Un contacto inesperado (1)

La gran aventura de mi vida

UN CONTACTO INESPERADO (1)

Este relato ya fue anteriormente publicado, auque fue eliminado (no se cual seria la razón), he de decir que yo no soy la autora, pero si la protagonista. Solo lo publico por petición de su autor. No busco contactar con vosotros, solo que conozcáis un poco nuestra historia y que paséis un buen rato. No os preocupéis en agregadme al msn porque no es lo busco, ya tengo novio y amante. Sin mas dilación os dejo con el relato, besitos.

PD: Guarrillo recuerdos de tu “come-pollas” favorita, xd

He de comenzar diciendo que solo el hecho de escribir ciertos hechos reanudan en mi memoria recuerdos ciertamente morbosos.

Me parece aconsejable comenzar presentándome, y al respecto he de decir que tengo 21 años, soy moreno, ojos marrones relativamente alto y no haré mención acerca de mis supuestos encantos, pues considero han de quedar a juicio de terceros (evitando cualquier alarde de arrogancia posible, e invitando a dejar volar la imaginación en la mayor medida de lo posible).

Actualmente vivo con mis padres y con mi hermana Virginia que tiene 19 años. A pesar de vivir en la casa familiar tanto mi hermana como yo gozamos de bastante independencia puesto que nuestros padres no suelen pasar demasiado tiempo en casa.

Tengo novia desde hace un año y medio, ella es un año más pequeña que yo, tiene 20 años. Es realmente preciosa (y no lo digo porque sea mi novia jaja), es una chica rubia, quizás demasiado delgada, de ojos azules y pelo muy largo, de piel muy blanca casi tanto que no parece española (su madre es alemana y sus abuelos también), mas sin llegar a ser un tono de piel desagradable. Nuestra vida sexual es plena y satisfactoria, pero he de reconocer que la mía (al menos que yo sepa) no se reduce a nuestros encuentros sexuales, digamos que he ampliado horizontes fuera de mi relación, y en los últimos tiempos con mayor asiduidad si cabe, y de la forma más inesperada que no por ello carente de morbo.

Quizás ese crecimiento en mi actividad sexual en los últimos tiempos me haya marcado de algún modo, puesto que los celos de mi novia han ido en aumento desde hace algún tiempo ya, sin saber (espero) detalles de la vida que llevo cuando no soy ese chico aparentemente responsable, trabajador y buen estudiante. Siempre tuve escondida una personalidad sexual desbordada y perversa que sólo sale a flote en la intimidad de lo desconocido, cuando las consecuencias no pueden afectar a esa otra vida tan aparentemente normal, que llevo a diario.

Sin embargo, haber tenido esa personalidad  no implica necesariamente que hubiese estado desarrollada desde hace demasiado tiempo, lo que antes era simple fantasía y perversión se ha convertido hoy en una realidad inquietante, pero inevitablemente irresistible,  casi adictiva, y digo casi por establecer algún limite de racionalidad. Y esos hechos que han acontecido últimamente son los que quiero relatar con mayor detalle.

Me confieso lector de esta página desde hace años (aunque no es menos cierto que en periodos intermitentes), que descubrí por simple casualidad cuando trataba de dar respuesta a ciertas inquietudes (en principio anormales) que se habían despertado en mi adolescencia respecto  a mi hermana. Y no hizo la página sino dar rienda suelta a mis fantasías, y esconder el remordimiento de conciencia en un rincón oscuro, tras el éxtasis de masturbaciones frenéticas, al amparo de fantasías que se desarrollaban en la habitación de enfrente (donde duerme mi hermana), pero no es exactamente lo que les he venido a contar.

He de reconocer que sentí cierta inquietud cuando abrí mi cuenta de Messenger esa tarde noche, esa cuenta que no era la habitual, o quizás si era habitual pero no la que todos conocían. Esa cuenta que me permitía desarrollar esa otra parte de mí, con la que podría registrarme en los sitios más perversos, con la que podría fantasear cuanto quisiera sin revelar mi verdadera identidad. Hacía algún tiempo que no habría esta cuenta, que me había auto-castigado dejando que el remordimiento se apoderase de mi conciencia  y sacase una parte de pudor que nunca tuve, o más bien siempre traté de aparentar.

