Un crucero-3ª-La perversión de Rosa y Germán
Un crucero y nuevos amigos donde pervertimos a los jóvenes Rosa y Germán.
Un crucero y nuevos amigos- Parte 3 (La perversión de Rosa y Germán)
El crucero sigue su rumbo, de Capri navegamos toda la noche con destino a Túnez. Mientras el barco surcaba el mar, Lisa, Marco, Ana y yo nos dormimos unas horas después del relato de éstos y el desahogo de la calentura alcanzada. Llegamos ojerosos al buffet de desayuno, que ya estaba a punto de cerrar, tras pasar unos minutos por nuestro camarote, deshacer la cama para no llamar la atención y cambiarnos rápido de ropa. No tuvimos tiempo a ducharnos, así que en zonas aún percibía olores excitantes. Mientras tomábamos unos cafés y unos bollos, sonrientes y felices comentamos cuanto habíamos disfrutado la noche pasada.
- Todavía quedan días de crucero y más anécdotas que revelar, dijo Marco
- ¿No tenéis ninguna para contar vosotros?, preguntó Lisa.
- Ninguna tan morbosa e interesante como la vuestra, ha sido brutal, dije yo
- Pues, esta noche podemos hablar de otra vivencia de la fiesta de la Orden, añadió Marco.
- ¿Tal vez: El juego de la suerte?, preguntó Lisa
- Es una buena historia. Si no hay otro plan podemos seguir esta noche, comentó Marco esgrimiendo una pícara sonrisa.
- Por nosotros, sin problema, añadimos ambos.
- Buscaremos más gel lubricante, jajaja, dijo Ana. Aun me escuece el ímpetu de Marco.
Ya íbamos a levantarnos para pasar por el camarote y darnos una ducha cuando aparecieron Rosa y Germán. Ya venían equipados para realizar la excursión del día, se les veía felices.
- Os echamos en falta para el desayuno, dijo Germán.
- Sí, ayer trasnochamos un poco y nos despertamos más tarde, dije.
- Estás muy guapa, Rosa, comentó Marco
- Gracias, muchas gracias, voy fresquita, me han dicho que pasaremos calor, añadió ésta poniéndose un poco colorada
- Nos vemos en media hora en el embarque de la excursión, comenté.
Y nos fuimos a toda prisa para no perder la visita a Túnez, nos duchamos a rápido y pusimos ropa fresca para el día. Desembarcamos en el puerto y realizamos la visita a distintos lugares de la ciudad. Por momentos íbamos de tres en tres, o por parejas o nos juntábamos los seis. Rosa y Germán disfrutaban de nuestra compañía y se sentían seguros a nuestro lado; se veía que no habían viajado mucho al extranjero y estaban timoratos.
En uno de los mercados, los típicos “Zocos”, los comerciantes te acosan tratando de vender sus productos, te tocan, sobre todo a las mujeres y resulta difícil quitártelos de encima. Tuve que acudir al rescate de Rosa, que entró en un comercio y se vio algo rodeada. Yo la vi y cubriéndola con mi brazo, la saque de allí. Se agarró a mi cintura, apoyo su cabeza en mi pecho y se asustó un poco. Pude notar sus pezones en mi piel y no hice nada por apartarlos.
Debo de reconocer que me encantan los pechos femeninos. Siempre me fijo (y creo ser un experto) si llevan sujetador o no. Que no lo lleven me pone. Y ya me había fijado cuando la vi en el barco que no llevaba nada.
Ana, pocas veces lo lleva, salvo que la ocasión lo requiera, y está acostumbrada a que le acaricie sus pechos sin ataduras.
Hubo bastantes momentos divertidos, bromas, fotos, compras y en ocasiones nos cogíamos del brazo para caminar por los callejones con alguna de nuestros amigos o amigas.
Vi como Marco se aferró a Rosa y caminaron juntos hablando un buen rato. Ana se enganchó a Germán, que cada vez ganaba más confianza y perdía, disimuladamente, su vista en el escote de mi esposa, la cual, consciente de lo que la miraba en chico, se había soltado otro botón de su camisa, mostrando un canalito muy atractivo.
Lisa, me comentó en nuestro caminar:
- Has visto como le mira las tetas Germán a Ana?
- Ufff, ya me he fijado, ya lo hizo ayer.
- Pues las de Rosa están perfectas, son las mejores de las tres.
