Un crucero y nuevos amigos (2ª parte):Marco&Lisa
Un crucero, nuevos amigos y el excitante relato de éstos sobre una experiencia vivida
Un crucero y nuevos amigos- Parte 2 (El relato de Lisa y Marco)
Cómodamente instalados y relajados en el camarote de Lisa y Marco, con unas copas de champán, éstos comienzan a contarnos la experiencia vivida en el palacete de Conffinni, en La Toscana.
Era una fiesta privada, muy privada, y solo se accedía bajo una estricta invitación que habíamos recibido después de mucho tiempo de espera. A través del mundo empresarial de Marco y de los “contactos adecuados”, recibimos la solicitud de datos para tramitar nuestra deseada invitación.
En primer lugar, nos pedían que acudiésemos a un estudio fotográfico para realizar un amplio reportaje. Allí, nos hicieron distintas fotos, ambos desnudos, y manteniendo ciertas posturas de actividad sexual. Aunque estábamos acostumbrados al sexo con más gente, resultaba un tanto frio el ambiente, pero solventamos el trámite.
Pasados varios días, nos enviaron un documento donde nos comprometíamos a mantener total confidencialidad sobre todo lo relacionado con la Orden, así como discreción absoluta con todo lo referente a la misma. Realizamos un pago de mil euros cada uno y firmamos un documento sobre lo descrito anteriormente. Pasados unos días nos llegó la ansiada invitación, donde nos indicaban la fecha, la hora y el lugar de la cita.
Acudimos a la fiesta siguiendo las rigurosas instrucciones que acompañaban a la tarjeta de pase. A través del GPS llegamos al lugar y en la puerta de la finca presentamos nuestra acreditación. Aparcamos en una amplia explanada frente a la puerta de entrada, donde había numerosos coches y subimos las escaleras que conducían al palacio. Allí, de nuevo, otro control de acceso y pase al interior, hacia una sala donde nos esperaba una azafata, uniformada con un elegante traje negro con generosa minifalda. Amablemente nos conduce por unas escaleras hasta alcanzar la tercera planta del edificio.
En éste, estaban dispuestas numerosas habitaciones, tanto a derecha como a izquierda, con los nombres de los invitados en cada puerta. Nos pide todos nuestros efectos personales: Móviles, cámaras, carteras, relojes, pulseras, incluso tabaco o mecheros y lo guarda en una caja fuerte con llave que ella custodia. Non indica que debemos quitarnos toda la ropa y ponernos, únicamente, los albornoces que tenemos sobre nuestra cama, el blanco para mí y el azul para Marco, así como las máscaras que acompañan.
- Tómense su tiempo y cuando estén preparados, presionen el timbre de servicio que hay junto a la puerta. En el baño tienen todo lo necesario y el en mueble bar disponen de variados productos para su consumo. Como verán en esa bandejita de la mesa, también pueden consumir productos para aumentar el deseo sexual.
Se despidió cortésmente y Marco y yo nos dedicamos a recorrer la habitación, el baño, los armarios donde todo estaba perfectamente ordenado y decorado. Abrimos una botella de vino y tras un rato de relax y excitación nos desnudamos, nos dimos una ducha y nos pusimos los albornoces correspondientes, así como las máscaras.
- Estás preparada y dispuesta para esta excitante aventura?, preguntó Marco
- Lo estoy: Dispuesta, deseosa y nerviosa.
Nos dimos un intenso beso, apretamos nuestras manos y pulsamos el botón; al poco tiempo apareció nuestra azafata y nos entregó una llave dorada a cada uno, que venía sujeta con una pulserita de goma que se ajustaba a la muñeca. Los números 15.1 para Marco y 15.2 para mí, serían nuestra referencia en la fiesta.