Me había asegurado de eliminar a todos mis contactos (que no eran abundantes) la última vez que había accedido a la cuenta meses atrás. Sin embargo, al volver a conectarme había un contacto en línea, algo que me sorprendió y despertó mi inquietud. Verónica era parte de su “nick”, y así supuse que se llamaba.

Abrí conversación con ella (sintiendo como el morbo de lo desconocido se iba apoderando de mí, sintiendo como volvía a caer en aquello que había repudiado que había castigado mi moral durante tanto tiempo, me resultaba absolutamente inevitable no hacerlo)

Javier: ¿Hola?

Verónica: hola, ¿quién eres?

Javier: eso mismo iba a preguntarte ahora mismo. No sé de qué te conozco.

Verónica: Pues me agregastes tú creo.

Javier: ¿Yo?, ¿estás segura?

Verónica: Juraría que sí.

Javier: No sé, esto me huele un poco raro sinceramente. Jajaja espero que no sea ninguna broma pesada o algo por el estilo.

Recordaba vagamente, haber agregado algún contacto, cuando había colgado mi primer relato en la página (si, este no es mi primer relato pero eso es otro asunto). Sería alguna chica que lo comentó?; ¿Sería quizás ella la autora de algún relato? La idea me daba vueltas en la cabeza, y eso me hacía aumentar el morbo de forma casi sobrecogedora. Pero tenía que intentar mantener la calma, no quería delatarme ni ser directo. Prefería jugar con el morbo de aparentar una situación fortuita, una simple casualidad. Si era yo quién la había agregado… ella no sabría quien era, no podía tener una imagen preconcebida de mí, de mis aficiones o de mi grado de perversión y mis posibles intenciones.

Verónica: ¿Broma porqué?

Javier: No sé, quizás seas una amiga de mi novia tratando de ponerme a prueba o algo así.

Verónica: Ni te conozco a ti ni conozco a tu novia puedes estar tranquilo.

Javier: Que lo digas no me hace estar más tranquilo (aunque en el fondo sabía perfectamente que no era así). Si es algún tipo de broma y lo confesases a la primera, perdería un poco el sentido.

Verónica: jajaja. En eso llevas razón.

Javier: Bueno  y¿ qué edad tienes? Yo tengo 21.

Verónica: Yo 22, soy de Málaga ¿y tú?

Javier: Yo también soy de Málaga xD (era demasiado extraño, demasiado casual como si todo se hubiere alineado para hacerme perder el control. Que Verónica fuese de mi misma ciudad habría un campo de posibilidades muy numeroso que incluso llegaría a superar mi propia imaginación) . ¿y a qué te dedicas?

Verónica: Estudio Periodismo, y Trabajo en un Pub durante los fines de semana.

Javier: Vaya yo también estudio, y trabajo poniendo copas igual, jaja. El mundo de la noche que demanda trabajo, aunque es un poco peligroso.

Verónica: dímelo a mi, que tengo que soportar a mil gilipollas que no saben mirar más arriba de las tetas.

Javier: jajaja, Bueno eso tiene sus ventajas, no te faltarán candidatos para rematar la noche de trabajo, y reducir el estrés.

Verónica: jajaja. No digo que no tenga sus ventajas, pero suelen ser mayores los inconvenientes. Pero es verdad que a veces la noche… confunde.

Javier: A saber a dónde te lleva a ti la confusión jaja

Verónica: a lo mismo que a todos, un rato de diversión.

Javier: Yo es que tengo novia, desde hace año y medio.

Verónica: Yo también tengo novio, jaja.

Javier: Uhhh, entonces espero que no se entere de tus noches de confusión. Conquistadora… jajaja

Verónica: ¿me he delatado no?

Javier: jaja si, creo que si. Pero si te sirve de consuelo, a mí se me hacen igual de irresistibles ese tipo de noches, así que estamos en igualdad de condiciones.

Me daba morbo saber que aquella chica le era infiel a su novio, eso me excitaba enormemente, y provocaba que mil ideas de perversión vinieran a mi cabeza. Sabía que leía relatos eróticos, y que le era infiel con frecuencia a su novio, y encima no había tenido pudor en confesárselo a un desconocido. Estaba convencido que tenía que ingeniármelas para sacar esa putita que estaba seguro llevaba dentro aquella chica. Sólo de pensarlo me estaba excitando, casi notaba mi erección apretando en mis pantalones.