- A mí me gustan más las tuyas.. sonreí y señalé su escote
- Estas ya las tienes muy vistas, manoseadas y mordidas, dijo entre risas.
- Seguro que las vuelvo a devorar, dije.
- Veo a Marco muy interesado en Rosa, jajajaja, está de caza.
- Crees que son horizontales?, pregunté (En el ambiente swinger se define así a las personas que participan en este mundillo. Las verticales define a las no swinger)
- No lo creo, pero si sabemos jugar bien nuestras cartas, tal vez lo averigüemos.
En un momento de compras, Rosa pidió a Germán que entrase con ella a comprar unos detalles para sus padres. Nosotros los esperamos sentados en una terraza tomando el típico té.
Comentamos lo hablado Lisa y yo a Marco y Ana. Ambos opinaron que había que ponerlos a prueba, suavemente, para que no se asusten y ver cómo reaccionan.
Así fue que, en una tienda de moda occidental Lisa le pidió a Rosa que le acompañase, pues nos había contado que trabajaba en la sección de moda para mujer en unos grandes almacenes, y se veía que tenía buen gusto para la ropa. Esta, encantada, accedió a la tienda y buscaron ciertos vestidos, camisas y hasta sujetadores. Según nos comentó Lisa más tarde, le ayudo a escoger un sujetador sexy, para gustar a los hombres y a las mujeres.
Le pidió que entrase con ella en el probador y le ayudase a ponérselo, colocar sus copas, ajustar los pechos y ver como quedaba. Rosa, al principio no se atrevía a tocar a Lisa, pero está, muy natural, le pedía que lo ajustara con sus manos.
Le gustó sentir el tacto inocente de las manos de Rosa y le preguntó que le parecía
- Te queda perfecto, tienes un tipo precioso.
- Les guastaré a los chicos?, preguntó entre risitas
- No lo dudes, habría que estar ciego para no apreciar tu cuerpo.
- A Marco, seguro, a Carlos también, ya me ha visto así, pero y a Germán?
- A Germán le vuelves loco las tetas, así que no lo dudes. Seguro que sí, y re rió.
- No te gustaría probarte uno?, dijo Lisa
- Bueno, es que no traigo sujetador ahora, comentó algo avergonzada,
- No te preocupes, yo no voy a asustarme. Otra cosa es que no te atrevas a quitarte el vestidito (Rosa llevaba un vestido de tirantes, ajustado en el torso y con botones desde el escote hasta el final, muy veraniego y corto)
- No, no, no me importa, voy a probarme uno.
Se desabrochó el vestido, se lo quitó y la depositó sobre la percha del probador. Vi aquellos preciosos pechos y me prometí a mí misma que intentaría devorarlos antes de terminar el crucero. Acompañaba el modelo con unas pequeñas braguitas de color carne. Se puso dos o tres para ver cómo quedan y yo le ayudaba a colocarlos, mueve para aquí, sube para allá, coloca este pecho así. En definitiva, que sobé sus preciosas tetas todo lo que pude. Ella no dijo nada, aunque se le veía algo vergonzosa. Finalmente nos compramos uno cada una y acordamos ponerlos en su momento para sorprender a nuestras parejas.
Comimos con el grupo de la excursión en un bonito hotel, junto a la playa, que disponía de una amplia y apetecible piscina. Nos pusimos nuestros bañadores en los vestuarios del hotel y nos refrescamos en aquella apetitosa agua azul; las chicas estaban preciosas con sus biquinis, evidenciando la diferencia de edad entre Lisa y Ana con Rosa; posteriormente fuimos a la playa para descansar bajo unas sombrillas en cómodas tumbonas.
Formamos un corrillo entre los 6 y, medio adormilados, estuvimos hablando de muchas cosas. Supimos que Germán era informático y trabajaba en una multinacional. De inmediato, aparecieron preguntas técnicas sobre móviles, tabletas u ordenadores.
Marco y yo dimos un paseo por la playa y me comentó que iba a tratar de provocar a Rosa y ya había planeado con Lisa algunas estrategias. Su mujer le comentó que Ana debería encargarse de Germán, pues parecía que hacía buenas migas con él.
