Un crucero de placer y sexo (3)

3ª entrega del fabuloso viaje de placer en un crucero.

UN CRUCERO DE PLACER Y SEXO (3ª PARTE)

Continuamos en el viaje

3º DIA

Al despertar, lo primero que hice fue darme una ducha relajante y reconfortante. A continuación saludé a Juan y le pregunté:

  • "¿Qué tal te fue ayer?"

  • "Muy bien, ya te contaré. Vamos a tomar algo para desayunar"

Y nos fuimos para el comedor.

(SIGUE EL RELATO JUAN)

Durante el desayuno, y posteriormente dándonos un paseo por la cubierta del barco, le conté a Chelo mis andanzas del día anterior.

  • "Cuando te dejé en la hamaca del solarium me di un paseo alrededor de la piscina contemplando a todas las personas que en ese momento estaban por dicho lugar. Me entretuve hablando con una pareja de mallorquines que también era su primer viaje en este crucero. Dialogamos sobre las particularidades del viaje, de las diferentes zonas que habíamos visitado en el interior del barco, trasladando la conversación a nuestras intimidades en la ciudad donde habitábamos cada uno, y así transcurrió casi todo el tiempo de esa mañana.

Al regresar, donde te había dejado, y no verte se me ocurrió el visitar, a pesar de ir solo, el cine para ver la película que estaban poniendo y poder contemplar las diversas situaciones que se desarrollaban en el interior de la sala. Cuando entré, divisé a varias parejas que ocupaban asientos en diferentes lugares y algunas de ellas estaban en posiciones de darse placer sexual.

Tomé asiento en una butaca céntrica al lado izquierdo de la pantalla. Me entretuve mirando las imágenes que en ese mismo instante se plasmaban en la pantalla donde una mujer era penetrada por un negro mientras se la chupaba a un rubio. Hasta ese momento todo era normal, pero al desviar mi mirada hacia el lado izquierdo de mi posición vi a una pareja formada por una señora gruesa ó mas bien obesa pero atractiva y a un señor, de unos cuarenta y tantos años, con una melena recogida en su nuca. La señora me miraba sonriéndome. Y yo, amablemente, incliné la cabeza en un intento de saludarla, al mismo tiempo que la sonreía. Entonces fue cuando ella, moviendo la cabeza, me invitó a sentarme en el asiento al lado del suyo. Solícito me trasladé al lugar que me había señalado. Al tomar asiento me percaté de que la señora le tenia agarrado la polla al compañero de al lado. Pude observar como esta mujer tenia una cara redonda con unos labios gordezuelos y sensuales que daban cobijo a una boca grande. Tenía una blusa ancha sin botones y en su parte inferior cubierta por una falda con bastante vuelo. Y sin decirme ni media palabra me cogió la mano y se la puso en su pecho izquierdo. Sus senos eran descomunales. Yo, con mucha parsimonia, empecé a pasarle la palma de mi mano por todo su pecho hasta notar como se le endurecía el pezón sobresaliendo de su escondrijo.

Ella seguía con su mano derecha masturbando la polla de su acompañante. Y se dejo caer un poco más sobre el asiento hasta apoyar la cabeza en el respaldo trasero. Su rostro se había vuelto hacia mí y su lengua se la pasaba una y otra vez alrededor de sus labios. Yo continuaba con el masaje de pecho pero ya mi mano se había introducido por el lado abierto de la manga y le estaba tocando la teta sin tela de por medio. En ese momento, la mujer cogió el apoyabrazos que nos separaba y lo levanto de su lugar para colocarlo en la rendija entre los dos asientos dejando el sitio sin impedimentos adicionales. Aproveché para meterle la mano por debajo de su blusa y acceder más libremente a sus formidables senos. Ya tenía los pezones tiesos y duros. Ella respiraba fuertemente. Y con su mano izquierda, con una rapidez endiablada, me desabrocho la bragueta para sacar mi polla. La amasaba dulcemente, la tocaba por toda su extensión, incluso introducía su mano hasta masajearme los huevos. Yo seguía con sus tetas, le pellizcaba sus pezones, le pasaba la yema del dedo por sus aureolas, le intentaba abarcar totalmente con mi mano su pecho que era imposible. Al final opté por subirle la vestimenta y empezar a comerle sus extraordinarios pechos. Ella continuaba con las dos pollas en ambas manos. Di un paso mas en mi atrevimiento y con mi mano izquierda recorrí sus gruesos muslos hasta llegar a topar con unas bragas inundadas de flujo. Apreté con la palma de mi mano la tela y su sexo, realizando círculos alrededor de donde suponía que estaría su clítoris. Ella se abrió aún más de piernas para dejarme más libertad en los tocamientos. Y aproveché para meter la mano entre sus bragas y su piel, hasta llegar a un formidable coño cubierto de un espeso matojo de vello ensortijado. Su vulva estaba totalmente empapada. Fui ahondando con mis dedos hasta toparme con unos abultados labios vaginales. Estos desprendían abundante flujo seminal lo que favoreció el poder meterle mi dedo medio en el interior de su coño. Cuando lo tuve totalmente enterrado, la mujer dio un chillido ahogado de placer. Su acompañante y yo nos sobresaltamos al oírlo, pero continuamos con nuestros quehaceres. Yo tenía la polla a punto de reventar, pero deseaba follarmela antes de escupir mi semen. Y acercando mi boca a su oído le dije:

  • "Intenta comerte su polla y echa tu culo hacia mi que voy a meterte mi tranca"

Se reclinó hacia su lado derecho y levantó un poco su pierna izquierda, de tal forma que su culo y sobretodo su esplendoroso chocho quedaban a la altura de mi pene. Sin dilación le retiré la tela de las bragas y por el hueco dejado le metí mi pene que entró sin esfuerzo pues además de tener un sexo totalmente mojado, este era enorme. Empecé a darle embestidas de mete-saca y a cada una de ellas se le escuchaba un suspiro o un chillido de placer. Ella seguía mamando glotonamente la polla de su acompañante.