Verónica: jaja no me consuela, todos sois iguales, sólo sabéis pensar con la punta de…

Javier: no creo que sea así. Pero de todas formas tú has confesado ser igual, no creo que haya nada de malo en divertirse un poco. Una cosa son los sentimientos que puedas tener hacia tu pareja y otra la vida sexual de cada uno ¿no?

Verónica: buen argumento.

Javier: Ya ves, todo un experto en salvar mi moral de las infidelidades.

Tenía que dar un paso más, necesitaba arriesgar para conseguir saber si Verónica era tan putita como podía parecer. Arriesgarlo todo a una, o nada, pero con sutileza sin despertar demasiada sospecha. Tenía que llevar la conversación hacia otro sitio, debía tantear las posibilidades.

Javier: Por cierto, creo que sé de qué nos podemos conocer. ¿Conoces la página de Todorelatos?

Verónica: Emm, si la conozco.

Javier: ¿escribes allí o algo? Puede que haya leído algo tuyo y te haya agregado no sé no lo recuerdo bien.

Verónica: NO, no escribo nada. Conozco la página desde hace poco. ¿Tú escribes?

Javier: Sólo escribí un relato, pero con otra cuenta que di de baja, contaba una historia personal y tuve cierto miedo a ser descubierto. Sí, sé que es una tontería pero supongo que el cargo de conciencia pudo conmigo. Quizás tú si leíste mi relato no se…

Verónica: Puede, quizás.

Javier: ¿sueles entrar mucho?

Verónica: a veces sí, pero tampoco demasiado.

Javier: Yo conozco la página desde hace años, y la verdad, es que hay algunos relatos realmente  buenos jeje. Algunos son bastante excitantes jeje.

Verónica: jajaja. ¿De eso se trata no?

Javier: Bueno sí, jajaja hay veces que en época de abstinencia… hay que usar otros recursos jajaja

Verónica: No concibo la abstinencia, pero sí es interesante leer de vez en cuando ese tipo de historias. No viene mal para dormir tranquila jaja. Mi madre siempre me dijo que era importante descansar bien.

Había resultado. Verónica estaba cayendo en mi juego, revelándome aspectos de su vida sexual, y eso me encantaba hacía que me excitara aún más. Necesitaba hacer esa putita mía. Mil ideas rondaban mi cabeza. Necesitaba desviar algo la atención no podía delatarme debía tratar la situación con delicadeza pero necesitaba someter a esa putita.

Javier: ¿y vives con tu familia?

Verónica: sin con mis padres, y mi hermana pequeña.

Javier: ¿ah tienes una hermana pequeña?

Verónica: Bueno si pero no es tan pequeña, tiene 16 años, cumplirá 17 en un mes.

Javier: oye ¿podría ver alguna imagen tuya?

Verónica: lo siento pero no tengo fotografías aquí.

Javier: vaya una pena, si quieres podríamos poner las webcam aunque sólo fuera unos segundos. No sé, es que me resulta extraño no ponerle cara, no ponerle una imagen a la persona con la que hablo.

Verónica: bueno está bien, pero la ponemos ambos y sólo unos instantes, no me agradan estas cosas.

Javier: ok, está bien.

No pregunten por qué pero no pude evitar grabar la imagen de la chica que apareció por esa ventanilla de mi ordenador. Sabía que no era lícito, justo, pero me podían las ganas. Una idea rondaba por mi cabeza, y es que si conseguía imágenes de esa chica quizás podría usarlas contra ella. Sólo pensar que podía doblegar a aquella chica me volvía loco, sólo pensar que podría ser objeto de mis perversiones hacía que mi imaginación volase, se desbordarse. Ni siquiera he llegado a pronunciarme sobre la imagen que apareció ante mí, y he de decir que realmente me sorprendió, habría esperado cualquier cosa menos un tipo de chica así. Aparecía ante mis ojos una chica rubia, de pelo largo ojos oscuros y realmente guapa. Pero sólo podía ver desde su cuello hacia arriba, no podía ver, no podía ni siquiera intuir el cuerpo que se escapaba de mi vista.

Al menos tenía la imagen de la cara de esa chica, al menos ya tenía algo de ella, y he de decir que esa mirada, esos labios esos ojos invitaban a abandonarse a la excitación. NO podían parar de recorrer mi cabeza la imagen de esa boca devorando mi cuerpo, chupándome la polla, con una mueca de placer, la boca entre abierta soltando grandes suspiros, gemidos y gritos ahogados de placer. Si seguía así iba a volverme loco.