Había que llevarlos al mundillo de los juegos, las confidencias, las caricias veladas, las situaciones morbosas y, así, hacerlos caer en nuestros planes. Lisa planeará con Ana algunas estrategias y cuando estén a punto rematar la faena. La idea me excitó. Planear pervertir a una joven pareja, que ignorábamos si les iría el mundo swinger, tenía una morbosidad increíble.
Cuando regresamos al grupo, los 4 estaban medio dormidos y se quejaban del intenso calor.
- Todos al agua, dijo Marco
Ana animó a Germán a acompañarla al mar. Yo cogí a Lisa en brazos y corriendo la zambullí en el agua y Marco, levantó a Rosa de su hamaca, pues no parecía muy animada a mojarse. La joven pateaba entre risas tratando, en vano, que desistiera en su intento. Él, abrazándola con fuerza, se metió en el agua cuando casi los cubría por completo. Ella, juguetona, le salpicaba, lo que nos animó a todos a hacer juegos entre nosotros.
No cabe duda que las manos se movieron precisas por muchas partes de los cuerpos e, incluso, Ana se sentó sobre el regado de Germán donde apenas hacían pié. El la sujetaba por la cintura y por las tetas. Mi mujer se dejó hacer y entre bromas, pasó la mano intencionadamente por la entrepierna del chico. Germán tampoco protestó y se animó a más toques. Rosa venía montada sobre la espalda de Marco, clavándole sus duras tetas para disfrute del italiano.
Salimos entre risas y cogidos de las manos. Nos secamos y comenzamos a volver al vestuario para cambiarnos y continuar con la excursión.
En losvestuarios, las chicas se estaban duchando a la vez y Rosa parecía aceptar de buen grado esta situación. Ana, curtida en mil batallas y con sus conocimientos de enfermería (trabaja en un hospital público), se interesó por ciertos arañazos que aparecían sobre el cuerpo de Rosa. También Lisa se acercó y verificó con sus finos dedos, aquellas marcas que, seguramente, Marco le había causado.
- Creo que tengo en mi mochila alguna crema para suavizar esas marcas.
Apareció con un tubito y le dijo a Lisa:
- Mientras termino mi ducha, puedes tu aplicarle esta crema?
- Claro, dijo Lisa, que veía en ello la complicidad de Ana
Lisa se esmeró en extender crema por las zonas afectadas y, de paso, por otros próximas. Rosa, aceptó de buen grado la atención de su amiga, que le pedía retirase la toalla para poder verificar si estaba todo curado. Más adelante, Lisa, nos comentó que se excitó muchísimo al ver el bonito cuerpo de la joven y más al acariciar su piel.
Transcurrió el resto de la excursión entre risas y buen ambiente. En el regreso en autobús hasta el barco, Ana y Lisa compartieron asiento, así como marco y yo. La parejita venían como muy acaramelados, con Rosa apoyando la cabeza sobre el hombre de Germán.
- Se ve que necesita cariño, comentó Marco
- Creo que sí, dije yo
- Dice que está muy cansada, respondió Germán.
- Pues ya puede descansar ahora, que queda mucha jornada y mucha noche, volvió a decir Marco.
- Estaré perfecta, tranquilos, sentenció Rosa.
Llegamos al barco y nos fuimos a los camarotes. Ducha, crema hidratante, cambio de ropa y dispuestos a disfrutar de otra cena, otros bailes y todo lo que la noche nos traiga. Ana y Lisa acordaron poner sujetador, por si la fiesta se anima.
Como cada día nos tomamos unos cócteles antes de la cena y nuestra Rosa venía muy arregladita, con una bonita minifalda negra, una camisa blanca, zapatitos de tacón y también traía sujetador. Nos despedimos para ir a la cena y reunirnos una vez concluida la misma. Nos fuimos a una terraza de popa donde había varias tumbonas y se estaba muy tranquilo.
Los tres chicos nos acercamos a una barra y pedimos copas para los seis. Había variaciones, pero todas contenían alcohol. Cómodamente dispuestos, hablamos del día que ya acababa y cuando el barco ponía rumbo a Malta, disfrutamos de nuestras bebidas viendo la estela que producían las hélices.
Comenzamos a proponer que hacer esta noche y había distintas alternativas. Unos al casino, otros a bailar, otros al espectáculo musical de cada noche.. Al final las chicas (había alianza Lisa-Ana), ganaron la batalla y nos fuimos a bailar. Pero antes de hacerlo, Marco preguntó:
- Que es lo que más os impactó de la vida sexual?