Nos acompañó a la planta baja y nos condujo a una gran sala, que imitaba al famoso Coliseo Romano, con asientos descendentes y en círculo sobre una plataforma central donde había una especia de altar, muy bien iluminado y decorado. Los asientos estaban ocupados por numerosas personas, todas con las túnicas, verdes para las señoras y azules para los caballeros y sus máscaras. Nos sentaron en dos sillas cerca de la entrada y frente a un pasillo entre las gradas. El anfitrión se puso en pie y dirigió unas palabras a los asistentes:
- Queridos Patronos de la Orden, miembros y amigos. Nos reunimos hoy para celebrar nuestra fiesta de verano y dar a conocer a nuestros amigos e invitados en que consiste nuestra Orden. Hoy, tenemos con nosotros a dos novicios que han solicitado incorporarse como miembros permanentes. Como sabéis, han tenido que pasar un riguroso control previo y ahora van a ser confirmados por vosotros. Que entren los aspirantes.
Las azafatas nos conducen al centro del salón anta la atenta mirada de los asistentes. Nos desabrochan los albornoces y nos despojan de ellos, quedando expuestos totalmente desnudos. Yo estoy nerviosa y algo excitada, el corazón me va a mil por hora, miro a Marco y me hace un cómplice guiño y me dice: Disfrútalo todo. Las azafatas nos pasean delante de los Patronos y algunos nos obligan a detenernos y nos tocan el cuerpo. Noto algunos dedos pellizcar mis pezones e incluso acariciar mi vulva. No faltaron azotes e intentos de penetración anal con los dedos.
Marco nos cuenta que a él le pasó más o menos lo mismo, caricias, toques, pellizcos lo que le provocó una inminente erección. Eso causó una buena impresión.
Nos acercaron al altar y el anfitrión volvió a tomar la palabra:
- Ahora vamos a purificar estos bonitos cuerpos según ordena la tradición
Situaron a Marco sobre el ara y se acercaron varios patronos alrededor de él. Las azafatas acercaron un carrito con numerosos tarros de cremas, aceites y perfumes y éstos comenzaron a manosear y untar todo su cuerpo; acariciaron sus testículos y sus pezones, lo que devolvió su mejor erección inmediata. Cuando decidieron que ya estaba suficiente purificado, pujaron por Marco como si se tratase de una pieza de subasta. Finalmente, una pareja, de aspecto maduro, consiguió llevarse el premio.
Marco, con su desnudez y purificado, volvió a la silla a mi lado, cediéndome el protagonismo a mí. Fui conducida al ara, manoseada, perfumada y purificada como Marco. Nunca había tenido tantas manos sobre mi cuerpo; en mi caso, me abrieron las piernas, metieron sus dedos por delante y por detrás, mordieron mis pezones y pasaron una ramita de olivo por mi húmedo coño. También fui subastada y entregada a una pareja, donde pude apreciar que ella era de color.
Terminada la subasta, nos condujeron desnudos, atravesando una zona donde estaban los no autorizados al acto de incorporación. Bailaban, se besaban y se manoseaban. A nuestro paso se volvían para admirar nuestros cuerpos y decir algunas frases provocativas.
Llegamos a una bonita estancia, con una gran cama redonda en el centro. Había bebidas, frutas y diversos productos para comer.
Al poco rato aparecieron nuestros “subastadores”, nos saludaron amablemente y nos sirvieron unas copas de vino. Mi “pareja” me comentó que les gustaba mucho mi cuerpo y que preferían a personas de cierta edad; ella, efectivamente era de color ébano, con la piel brillante y tersa, sin duda más joven que él.
Me invitaron a sentarnos sobre la cama, uno a cada lado mío; él cogió mi mano y la puso sobre su pene, que en ese momento estaba flácido y llevó mi otra mano a los pechos de ella. Eran duros, piel muy fina y sensible, como bien pude apreciar al acariciar sus pezones. El, se levantó y retiró la túnica de ella y la suya también. Quedé impresionada de la belleza del cuerpo de la mujer. Ella condujo mi mano a su entrepierna, mientras con la otra trataba de empalmar el pequeño miembro de su compañero. Al ver la reacción de ella a mi mano, él comenzó a excitarse y coincidieron las manos de ambos entre mis abiertas piernas y con mi coño ya húmedo.
