaron en lo profundo. Ella misma tuvo otro orgasmo al ver como gozaba su esposo.

Santa apuro las embestidas hizo correr al hombre de su orificio y les dio a beber a los dos su néctar, pegajoso y de tremenda potencia. Los chorros salieron interminablemente, saltando y cayendo por todos lados. Luego los dos se encargaron de dejarlo brillante.

Al momento Papa Noel se levantó de la cama. Se colocó su rojo pantalón y salió de allí.

Busco el refrigerador y de allí bebió unos cuantos tragos de agua pura. Busco un fruta y la comió.

Pasada media hora tal vez, entró en otro cuarto. Un perfume dulce se podía olfatear en el aire. Casi embriagador.

Se movió un poco más en la oscuridad y allí lo vio al jovencito, aunque no esperaba que en la otra cama había otro muchachito rubio, de cabello largo, desnudo. El otro que se llamaba Lucio, estaba con un bóxer alzado por la tremenda erección del chico.

Papa Noel paso suave sus dedos por la tela, lo acarició unos instantes. Bajo el bóxer y se engulló sin pensarlo la vara del joven. La saboreó tranquilo. Los gemidos de  Lucio se empezaron a escuchar, una luz apareció

__¿Lucio qué haces, qué pasa?__ preguntaba el rubio

__¡Ohh Papa Noel, ahhh, si, me están chupando, eso ocurre, me encanta!!__ dijo Lucio

__¡Quieres venir, para ti también hay!!__ dijo Papa Noel y el rubio sin hacerse rogar mucho y con su pija alzada se acercó sentándose en el borde de la cama de su amigo, Santa se comió su verga al instante. Así entonces los tenía a los dos saboreando sus pijas.

Papa Noel se atragantó con las bolas de ambos chicos que gozaban y gemían calientes,  en unos instantes Santa hizo que elevaran sus caderas y  comenzó a comerles el culo. Los chicos dejaban que hiciera aquello, se tomaban de las manos, acariciaban sus tetillas alzadas, se tocaban sus vergas, las manos de uno sobre el pedazo del otro, masturbándose.

Papa Noel ya tenía su garrote listo para entrar en acción nuevamente. Dejo por un momento los culitos jóvenes, se bajo su rojo pantalón y el garrote saltó hacia adelante. Al ver este preciado bocado los jóvenes se lanzaron a el. Sus bocas lo tragaron, lo degustaron, mordisqueando, babeando, tragando, mamando, lo dejaron chorreando saliva, Lucio preparó su culito y Santa le entró rápido hasta los huevos. En tanto el jovencito rubio de cabellos largos y finos le comía el culo a Papa Noel. Saboreaba el anillo y hundía algunos dedos en el hueco abierto.

__¡Ahhh Santa que regalo me das, cógeme el culo, siii!!!__ gemía Lucio

__¡Ahora le daré el regalo a tu amiguito rubio…ven aquí precioso!!__ dijo Santa y el rubio chico se acercó  ofreciendo su ojete, Papa Noel entró en el, de forma violenta, haciendo que el chico lagrimeara, al momento su gozo fue  tremendo regando de semen a todos lo que lo rodeaban. Papa Noel sintió que venía su momento así es que sacó su poronga del chico rubio, se puso en medio de los dos y largo su leche abundante. Los jóvenes comieron sin dejar nada librado al azar y además el chico rubio se tragó la verga de Lucio hasta beber todo su semen.

Siguió en su recorrida por la casa, estaban asomando las primeras luces del alba. Un sol rojizo débil aún apuntaba por la ventana del cuarto, donde ella, una hermosa chica de unos veinte años suspiraba entre dormida, semi desnuda, mostrando su redondo culito blanco.

Los muslos de la joven eran esplendorosos. Tembló Papa Noel, ante tanta belleza. Era un ángel, se conmovió de verla tan inocente mientras dormía, aunque el sabía que era una guarra, muy guarra. Por eso cuando apenas acarició su piel, la mujercita tembló trémula y se dio un giro quedando con sus pechitos casi al aire. Dulce manjar. Pensó Santa relamiéndose y ya sintiendo un leve hormigueo en todo su cuerpo.