Todos nos miramos, unos a otros, tratando de buscar una respuesta a la peligrosa pregunta de Marco.
- Te refieres en el trabajo, a un peligro, a una aventura?, preguntó Germán
- Lo que sea, pero en el ámbito sexual. Algo que te dejara huella.
- A ver, Lisa, tú que crees que ha sido?
- He tenido distintas opciones y creo que la que más me impactó, fue tener sexo con una amiga. Y abrió las manos inocentemente. Ahí descubrí un mundo diferente.
- Yo escogí la primera paja que me hizo un amigo, también muy joven, en plan quitar la calentura (creo que lo conté en alguno de mis relatos)
Miramos a Germán, quien no sabía muy bien que decir. Este miró a Rosa, y confesó que por ser la primera vez, su polvo en un bar de putas.
- Rosa, un poco azorada, comentó que su primer polvo, con un joven con el que salía, fue un desastre. Le dolió y no tuvo ningún placer, así que lo marco, aunque sea en negativo.
- También vale, dijo Marco.
- Ana, seleccionó como lo más impactante… el primer intercambio de parejas. Y no añadió más, lo dejó ahí.
- Marco, confesó que fue en una fiesta privada, hace algún tiempo, y estando Lisa presente.
Nadie se atrevió a preguntar ninguna aclaración. Nos tomamos las copas y Marco resolvió algunas incógnitas.
Os preguntareis por qué estas preguntas. En realidad forman parte de un juego, en el que es necesario al menos seis personas. Se llama “La Pirámide” y consiste en tirar un dado, te sale una puntuación y te mueves por unas casillas que van ascendiendo en la pirámide. Cuanto más alto asciendes, más difíciles son las pruebas, pero siempre dentro de un orden, no temáis.
- Nosotros los conocemos, apunté y me parece divertido e interesante.
- Bueno, si os apetece podemos jugar una partida, comentó Marco
- Ana dijo: Yo me apunto
- Yo también, respondí.
- Por supuesto, a mí me encanta, matizó Lisa.
- Ya somos cuatro, dijo Marco, pero lo divertido es con más gente, seis lo ideal y miró a Rosa y Germán.
- Bueno, no sé la dificultad de las preguntas o pruebas, añadió Germán, como son?
- Preguntas, pruebas sencillas, algo que puedes resolver sin dificultad; además hay una serie de comodines por si no quieres realizar una prueba o contestar una pregunta.
- Qué opinas tú?, preguntó Germán a Rosa
- Si tú te apuntas, pues yo también, contestó ésta.
Antes de que pudiese haber algún tipo de negativa, Marco confirmó.
- Pues, ya somos seis. Nos reiremos y lo pasaremos muy bien. Vamos a bailar y después nos compramos bebida y, para estar más cómodos, podemos ir a nuestro camarote, que tiene un saloncito muy coqueto.
Nos dirigimos a nuestro bar-baile preferido y pasamos un rato divertido, las copas ya habían roto ciertos temores y había mayor fluidez en los bailes y en las caricias camufladas
En uno de los bailes, Rosa me preguntó:
- Tú ya conoces el juego, en qué consiste?. Aunque Marco lo contó, tengo bastantes dudas. Que tenemos que hacer?
- A ver, no estés preocupada. Es un simple juego. No hay violencia ni peligro. Es una reunión de amigos y algo de picardía. Por ejemplo: Si te sale que me des un beso a mí, sería una prueba difícil?
- No, contestó ella, te lo doy sin problema.
- Pues yo lo mismo, y creo que a todos nos pasa igual.
- Hay pruebas o preguntas más difíciles?, volvió a insistir.
- Cuanto más alto de la pirámide estés, hay más dificultad, pero siempre dentro de un orden. Además, recuerda que tienes comodines-
- Vale, respondió. Y yo le deposité un beso en su cuello, dejando que mis labios acariciaran un poco su piel. Noté como le gustó y erizó un poco su vello.
- Jajaja, las cosquillas…se disculpó.
Terminamos nuestras copas, compramos bebida y nos fuimos al camarote de Marco y Lisa. Durante el trayecto Marco me pasó una pastillita de color azul;
- La noche puede ser larga y hay que compensar las fuerzas, jajaja.
- Sí, gracias, me vendrá bien, toda ayuda es poca.