Javier: eres muy guapa jeje me recuerdas incluso  a mi novia.

Verónica: gracias jeje.

Javier: bueno me tomaré tu silencio respecto a mi imagen como un: “tu tampoco estás mal” jajaj, o al menos un: “no asustas demasiado”.

Verónica: jajajaja. Tómatelo como quieras.

Javier: y.. ¿Hace mucho tiempo que no lees algún relatos de esos de los que te hablaba?

Verónica: Pues sí, algún tiempo la verdad.

Javier: entonces hace tiempo que no duermes “ tranquila” como tu dices jeje.

Verónica: Bueno una cosa no implica la otra jajaja.

Javier: jajaja ¿Hoy no piensas dormir tranquila?

Verónica: quizás, quién sabe. ¿porqué?

Javier: pues no se, quizás resulte ciertamente morboso imaginarte durmiendo tranquila.

Verónica: ¿Te da morbo saber que duermo o las cosas que he de hacer antes de dormir?

Uff esta tía iba a volverme loco, no tenía ningún pudor en seguirme la conversación, y sólo de imaginarla tendida en su cama masturbándose, retorciéndose de placer mientras leía quien sabe qué historia, me estaba poniendo muy cachondo. Imaginarla abierta de piernas, suspirándose mientras no deja de tocarse; me estaba volviendo loco. Mi erección ya era absolutamente incontrolable, necesitaba decirle a esa putita que me tenía caliente.

Javier: pues no lo voy a negar, si.

Verónica: a saber que estarás imaginando.

Javier: a lo mejor es a ti a la que le da morbo saber qué imagino. Puede que sentirte el objeto de alguno de mis pensamientos (cuya perversión desconoces y no confieso) te resulte atractivo.

Verónica: pues quizás, quién sabe.

Javier: ¿sólo quizás?

Verónica: ¿y qué es exactamente lo que estás imaginando?

Javier: no sé si debería confesarlo.

Verónica: prueba. Dicen que en el riesgo se encuentra el morbo.

Definitivamente Verónica era una auténtica puta, podía sentir cómo en el fondo se estaba poniendo cachonda, cómo realmente era una putita deseosa de escuchar las perversiones que podía estar imaginando de ella en estos momentos. Era una desconocida, y eso me atraía podía ser lo perverso que quisiera. Y después de ver esa cara no podría resistirme sólo de pensar que pudiesen excitarle mis palabras me temblaban las manos.

Javier: puede que no te esté imaginando directamente a ti, sino a qué me atrevería a hacer contigo.

Verónica: ¿y qué te atreverías a hacer?

Javier: es complicado imaginarte, sin poder haber visto tu cuerpo.

Verónica: ¿eso es una proposición?

Javier: puedes tomártelo así si quieres.

Verónica: pero ya sabes que no tengo fotografías.

Javier: podríamos volverá poner las webcams. Si quieres enfoca sólo tu cuerpo no enfoques la cara.

Verónica: Está bien. Pero espera un segundo, voy a cerrar la puerta de mi habitación, que es tarde y mi hermana duerme en la habitación de  al lado.

La imagen que apareció ante mi terminó de volverme loco. Aparecía ante mi un cuello largo, con una piel aparentemente tersa, suave. Verónica llevaba una camiseta azul algo escotada, donde resaltaban con fuerza dos tetas más grandes de las que había podido imaginar. Se antojaban absolutamente apetecibles, aprisionándose contra la camiseta y dibujando una silueta perfecta. Esa chica estaba delgada, quizás demasiado, pero no lo podría afirmar con absoluta seguridad, puesto que estaba sentada en un sillón de ruedas de color negro, con las piernas ligeramente abiertas y sus manos en el teclado. Llevaba un pantalón relativamente ancho, parecía como de pijama o chándal, de esos en los que el elástico se ajusta a la cintura, y la camiseta azul se levantaba un poquito sobre su pantalón dejando ver parte de su abdomen y su ombligo. El cuerpo de Verónica era una auténtica tentación.

Tenía que conseguir que ese cuerpo se retorciese, que esa puta se pusiese cachonda y fuese mía, y ya había dado el primer paso. Volví a repetir la misma operación que en la vez anterior cuando Verónica me había mostrado su cara, y comencé a grabar esta vez la imagen que de su cuerpo se proyectaba.