Al cabo de un rato, y dejando la felacion por un momento, la mujer dijo:

  • "Cariño estamos haciendo realidad nuestro sueño. Mientras yo te como la polla me están follando. Esto era lo que los dos queríamos. Te sentirás feliz".

  • "Yo soy dichoso de verte. ¿Te lo estas pasando bien?"

  • "Me lo estoy pasando formidablemente bien"

Y volviéndose a inclinar siguió comiéndole el rabo.

Así permanecimos hasta que sin poder aguantar mas me corrí dentro de ella, que ya había terminado con su compañero pero seguía inclinada para recibir bien mi polvo.

Al sacar mi polla de su estancia, el semen salió de ella, y la mujer pasando su mano por el coño recogió algo del líquido lechoso para llevarlo a su boca y degustarlo. Descansé un momento y dándole un beso suave en sus labios me salí del cine.

Deambulé por los pasillos observando las diversas situaciones que en el interior de los camarotes se desarrollaban, hasta llegar a uno de estos, que se encuentra al final del pasillo, donde habían varias personas visionando su interior. Me acerqué y me dispuse a ver lo que ocurría. Dentro de la habitación, y en la cama, estaban una pareja mayor (de unos 50 a 60 años) y un chico cuya edad no superaba los 30. La mujer era la que llevaba la voz cantante y disponía de ambos varones. Les indicaba en cada momento lo que tenían que hacer. Así le decía al más adulto:

  • "Sigue comiéndome el coño y observa como me folla un verdadero macho".

Bueno, te tengo que decir que el mayor estaba tendido y debajo de la señora como haciendo un 69. La mujer estaba en posición del "perrito". Y el joven se la estaba metiendo por detrás, pero en su coño. A cada embestida de este, las tetas flácidas de la señora se movían extraordinariamente hacia delante y hacia atrás. De vez en cuando la mujer miraba hacia nuestra posición para que pudiéramos contemplar su rostro de satisfacción. Conforme pasaba el tiempo su cara se le iba transformando en una imagen de verdadera lujuria y deseo. Una de las mujeres que estaban visionando el espectáculo le dijo a su acompañante, con voz suave pero lo suficiente alto para que lo oyéramos los demás:

  • "Mira, el viejo le está comiendo también los huevos al joven"

Y efectivamente así estaba ocurriendo. Me giré hacia esta pareja y nos sonreímos de la nueva situación. Entonces les propuse el intervenir en la fiesta privada. Ellos me contestaron que no tenían ningún inconveniente siempre que los de adentro quisieran que participáramos. Y asomando mi cara por la puerta les pregunté:

-"¿Desean que nos unamos a su extraordinario trío y formemos una orgía?"

Y la señora, rápidamente, contestó:

  • "Entrar todos los que queráis y tengamos una fiesta llena de sexo".

Se desligó de su joven y se abalanzó sobre mí. Mientras, la pareja había traspasado la puerta y estaba montándoselo con los otros dos. La señora mayor me quitó los pantalones y empezó a darme lametones en mi miembro. El varón (de la pareja) se aproximó a nuestra posición y se dispuso a comerle la almeja a la señora mayor. Mientras su mujer se dedicó a entretener a los dos miembros que ya estaban en la estancia. Así permanecimos durante bastantes minutos hasta que echándome en la cama atraje hacia mí a la mujer adulta y la senté encima de mi miembro. Ella, al notar mi polla en su interior se arrojó totalmente sobre mí dejando su trasero expuesto al otro miembro, que no tardó ni un segundo en penetrarlo. Al tener las dos pollas en su cuerpo, la señora dando gritos de placer decía:

  • "Continuar follandome así para demostrarle al cornudo de mi marido que todavía puedo follar con todo el que me salga del coño".

Al poco rato cambiamos de posición. El otro ocupó el lugar del sexo y yo se la metí en su culo. Y volvimos a ejecutar el mete-saca con más intensidad. Cuando ya estaba a punto de explotar se la saqué de su orificio anal y se la acerqué a su boca, diciéndole:

  • "Toma y trágate toda la leche como una verdadera furcia"

Y empecé a eyacular en el interior de su boca. Ella no hacia nada más que pasarme la lengua por mi capullo y relamerse de gusto tragándose todo el semen que había derramado. Al instante, el otro se corrió también en la cara de la señora, dejándole un aspecto lamentable. Pero ella continuaba limpiándose con las manos y con la lengua.

El otro trío seguía con sus juegos y fue el momento que aproveché para despedirme y regresar a nuestro departamento eso fue todo lo que sucedió.