Lisa nos animó a descalzarnos para estar más cómodos; nos sentamos en círculo, en el mismo lugar que habíamos estado ayer los cuatro, Marco sirvió champán para todos y Lisa apareció con la cajita del juego. Marco, se sentó, a su derecha Lisa y siguiendo este orden: Carlos, Ana, Germán y Rosa
Era un cartón que se plegaba en 4 y, una vez abierto, aparecía una pirámide con una especie de camino desde la base a la cima. El camino venía dividido en casillas con un número y a medida que ascendía cambiaba de color. En la base era azul; en la parte baja, amarilla; en la parte media, verde y en parte alta roja. También había unas cartulinas rectangulares, semejantes a naipes, con los mismos colores por detrás y otro mazo de color blanco. Éstas últimas eran los comodines
Acompañaban unos dados y unas figuritas de distintos colores que servían como fichas para cada jugador.
- Escoger el color que queráis, animó Marco.
Rosa se pidió el rosa, Germán el azul, Ana el verde, yo el rojo, Lisa el amarillo y Marco el negro. Extendimos el cartón entre nosotros, dispusimos las cartulinas, los dados y situamos nuestras figuritas en la posición de salida.
Comienza el juego Marco y se sitúa en una casilla libre de carta, pasando el turno a Lisa y le toca tarjeta con ésta pregunta:
- Cuál es la parte más sensible de tú cuerpo?
- Lisa: Mis pezones
Me toca a mí, pregunta:
- Has acariciado sexo de hombre?
- Carlos: Si, varias veces
Luego tira Ana y pregunta:
- Has practicado sexo Anal?
- Ana: Si y me gusta
Corre el turno y le toca a Germán, pregunta:
- Has tenido relaciones fuera de tú pareja:
- Germán duda, mira a Rosa y dice: Sí, pero antes de conocer a Rosa
Cierra el recorrido Rosa, pregunta:
- Te gustaría hacer un intercambio de parejas?
- Rosa, al igual que Germán duda, mira a su chico, luego a nosotros y dice: Alguna vez lo hemos hablado, no lo hemos hecho, pero si el momento es apropiado, no lo descartamos.
Terminada la ronda se cambian las posiciones: Lisa se cambia con Ana y Rosa con Germán y continúan las preguntas, de menor dificultad, hasta que se alcanza el nivel amarillo. También se han variado las posiciones. A Marco le sale una carta: Elige a una persona del juego y pídele un deseo. Este elige a su mujer Lisa y le pide que bese a Germán. Ella se levanta, él también y se funden en un intenso beso. Rosa los mira con cierta admiración y le lanza un besito simbólico a su chico.
Siguiente carta, para Ana: Quítate una prenda de ropa. Ana se levanta y se quita su camisa, mostrando un sexy sujetador que presiona sus pechos. Después a Germán: Pierdes una prenda, y éste se quita su camisa. Bonito tórax, musculado, moreno y buenos bíceps.
Sigue la ronda con Carlos: Elige un jugador y bésalo. Me levanto y me acerco a Rosa, la beso con fuerza y ella se azora un poco, pero participa. Luego mira a Germán y sonríe.
A Lisa le sale perder una prenda y se despoja de su blusa, luciendo también un provocador sujetador. A Marco le sale una carta importante: Todos los jugadores pierden una prenda. Algunos ya nos quedamos con los bóxer, las chicas con sujetador y braguitas. El ambiente se caldea.
La pirámide sigue ascendiendo, German pierde su pantalón y Ana su sujetador. Nos acercamos a la zona roja y ahí empiezan pruebas más difíciles. Ana es la primera en quedarse desnuda y lo celebramos sirviendo otra ronda de champán. Está acostumbrada y se muestra provocadora y juguetona. Lisa elije un jugador para un beso y lo hace con Ana. Ya lo han hecho el día anterior y ahora se esmeran en poner alta la temperatura. Cuando pierde prenda Rosa, hay mucha expectación. Sus tetas ya lucían espléndidas y ahora, al quitar sus braguitas, se nota mucha excitación. Se cubre su pubis con sus manos y Lisa le deposita un beso en su espalda, le acaricia la cara y le da un beso en los labios. Las pruebas de rojo hacen su aparición.