Javier: un cuerpo sugerente, casi tan perfecto como tu cara.

Verónica: gracias. Bueno ya tienes la imagen, ahora sólo te queda contarme que es lo que pasaba por tu imaginación.

Javier: ¿y qué he de decir ahora exactamente?

Verónica: tú sabrás que estás pensando.

Javier: quizás en la piel que se esconde tras esa camiseta azul. Esa piel que debería estar recorriendo con la yema de mis dedos, Quizás debería quitarte esa camiseta y tumbarte de espaldas a mí, sentándome a horcajadas sobre tus piernas.

Verónica permanecía impasible a mis palabras sin un solo movimiento, con las manos posadas sobre el teclado.

Verónica: suena bien

Javier: recorrer esa espalda con mis manos, desde la zona lumbar hacia arriba, en una caricia ascendente haciendo presión con mis pulgares sobre la piel de tu espalda. Dejar caer mi cuerpo sobre ti, para que sientas la piel de mi pecho cayendo sobre ti, su calor, y posar mis labios levemente en tu nuca, muy suave muy suave. Rozar con mis labios esa nuca, y separarlos poco a poco para soplar levemente sobre ella y sentir como tu piel se eriza al contacto de mi pequeño suspiro.

Te encoges en un pequeño movimiento. Y sigo soplando a través de tu columna en dirección descendente mientras agarro tus muñecas con fuerza y las llevo hacia la cama, extiendo tus brazos en cruz sobre ella. Y al llegar a esa zona lumbar, me atrevo a sacar la punta de mi lengua y a recorrer esta vez tu espalda en sentido ascendente por tu columna, experimentando como se humedece tu piel al paso de mi lengua.

Veía esta vez como las piernas de Verónica se movían inquietas, incluso con algún pequeño espasmo. ¿se estaría excitando? Me encantaba verla en aquella situación.

Verónica: suena bastante bien, pero no te pares .

Javier: te daría la vuelta y quedaría igualmente sentado a horcajadas sobre ti. Para besar esta vez tu cuello, morderlo atraparlo entre mis dientes y succionar levemente para sentir como sueltas un pequeño suspiro. Subir hacia el lóbulo de tu oreja y atraparlo entre mis dientes, lamerlo con la lengua y susurrarte al oído que me vuelves loco. Mientras mi cuerpo se pega al tuyo, me abrazas con fuerza con tus piernas y tus uñas se clavan en mi espalda. Nuestros cuerpos se frotan se sienten, y la excitación aumenta.

Veía como las piernas de Verónica se habían abierto un poquito más, sabía que estaba cachonda sólo esperaba que se atreviese de una vez  a dejarse lleva. Soltó una de sus manos del teclado y la llevó  hacia su pierna derecha dejándola casi a la altura de la ingle.

Javier: mirarte a los ojos y sentir tu excitación, sentir tu humedad, y besarte desesperadamente mordiéndote los labios. Quita esa mano de tu pierna y acaríciate, se que estas cachonda, hazlo

La mano de Verónica se introdujo dentro de sus pantalones, y esa imagen pudo conmigo realmente esa puta estaba cachonda y se iba a masturbar para mi mientras no pararía de decirle cuantas cosas se me ocurriesen. Todo estaba saliendo según lo había previsto, se estaba tocando para mi y tenía guardado el vídeo. Vídeo que podría utilizar para aprovecharme de esa putita.

Javier: bajar los labios por tus hombros tus clavículas, y llegar hasta esas tetas preciosas, que me encantaría poder besar morder esos pezones mientras las acaricio con mi mano. Sacar la punta de mi lengua y lamer en círculos rápidos y enérgicos ese pezón, mientras una de mis manos se posaría sobre tu coño haciendo presión sobre él, pero sin moverse solo dejando que sintieses sobre tu coño el calor de mis dedos.

La mano de Verónica se movía cada vez con mayor rapidez, sus piernas estaban mas abiertas y su otra mano acariciaba con fuerza una de esas enormes tetas que estaba deseando comer. Esa guarra estaba muy cachonda.

Javier: Vamos putita eso es no dejes de tocarte, sé que estas muy cachonda umm te gusta ehh? Vamos quítate esa camiseta, quiero ver esas tetas que escondes ahí debajo.