Los acarició y los botoncitos se alzaron prestamente, rápidos, saltaron como dos resortes erectos, tan erectos como su miembro que se levantaba gentil. Se lo tocó mientras sobaba los pechos almibarados de la joven morocha que se retorcía de placer, creyendo tal vez que era un sueño.

__¿Santa?¿Eres tu??¡¡Ohhh si, si, si!!__ exclamo la morocha moviéndose para ayudar  a Papa Noel a quitarse sus pantalones rojos y ya saltó la magnánima pijota gruesa, los labios de la chica lo besaron, la lengua lo repaso de arriba a abajo y viceversa. Los temblores en el cuerpo del hombre empezaron a reflejarse y ahí mismo se metió entre las piernas abiertas de la chica para besar la almeja fresca y ya húmeda.

La boca de la chica traga el sable duro. Lo besa, le da magnificas caricias dibujando a lo largo y a lo ancho.

La lengua de Papa Noel acaricia el botoncito y se hunde en las aguas salobres. La chica gime y tiene un orgasmo casi llorando, se sacude y se retuerce descontrolada.

Ella ahora juega con las bolas gordas, lame, besa, acaricia una y otra vez con la lengua filosa. Los gemidos de ambos arden en la habitación.

La chica morocha se entretiene con las grandes bolas llenas de leche, hay que decir, que este Papa Noel es un gran reproductor. Además de ser un chanchito perverso.

Los dedos de Santa acarician el ojete cerrado y primoroso de la joven, hasta que al fin llega con su lengua allí, y empieza a escarbar profundamente. La lengua juega con el anillo, lo abre, hunde dos dedos, la chica explota una y otra vez.

La saliva hace que ese agujero se sienta cada vez mas pleno para recibir, así es que Santa ni lerdo ni perezoso se coloca detrás de la morocha que gime y apoya la cabeza del tronco en la entrada, empuja, empuja, y va entrando el pedazo en el ojete de la guarra, que pide mas, que no pare, que le haga el culo, que lo quiere dentro ya mismo.

__¡Ohhh Papa Noel eres maravilloso, ahhh, dame tu poronga!!!

__¡Es toda tuya chiquita, es toda tuya!!!

__¡Así, así, húndela en mi ojete, ohh, siii, ahhh, que lindo que me coges!!!__ la chica ya ha sido ensartada. Tiene el aguijón en su anillo. Va y viene dentro del túnel. Muerde la oreja de la morocha, muerde su cuello grácil y fino, delicado.

La barba de Santa se corre de un lado a otro, se la acomoda mientras su garrote esta dentro de la joven que mueve sus caderas, se detiene, luego vuelve a moverse y se clava el mástil en su trasero joven y hermoso.

Apura las embestidas Papa Noel, resoplan y suspiran más fuerte, llenando el aire de lujuria. Aferra las caderas de la chica que casi grita. Se prende de sus tetas frescas, hermosas, duras, jóvenes.

__¡Te voy a dar el regalo!!¡Ohhh!!¿Lo quieres?

__¡Dámelo ya, si, si, dame tu leche, lléname el culo!!!__ rápidas serruchadas, se inflama la vara que penetra y clava a la mujercita gozosa, golosa, empieza a descargar una vez más en la noche, a llenar el ojete apetecible y listo a recibir el simiente de Papa Noel, la morocha gime y no deja de moverse mientras se rebalsa el líquido por todas partes, luego cae de bruces en las sábanas manchadas. Santa se queda unos momentos oliendo el perfume de la morocha. besa la nuca. Sale con su bamboleante herramienta, que escupe la última baba en un hilo delgado y gomoso.

Santa, el insaciable, o debería decir ya, uno de los habitantes de la casa, el tío solterón que todos los años desde hacía mucho tiempo se disfrazaba de Papa Noel y les regalaba a todos los habitantes de la casa unos polvos ardientes y maravillosos.

Entró en la última habitación de la casa. El cuarto de su hermana y su cuñado que dormían a pata suelta, o eso parecía. Observó el hermoso culo aún duro de su hermana, su larga cabellera rubia. Se escucha el ruido leve de los suspiros. El hombre boca abajo en bóxers floreados.

Los mira con el deseo hecho fuego. Se babea. Desde siempre fue un insaciable, por eso, pasaron por su vida, infinitas parejas, de todos los sexos habidos y por haber. Nunca satisfecho.