Y a Lisa le toca la primera prueba: Acaricia el sexo del jugador de tú derecha. Mira a Germán, que aún tiene puesto su bóxer y propone:
- Yo propongo que, para estar todos en las mismas condiciones, nos quitemos las prendas que quedan
Ana, Carlos, Rosa y Lisa ya están desnudos, así que Marco y Germán se quitaron sus bóxer. Ahora todos desnudos, en igualdad, y ya se veían erecciones varoniles. Lisa, ahora sí, pone su mano sobre la polla de Germán, que está tiesa; él apoya sus brazos y se inclina hacia atrás, Lisa acaricia, manosea y deposita un beso sobre su glande. Rosa observa y Marco, que está a su lado, acaricia su espalda y beso su cuello.
Yo, que estoy a su otro lado, cojo su mano, y le digo: Es solo un juego y debes jugar tú también. Ella sigue viendo como disfruta Germán del buen trabajo de Lisa. Ana se acerca a ellos y besa en la boca a Germán; Lisa se ha metido la polla en la boca y la mama suavemente. German, acerca sus manos a los pechos de Ana y los manosea, los chupa, los magrea. Marco coge una mano de Rosa y se la pone sobre su dura polla; yo le pongo la otra sobre la mía. Ella, que está viendo como disfruta su pareja, agarra con fuerza ambas pollas. Yo me sitúo detrás, la tumbo sobre mi pecho y la sigo acariciando. Marcos se pone de rodillas delante de ella, abre sus piernas y mete su boca en su coño. Ana se coloca sobre Germán, que sigue afanado en sus tetas, se coloca sobre él y mete la verga en su vagina.
Lisa se aleja, Germán empieza a bombear a Ana y a emitir unos jadeos pro orgásmicos. Rosa lo ve y se deja hacer; empieza a sentir el placer de la lengua de Marco, mis manos en sus tetas y mi boca por su cuello y orejas. Se calienta, se excita, se entrega. Marco se incorpora, yo la tumbo en plano sobre mí y facilito la clavada de éste. Rosa gime, se mueve, jadea y ya no mira a Germán que está echando un polvo maravilloso con Ana y devorando sus deseadas tetas. Marco se corre fuera y yo ocupo su lugar, tumbándome sobre el semen del italiano y penetro a Rosa, la follo con ansia, le cómo sus duras tetas y noto que está totalmente perdida, entregada, dispuesta y a punto de correrse. Y lo hace con unos gemidos que nos sorprenden a todos.
Tal vez eso contribuyó a que Germán se corriera dentro de Ana, que no lo dejo sacar la polla. Al igual que Marco yo me corro fuera, sobre sus tetas. Ella se queda tumbada, entre jadeos y sudando; Lisa se acerca, le besa su boca, baja a sus pezones y ante la sumisión de ella, lame nuestro semen y se lo deposita en su boca. Luego baja a su vagina, busca su clítoris, lo lame, lo succiona y le arranca nuevos jadeos.
Ana coge a Germán de la mano y lo lleva hasta donde están Rosa y Lisa. Al ver a su mujer en aquella situación, se empalma de inmediato. Coloca al chico detrás de Lisa, que está de rodillas y con su culo elevado y le dice a Germán: Fóllala, lo desea.
Lisa se coloca para ser penetrada, separa sus nalgas sin dejar de comer el coño de Rosa, yo le ayuda a embocar la verga en su coño y veo como la clava, entera, dura, húmeda. Ahora gimen los tres, Marco y yo nos acercamos a Ana. Germán se tumba boca arriba, Ana sobre sus piernas, se mete su polla y se inclina para dejar sitio a la mía en su culo. Las corridas de los tres amigos arrastraron a la nuestra.
Rosa y Germán se abrazaron y se besaron. Nosotros los rodeamos, abrazamos y besamos; les preguntamos qué tal lo habían pasado y nos confesaron que no lo olvidarían jamás. Tocaba descansar, ducharse y dormir. En esta ocasión nos fuimos a nuestros camarotes y les dijimos a nuestros amigos que, recordando lo vivido esta noche, echasen un buen polvo.
- Así lo haremos, respondieron
Nos despedimos hasta el desayuno.
Hasta aquí llega este tercer relato, pero queda un hueco para un cuarto: El fin del crucero.
Una vez más, deseamos que os haya gustado, excitado y motivado. Si queréis valorarlo, hacerlo puntuando o comentando en Todorelatos o en calonso63@hotmail.com
Besos y hasta pronto.