Verónica se quitó la camiseta, no llevaba sujetador, y aparecieron dos tetas perfectas, con los pezones pequeños pero oscuros y con apariencia de estar muy duros, y se las acarició mientras no podía dejar de mirarla.

Verónica: Joder que cachonda me has puesto, sigue por favor.

Javier: eres una putita, sé que te encanta sentirte sucia, no puedes dejar de tocarte. Eres una puta que no puede conformarse con la polla de su novio, porque necesitas que te follen todos los días.

De esas tetas preciosas seguiría bajando con mis labios por tu abdomen, hasta llegar a tus caderas, lamiendo la piel con mi lengua. Bajaría a la zona interior de tus muslos, desde la rodilla hacia arriba recorriéndolos con mi lengua hasta llegar a tu ingle. Lamerla suavemente, haciendo que aumente la tensión, hasta que no puedes más me coges del pelo y me llevas la cabeza a tu coño.

Saco mi lengua y empiezo a lamerlo suave muy profundo en un movimiento vertical de arriba abajo. Mientras subo una de mis manos y abro tus labios con dos deditos. Y esos movimientos verticales de lengua se transforman en movimientos circulares, cada vez más rápidos concentrándose en la zona superior de tus labios en tu clítoris que incluso me atrevo a rozar con mis dientes. Esos deditos que antes abrían tus labios se unen ahora para penetrar tu coñito y sentir su humedad. Te penetran doblados hacia arriba para acariciar la zona interior superior de ese coño mientras no dejo de lamer. Empiezas a gemir como una puta no puedes más te encanta, y mueves tus caderas con fuerza arqueas tu espalda pero mi boca no se separa de ti.

Verónica se había quitado los pantalones y estaba completamente abierta de piernas sobre el sillón acariciándose con fuerza con una mano, mientras se metía los dedos con .polla muy dura, casi que me correría sin tocarme de cómo me tenía esa putita.

Javier: y cuando sintiese esos pequeños espasmos, separaría mis labios de tu coño y subiría a besarte desesperado, haciendo que aumente la tensión frotando mi cuerpo contra el tuyo. Para sin previo aviso coger mi polla y jugar con mi glande sobre tu coñito recorriéndolo superficialmente, mientras tú en movimientos inútiles tratas de que te penetre. Hasta que te penetro con fuerza y empiezo a mover mis caderas en círculos a la vez que no dejo de bombear sobre tus caderas.

No quiero que me contestes, vamos putita no quiero que pares de tocarte.

Te pondría a cuatro patas sobre la cama y dejaría caer mi pecho sobre tu espalda para penetrarte con fuerza y llevar una de mis manos a tu coño para acariciar con un dedito tu clítoris mientras no paro de penetrarte cada vez con más fuerza. No paras de gritar estás muy cachonda siento pequeños espasmos, siento como los músculos de tu coñito se aprietan a mi hasta que te corres como una loca, como la putita que eres.

Verónica estaba como poseída se movía como loca en el sillón, estaba realmente cachonda su mano frotaba su coño con fuerza, sus caderas no dejaban de moverse, su espalda se arqueaba, podía notar incluso gotas de sudor cayendo por su cuerpo, hasta que no pudo más y se corrió para mi.

Rápidamente desconectó la webcam (pero yo tenía el video bien guardado en mi ordenador).

Verónica: buff, eres muy bueno.

Javier: y tú eres una verdadera putita que no puede vivir sin una buena polla diaria.

Verónica: No te pases, imbécil.

Javier: me paso lo que quiero.¿ Qué pasa no te gusta reconocer que eres una puta? Sé que lo estabas deseando desde el principio.

Verónica: vete a la mierda chaval adiós.

Javier: Antes de irte quiero enviarte un regalo.

Verónica: ¿qué dices?

Javier: abre tu correo electrónico.

Había editado los dos videos que tenía de verónica (el de su cara y el de la masturbación), y se los había enviado al correo.

Verónica: Eres un hijo de puta, un desgraciado, pienso denunciarte.

Javier: difícilmente podrías denunciarme si ni siquiera sabes quién soy. No obstante, para cuando lo hubieras hecho este vídeo se habría difundido por toda Málaga.

Verónica: ¿qué coño quieres de mi? No pienso someterme a tus chantajes.