Me besaron los pechos, mordisquearon mis pezones y pusieron mi cabeza entre las piernas de él. Mi boca juguetona y las caricias que propiciaba a la morenita, pusieron los primeros gemidos del encuentro.
Al mismo tiempo, al otro lado de la gran cama redonda, Marco se afanaba en lamer los pechos y pezones de su “dueña”, mientras el marido acariciaba con ambas manos el pene de su “adquisición”. Cuando pasó de sus pechos a su entrepierna y comenzó a lamer aquel sexo, hambriento de placer, ella se tumbó sobre la cama totalmente abierta de piernas y le pedía que la penetrase.
Su marido se colocó en posición horizontal metiendo la cabeza entre ambos sexos, lamió y succionó aquella dura verga y la colocó sobre los labios de la vagina de su esposa. Marco, de un fuerte empujón, introdujo toda su polla dentro de ella. Los gemidos no se hicieron esperar y el marido, tumbado a su lado, colocó ahora su polla sobre los pechos de la señora, esperando de esta forma la boca del follador de su esposa.
Cuando la señora se corrió, emitiendo profundos gemidos, realizó un cambio de posiciones. Ahora su esposo introducía su polla en el mojado coño de su mujer y pedía a Marco introdujera la suya en su culo. Le pasa un tubo de gel lubricante, se embadurna el pene duro, lo coloca sobre la entrada anal y, suavemente, introduce toda su dureza hasta el fondo; bombea intensamente entre jadeos arrastrando a su “amo” a correrse a la vez que él. Una vez recuperaron la calma, la señora se dedicó a lamer ambas pollas y el culo de su marido inundado del semen de Marco.
Ahora, más relajados, y apoyados en sus desnudeces, con suaves caricias a la señora, se dedican a observar al otro trio que comparte la gran cama.
Marco ve a Lisa en posición perrito, con sus brazos levantado su cuerpo y disfrutando de la comida de culo que le dedica él, mientras su esposa, en posición 69, chupa, lame, succiona el, ya muy mojado coño de Lisa. Esta, baja la cabeza y alcanza el jugoso coño de la morenita, la cual comienza a contornearse de placer. Pasa ahora hacia los pechos y pezones de mi esposa, los sujeta con los dientes, los mordisquea, Lisa sabe que no resistirá mucho y trata de contener su corrida.
La señora se levanta, va hasta un armarito y coge un arnés con una gruesa polla de color negro. Lo ata a su cintura, lo lubrica con gel y se coloca al borde de la cama, apuntando con el duro latex al coño de Lisa; ésta sabe lo que debe hacer, se coloca el aparato sobre sus labios vaginales y mueve su cuerpo y su cintura para ir introduciendo toda su extensión hasta clavarlo por completo.
El señor, se posiciona por detrás, mete un dedo en el culo de Lisa, lo mueve, lo lubrica.. ahora otro dedo y mi mujer se retuerce; me mira en la distancia, pasa la lengua por sus labios y percibe mi total erección viéndola.
El hombre cambia los dedos por su polla; según cuenta Lisa, afortunadamente no era grande, pero le daba placer; la bombea hasta introducirla por completo. Ahora Lisa está empotrada por ambos lados. El culo le da placer, pero la enorme polla, a la que le han encendido un vibrador, la está llevando al límite. Cuando la boca de la morenita se engancha a sus pezones y el marido descarga en su culo ya no resiste más y se corre en una escandalosa explosión.
La señora, me pide que le chupe el clítoris y cuando estoy en ello veo que Marco y su matrimonio se han acercado hasta ella. La besan, la acarician, le manosean y ella alcanza a coger la, nuevamente dura, polla de Marco. Cuando se corre por el trabajo de mi boca, arrastra a Marco a eyacular en la de ella. Los dos maridos y la otra señora se encargaron de lamer el semen desparramado por su cara y sus pechos.