Huele la piel sudada. Lo penetra y eso manda las señales a su sexo que ya se mueve. Le hace cosquillas. Siente el hormigueo. Se arrima y besa la espalda de la mujer. La recorre con la lengua. La mujer se mueve. Como despertándose. Se gira y mete su lengua en la boca del hombre que ya está alzándose. La mano de la mujer busca el conocido garrote, lo siente inflamarse, lo siente revivir.

De pronto Santa se ve invadido porque otras manos tironean su pantalón rojo. Sintió la lengua en su culo. La baba metiéndose y haciendo que su calentura se acrecentará a pasos veloces. La lengua lo invadía placenteramente.

La lengua de la mujer seguía comiendo su boca y chupando su propia lengua. Eran besos feroces. Salvajes. Calientes.

Por su lado el hombre, le besaba las pelotas, chorreando saliva. Volviendo al hueco abierto y rozagante. Esta vez el enculado fue Santa. De golpe el hombre metió su verga dentro hasta las bolas, golpeando las nalgas endurecidas y trabajadas.

__¡Oh cuñado estas muy ansioso!!!

__¡Santa esta increíble hoy, tu culo está tan apretadito, ohhhh!!!__ la enculada hacía mover y temblar la cama. La mujer presta se había adueñado del garrote ya endurecido y saltarín, con la boca rodeó la cabezota y empezó a succionar como un bebe hambriento, mientras su marido cogía con bravura a Papa Noel que gemía enloquecido.

__¡Que guarra eres Lucrecia!!!

__¡Si te encanta mi boca allí!!__ decía ella sacando la vergota de la boca.

__¡Oh sigue así, chúpala, cómela!!__ grita y suplica Santa. La verga en su cola va y viene. Explora, se mueve, se infla, el hombre muerde la nuca de Papa Noel. Muerde las orejas de Santa.

Ahora la mujer deja la poronga del hermano, o sea, Santa. Se coloca detrás del marido, abre las nalgas y mete su lengua en el culo grande del hombre.

__¡Oh querida, insaciable, ohhhh, me vas a hacer acabar de calentura!!__ la lengua rasca el ojete que se va abriendo. Ella mete un dedo y lo clava muy a fondo. Eso hace que el hombre empuje su poronga dentro de Santa que abre la boca y gime, lanzando grititos de putita bien cogida.

__¡Oh como te gusta que te den por el culo Santa!!

__¡Esta verga me encanta, si dámela, dámela…luego te la meteré a ti querida por el culo y vas a gozar!!!

__¡No veo la hora de que me penetres Santa!!__ el marido de Lucrecia va y viene aferrando las caderas de Papa Noel lo sacude y vibran juntos. Se ponen de costado. La larga poronga de Santa sobresale endurecida y rocosa, una tremenda pieza lista para penetrar y taladrar.

La mujer se coloca de espaldas a los dos hombres que se cogen. Papa Noel la toma por los hombros y ella guía con una mano a la barra de carne hasta su agujero fogoso, caliente, húmedo y deseoso de verga.

__¡Ohhh si si clávamela, anda Santa de un buena vez entra en mi!!!__ clama la hermana

__¡Ya te la doy, putita, aguanta, ahhh!!__ Santa entra en la mujer con su cabezota, siente que lo taladran y lo bombean acelerando las embestidas, le muerden el cuello, chupan sus orejas y el hace lo mismo con ella.

Los tres cuerpos se mueven rítmicamente, aceitados. Equilibrados, en un mismo eje, como si resueltamente tuvieran mucha experiencia juntos.

__¡Ay ,ay Santa, eres tremendo, como me coges el culo!!

__¡Sé…que..ahhh…te gusta tanto como a mi!!!

__¡Ahhh, ya terminen de hablar!!!__ gime el marido de Lucrecia.

__¡Este año nos dejaste para lo último hermanito!!

__¡Sí, ahh, ahh, empecé por tus suegros!!!__ contesta Papa Noel. Se agitan acelerando, ella tiene un orgasmo tras otro, las porongas se inflaman, el marido de Lucrecia empieza a llenar de semen el culo de Santa, el a su vez vuelca su líquido, su leche en el ojete al rojo vivo de Lucrecia, su hermana, descargan interminables chorros de leche espesa.

El sol va saliendo definitivo. Los cuerpos están tumbados uno al lado del otro, tomando aire para volver a empezar.-