Javier: calla. Harás lo que tengas que hacer y punto. Te ha encantado hacer eso conmigo lo sé, y a partir de este momento no te faltará esa polla que necesitas para ser feliz a diario. Quiero verte, quiero conocerte. Mañana estas a las 6 de la tarde en el centro comercial, frente a la Rosaleda.

Verónica se desconectó, y tuve la incertidumbre de si aquello había resultado. No pude evitar masturbarme esa noche pensando en ese cuerpo de verónica, viendo su vídeo una y otra vez y repasando en mi mente cada una de las cosas que tenía pensado para ella si todo iba bien.

Al día siguiente a las 6 en punto de la tarde ambos estábamos en la puerta del centro comercial. Todo había resultado al menos en principio ella estaba allí. He de decir que la visión fue espectacular, venía vestida con una camiseta de tirantes roja, donde se adivinaban esas tetas preciosas que había visto la noche anterior. Unos pantalones vaqueros ajustados a su cintura y muy ceñido a sus piernas que dibujaban una absoluta perfección de silueta. Esta buenísima, y ella lo sabía.

Me miró con desprecio y me saludó con un simple “hola”. La invité a seguirme  y nos sentamos en una mesa de una cafetería, algo apartada lejos de la indiscreción de posibles miradas.

Verónica: ¿qué quieres de mi?

Javier: lo que cualquier hombre querría, solo con ver ese cuerpo y esa cara de putita que tienes.

Verónica: eres un cabrón.

Javier: lo seré, pero bien que disfrutastes como una perra anoche mientras leías mis palabras.

Verónica: pero yo no sabía que lo estabas grabando.

Javier: eso no implica que no lo disfrutases. Tengo tu video, de modo que tienes dos opciones o te sometes a lo que yo quiera por las buenas, o lo haces por las malas, es simple.

Verónica: ¿si me follas borrarás los videos?

Javier: jajajaja. Puedo follar con mi novia cuando quiera, no borraría los videos desaprovechando la oportunidad de convertirte en mi putita, por un simple polvo contigo. Me gusta jugar, y tú serás obediente en este juego, no tienes otra opción. Y ahora te levantarás de la silla y me seguirás.

Me levanté de mi silla y me dirigí a los servicios de la cafetería, mientras dejaba allí a Verónica sentada. Me metí en los servicios de caballeros, con la duda de si Verónica aparecería o no. En apenas dos minutos tenía a Verónica frente a mis ojos.

Javier: Bien putita, sabía que entenderías el mensaje.

Ella no decía nada sólo me miraba a los ojos. La agarré de las caderas y la atraje hacia mí en aquel pequeño habitáculo. Cogí una de mis manos y la llevé hacia mi entrepierna para que sintiera mi polla crecer bajo el pantalón. Introduje mi mano en uno de los bolsillos de mi chaqueta sacando una pequeña cámara digital.

Verónica: ¿qué haces? ¿porqué llevas una cámara?

Javier: shhh, no te he dado permiso para hablar putita. Quiero que me comas la polla, sé que en el fondo lo estás deseando .

Verónica me miró con cara de repugnancia, pero me fue absolutamente indiferente. Se arrodilló sobre mí, desabrochó mis pantalones y bajó mis bóxers. Mi polla erecta quedó frente a ella, quien la introdujo en su cálida y húmeda boca. Permaneció quita y mirando hacia abajo. Agarré su pelo y la obligué a iniciar el movimiento. Empezó a lamer mi polla de arriba abajo recorriéndola con la punta de su lengua, y bajando hasta mis huevos para lamerlos también. Esa putita la chupaba de miedo.

Subió una de sus manos y comenzó a masturbarme mientras no dejaba de lamer mi glande haciendo movimientos circulares con la lengua, hasta rozándola con los dientes haciendo que me estremeciera. En ese mismo instante comencé a grabar la escena, la agarré con fuerza de los pelos  y la obligué a mirar hacia arriba, a mirarme a los ojos.

Javier: Vamos putita se que te encanta esta polla, no pares de chuparla.

Verónica aumentó el ritmo, no paraca de lamer. La obligué a dejar de hacerlo, y se puso de pié a escasos centímetros de mi. Desabroché su pantalón e introduje una mano entre sus braguitas.

Javier: ummm estás muy mojada putita, ¿esto te pone cachonda ehh? CONTESTA

Verónica: Si hijo de puta, fóllame quiero sentir esa polla dentro de mí.