Marco y yo nos quedamos tumbados, empapados en sudor y eyaculaciones, tratando de recuperar fuerzas. Nuestros “dueños”, charlaban y valoraban nuestra aportación y el resultado del juego. Nos dieron la enhorabuena y nos entregaron nuestras túnicas. Ahora sois nuevos miembros.
Recuperamos nuestras llaves y fuimos a nuestra habitación; tomamos fruta, pastelitos variados y champán, nos dimos una relajante ducha y mucha crema, sobre todo en nuestros “agujeros”.
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Llegados a este punto, en el camarote del crucero, Lisa y Marco interrumpieron la narración. Habíamos mantenido absoluto silencio y admiración por lo relatado. Ana, sentada en el suelo, apoyaba su cabeza entre mis abiertas piernas, sintiendo mi polla totalmente dura. Mi mano, se había deslizado por su generoso escote y acariciando ligeramente sus pechos y pezones.
Abrimos una nueva botella. Marco, al levantarse para servir, nos mostró el bulto que sobresalía de su pantalón.
- Perdonar, pero a pesar de haberlo vivido intensamente, el recordarlo y narrarlo ahora, hace que me excite nuevamente.
- Yo estoy igual que tú, dijo Carlos
- Afortunadamente no llevo bragas, porque las habría mojado entera, añadió Ana.
- Brindemos, no es bueno contener el deseo, no creéis?
- Por supuesto que no, opinamos todos.
- Aún faltan vivencias posteriores, añadió Marco
- Más excitantes que esta? Preguntó Ana
- Bueno, ha habido otros juegos, otros contactos y otros momentos de mucho sexo. Según avanzaba la fiesta, el cansancio aumentaba y la excitación descendía.
- Vas a contarles “
El juego de la suerte
”?, preguntó Lisa a Marco.
- Sí, pero queda mucho crucero y ahora tenemos otra prioridad: Satisfacer esta calentura general, concluyó Marco.
Todos estuvimos de acuerdo. Juntamos nuestras copas, las depositamos en la mesa y nos besamos apasionadamente. Marco besó a Lisa, luego a Ana y finalmente a mí. Lisa se quitó la túnica y procedió a quitar la de Ana; ambas desnudas y excitadas nos desnudaron a nosotros. Les costó bajarnos los pantalones a causa de lo duro de nuestras pollas. El beso de Marco…me excitó más aún.
Este, ya desnudo y empalmado, cogió a Ana, la alzó sobre sus piernas y apoyándola contra la pared, la beso y penetró fogosamente. Ana, totalmente abierta de piernas, las cerraba sobre la espalda de Marco mientras devoraba su boca.
Lisa, me tumbó sobre el sofá, se colocó sobre mí abierta de piernas y cerrando los ojos, se introdujo toda mi polla en su mojadísimo coño.
- No puedes imaginar como deseaba sentir tu verga, Carlos
- Necesitaba follarte entera, me tienes caliente desde que te vi la primera vez, dije.
Marco y Ana se corrieron al poco rato, después de un impulsivo polvo. Se acercaron a nosotros y se colocaron al borde del sofá. Marco acercó su polla a mi boca y Ana su coño a la de Lisa.
- Saborear nuestros jugos, están muy ricos… dijeron
Nos corrimos al instante. Recordaré aquel polvo con Lisa como uno de los mejores de mi vida. Sé que Ana quedó maravillada por la follada que le metió Marco.
Tomamos frutos secos, galletitas, fruta y más champán. Pasamos a su amplia cama y volvimos a repetir el sexo, esta vez más pausado, sin tanto ímpetu, disfrutando de cada caricia, cada penetración hasta que el cansancio y el sueño nos venció a las cuatro.
Volveremos con la Parte 3 : La perversión de Rosa y Germán,
Esperamos que os haya gustado. Ya sabéis, esperamos vuestras valoraciones y comentarios, bien en la página o en nuestro correo: calonso63@hotmail.com .