Bajé con fuerza los pantalones de verónica y casi que arranqué sus braguitas para ponerla mirando hacia la pared con medio cuerpo inclinado y las manos apoyadas en ella. Y la penetré con fuerza, mientras la muy putita no puedo evitar soltar un gritito de placer. Comencé a penetrarla con fuerza, acompañando la situación con sus gemidos  y el choque de mis caderas contra su culo.

Verónica: uff sigue cabrón, fóllame no pares uhhmmm joder.

Saqué mi polla de su coño y la puse sobre su culito.

Verónica: ¿qué haces?, por favor el culo no

Ignoré sus súplicas y con fuerza comencé a penetrar ese culito, sintiendo como se abría al paso de mi polla. Gritaba con fuerza de dolor. Y empecé a bombear suavemente, sintiendo como ese culo apretaba con demasiada fuerza mi polla, me encantaba esa situación los movimientos se aceleraron y sus gritos de dolor fueron transformándose ligeramente.

Verónica: uhhmmm, ufff vamos no pares nene. Rómpeme el culo, rómpele el culo a tu putita.

Los movimientos se hicieron agresivos mientras con una mano sostenía la cámara y no dejar de grabarla y con la otra trataba de acariciar sus tetas. No podía más necesitaba llenar de leche a esa putita. La saqué con rapidez le dí la vuelta y sin tiempo de reacción me corrí sobre su cara y su pelo, salpicando parte de su ropa.

Verónica: Eres un hijo de puta, mira como me has puesto.

Javier: shhh, cuida ese lenguaje putita, no olvides que sigo mandando yo.

Verónica: pero sigue, por favor, necesito más, aún no terminé

Javier: shhh, ahora irás a casa conectarás el ordenador y harás lo que yo te diga.

Salí de aquel baño dejando a Verónica con los pantalones bajados allí dentro, sólo y con cierta indignación por no haber satisfecho todo su deseo sexual. Camino hacia casa una idea me rondaba la cabeza, ahora aún si cabe tenía mas argumentos con los que poder utilizar, a la que se estaba convirtiendo en mi putita. Pero yo quería ir más allá. Cuando llegué a casa encendí el ordenador y entré de nuevo en esa cuenta de correo alternativa, esa que me había permitido conocer a Verónica, y ella estaba allí esperándome tal y como le había dicho, pero no entablé ninguna conversación con ella.

Cogí mi cámara, aquella con la que había grabado el video en los baños poco tiempo atrás, introduje el video en mi ordenador  y comencé a evitarlo. Inmediatamente Le envié el video a Verónica. Y comencé una conversación con ella.

Javier: putita abre tu correo electrónico.

Verónica: ¿qué me enviastes?

Javier: no preguntes sólo ábrelo.

Verónica: ¿porqué me envías este video?, ya se que si no accedo  a tus peticiones los usarás contra mí.

Javier: ¿Estás sola en casa?

Verónica: no, está mi madre abajo en el sótano, y mi hermana en su habitación.

Javier: bien, quiero que enciendas la webcam de tu ordenador. Tenía la imagen de verónica delante de mi.

Javier: bien ahora quiero que reproduzcas el video en tu ordenador, y enciendas los altavoces. Cuando estés reproduciéndolo quiero que dejes todo como está y salgas de tu casa te quiero fuera. Pero asegúrate de que el video se queda reproduciendo y con los altavoces protegidos.

Verónica: Estás loco, podría verlo mi madre o mi hermana.

Javier: muy bien putita, quiero saber cómo reaccionaría tu hermana pequeña cuando vea lo puta que es su hermana mayor.

Verónica: estás loco, no haré eso, déjala en paz, ella no tiene nada que ver en esto.

Javier: shhh, recuerda que esos mismos videos lo podrían ver muchas mas personas si yo quisiera (entre ellas tu hermana). Así que harás lo que yo te diga putita. Además  y Salir dejarás encendida la webcam de tu habitación, quiero ver su reacción.

Verónica siguió las instrucciones que le había dado, puso el video y salió de la habitación. Quedé expectante, esperando impaciente. Pasaron algunos minutos y nada parecía alterar la situación. De repente apareció ante mis ojos la imagen cortada de una chica rubia de pelo largo también, delgadita de ojos marrones, color miel (debía ser su hermana) que quedó mirando fijamente la pantalla del ordenador…